Servicio diario - 14 de julio de 2017


Congreso Laudato Si’ y Grandes ciudades. El Papa envía un mensaje
Redacción

La puerta del departamento del Papa tiene un cartel: “Prohibido quejarse”
Redacción

Doctrina de la Fe: ningún desacuerdo entre el Papa y el cardenal Muller
Anne Kurian

Radio Vaticano: el cardenal Barbarbarin acusado de encubrir resultó inocente
Redacción

Entrevista a Joaquín Navarro-Valls poco antes de la beatificación de Juan Pablo II
Redacción

Sembrar esperanza
Enrique Díaz Díaz

San Buenaventura – 15 de julio
Isabel Orellana Vilches

Benedicto XVI dona objetos para el museo Casa Natal Juan Pablo II
Redacción


 

14 julio 2017
Redacción

Congreso Laudato Si’ y Grandes ciudades. El Papa envía un mensaje

Se realiza en la ciudad brasileña de Río de Janeiro del 13 al 15 de julio

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 14 Jul. 2017).- El papa Francisco envió un mensaje a los participantes del congreso internacional “Laudato si’ y grandes ciudades” que se realiza en Río de Janeiro del 13 al 15 de julio. Está organizado por la Fundación “Antoni Gaudí para las Grandes Ciudades” de Barcelona, en colaboración con la arquidiócesis de Río de Janeiro, informó hoy viernes la Oficina de prensa de la Santa Sede.

A raíz de un Congreso Internacional de Pastoral de las Grandes Ciudades organizado en Barcelona-Roma el año 2014 y fruto de unas conversaciones con el papa Francisco, el cardenal emérito de Barcelona, Luis Martínez Sistach, constituyó en dicha ciudad la Fundación “Antoni Gaudí para las Grandes Ciudades” que ahora organiza este congreso en Brasil.

El mensaje del Papa está dirigido al cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo emérito de Barcelona. Y mientras el congreso de un lado quiere aplicar la encíclica escrita por el Santo Padre, proponiendo soluciones al problema del cambio climático; de otro desea sensibilizar a la gente de la responsabilidad que todos tienen de dar solución de estos problemas y humanizar la vida en las grandes urbes.

 

A continuación el texto completo

Querido hermano: Lo saludo atentamente, como también a todos los que toman parte en el evento: Congreso Internacional «Laudato si’ y Grandes Ciudades». En la Carta encíclica Laudato si’ hago referencia a varias necesidades físicas que tiene el hombre de hoy en las grandes ciudades y que necesitan ser afrontadas con respeto, responsabilidad y relación.

Son tres «R» que ayudan a interactuar de forma conjunta ante los imperativos más esenciales de nuestra convivencia.

El respeto es la actitud fundamental que el hombre ha de tener con la creación. Ésta la hemos recibido como un don precioso y debemos esforzarnos para que las generaciones futuras puedan seguir admirándola y disfrutándola. Este cuidado debemos enseñarlo y transmitirlo. San Francisco de Asís afirmaba en su Cántico a las Criaturas: «Loado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta».

En estos adjetivos se expresa la belleza e importancia de este elemento, que es indispensable para la vida. Como otros elementos creados, el agua potable y limpia es expresión del amor atento y providente de Dios por cada una de sus creaturas, siendo un derecho fundamental, que toda sociedad debe garantizar (cf. Laudato si’, 30).

Cuando no se le presta la atención que merece se transforma en fuente de enfermedades y su escasez pone en peligro la vida de millones de personas. Es un deber de todos crear en la sociedad una conciencia de respeto por nuestro entorno; esto nos beneficia a nosotros y a las generaciones futuras.

La responsabilidad ante la creación es el modo con el que debemos interactuar con ella y constituye una de nuestras tareas primordiales. No podemos quedarnos con los brazos cruzados, cuando advertimos una grave disminución de la calidad del aire o el aumento de la producción de residuos que no son adecuadamente tratados. Estas realidades son consecuencia de una forma irresponsable de manipular la creación y nos llaman a ejercer una responsabilidad activa para el bien de todos.

Además, comprobamos una indiferencia ante nuestra casa común y, lamentablemente, ante tantas tragedias y necesidades que golpean a nuestros hermanos y hermanas. Esta pasividad demuestra la «pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil» (Laudato si’, 25).

Cada territorio y gobierno debería incentivar modos de actuar responsables en sus ciudadanos para que, con inventiva, puedan interactuar y favorecer la creación de una casa más habitable y más saludable. Poniendo cada uno lo poco que le corresponde en su responsabilidad, se estará logrando mucho.

Se observa en las grandes ciudades, como también en las zonas rurales, una creciente falta de relación. Con independencia de la causa que lo produce, el flujo constante de personas genera una sociedad más plural, multicultural, que es un bien, produce riqueza y crecimiento social y personal; pero también hace que esta sociedad sea cada vez más cerrada y desconfiada.

La falta de raíces y el aislamiento de algunas personas son formas de pobreza, que pueden degenerar en guetos y originar violencia e injusticia. En cambio, el hombre está llamado a amar y a ser amado, estableciendo vínculos de pertenencia y lazos de unidad entre todos sus semejantes. Es importante que la sociedad trabaje conjuntamente en ámbito político, educativo y religioso para crear relaciones humanas más cálidas, que rompan los muros que aíslan y marginan.

Esto se puede lograr a través de agrupaciones, escuelas, parroquias, etc., que sean capaces de construir con su presencia una red de comunión y de pertenencia, para favorecer una mejor convivencia y lograr superar tantas dificultades. De esta manera, «cualquier lugar deja de ser un infierno y se convierte en el contexto de una vida digna» (Laudato si’, 149).

