Servicio diario - 12 de julio de 2017


El Papa invita a los catequistas a ser creativos y buscar las formas para anunciar a Cristo
Redacción

Francisco acepta tres renuncias episcopales y hace dos nombramientos
Redacción

Cardenal Sandri inicia la visita a Ucrania, en la cruz de Maidan y en el memorial del Homolodor
Sergio Mora

Croacia: en breve los resultados de la comisión histórica sobre el cardenal Stepinac
Marina Droujinina

Ojalá todos fueran así
Felipe Arizmendi Esquivel

Beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago – 13 de julio
Isabel Orellana Vilches


 

12 julio 2017
Redacción

El Papa invita a los catequistas a ser creativos y buscar las formas para anunciar a Cristo

Mensaje enviado al Simposio Internacional de Catequética que se desarrolla del 11 al 14 de julio en Buenos Aires

(ZENIT – Roma, 12 Jul. 2017).- El papa Francisco envió un mensaje a los participantes del Simposio Internacional de Catequética que se desarrolla desde ayer martes 11 de julio hasta el viernes 14, recordándoles que ser catequistas “no es un trabajo” sino que “es un don”, e invitándolos “a ser creativos”, y “buscar diferentes medios y formas para anunciar a Cristo”. El simposio se está realizando en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), en el barrio de Villa Devoto, informó la agencia de noticias Aica.

El texto del mensaje fue difundido hoy por la Oficina de prensa de la Santa Sede. El encuentro tiene como tema: “Bienaventurados los que creen” y cuenta entre los conferencistas con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo Luis Francisco Ladaria sj., y el secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. José Ruiz Arenas.

 

A continuación el texto de la misiva

A Su Excelencia Mons. Ramón Alfredo Dus, Arzobispo de Resistencia,
Presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica

Vaticano, 5 de julio de 2017

Querido hermano:

Un cordial saludo a vos y a todos los que participarán en los diferentes encuentros de formación que ha organizado la Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica.

San Francisco de Asís, cuando uno de sus seguidores le insistía para que le enseñara a predicar, le respondió de esta manera: «Hermano, [cuando visitamos a los enfermos, ayudamos a los niños y damos comida a los pobres] ya estamos predicando». En esta bella lección se encuentra encerrada la vocación y la tarea del catequista.

En primer lugar, la catequesis no es un «trabajo» o una tarea externa a la persona del catequista, sino que se «es» catequista y toda la vida gira entorno a esta misión. De hecho, «ser» catequista es una vocación de servicio en la Iglesia, lo que se ha recibido como don de parte del Señor debe a su vez transmitirse.

De aquí que el catequista deba volver constantemente a aquel primer anuncio o «kerygma» que es el don que le cambió la vida. Es el anuncio fundamental que debe resonar una y otra vez en la vida del cristiano, y más aún en aquel que está llamado a anunciar y enseñar la fe. «Nada hay más sólido, más profundo, más seguro, más denso y más sabio que ese anuncio» (Evangelii Gaudium, 165).

Este anuncio debe acompañar la fe que está ya presente en la religiosidad de nuestro pueblo. Es necesario hacerse cargo de todo el potencial de piedad y amor que encierra la religiosidad popular para que se transmitan no sólo los contenidos de la fe, sino para que también se cree una verdadera escuela de formación en la que se cultive el don de la fe que se ha recibido, a fin de que los actos y las palabras reflejen la gracia de ser discípulos de Jesús.

El catequista camina desde y con Cristo, no es una persona que parte de sus propias ideas y gustos, sino que se deja mirar por él, por esa mirada que hace arder el corazón. Cuanto más toma Jesús el centro de nuestra vida, tanto más nos hace salir de nosotros mismos, nos descentra y nos hace ser próximos a los otros.

Ese dinamismo del amor es como el movimiento del corazón: «sístole y diástole»; se concentra para encontrarse con el Señor e inmediatamente se abre, saliendo de sí por amor, para dar testimonio de Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús.

