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“La seguridad se garantiza con el diálogo y no con la fuerza”. Aprobado Tratado antinuclear. La voz de la Santa Sede

RV | 11/07/2017


 

Las Naciones Unidas han adoptado formalmente un tratado que prohíbe el uso de armas nucleares, hasta la fecha las únicas sin un preciso documento que las prohíba. El tratado ha sido aprobado por 122 Países, pero las potencias nucleares como los Estados Unidos y los Países de la OTAN no han participado en las votaciones, y han definido “ingenuos” e “inalcanzables” los objetivos, sobre todo, en un momento en el que Corea del Norte amenaza con lanzar misiles nucleares contra otros territorios. Nuestro colega Fabio Colagrande conversó con mons. Silvano Maria Tomasi, secretario delegado del Dicasterio vaticano para el desarrollo humano integral:

Esta votación, muy importante, es un nuevo paso en la búsqueda de la paz. Desde hace unos años se estaba trabajando en esto por parte de algunos Estados, incluida la Santa Sede, para llegar a prohibir no solamente el uso sino también la posesión de armas nucleares. Este camino se inició con el encuentro de Viena de noviembre de 2014, cuando con un mensaje del Papa Francisco se insistió que no es más razonable hacer depender la seguridad de la posesión de armas nucleares; adquirir y poseer armas nucleares o dispositivos explosivos nucleares ¡es verdaderamente inaceptable! Y con este Tratado no se puede hacer más.

Preguntamos a mons. Tomasi ¿Por qué la Santa Sede y también los obispos europeos, los obispos norteamericanos, son contrarios al principio de disuasión que hasta ahora ha siempre justificado la posesión de armas nucleares? ¿Por qué este principio no es más válido?

Durante la guerra fría, la disuasión fue aceptada como una solución para establecer un equilibrio que previniese el uso práctico de las armas atómicas. Las circunstancias han cambiado: no obstante el “Non Proliferation Treaty”, el Tratado de No Proliferación, hay algunos Países que han sumado la bomba atómica a sus arsenales, como Paquistán, India, Israel y ahora Corea del Norte. Tenemos que tener en cuenta que esta amenaza recíproca de muerte no es el camino que debe tomar la familia humana; el camino a seguir es aquel de la colaboración y de buscar un diálogo permanente a través de estructuras internacionales eficaces. La seguridad se garantiza con el diálogo y no con la fuerza.

(RC-RV)