Encomiendo a la intercesión de la Virgen Santa, Reina de cielo y tierra, estas jornadas de estudio y de reflexión. Que su consejo y guía oriente sus decisiones en favor de una ecología integral que proteja nuestra casa común y construya una civilización cada vez más humana y solidaria. Por favor, les pido que recen por mí; y ruego al Señor que los bendiga.

Vaticano, 12 de junio de 2017

FRANCISCO

 

 

14/07/2017-14:30
Redacción

La puerta del departamento del Papa tiene un cartel: “Prohibido quejarse”

(ZENIT – Roma, 13 Jul. 2017).- “Prohibido quejarse” es el cartel que está colgado en la puerta de la habitación del papa Francisco, en la residencia Santa Marta, donde el Santo Padre reside.
Lo indicó con una foto el medio italiano Vatican Insider, del diario La Stampa, precisando que en el cartel se lee que “los transgresores están sujetos a un síndrome de victimismo con la consecuente disminución del tono del humor y de la capacidad para resolver los problemas”. El cartel impreso se lo regaló el psicólogo italiano, Salvo Noé, después de una audiencia en la plaza de San Pedro.
El divertido cartel señala que “la sanción es doble si la violación es cometida ante la presencia de niños” y concluye: “Para volverse mejor de sí mismo hay que concentrarse en las propias potencialidades y no en los propios límites, por lo tanto: deje de quejarse y actúe para hacer mejor su vida”.

 

 

14/07/2017-16:52
Anne Kurian

Doctrina de la Fe: ningún desacuerdo entre el Papa y el cardenal Muller

(ZENIT – Roma, 14 Jul. 2017).- El cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller desmintió categóricamente que el papa Francisco lo haya quitado de la dirección de la Congregación de la doctrina de la Fe por diferencias doctrinales. Son conjeturas “totalmente falsas” le confirmó hoy a ZENIT el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke.
Al concluir su mandato de cinco años, el Papa decidió no renovarlo en el cargo de prefectos que concluyó este 2 de julio. Su abandono a los 69 años, antes de la edad de retiro canónico que son los 75, hizo escribir mucho, ya que los anteriores prefectos se quedaron allí hasta dicha edad límite.
El diario online, OnePeterFive, incluso publicó el supuesto encuentro final del cardenal con el Papa, que abría dado un testimonio. Según esta fuente el Santo Padre habría preguntado al cardenal su punto de vista sobre temas de doctrina como la ordenación femenina, celibato, Amoris Laetitia, antes de poner fin a su mandato.
El cardenal indicó al diario católico alemán Die Tagespost, que al leer esto “sus ojos no podían creerlo”, que “no es verdad” y que “la conversación fue muy diferente”. Además a la agencia National Catholic Reporter, el cardenal Müller precisó que esta decisión entra en la voluntad del Papa de limitar los lugares de responsabilidad en la curia a un solo mandato.

 

 

14/07/2017-15:43
Redacción

Radio Vaticano: el cardenal Barbarbarin acusado de encubrir resultó inocente

(ZENIT – Roma, 14 Jul. 2017).- La Radio Vaticano reportó la comunicación de la diócesis de Lyon sobre el “conocimiento oficial del decreto que archiva el caso, emitido el 11 de diciembre de 2016 por el procurador de la República de Lyon a favor del cardenal Philipe Barbarín, no habiendo la investigación encontrado alguna infracción penal por parte del interesado”.
Señaló que la investigación fue abierta después de una denuncia realizada en febrero de 2016, que acusaba al arzobispo de Lyon de “no haber denunciado una agresión sexual y no haber asistido a la persona en peligro” refiriéndose a hechos imputados a un sacerdote entre 1990 y 1993.
El tribunal de Lyon decidió que no hubo “ninguna violación” porque el denunciante tenía de 17 a 20 años y porque el cardenal al encontrarlo una única vez en el 2009 le había aconsejado de “hacer la denuncia”.
La diócesis –prosigue el comunicado– desea que los medios de comunicación que “habían ampliamente retomado las acusaciones del 2016, sean movidos con la misma preocupación” sobre la decisión de los jueces de archivar la denuncia.
El cardenal al pedir respeto por los derechos y decisiones legales que a el se refieren, reitera “su profundo apoyo, la disponibilidad y la compasión hacia todas las víctimas”, indicó la radio del Papa.

 

 

14/07/2017-09:22
Redacción

Entrevista a Joaquín Navarro-Valls poco antes de la beatificación de Juan Pablo II

El día 5 de julio de 2017 fallecía en Roma el médico y periodista Joaquín Navarro-Valls, primer laico en ser portavoz del Vaticano de la historia. Le conocí un día durante la semana santa del año 1985 en la ciudad eterna. Con 23 años y después de una tertulia con él, con mi desvergüenza propia de la juventud le pedí si no le sobraba alguna acreditación de prensa para cubrir mejor los actos con Juan Pablo II esos días. Me citó a mí y a un amigo en su despacho a la mañana siguiente, y allí nos la facilitó.
28 años después le entrevisté. Esta es la completa, no publicada antes en toda su extensión. Como mi pobre tributo a un hombre elegante, gran comunicador, que mostraba una hombría de bien y una serenidad que hacían que todavía le admirases más. Él que era la sombra de un hombre polaco que cambiaría la historia del mundo. Navarro-Valls había trabajado para dos santos y un beato: Juan Pablo II, San Josemaría y el Beato Álvaro del Portillo.
La entrevista:
A la hora en que el sol está en su punto álgido, a la hora de la Virgen, las 12:00 en nuestro reloj en la Ciudad Eterna, Roma, el último día en que conmemoramos el “dies natalis” de Juan Pablo II antes de su canonización, me concede esta entrevista el Dr. Joaquín Navarro-Valls quien convivió con Juan Pablo II 22 años de su pontificado, además de ser el único laico de la historia en ocupar el puesto de Jefe de Prensa del Vaticano.