El ejemplo nos lo da él mismo: se retiraba para rezar al Padre e inmediatamente salía al encuentro de los hambrientos y sedientos de Dios, para sanarlos y salvarlos. De aquí nace la importancia de la catequesis «mistagógica» que es el encuentro constante con la Palabra y con los sacramentos y no algo meramente ocasional previo a la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana. La vida cristiana es un proceso de crecimiento y de integración de todas las dimensiones de la persona en un camino comunitario de escucha y de respuesta (cf. Evangelii Gaudium, 166).

El catequista es además creativo; busca diferentes medios y formas para anunciar a Cristo. Es bello creer en Jesús, porque él es «el camino, y la verdad y la vida» (Jn 14, 6) que colma nuestra existencia de gozo y de alegría. Esta búsqueda de dar a conocer a Jesús como suma belleza nos lleva a encontrar nuevos signos y formas para la transmisión de la fe.

Los medios pueden ser diferentes pero lo importante es tener presente el estilo de Jesús, que se adaptaba a las personas que tenía ante él para hacerles cercano el amor de Dios. Hay que saber «cambiar», adaptarse, para hacer el mensaje más cercano, aun cuando es siempre el mismo, porque Dios no cambia sino que renueva todas las cosas en él. En la búsqueda creativa de dar a conocer a Jesús no debemos sentir miedo porque él nos precede en esa tarea. Él ya está en el hombre de hoy, y allí nos espera.

Queridos catequistas, les doy las gracias por lo que hacen, pero sobre todo porque caminan con el Pueblo de Dios. Los animo a que sean alegres mensajeros, custodios del bien y la belleza que resplandecen en la vida fiel del discípulo misionero.

Que Jesús los bendiga y la Virgen santa, verdadera «educadora de la fe», los cuide.

Y, por favor, no se olviden de rezar por mí.

Francisco.

 

 

12/07/2017-10:47
Redacción

Francisco acepta tres renuncias episcopales y hace dos nombramientos

(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 12 Jun. 2017).- El papa Francisco aceptó tres renuncias episcopales e hizo dos nombramientos, en Brasil y Argentina. Lo informó este miércoles la Oficina de prensa de la Santa Sede.

Renuncia del obispo de Petrolina (Brasil)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Petrolina (Brasil), presentada por S.E. Mons. Manoel Dos Reis De Farias.

Renuncia y sucesión del obispo de Luziânia (Brasil)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Luziânia (Brasil), presentada por S.E. Mons. Afonso Fioreze C.P. Le sucede S.E. Mons. Waldemar Passini Dalbello, hasta ahora obispo coadjutor de la misma diócesis.

Renuncia y sucesión del arzobispo de Bahía Blanca (Argentina)
El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Bahía Blanca (Argentina), presentada por S.E. Reverendísima Mons. Guillermo Garlatti. Le sucede S.E. Reverendísima Mons. Carlos Alfonso Azpiroz Costa, O.P., hasta ahora obispo coadjutor de la misma archidiócesis.

 

 

12/07/2017-10:17
Sergio Mora

Cardenal Sandri inicia la visita a Ucrania, en la cruz de Maidan y en el memorial del Homolodor

(ZENIT – Roma).- En el día de san Bernardo patrono de Europa, el cardenal Leonardo Sandri prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales inició su gira en Ucrania, para recorrer por encargo del Santo Padre las zonas del conflicto.
El purpurado visitará entre el 11 y el 17 de julio, las ciudades de Kiev, Kharkiv, Kramatorsk, urbe alcanzada por misiles en 2015 y Slovyansk. Asimismo visitará la ciudad de Zarvanytsia, importante lugar de peregrinaje de los fieles ucranianos.
En ellas se encontrará con refugiados y desplazados víctimas del conflicto que afecta a esta nación.
“Con muchísima esperanza viajo a Ucrania para llevar a ese querido pueblo la palabra del Papa, de afecto, presencia y cercanía”, explicó el cardenal Sandri a Radio Vaticano antes de partir. Un viaje, dijo, para “llevar el consuelo, el óleo de la consolación que nos da el Evangelio”.
El Ucrania fue recibido por el nuncio apostólico, Mons. Claudio Guggerotti, el arzobispo Sviatoslav Shevchuk, miembros del clero y algunos sacerdotes greco-católicos. En el primer día fue a Maidan, donde rezó delante de la gran cruz circundada por retratos de las víctimas de los combates de inicios de 2014. Allí depositó una corona de flores y encendió una vela.
A continuación la delegación fue al memorial de Holomodor, que recuerda la carestía forzada decidida entre 1929 y 1933 por Stalin, en la que murieron por inanición siete millones de personas tras la confiscación de los alimentos de la población. Stalin además se enriqueció vendiendo al mercado exterior el trigo de Ucrania. Crimen contra la humanidad que había sido oficialmente silenciado hasta el 2003. Se recordó también el mensaje de san Juan Pablo II en el 70º aniversario del Homolodor.
En 2016 el Papa había enviado a otra delegación presidida por el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin para que durante el viaje de cinco días en Ucrania analizara la situación.

