Servicio diario - 16 de agosto de 2017


Francisco: “María nos trae una nueva alegría llena de significado”
Rosa Die Alcolea

El Papa reza por los fallecidos en Sierra Leona
Rosa Die Alcolea

@Pontifex_es: “La Asunción de María atañe a nuestro futuro”
Rosa Die Alcolea

Santa Beatriz de Silva, 17 de agosto
Isabel Orellana Vilches

Dios en Cristo ofrece la salvación a todos, sin excepción
Antonio Rivero


 

16 agosto 2017
Rosa Die Alcolea

Francisco: “María nos trae una nueva alegría llena de significado”

Angelus en la Fiesta de la Asunción

“Trayendo a Jesús, María nos trae también una nueva alegría, llena de significado: una nueva capacidad de superar con fe los momentos más dolorosos y difíciles”, afirmó Francisco en el rezo del Angelus.

El Santo Padre habló de la alegría que anuncia la Virgen María, en el rezo del Angelus el pasado martes, 15 de agosto de 2017, de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, en la Plaza de San Pedro, en presencia de 20.000 personas.

El Papa Francisco explicó que “trayendo a Jesús, María nos trae también una nueva alegría, llena de significado; que trae una nueva capacidad de superar con fe los momentos más dolorosos y difíciles; esto nos trae la capacidad de misericordia, de perdonarnos, de comprendernos, de sostenernos unos a otros”.

Asimismo, El Papa invitó a los presentes a reflexionar sobre la humildad: “El hombre humilde es poderoso porque es humilde: No porque es fuerte. Y esta es la grandeza del humilde y de la humildad. Les pediría que – y yo también – aunque no respondan en voz alta, todo el mundo se responda en el corazón: “¿Cómo está mi humildad?”.

 

Conflictos sociales

Después de la oración del Angelus, el Papa añadió: “María, Reina de la paz, que hoy contemplamos en la gloria celestial, te confiamos una vez más las angustias y dolores de las poblaciones que en tantas partes del mundo están sufriendo debido a los desastres naturales, disturbios o conflictos sociales. ¡Que nuestra Madre celestial nos de a todos consuelo y un futuro de serenidad y de concordia!”.

RDA

 

Texto completo

 

Antes del Angelus

Solemnidad de la Santísima Virgen María, el Evangelio nos presenta a la joven de Nazaret, que recibió el anuncio del Ángel, y parte de prisa para estar cerca de Isabel, en los últimos meses de su embarazo prodigioso. Viniendo de ella, María recoge de su boca las palabras que vinieron a formar la oración de “Ave María”, ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu seno’ (Lc 1:42). De hecho, el regalo más grande que María ofrece a Isabel – y al mundo – es Jesús, que ya vive en ella; y vive no sólo por la fe y por la espera, al igual que muchas mujeres del Antiguo Testamento: Jesús tomó de la Virgen la carne humana, para su misión de salvación.

En la casa de Isabel y su esposo Zacarías, donde antes reinaba la tristeza por la falta de hijos, ahora existe la alegría de un bebé en camino: un niño que se convertirá en el gran Juan Bautista, el precursor del Mesías. Y cuando llega María, la alegría desbordante brota de los corazones, porque la presencia invisible pero real de Jesús llena todo de significado: la vida, la familia, la salvación de la gente… Todo! Esta alegría completa se expresa con la voz de María en la hermosa oración que el Evangelio de Lucas ha transmitido a nosotros y que, desde la primera palabra latina, que se llama Magnificat.

Es un canto de alabanza a Dios, que hace cosas grandes a través de personas humildes, desconocidas para el mundo, como la misma María, como su esposo José, y también como el lugar donde viven, Nazaret. Las cosas grandes que Dios ha hecho con las personas humildes, las cosas grandes que el Señor hace en el mundo con los humildes, porque la humildad es como un espacio que deja sitio para Dios. El hombre humilde es poderoso porque es humilde: No porque es fuerte. Y esta es la grandeza del humilde y de la humildad. Les pediría que – y yo también – aunque no respondan en voz alta, cada uno se responda en el corazón: ¿Cómo está mi humildad?.