Vámonos 9 años atrás, Dr Navarro-Valls: hábleme de ese momento en que nos dejó Karol Wojtyla.
— Joaquín Navarro-Valls: Bueno, en aquel momento tenía la seguridad de que era el final de su sufrimiento.
¿Cuál es la anécdota que lleva más junto a su corazón de sus vivencias con JPII? — Joaquín Navarro-Valls: Me resulta extraordinariamente difícil sacar un recuerdo de esa masa enorme que conforma una unidad de tantísimo años con Juan Pablo II. Ahora bien, como tema recurrente estaban esas bromas personales que contaba con su buen humor. Normalmente hablábamos en el trabajo en italiano pero cuando él empezaba una conversación en español, en castellano, entonces yo sabía que era porque quería tomarme el pelo en alguna cosa; y eran unos momentos de extraordinaria naturalidad. En general no eran grandes temas de los que se hablaba con toda naturalidad. Esa es un recuerdo que conservo verdaderamente en mi corazón. Fueron muchos esos momentos en tantos años.

¿Cuál era el rasgo diferenciador de Karol Wojtyla? Cuál era su carisma, y cuál el de Juan XXIII? ¿Con qué título se canonizará a los nuevos Santos Papas? ¿De qué serán especiales intercesores? ¿Cuáles son los rasgos distintivos de la espiritualidad de JPII?
— Joaquín Navarro-Valls: Pienso que podría ser intercesor de la vida, de la vida humana, en todos sus aspectos, en todo su riqueza, en todas sus posibilidades; él era una persona enamorada de la vida, de la vida de cualquier ser humano. Toda, porque toda la vida de un ser humano tiene un sentido profundo, un sentido antropológico, filosófico; por tanto pienso que podría ser intercesor de toda la vida, más que de un aspecto específico de ella.
Sin embargo pienso que hay un rasgo que no veo suficientemente subrayado en la mayoría de las muchas biografías que se han publicado, y que era distintivo, específico de él, que era la alegría; dicho de otro modo, su sentido del humor, su buen humor. Lo he visto cuando hablábamos de temas que eran muy serios sobre la humanidad, la iglesia, las relaciones internacionales, de lo que fuera, y siempre, siempre veía el problema desde una perspectiva que era optimista: era alegre naturalmente.
¿De dónde arrancaba esta alegría? Ésta en la gran pregunta biográfica: no era un hombre simplemente con una psicología festiva, ¡no! Iba mucho más allá que todo eso, es que creía al pie de la letra y con una gran intensidad esas dos primeras líneas de la primera biografía humana que existe, del Libro del Génesis: “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”. Lo creía de tal modo que incluso en las situaciones aparentemente más dramáticas no podía olvidar ese hecho. Ahí era donde se fundaba en él esa alegría y ese buen humor que le era tan característico.

¿Puede mencionar algunos rasgos personales del nuevo santo? ¿Qué hacía llorar a Karol Wojtyla? ¿Qué música escuchaba el Papa Juan Pablo II? ¿Cuál era su sueño? ¿Con qué libro hacía oración?
— Joaquín Navarro-Valls: Llorar, yo creo que nada, porque en tantos años juntos nunca lo he visto llorar: lo he visto conmovido, lo he visto emocionado pero llorar exteriormente tengo que decir que no lo he visto nunca, ni en público ni en privado.
Él tenía un gran oído musical pero vi que lo que más le gustaba eran los cantos populares polacos. Cuando le mandaban un disco lo gozaba: eran esas cosas con esa riqueza que se conserva en todo los países en sus cantos populares, que no son más que un condensado musical de filosofía popular. En cuanto a su sueño, realmente era un hombre de muchos sueños. Uno que indudablemente estaba allí era el sueño de poder ir a China. No lo pudo llevar a cabo.
Fundamentalmente rezaba con la Biblia. Y concretamente con el Evangelio de San Juan. Alguna vez le hice una pregunta absurda: si desaparecieran todo los evangelios qué página o qué cita conservaría Usted, de todo esto que iba a desaparecer; no dudó ni un segundo, me mencionó aquel capítulo de San Juan donde dice “la verdad os hará libres”; era un hombre tan enamorado de la verdad que añadió cuando me mencionó eso: “hace más de 30 años que pienso sobre esto y todavía continuo elaborando, pensando sobre esa frase de San Juan”.

¿Qué lugar ocupaba el pueblo polaco en el corazón de Wojtyla?
— Joaquín Navarro-Valls: Mikhail Gorbachev después de aquella larga conversación, comentó sobre Juan Pablo II: “los dos somos eslavos”.
Naturalmente se sentía muy polaco, se sentía muy hijo de aquella cultura eslava. Recuerdo, es una anécdota en paralelo, aquella entrevista de Juan Pablo II con Mikhail Gorbachev. Fue una entrevista histórica y fundamental, el uno de diciembre de mil novecientos ochenta y nueve, la primera de una serie que ponía fin, o mejor dicho iniciaba el período de los grandes cambios que afectarían a las vidas de centenares de millones de personas en el centro y en el este europeo Recuerdo el comentario de Mikhail Gorbachev después de aquella larga conversación, sobre el Papa: “los dos somos eslavos”; es decir hubo una complicidad entre ambos, y eso era recurrente y un rasgo fundamental en la persona de Juan Pablo II. Se sentía muy hijo de Polonia y al mismo tiempo como todos sabemos era un cosmopolita, un hombre que se sentía a gusto en cualquier cultura del mundo