 

 

12/07/2017-16:28
Marina Droujinina

Croacia: en breve los resultados de la comisión histórica sobre el cardenal Stepinac

(ZENIT – Roma, 12 Jul. 2017).- La comisión mixta serbio-croata instituida un año atrás por iniciativa del papa Francisco, para profundizar la verdad histórica sobre el cardenal croato Alojzije Stepinac (1898-1960), publicaría su documento final antes de final del verano europeo, o sea hacia el mes de octubre, según informó la web de Il sismografo, cercana al Vaticano.
La última reunión de la comisión compuesta por cinco representantes de la Iglesia católica de Croacia y cinco de la Iglesia ortodoxa serbia, bajo la presidencia del padre Bernard Ardura, presidente del Consejo Pontificio de las ciencias históricas, tuvo lugar hoy miércoles en el Vaticano.
En el documento final, los expertos se pronunciarán sobre el rol del cardenal Stepinac durante la dictadura oustachi de mandatario Ante Paveli?, líder del Estado
independiente de Croacia durante la Segunda guerra mundial.
Durante varios años se había difundido la acusación de que el cardenal habría colaborado con la dictadura cercana a Hitler. Para la Iglesia croata, las acusaciones
contra el cardenal Alojzije Stepinac fueron solo calumnias propagadas por el comunismo.
La comisión tiene el encargo de efectuar un trabajo de investigación histórica basada en los archivos serbios, croatas y vaticanos. Los expertos no deben juzgar el tema de la beatificación del cardenal martirizado por el régimen comunista, la cual fue realizada por Juan Pablo II en 1998, sino el tema histórico.

 

 

12/07/2017-06:11
Felipe Arizmendi Esquivel

Ojalá todos fueran así

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

VER
En un vuelo reciente, en el asiento delantero al mío, iba un matrimonio con tres hijos. Uno como de nueve años, muy tranquilo y sin dar mayores preocupaciones; una niña como de seis años, inquieta y preguntando por todo; y una pequeñita como de año y medio, que no dejaba en paz a sus papás: moviéndose de aquí para allá, caprichuda, que todo se le antojaba y nada le gustaba, sin importarle los demás pasajeros. Pero lo que quiero resaltar es la actitud de los papás: serenos, tranquilos, atendiendo a cada uno de los hijos; nada de gritos ni golpes. Y sobre todo la actitud del papá: ayudando en todo a la mamá, cargando a la pequeñita, con cariño y ternura, con paciencia y comprensión. Y la niña mediana, accediendo a los gustos de la pequeña. En fin, una familia normal, pero muy bonita, muy integrada, con la figura serena y madura del papá, que nunca relegaba todo a la mamá, sino asumiendo su papel de padre.
En otro vuelo, igual, delante de mí venían el papá con una de las hijas, como de seis años, y la mamá con otra como de nueve años. Lo que más me sorprendió ver el cariño de las hijas con sus padres, que reflejaba la confianza que éstos han generado en ellas. Yo veía de reojo al papá que les trataba con mucho cariño, atento siempre a lo que preguntaban o querían, manifestándoles mucho afecto, que era bien correspondido. Pareciera que iban juntos de vacaciones, con ilusión y armonía. Una de las hijas “se comía a besos” a su mamá. Y yo pensaba: Ojalá así fueran todos los matrimonios.
Lamentablemente, en muchos hogares sucede todo lo contrario. Un papá ausente, violento o borracho; una mamá saturada de quehaceres, malhumorada por tantas responsabilidades que le dejan, preocupada por la poca respuesta de sus hijos. Estos no se sienten a gusto en su casa y forman pandillas donde encuentran comprensión y apoyo; o tienen que trabajar desde pequeños, a veces limpiando parabrisas en las esquinas, aunque esté lloviznando. Se te desmorona el alma cuando ves estas escenas, que no podemos plenamente remediar. Una moneda sirve de algo, pero el problema familiar es muy profundo.