El Magníficat canta al Dios misericordioso y fiel, que cumple su plan de salvación con los más pequeños y los pobres, con los que tienen fe en Él, que confían en su Palabra, como María. Esta es la exclamación de Isabel: “Bienaventurados los que han creído” (Lc 1,45). En esa casa, la venida de Jesús a través de María ha creado no solo un ambiente de alegría y de comunión fraterna, también un ambiente de fe que lleva a la esperanza, a la oración, a la alabanza.

Todo esto nos gustaría que sucediera hoy en día en nuestros hogares. Celebrando la fiesta de Santa María de la Asunción, nos gustaría que, una vez más, trajese a nosotros, a nuestras familias, a nuestras comunidades, ese don inmenso, la única gracia que hay que pedir siempre antes y por encima de las otras gracias que pedimos: ¡la gracia que es Jesucristo!

Trayendo a Jesús, María nos trae también una nueva alegría, llena de significado; que trae una nueva capacidad de superar con fe los momentos más dolorosos y difíciles; esto nos trae la capacidad de misericordia, de perdonarnos, de comprendernos, de sostenernos unos a otros.

María es un modelo de virtud y fe. Al contemplarla hoy en el Cielo, al final de su camino en la tierra, la agradecemos porque siempre nos precede en la peregrinación de la vida y de la fe – es la primera discípula. Y le pedimos que nos custodie y nos sostenga; que podamos tener una fe fuerte, alegre y misericordiosa; que nos ayude a ser santos, para encontrarnos con Ella, un día, en el Paraíso.

 

Después del Angelus:

Queridos hermanos y hermanas,

María, Reina de la paz, que hoy contemplamos en la gloria celestial, te confiamos una vez más las angustias y dolores de las poblaciones que en tantas partes del mundo están sufriendo debido a los desastres naturales, tensiones sociales o conflictos. ¡Que nuestra Madre celestial nos de a todos consuelo y un futuro de serenidad y de concordia!

Os saludo a todos, ¡romanos y peregrinos procedentes de diferentes países! En particular, saludo a los jóvenes de Mira (Venecia) y la Asociación de Don Bosco de Noci. E incluso saludo… Veo banderas españolas y polacas. ¡Feliz fiesta!

Les agradezco que hayan venido; les deseo una feliz fiesta de la Virgen de la Asunción, y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buena comida y adiós!

© Traduction de ZENIT, Rosa Die Alcolea

 

 

16/08/2017-17:52
Rosa Die Alcolea

El Papa reza por los fallecidos en Sierra Leona

El Papa Francisco es “profundamente entristecido por las devastadoras consecuencias del deslizamiento de tierra en las afueras de Freetown”.

El Papa ha enviado un telegrama a Mons. Charles Edward Tamba, Arzobispo de Freetown (Sierra Leone), mediante el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.
“Profundamente entristecido por las devastadoras consecuencias del deslizamiento de tierra en las afueras de Freetown, Su Santidad el Papa Francisco expresa su cercanía a aquellos que han perdido a sus seres queridos en este momento difícil. Él reza por todos los que han fallecido, y envía bendiciones divinas de fuerza y consuelo a las familias y los amigos en duelo. Igualmente, Su Santidad expresa su plegaria solidaria con los trabajadores de rescate y todos los implicados en proveer el alivio necesario y el apoyo a las víctimas del desastre”.
El Papa pidió a la Virgen María por las víctimas de este accidente tras rezar el Angelus, ayer, martes 15 de agosto de 2017: “María, Reina de la paz, que hoy contemplamos en la gloria celestial, te confiamos una vez más las angustias y dolores de las poblaciones que en tantas partes del mundo están sufriendo debido a los desastres naturales, conflictos sociales o guerras. ¡Que nuestra Madre celestial nos de a todos consuelo y un futuro de serenidad y de concordia!”.

 

 

16/08/2017-17:50
Rosa Die Alcolea

@Pontifex_es: “La Asunción de María atañe a nuestro futuro”

“La Asunción de María atañe a nuestro futuro: nos hace mirar al cielo, anuncia los cielos nuevos y la tierra nueva, con la victoria de Cristo”: es el mensaje que lanzó el Papa Francisco en Twitter el 15 de agosto de 2017, Fiesta de la Asunción de la Virgen.