¿En qué se fundaba su amor a la espiritualidad de los místicos españoles? ¿Cómo describiría su amor por España?
— Joaquín Navarro-Valls: Aquí tenemos un tema biográfico. Cuando él en ese momento se disponía a elegir el tema de la propia tesis doctoral, lo cual es un momento crítico en la vida de cualquier intelectual, en la vida de cualquier ser humano que estudia; él no dudó en elegir un santo español, San Juan de la Cruz, y a él le dedicó mucho tiempo y durante toda su vida reflexionó, y giró en torno a las obras históricas de San Juan de la Cruz. Conocía por otro lado perfectamente bien a Santa Teresa de Jesús, y conocía a muchísimos santos españoles pero San Juan de la cruz de algún modo configuró a Juan Pablo II, su interioridad, su identidad.

¿Qué favores ha obtenido a través de su intercesión? ¿Qué milagros han llegado a su conocimiento por el mundo?
— Joaquín Navarro-Valls: Desde luego acudo a él con mucha frecuencia. Me permitirá que guarde para mí lo que le pido o los favores que he obtenido de él. A mí mismo me digo en muchas ocasiones, no lo dejes dormir, naturalmente es un lenguaje alegórico. Me han llegado y me llegaron ya mientras él estaba en esta tierra, algunas noticias de hecho de personas que decían “me ha ocurrido esto o aquello, yo lo atribuyo a Juan Pablo II. En todos los casos yo les he contestado: reúna usted todo el material, si se trataba de curaciones, y envíelo a la postulación de la causa de beatificación. Era el cauce normal que había. Naturalmente no me paraba a considerar la veracidad de los hechos pues es un tema que pertenecía al postulador de la Causa.

¿Alguna experiencia mística entre Santa María y Karol Woytila?
— Joaquín Navarro-Valls: Cuando lo veía rezar, vislumbraba la espontaneidad de un niño, de un niño pequeño.
Ése es todo un gran capítulo de la vida de Karol Wojtyla. Cuando lo veía rezar, concretamente en Fátima o en Lourdes, o en otros lugares donde había un santuario mariano, me parecía estar viendo en aquella figura orante de Juan Pablo II toda la profundidad de un teólogo que conoce muy bien la teología, pero inseparablemente unido a esa dimensión vislumbraba la espontaneidad de un niño, de un niño pequeño; dos cosas perfectamente unidas y equilibradas: era el rasgo que me permitía de algún modo entrar en esa dimensión mariana de su existencia.
JP II dijo a Monseñor Cafarra en una ocasión, “ve a ver a Álvaro del Portillo, encontrarás apoyo en él, como en mí”. Cuando murió del Portillo, el Papa fue a rezar ante su capilla ardiente a la sede del Opus Dei en Roma, y al agradecerle Monseñor Echevarría, entonces Secretario General del Opus Dei, su gesto, el Papa comentó que “era necesario, era necesario”.

JP II dijo a Monseñor Cafarra en una ocasión, “ve a ver a Álvaro del Portillo, encontrarás apoyo en él, como en mí”. Cuando murió del Portillo, el Papa fue a rezar ante su capilla ardiente a la sede del Opus Dei en Roma, y al agradecerle Monseñor Echevarría, entonces Secretario General del Opus Dei, su gesto, el Papa comentó que “era necesario, era necesario”. ¿Los movimientos dentro de la iglesia dan vitalidad a la Esposa de Cristo?
— Joaquín Navarro-Valls: El primer tema es esa referencia que hace Usted al Opus Dei y en general a las instituciones de la Iglesia Católica y que tiene como punto central al mundo laical, el mundo de los laicos. Esto es literalmente Concilio Vaticano II: La centralidad del laico en la misión de la iglesia. Francisco, por citar al último Papa está insistiendo también mucho en esto. No es solamente el final de una reflexión teológica: es un dato práctico de carácter demográfico. En la Iglesia Católica habrá aproximadamente cuatrocientos cincuenta mil o quinientos mil sacerdotes, religiosos y religiosas, pero hay mil doscientos millones de laicos. Ignorar la vitalidad de este hecho en términos puramente demográficos sería absurdo. Juan Pablo II dedicó gran parte de su misión pastoral antes de ser elegido Papa al mundo de los laicos. Primero andaba al monte con chicos y chicas; luego con matrimonios; después ha elaborado libros.
En el caso de Don Álvaro del Portillo y Juan Pablo II lo que puedo decir es que se veían con bastante frecuencia; supongo que el Papa le pediría alguna ayuda o le preguntaría algunas cosas. Le pediría ayuda para algunos objetivos que yo en este momento no conozco, pero esa amistad existía y fue de algún modo subrayada en ese momento excepcional que es que, el mismo día que murió del Portillo, quiso acudir a la capilla ardiente. Tengo que decir que en todos los años de pontificado solo vi al Papa hacer una excepción análoga; porque ni siquiera cuando moría un cardenal en Roma el Papa iba a la casa. Celebraba un funeral unos días después por él, y esa única excepción además de con Álvaro de Portillo fue cuando murió el médico que lo operó el día del atentado: el Dr Francesco Crucitti. Le dijimos, Santo Padre va a sentar un precedente el ir a ver a una persona a su casa. La respuesta del Papa fue “este hombre me ha salvado la vida, yo voy a su casa”. Fueron las dos únicas excepciones que recuerdo en todo el pontificado.