PENSAR
El Papa Francisco nos ofreció su Exhortación Amoris laetitia, que recomiendo ampliamente, “en primer lugar, como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia. En segundo lugar, porque procura alentar a todos para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo” (5).
“En el horizonte del amor, central en la experiencia cristiana del matrimonio y de la familia, se destaca también otra virtud, algo ignorada en estos tiempos de relaciones frenéticas y superficiales: la ternura” (28).
“Esa persona que vive con nosotros lo merece todo, ya que posee una dignidad infinita por ser objeto del amor inmenso del Padre. Así brota la ternura, capaz de suscitar en el otro el gozo de sentirse amado. Se expresa, en particular, al dirigirse con atención exquisita a los límites del otro, especialmente cuando se presentan de manera evidente” (323).
“El problema de nuestros días no parece ser ya tanto la presencia entrometida del padre, sino más bien su ausencia, el hecho de no estar presente. El padre está algunas veces tan concentrado en sí mismo y en su trabajo, y a veces en sus propias realizaciones individuales, que olvida incluso a la familia. Y deja solos a los pequeños y a los jóvenes. La presencia paterna, y por tanto su autoridad, se ve afectada también por el tiempo cada vez mayor que se dedica a los medios de comunicación y a la tecnología de la distracción” (176).

ACTUAR
Cuidemos la familia; es lo más hermoso que tenemos, y lo que más se lamenta cuando no se disfruta de un hogar armonioso y en paz. En especial, que el papá sepa combinar su autoridad, siempre necesaria y educadora, con la ternura, la comprensión, la paciencia y el cariño. Que sea capaz de sentarse a dialogar con los hijos, sean pequeños, adolescentes, jóvenes y aún mayores, no en plan de pleito y regaño sistemáticos, sino con apertura, con afecto, con serenidad, ofreciendo criterios humanos y cristianos, que les ayuden a crecer sanos y confiados, con la seguridad de que no están solos y abandonados de la vida, sino con ilusiones y con la confianza de que cuentan con alguien que les ama. Sólo así se refleja la familia que Dios quiere.

 

 