Asimismo, a través de otro tweet, el pasado domingo, 13 de agosto de 2017, el Santo Padre hacía referencia a la humildad de la Virgen María, tema que trataría más adelante en el rezo del Angelus.
Este fue el tweet que publicó el Papa desde su cuenta oficial en español, @Pontifex_es: “En María vemos que la humildad no es la virtud de los débiles sino de los fuertes, que no maltratan a otros para sentirse importantes”.
En el rezo del Angelus de la Solemnidad de la Asunción, Francisco afirmó: “Es un canto de alabanza a Dios, que hace cosas grandes a través de los humildes, desconocidas para el mundo, como la misma María, como su esposo José, y también como el lugar donde viven, Nazaret. Las cosas grandes que Dios ha hecho con las personas humildes, las cosas grandes que el Señor hace en el mundo con los humildes, porque la humildad es como un espacio que deja sitio para Dios. El hombre humilde es poderoso porque es humilde: No porque es fuerte. Y esta es la grandeza del humilde y de la humildad. Les pediría que – y yo también – aunque no respondan en voz alta, cada uno se responda en el corazón: ¿Cómo está mi humildad?”.

 

 

16/08/2017-09:22
Isabel Orellana Vilches

Santa Beatriz de Silva, 17 de agosto

«Fundadora de las concepcionistas. Mujer de gran belleza y virtud, permaneció tres días encerrada en un baúl de palacio a impulso de la reina. Fue rescatada sin daño alguno tras la milagrosa aparición de la Inmaculada a la que consagró su vida»