Juan Pablo II tomó su nombre de Juan Pablo I, que a su vez lo tomó de Juan XXIII y de Pablo VI. ¿Hemos vivido en este siglo una unidad de intenciones entre todos estos Papas? ¿Es un signo profético que coincida la canonización del Papa Bueno y del Papa viajero por Francisco?
— Joaquín Navarro-Valls: Cuando Juan Pablo II fue elegido yo creo que no dudó un momento en adoptar el mismo nombre que había elegido Juan Pablo I, en aquel pontificado excepcional, sobre todo desde el punto de vista temporal, un Papa que muere 30 días después de ser elegido: era casi obligado. Juan Pablo II alguna vez hizo mención a esto.
El tema de la herencia de los Papas precedentes, de Juan XXIII y de Pablo VI, en fin, de acuerdo, tan bien esto pudo influir, pero cuando alguna vez me hablan de la continuidad de un Papa en el caso de Juan Pablo II y de Benedicto XVI, o de Benedicto con Francisco, digo que en realidad no podemos ignorar que llevamos veintiún siglos de continuidad: desde la fundación del pontificado con Pedro hasta aquí ha habido veintiún siglos de continuidad. Han cambiado los nombres, han cambiado los aspectos que cada pontificado subraya prevalentemente, pero no el gran tema de la continuidad doctrinal, moral, de un Papa con otro.

Si Juan Pablo II fue un gran filósofo, hemos tenido en Benedicto XVI a un gran teólogo. ¿Cómo quiso Benedicto dar continuidad a la reforma del mundo según la espiritualidad de JPII? ¿Qué consiguió?
— Joaquín Navarro-Valls: En el caso de Juan Pablo II como Papa filósofo, y un gran teólogo como Benedicto XVI, puedo decir que Benedicto ha concedido, desde que renunció al pontificado, una sola entrevista, que estos días se está volviendo a considerar en Italia en un libro que se ha publicado y que me toca presentar el día cinco de abril aquí en Roma; él afirma con la modestia y la riqueza intelectual que le han caracterizado siempre, y la elegancia intelectual: “yo ni quise ni podía imitar a Juan pablo II”. No lo quise y tampoco lo podía hacer, dice Benedicto. Es decir, cada uno tiene la responsabilidad de lo que es y de lo que tiene que hacer y por ello se diferencia mucho de su predecesor, pero que necesariamente se hace con el propio carisma, con el propio modo de ser. Eso que Dios mismo ha elegido al cambiar una persona por otra. Desde este punto de vista pienso que a Benedicto XVI no le fue difícil dar continuidad a la reforma iniciada por Juan Pablo II. El entonces Cardenal Ratzinger era el colaborador número uno de Juan Pablo II durante todo el pontificado, al menos a partir de 1980, que es cuando vino a Roma. Le fue por tanto fácil continuar con su propio estilo, su propia especifidad la gran reforma, que sería ahora largo de explicar, que llevó a cabo Juan Pablo II.
En cuanto a qué nos espera después de esa popularidad, llamémosle en términos de opinión pública, del Papa Francisco y la desilusión que usted anuncia, yo pienso que el gran desafío del momento, como lo ha sido probablemente en momentos anteriores es la gran necesidad de superar el gran vacío antropológico, ético, en un momento en que en nuestra época es bastante notable, el peor en la historia de la humanidad. Hay grandes problemas éticos en el mundo, pero es que antes que eso hay un gran problema antropológico, y es que no sabemos quién es el ser humano: cada vez que en un congreso internacional de filosofía se habla de este tema de la naturaleza humana o se habla del tema de la verdad, resulta que la gente se siente incómoda, como si fueran dos temas que no tienen que ver con la identidad humana. Ahí está el gran déficit de nuestra época.

¿Cree que hoy se valora lo suficiente el magisterio de Juan Pablo II sobre la familia? ¿Piensa Navarro-Valls que la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II se ha difundido mínimamente en las universidades católicas, los seminarios o incluso los cursillos matrimoniales?
— Joaquín Navarro-Valls: Un documento como la Familiaris Consortio, la encíclica de Juan Pablo II, sigue siendo un gran documento sobre el amor humano. Un documento que, y a mí me sorprende, cuando a veces se viaja y se va a universidades fuera del ámbito habitual, en ámbitos nada sospechosos de catolicismo o de fe cristiana, vemos que continúa estudiándose y prestándosele atención porque tiene una riqueza extraordinaria. Como Usted sabe Juan Pablo II, cuando era todavía Obispo, ni siquiera Cardenal, empezó a elaborar sobre este tema y escribió aquel libro estupendo que se llama “Amor y Responsabilidad”. El libro se difundió pero él mismo, y esto me lo ha contado Juan Pablo II, se dio cuenta que para entender bien Amor y Responsabilidad había que hacer una reflexión sobre quién es la persona humana. Ése es el déficit antropológico al que me refería. Después escribió “Persona y Acto”, un libro muy difícil pero muy rico desde el punto de vista antropológico, no de antropología cristiana sino simplemente antropología, “kultur”. Yo personalmente creo que estamos en esa línea, en lo que Usted llama la teología del cuerpo. En el fondo, plantearse con seriedad filosófica y antropológica, y últimamente también ética, qué es el amor humano; cuáles son esos parámetros del amor humano que hace que el amor humano sea distinto del amor entre animales, que sea específico del ser humano, es un gran tema en el que nuestra época es deficitaria. Sin embargo la biografía para profundizar no falta, gracias a Juan Pablo II.