12/07/2017-04:45
Isabel Orellana Vilches

Beato Carlos Manuel Rodríguez Santiago – 13 de julio

(ZENIT – Madrid).- «Charli» pudo haberse escudado en buenas razones para no comprometerse, pero no lo hizo. Eligió al Dios que libera, dejando atrás lo que no procedía de Él, y la huella de su generosidad en multitud de jóvenes.
Nació en Caguas, Puerto Rico, el 22 de noviembre de 1918. La raigambre cristiana heredada de sus padres caló en su corazón y en el de sus hermanos. Dos de las chicas contrajeron matrimonio, el otro varón se vinculó a la Orden benedictina y fue el primer abad de Puerto Rico, y la benjamina ingresó en la Orden carmelita fundada por la Madre Vedruna. Poco duró la dichosa y sencilla existencia de la familia Rodríguez, truncada por un incendio que les arrebató morada, trabajo y pertenencias. Carlos tenía 6 años cuando sufrieron este revés, y tuvo que alojarse en casa de su abuela, una mujer religiosa que le transmitió su piedad.
En el centro católico donde inició su formación escolar trabó amistad con las Hermanas de Notre-Dame, quienes, junto a los redentoristas, le dieron una buena educación integral. Después de recibir la primera comunión, y siendo monaguillo, se sintió llamado a consagrarse. Culminó los estudios de primer grado y se matriculó en la escuela superior pública de Caguas. En plena adolescencia se le diagnosticó una colitis ulcerosa que lo mantuvo temporalmente apartado de las aulas. No fue una enfermedad pasajera; se agravaría con el tiempo. Luego se matriculó en la universidad de Puerto Rico (UPR) de Río Piedras, pero debido a su mala salud únicamente completó el primer año. Fue oficinista en Caguas, Gurabo y en la Estación Experimental Agrícola, adscrita a la UPR. Los modestos emolumentos que percibía los destinaba a difundir artículos relacionados sobre todo con la liturgia.
Su paciente progenitor, que había visto desaparecer de un golpe todo lo que tanto trabajo le costó amasar, murió en 1940. Carlos tenía 21 años y seguía acusando los problemas derivados de su frágil constitución, aunque esta realidad no constituyó un veto para sus estudios. Dejó en los centros académicos su impronta de alumno excelente, atestiguada por sus altas calificaciones, y su loable inquietud por todas las disciplinas. Era inteligente, poseía una memoria excepcional, gran sentido del humor, y voluntad de hierro para llevar adelante lo que se proponía. Tenía la sana curiosidad de los inteligentes. Por eso le apasionaba la lectura, el arte, disciplinas como las ciencias y la filosofía, y disfrutaba con la naturaleza. Estaba dotado para la música. Aprendió prácticamente solo a tocar el piano y el órgano, que ejecutaba en la iglesia.
Promovió el Misterio Pascual entre laicos, sacerdotes y religiosos, junto al padre McWilliams. Esta acción impulsada en la universidad fue guiada por el único afán de dar a conocer a Cristo: un Círculo de Liturgia que pasaría a denominarse Círculo de Cultura Cristiana; lo sostenía con su sueldo. Nació con vocación universal, sustentado en la fe: «Necesitamos católicos despiertos al momento actual [...]. Católicos del presente, que sepan nutrirse del pasado, pero con los ojos puestos en el futuro»; era el espíritu que animaba a Carlos. Inició los «Días de Vida Cristiana» dirigidos a los universitarios entre quienes difundió la liturgia. Además, se implicó en otras asociaciones católicas como la Sociedad del Santo Nombre y los Caballeros de Colón. En 1948, junto al padre McGlone, creó el coro parroquial Te Deum Laudamus.
Era integrante de la Cofradía de la Doctrina Cristiana. Le sirvió como trampolín para nuevas acciones apostólicas dirigidas a estudiantes de diversas poblaciones, a los que estimulaba a vivir la fe en grupos que les permitían poner en común los temas esenciales. Muchos jóvenes, impactados por su generosa entrega, se convirtieron. Le hacían partícipe de sus dificultades abriéndoles su corazón con plena confianza. Este fragmento de su respuesta a un joven, que se resistía a la llamada de Cristo, pone de manifiesto su celo apostólico: «Dios, Cristo, cielo, infierno, pecado, muerte, redención, salvación, sacramentos, gracia, Resurrección, vida eterna, visión beatífica, no son mera palabrería hueca y sin sentido; no son sueños de poetas, ni hipótesis de pseudo científicos, ni especulaciones de filósofos, ni escape para frustrados; son la realidad más objetiva sostenida y respaldada con las pruebas más irrefutables en todas las órdenes –sentido común, científico, filosófico, teológico– pero sobre todo, son la revelación hecha por Aquél que es la Verdad misma, y que sabe a perfección qué dice y por qué lo dice, Él mismo ha asegurado: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida... Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no camina en tinieblas... El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no fallarán [...]’. Ahora bien, si esto es la verdad, y esto es lo que pide, exige y necesita nuestra naturaleza humana, ¿por qué esa cobardía? ¿Por qué ese escape que nos lleva a la angustia y a la frustración? ¿Por qué no decidirse de una vez para siempre? ¿Por qué no arriesgarlo todo para ganarlo todo?...».
Culminando 1962 se le diagnosticó un cáncer terminal del recto, y prosiguió actuando con la audacia y el arrojo que le caracterizaba. Aunque el final de su existencia estuvo marcado por la «noche oscura», se mantuvo firme en la esperanza. En marzo de 1963 sufrió una gravísima operación, pero poco se pudo hacer. Murió el 13 de julio de 1963. Tenía 44 años. Juan Pablo II lo beatificó el 29 de abril de 2001. El milagro para el meteórico reconocimiento de sus virtudes: la curación de un linfoma maligno No-Hodgking en 1981, que fue aprobado por el pontífice en 1999.