Hija de Ruy Gómez da Silva, capitán y conquistador de Ceuta, y de la noble Isabel de Meneses, condesa de Portalegre, nació hacia 1424 en Campo Mayor, Alentejo,
localidad portuguesa de la que su padre fue alcalde. Los once hermanos fueron educados en la fe por sus progenitores, quienes les inculcaron su devoción por la Virgen María. Los padres franciscanos los instruyeron a todos. Dos de ellos, Juan y Amadeo, se abrazaron a este carisma. Amadeo, cinco años menor que Beatriz, es el artífice de los «amadeístas», nueva rama reformada de los Hermanos Menores, y fue confesor del papa Sixto IV. La infancia de la santa discurrió en Campo Mayor, lugar en el que su padre le hizo posar para un pintor al que encargó un cuadro sobre María. Ella, llena de pudor, no osó abrir los ojos, y la imagen del lienzo refleja su modestia fielmente captada por el autor. La pintura, denominada «La Virgen de los ojos cerrados», se conserva en una iglesia de Campo Mayor.
En agosto de 1447 la futura fundadora asistió a la boda de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, que la eligió como dama de la corte y con la que estaba emparentada por ser hija de su primo Alfonso V de Portugal. Beatriz, de singular belleza, no pasó desapercibida. Los jóvenes que pensaron en ella para desposarla tuvieron que desistir puesto que ya había percibido la llamada de Dios y de Él sería. Era frecuente verla por el Real Monasterio de Santa Clara postrándose a orar ante Jesús Sacramentado. Sin embargo, las bajas pasiones discurrían entre los pasillos de palacio, y el despecho, la envidia y la maledicencia no tardaron en llegar. Muchos sabían que era una mujer íntegra, pero afiladas lenguas la culparon de mantener secretos amoríos con el rey. Tan grave acusación debió provenir de un pretendiente resentido que no logró obtener sus propósitos.
La reina no dudó de la infidelidad de su esposo con la noble Beatriz, y los celos le impulsaron a urdir un plan diabólico para desembarazarse de la que consideraba su rival. La condujo hasta un recinto solitario donde había dispuesto un baúl y al pasar junto a él la empujó dentro y lo cerró con llave. Sin perder la paz en tan asfixiante espacio, Beatriz se encomendó a la Virgen, quien se le apareció vestida de blanco y cubierta con un manto azul. Le hizo saber que sería fundadora de una nueva Orden bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, y que las religiosas deberían tomar por hábito los colores que Ella vestía. La joven, que amaba inmensamente a María, acogió con gratitud y esperanza este mensaje, consagrando su virginidad. Tras prometerle que sería rescatada de su encierro, la Madre del cielo desapareció.
Cumplidos tres días de esta infame reclusión, su tío Juan Meneses, que recelaba de la reina, acudió al monarca para averiguar el paradero de su sobrina. Presionada en interrogatorio Isabel declaró su gravísimo acto; todos tenían el convencimiento de que la muchacha habría muerto. Pero cuando Juan abrió el arcón, el gozo de la secuestrada y él ante este esperado encuentro se tornó en estupefacción para la reina y sus acompañantes. El prodigio rápidamente se extendió por Tordesillas. Beatriz abandonó el palacio y se dirigió a Toledo junto a dos doncellas. Por el camino se le aparecieron dos frailes con hábito franciscano. Pasada la primera impresión escuchó su vaticinio en el que auguraban un futuro lleno de bendiciones para ella y sus hijos. La santa, que no pensaba desposarse con nadie más que con Dios, les confió su determinación de consagrarse y los dos personajes ratificaron su profecía. Después, entendió que se trataba de Francisco y Antonio de Padua, santos de su devoción.
Beatriz permaneció en el monasterio toledano de Santo Domingo el Real tres décadas sin ser todavía religiosa, orando y meditando en las Sagradas Escrituras. Los beneficios que le reportaba su labor de hilado y bordado los repartía entre los pobres, igual que hizo con sus bienes. Para esconder su belleza a los ojos ajenos, cubrió su rostro con un velo blanco del que no se desprendía más que para hablar con escasas personas. Entre ellas estaba la reina, quien tras la muerte del rey se había arrepentido y suplicado su perdón. Después la visitó en varias ocasiones junto a sus hijos Alfonso y la futura Isabel la Católica, que prestó su apoyo a Beatriz para la fundación. La Virgen velaba por el cumplimiento de su indicación, y vistiendo de nuevo el hábito blanco y azul, se apareció a Beatriz cuando se hallaba a solas en el coro, orando. En 1484 la reina Isabel, devota de la Inmaculada, donó a la fundadora unas casa sitas en los palacios reales de Galiana, en Toledo y la anexa capilla de Santa Fe. En esos recintos se instaló Beatriz, que entonces tenía ya 60 años, junto con doce compañeras, erigiendo la Orden concepcionista con el fin de «servir a Dios y a Santa María en el misterio de su Concepción».
Según lo estipulado, la fundación debía regirse por una de las reglas que existían en la Iglesia. Pero la fundadora logró que al aprobar su obra Inocencio VIII en 1489, momento que conoció por revelación a través de san Rafael, introdujera en su bula «Inter Universa» su propia regla: el carisma mariano, un don del Espíritu. La llegada de la bula al convento de Santa Fe estuvo envuelta en un milagro. Después de informar a Beatriz que se había perdido en el fondo del mar al hundirse la nave que la portaba, tras las súplicas que elevó a Dios afligida por el hecho, la halló en un cofre. Al acercarse su fin en este mundo, diez días antes de tomar el hábito, la Virgen le aseguró que se la llevaría al cielo. El óbito se produjo el 17 de agosto de 1492. En 1924 Pío XI confirmó el culto que venía recibiendo. Pablo VI la canonizó el 3 de octubre de 1976.

 

 

16/08/2017-08:01
Antonio Rivero

Dios en Cristo ofrece la salvación a todos, sin excepción

COMENTARIO A LA LITURGIA DOMINICAL
Domingo XX
Ciclo A
Antonio Rivero, L.C

Textos: Is 56, 1.6-7; Rm 11, 13-15.29-32; Mt 15, 21-28

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el centro de Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México), y colaborador en el apostolado de Logos.

Idea principal: Dios en Cristo ofrece la salvación a todos, sin excepción.

Resumen del mensaje: ¿Cómo debemos comportarnos con aquellos que no son cristianos, que son distintos a nosotros, de otro credo, de otra religión, de otros puntos de vista políticos o sociales? ¿También se salvarán? La Palabra de Dios de este domingo arroja luz a este problema que se puede dar en nuestra vida: ¡fuera el racismo y el nacionalismo excluyente en nuestra vida! El racismo no sólo de raza, sino también de color, de cultura, de religión, de profesión, de opinión. Dios ha venido a salvar a todos en Cristo Jesús (segunda lectura). La salvación no es un privilegio nacionalista de algunos que cumplen la ley fríamente o se creen mejores (primera lectura). Pero para recibir esta salvación, Cristo pide fe y humildad (evangelio), pues sólo Jesús salva a quien se abre a Él.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, la primera lectura es clara: antes de Cristo sólo había judíos, el pueblo escogido por Dios, y paganos, el resto. La tentación de los primeros –los judíos- fue la de cerrarse en sí mismos y considerar a todos los demás como inmundos, pecadores y excluidos. Parecería que sólo ellos –los judíos- se salvarían. Pero ya Isaías hoy nos dejó una puerta abierta: los extranjeros pueden también adherirse al Señor y servirlo. ¿Condiciones? Si aceptan la Ley, pueden entrar y formar parte del pueblo de la Alianza, y Dios aceptará sus sacrificios y el templo de Dios será casa de oración para todos los pueblos. Pero, ¿es suficiente sólo esto?