Francia y Estados Unidos dictan leyes que criminalizan ciertas actitudes de la evangelización, como ayudar a madres en dificultades y que quieren abortar aconsejándolas que no lo hagan, o hacer apostolado en el ejército.
— Joaquín Navarro-Valls: Usted me está pidiendo con eso casi una profecía. No me atrevería a entrar en el terreno de la profecía. El demonio está activo como lo ha estado siempre y el demonio me parece un elemento honesto, cómo lo diría, que hace lo que tiene que hacer; el tema es si nosotros hacemos lo que tenemos que hacer también. Es decir, ser cristiano coherente no es fácil, pero ese hecho no es nada comparado con el hecho de ser una persona humana: ser un hombre o una mujer no es una empresa fácil. El ser humano no está fabricado. Tiene que hacerse con su libertad, tiene que aprender a manejar su libertad. Éste es el gran desafío de todo ser humano, qué quiero hacer con mi libertad, qué quiero hacer con mi vida. Podemos tratarlo a nivel teorético, académico, pero lo curioso de todo ello es que cada uno lo tiene que resolver él o ella, en primera persona, no se lo puede dar nadie resuelto. El problema es si eso nos asusta. El destino del ser humano a ser libre no nos debe asustar y debe asumirse. Antes de ser una cuestión ética, es una cuestión antropológica.
El Muro de Berlín cayó en 1989... pero en Asia y Cuba perviven regímenes comunistas... ¿Pensaba Juan Pablo II que allí pudieran durar tanto? Guatemala, Filipinas y otros países abolieron la pena de muerte como gesto de cercanía al Papa. ¿Es exagerado decir que fue el activista número uno contra la pena capital? — Joaquín Navarro-Valls: Si Usted quiere llamarlo así yo no tengo inconveniente en aceptarlo, activista, entre comillas al menos, un activismo que se le puede atribuir a Juan Pablo II es el activismo de la dignidad humana. Ése fue su arma, la de hablar, predicar y hacer lo posible por la dignidad del ser humano, y ahí entran guerras, totalitarismo, todo lo que usted quiera. No se sentía un líder político ni siquiera cuando cayó el muro de Berlín y cambió la vida de centenares de millones de personas en todo un ámbito; y no solamente hay que destacar el milagro del cambio: aquel cambio se produjo sin derramamiento de sangre, cosa que ningún historiador pensaba que podía suceder. Ahora, todo eso fue posible porque él era el gran activista, utilizo su palabra, el gran activista de la dignidad humana: aquello convenció. Ha mencionado Usted algunos países, Cuba, por ejemplo, cuando estuve con él, bien, el sistema no es que haya cambiado de por sí, pero ha cambiado la Iglesia, ha cambiado mucho su presencia, su reconocimiento social en Cuba. Antes de aquel viaje estaba apartada de todo protagonismo social. De esta forma también se podría analizar Chile, Uruguay, Paraguay.

Existe la hermosa figura del cardenal “In Pectore”, que el papa crearía sin hacerlo público, como manera de honrar un servicio callado entregado y eficaz a la Iglesia de Cristo. ¿Se ha llegado a decir que Joaquín Navarro-Valls podía haber sido nombrado tal por JPII?
— Joaquín Navarro-Valls: (Ríe, sorprendido) Nunca, nunca se me ha ocurrido pensar en esto. Usted sabe que cuando un cardenal “In Pectore” no se hace público y el Papa muere, el cardenal “In Pectore” muere con él.

 

 

14/07/2017-06:06
Enrique Díaz Díaz

Sembrar esperanza

Isaías 55, 10-11: “La lluvia hará germinar la tierra”
Salmo 64: “Señor, danos siempre de tu agua”
Romanos 8, 18-23: “La creación entera gime y sufre dolores de parto”
San Mateo 13, 1-23: Una vez salió un sembrador a sembrar”

Con mucho retraso pero al fin llegaron las lluvias a comienzos de Junio. Padre e hijo sembraron con ilusión, sembrando esperanza en cada surco de su terreno. Pronto, tiernos brotes, pequeñas pero prometedoras plantitas, pintaron de ilusión todo el terreno. Pero después volvieron los calores, se ausentaron las lluvias y las débiles plantitas de maíz se fueron secando. Ahora que nuevamente han llegado las lluvias, el hijo, triste y decepcionado, ya no quiere resembrar. El padre, con paciencia y sabiduría, le insiste: “Si sembramos, no sabemos qué sucederá pero al menos tenemos esperanza. Si ya no sembramos, seguro que no tendremos cosecha. Hay que sembrar esperanza”.
Se han agudizado la represión y expulsión de migrantes de Estados Unidos, sin embargo los campesinos no quieren retornar. Muchos de los campos de México se van quedando desiertos por la funesta política agropecuaria que ha producido miles de migrantes tanto a las ciudades como al vecino país del norte; o bien ha dejado familias abandonadas y jóvenes desempleados. Ya no es costeable sembrar el maíz, el frijol, el garbanzo o el trigo como antaño. En lugar de ganar se pierde, sobre todo cuando los terrenos que se siembran son pequeños, con técnicas obsoletas y con mercados injustos. Se le va perdiendo al amor a la tierra y a la semilla, y con ello se pierde el sentido de la naturaleza, de Dios y de la familia. Con frecuencia me pregunto si los textos sencillos, rurales y naturales que nos presenta Jesús dicen algo al mundo de hoy. Hemos pasado en pocos años de ser un pueblo netamente rural a ser pueblo citadino. Y esto sería bueno si redundara solamente en beneficios, en cierta comodidad, en seguridad y estabilidad. Pero con frecuencia no es así, perdemos los valores de la familia rural y no hemos encontrado los valores de la ciudad. ¿Tiene valor hoy la Palabra?
Contemplemos el sembrador que nos presenta Jesús. Si todo sembrador siembra con esperanza e ilusión, éste tiene más razones para estar alegre y optimista, siembra la Palabra. Pero también es un sembrador muy especial. “Debe estar un poco loco este sembrador para sembrar en los caminos o entre piedras y espinas”, me comentaba un día un campesino. Y es verdad: está loco este sembrador, loco de amor, loco de ilusión. No quiere que nadie escape a su amor, no le importa si son los de cerca o los de lejos, si son los oportunistas o los arriesgados. A todos quiere dar la oportunidad de recibir la Palabra en su corazón. Para él no hay tierras estériles ni corazones cerrados, a todos da la oportunidad. Pero la Palabra para que dé fruto debe tener la opción de germinar, necesita un espacio de acogida y calor para romper la vida que lleva dentro y hacerla crecer. ¿Damos esta oportunidad a la Palabra? ¿La guardamos en nuestro corazón acogiéndola y meditándola? Cristo mismo explica el sentido de su parábola. Hay varias clases de “tierra”.
Nada mejor para describir nuestro mundo como la superficialidad, la inconstancia y las conveniencias: el camino. El hombre moderno nace de prisa, camina de prisa y muere de prisa, casi sin darse cuenta. No hay tiempo para nada. No hay tiempo para crecer y se adelanta en sus experiencias, no hay tiempo para la familia porque está muy ocupado, no hay tiempo para los hijos, para los amigos... Siempre está de prisa, de aquí para allá, llevando su superficialidad. Es cierto, gusta de los valores, del amor y de la Palabra, pero no los deja entrar en su corazón. Siempre está dejando para después las cosas importantes. Y también dejamos para después la Palabra de Dios, nos acercamos pero no la recibimos. ¿Seremos camino donde todo pasa y nada se queda?
También la vida moderna nos ha hecho duros e insensibles, con corazón de piedra. Pasamos junto a las personas como desconocidos, no sonreímos, no nos detenemos, no saludamos. Nos escabullimos rapidito para no dar la oportunidad que entre al corazón y más si está en un problema o situación difícil. Cada quien su mundo y cada quien sus problemas. El respeto al derecho ajeno es la paz es un principio que con frecuencia se convierte en indiferencia y egoísmo. No me meto con nadie y nadie se mete conmigo. Y con Cristo y su Palabra nos pasa igual, lo saludamos pero no le permitimos que entre a nuestro corazón; lo escuchamos con agrado pero no queremos comprometernos ¿Tendremos el corazón tan endurecido que no permitimos entrar en él la Palabra de Dios?
La vida fácil es el ideal de muchos de nosotros: no al dolor, no al sufrimiento, no al esfuerzo, no a ninguna espina. Y los comerciantes bien que se aprovechan de esta sed de comodidad y nos ofrecen una felicidad basada en los bienes, en el placer y en el poder. Estas espinas ahogan el Evangelio que es ante todo servicio, fraternidad y amor. Frente a las riquezas mueren muchos ideales, ante el placer se sofocan nuestros propósitos y ante el egoísmo fracasan los proyectos del Reino. ¿Cuáles son las espinas que no me permiten dar el fruto que Cristo espera de mí?
Para los pesimistas o para quien creyera que la semilla no da fruto, Cristo nos recuerda que hay muchas personas generosas, que dan fruto. Es muy realista y habla de diferentes proporciones de fruto: treinta, sesenta, cien. Cada quien es diferente en su respuesta, cada quien es diferente en su amor. Solamente recordemos que los frutos en la Biblia casi siempre se expresan en relación con la justicia, con la atención al hermano y con el acompañamiento al que sufre. La Palabra de Dios debe fecundar nuestras vidas, darles sentido, hacerlas fértiles y producir mucho fruto. ¿Qué frutos encontramos en la comunidad? ¿Cuál es el modo práctico para nosotros de escuchar la Palabra de Dios: grupos, lectio divina, estudio, comunidades de base? ¿A qué me compromete esta parábola de Jesús?
Padre bueno, que con esperanza sigues sembrado tu Palabra, prepara nuestro corazón para recibir con generosidad la semilla, dar espacio a tu don y lograr los frutos esperados. Amén.

 

 