En segundo lugar, ¿qué pasó a ese pueblo escogido por Dios cuando Cristo llegó? No se quisieron abrir a la sorpresa de Dios. Si antes estaban cerrados a los paganos, ahora se cierran al mismo Dios encarnado que ha venido para traer la salvación a todos, sin excepción, porque ellos esperaban otro tipo de mesías, político y grandioso. Para abrirnos a esta salvación, Cristo en el evangelio pide la fe. Por eso alabó a esa mujer pagana sirofenicia y le concedió el milagro de la curación de su hija. Pero Cristo la prueba para saber si realmente su fe es auténtica y humilde. Las palabras duras de Cristo en vez de desanimar a esa mujer, le hacen más firme su fe y su oración humilde: “me conformo con las migajas para mi hija”. No es la pertenencia al pueblo judío lo que salva, sino la fe en el Enviado de Dios. No es la raza, sino la disposición de cada uno ante la oferta de Dios. Cristo hoy alaba a esta buena mujer, que no es judía. Mientras que muchas veces tiene que criticar la poca fe de los “oficialmente buenos”, los del pueblo elegido, y también nosotros. Cristo tuvo que corregir muchas veces ese “racismo” que se basaba en que ellos eran “hijos de Abrahán”. Y les pedía que fueran seguidores de Abrahán, no tanto por la herencia racial, sino por la fe.
Finalmente, ¿a qué nos llama Cristo hoy en este domingo? ¡Fuera racismo, prejuicios, discriminación, mentalidad elitista y exclusiva! Todos solemos tener problemas anímicos y de piel a la hora de incluir en nuestra esfera de convivencia a gentes de otra cultura o religión o edad, o a los de ideología política distinta. La primera reacción, ante estas personas, es la desconfianza, y las discriminamos fácilmente. La Iglesia católica nos pide un diálogo interreligioso basado en el respeto y comprensión para superar los prejuicios. La Iglesia nos pide, como dijo el Papa Francisco en su viaje a Tierra Santa, el ecumenismo de sangre, porque por las venas de cuantos creemos en Cristo -ortodoxos, católicos, anglicanos, luteranos- corre la sangre del Redentor. No es que todas las religiones sean iguales. Pero toda persona puede ser fiel a Dios según la conciencia en la que ha sido formada, y puede darnos ejemplos más hermosos como el de la fe que Jesús alabó en la mujer cananea. No miremos a los forasteros con suspicacia, ni a los jóvenes con impaciencia, ni a los adultos con indiferencia, ni a los pobres con disgusto, ni al tercer mundo con desinterés, ni a los alejados de la fe con autosuficiencia, ni a los de otra lengua o cultura con recelo disimulado. Cristo, si tiene alguna preferencia, es para con los débiles y marginados.
Para reflexionar: ¿Ya he leído del Concilio Vaticano II los siguientes documentos: Unitatis Redintegratio, sobre el ecumenismo, y Nostra Aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas? ¿Tengo caridad cristiana y amplitud de miras en las relaciones con todas las personas, a la vez que doy testimonio de fidelidad a mis convicciones católicas? ¿Cómo trato a los forasteros, a los inmigrantes, a los desconocidos, a los turistas?

Para rezar: recemos con el salmo 69 (68)

Dios mío,
¡sálvame, pues siento que me ahogo!
2 ¡Siento que me hundo en el barro
y no tengo dónde apoyarme!
¡Me encuentro en aguas profundas,
luchando contra la corriente!
3 Cansado estoy de pedir ayuda;
tengo reseca la garganta.
Ya los ojos se me cierran,
y tú no vienes a ayudarme.