14/07/2017-04:56
Isabel Orellana Vilches

San Buenaventura – 15 de julio

(ZENIT – Madrid).- Históricamente, en pocos casos –quizá sea excepción la de este franciscano–, ha confluido el juicio de tantos pontífices para reconocer los altísimos méritos que jalonaron una vida. A los honores que el santo fraile recibió mientras discurría su peregrinaje por este mundo, se añadieron otros más elevados tras su muerte. Sixto IV lo canonizó el 14 de abril de 1482. Sixto V lo aclamó doctor de la Iglesia otorgándole el título de «doctor seráfico» el 14 de mayo de 1588. León XIII en su alocución del 11 de octubre de 1890 lo declaró «príncipe de los místicos», y Pío XII en su exhortación al clero en 1950 subrayó la supremacía para la formación de las disciplinas filosófico-teológicas siguiendo las pautas de este «doctor angélico», al tiempo que subrayaba las riquezas espirituales e influjo en la vida apostólica que se derivan de ellas.
Nació en la localidad italiana de Bagnoregio, no lejos de Viterbo, hacia 1217. Se llamaba Giovanni di Fidanza, como su padre, que era médico de profesión. Hallándose en peligro por grave enfermedad cuando era niño, su madre María lo consagró a san Francisco de Asís, y sanó. Años más tarde, en torno a 1243, tomó el hábito franciscano después de haberse planteado dar a su vida el máximo sentido; jamás entró en sus planes desperdiciarla en vanos afanes. Para alguien como él, que soñaba imitar las gestas de los primeros discípulos y sentía que en su corazón resonaban con fuerza las huellas de la primitiva Iglesia, el Poverello encarnaba el genuino ejemplo a seguir: «Confieso ante Dios que la razón que me llevó a amar más la vida del bienaventurado Francisco es que ésta se parece a los comienzos y al crecimiento de la Iglesia. La Iglesia comenzó con simples pescadores, y después se enriqueció de doctores muy ilustres y sabios; la religión del bienaventurado Francisco no fue establecida por la prudencia de los hombres, sino por Cristo».
Al profesar tomó el nombre de Buenaventura. Se había formado en la universidad de
París junto a los más afamados profesores de la época, uno de ellos Alejandro de Hales quien tanto admiró a su brillante discípulo que llegó a decir que Adán parecía no haber dejado rastro de su pecado en él. Su inteligencia y capacidad de penetración le permitió hacer acopio de una sólida formación. En él se aunaban oración y estudio, que ofrecía complacido a la mayor gloria de Dios. En realidad, la clarividencia y la profundidad que rezuman sus trabajos es el fruto de su honda vida mística. Decía: «el gozo espiritual es la mejor señal de que la gracia habita en un alma». Fue profesor de teología y Sagrada Escritura en la universidad parisina desde 1248 a 1257. Mientras tanto, perseguía la perfección y hacía frente a sus tendencias con la gracia de Cristo. Una visión le ayudó a superar escrúpulos como el que a veces le instaba a no recibir la comunión, pese a desearlo con todas sus fuerzas, porque se sentía indigno de ella a causa de las imperfecciones que detectaba en sí mismo. Solía meditar en la Pasión de Cristo, a quien se había propuesto imitar. Se caracterizó por virtudes como la prudencia, humildad, inocencia evangélica, pobreza, paciencia y mortificación. Fue gran devoto de la Virgen; a él se debe el rezo diario del Ángelus.
Los diez años que pasó en París dejaron en sus profesores y compañeros la impresión de hallarse ante una persona de excepcionales cualidades y virtud. De hecho, el 2 de febrero de 1257, sin haber cumplido aún 36 años, fue elegido ministro general en el capítulo de Roma. Era un hombre sencillo, humilde y caritativo, fidelísimo al espíritu de la regla. Por eso pudo mediar sabia y prudentemente entre los partidarios de una aplicación austera de la misma y los que juzgaban que debía suavizarse. En la carta que dirigió a todos los provinciales quedó clara su posición y visión con la que buscó la equidistancia entre las posturas. Viajó por Francia, Alemania, Italia y España. Presidió cinco capítulos generales, varios provinciales, y dio a la Orden y al mundo una bellísima biografía del Poverello. Predicó ante auditorios diversos, entre los que había reyes y pontífices.
La escolástica tiene en él a un singular maestro en la forma y en el fondo. En sus trabajos aparecen admirablemente ensambladas teoría y praxis; develan su pericia para poner al descubierto errores y subrayar lo esencial. Su contribución al pensamiento y a la Iglesia sigue vigente como antaño, o más, porque su influjo no ha decaído durante siglos. Es autor de una ingente obra compuesta por centenares de sermones, textos místicos, teológicos y filosóficos de alta erudición. Algunos tan significativos como el Itinerario del alma a Dios, el Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo, redactado en su época parisina, el tratado Sobre la vida de perfección, el Soliloquio y Sobre el triple camino, por mencionar algunos escritos. Un día le visitó su amigo santo Tomás y lo halló absorto. Respetando la contemplación en la que estaba sumido, se marchó diciendo: «Dejemos a un santo trabajar por otro santo».
Era tan valioso que en 1265 Clemente IV quiso encomendarle la sede arzobispal de York, pero él lo convenció para que diese a otro la misión. En otro momento, Gregorio X, elevado al papado a instancias suyas, le nombró y consagró cardenal obispo de Albano, apelando a la obediencia que le debía. Luego este pontífice contó con su autorizado juicio para la realización del II Concilio ecuménico de Lyon, poniendo en sus manos la unión de los griegos ortodoxos, labor que pudo llevar a buen término justo antes de morir. Porque el 15 de julio de 1274, mientras se celebraba el concilio, el santo entregó su alma a Dios. A demanda del pontífice Gregorio X todos los sacerdotes del mundo, hecho insólito y único, oficiaron una misa por su alma.

 

 

14/07/2017-15:08
Redacción

Benedicto XVI dona objetos para el museo Casa Natal Juan Pablo II

(ZENIT – Roma, 14 Jul. 2017).- El papa emérito Benedicto XVI donó tres anillos, tres cartas y una fotografía para el museo Casa Natal Juan Pablo II. Los anillos los había recibido del papa polaco, uno de ellos en ocasión del Jubileo del 2000.
En cambio las cartas son de diversas fechas y la foto es de la misa en la que están juntos, con motivo de la conmemoración del X aniversario del pontificado de Wojtyla.
Benedicto XVI estuvo el 27 de mayo de 2007 en la casa natal de este santo polaco y en la carta que dirigió al director del museo junto a la donación, expresa su deseo de que los objetos sean un motivo para acrecentar el amor por Juan Pablo II.
En 1919 el Sr. y la Sra Karol Wojtyla se trasladaron al edificio con su hijo de Edmund. Tomaron un piso en la primera planta que consta de una cocina, dormitorio y salón. El 18 de mayo de 1920 en ese edificio nació Karol Jozef Wojtyla.
Tras la elección de Wojtyla al trono de San Pedro, el párroco tomó la iniciativa de abrir una exposición dedicada al Papa.
El 12 de abril de 2010 el Arzobispado de Cracovia, el Ministro de Cultura y Patrimonio Nacional, el Malopolska de Silesia y el Municipio de Wadowice, crearon el Museo de la Casa del Santo Padre Juan Pablo II.