Servicio diario - 23 de agosto de 2017


Putin a Parolin: “Aprecio el diálogo constructivo con la Santa Sede”
Sergio Mora

Rusia: El Papa ofrece un recuerdo a Kirill mediante el card. Parolin
Redacción

El cardenal Parolin se reunió con el patriarca Kirill
Redacción

Terremoto en Ischia: “Afectuosa cercanía” del Papa
Rosa Die Alcolea

Líbano, Siria y Oriente Medio: mensaje del papa Francisco
Rosa Die Alcolea

Mensaje a los jóvenes: Cultivar una devoción sincera a María
Rosa Die Alcolea

Viaje del Papa a Colombia: vigilia de oración el 5 de septiembre
Redacción

Sta María Micaela del Santísimo Sacramento, 24 de agosto
Isabel Orellana Vilches

Argentina: Mons. Alberto Sánchez arzobispo de Tucumán
Redacción

Audiencia General del 23 de agosto de 2017 – texto completo
Redacción


 

23/08/2017-15:57
Sergio Mora

Putin a Parolin: “Aprecio el diálogo constructivo con la Santa Sede”

(ZENIT – Roma, 23 Ago. 2017).- El cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, se encontró este miércoles con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, en la residencia de verano de Sochi.
El presidente Putin tras recordar la calurosa acogida del papa Francisco en el Vaticano, aseguró que “estamos trabajando con empeño para implementar los acuerdos alcanzados durante el encuentro que tuve con el Santo Padre”, y que aprecia “el diálogo de confianza y constructivo que se ha desarrollado entre la Santa Sede y Rusia”.
“Estamos muy contentos de que el diálogo entre las dos Iglesias continúe”, dijo. E indicó estar al corriente de la conversación que tuvo con el patriarca Kirill. “Nosotros agradecemos este diálogo que se ha iniciado entre la Santa Sede y la Iglesia ortodoxa rusa” añadió.
Y aseguró que “los valores humanitarios que la Santa Sede y la Iglesia ortodoxa rusa
defienden, están sin lugar a dudas en el corazón de las relaciones entre las dos Iglesias, y en la base de las relaciones entre Rusia y el Estado del Vaticano”.
El cardenal Mons. Parolin por su parte precisó que “existen diversos niveles en nuestra diplomacia. Está el nivel político, así como diversas iniciativas culturales que están en curso”. Añadió también que “en estas relaciones entre las Iglesias, veo una nueva dinámica, que ha aparecido en los últimos años. Y espero que todos los participantes sigan en la misma dirección, de manera que nuestra interacción sea aún más grande y cercana”.
La Santa Sede señaló hoy por la tarde en un comunicado, que el encuentro “duró aproximadamente una hora y se realizó en un clima positivo, cordial, de respeto y de escucha recíproca, con un intercambio de puntos de vistas sobre varios temas, internacionales y de relaciones bilaterales”.
Al concluir el coloquio el secretario de Estado le regaló al presidente Putin una figura de bronce con un ramo de olivo como símbolo de la paz. Por su parte el presidente ruso le entregó como don una serie de monedas de colección sobre a las olimpíadas de Sochi 2014.
El comunicado concluye señalando que esta noche el cardenal la pasa en la capital rusa y mañana después de celebrar misa privada en la nunciatura de Moscú, retorna a Roma.

 

 

23/08/2017-16:52
Redacción

Rusia: El Papa ofrece un recuerdo a Kirill mediante el card. Parolin

(ZENIT – Roma, 23 Ago. 2017).- Durante la reunión del cardenal Parolin con el patriarca Kirill celebrada en Moscú el martes, 22 de agosto de 2017, “hubo un intercambio de regalos”, dijo a la prensa el metropolitano Hilarión de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores (DREE), según la agencia rusa RIA Novosti.
“El Papa dio al Patriarca ruso un recuerdo que representa una vid y Kirill dio al Cardenal –para el papa Francisco– el icono de la Virgen María y su libro en italiano `La libertad y la responsabilidad´”, dijo metropolitano Hilarión.
“Se trata de un libro que ya ha sido publicado en muchos idiomas y en el que se reflexiona de la actitud cristiana hacia los valores liberales modernas”, explica el Metropolitano.
La reunión entre el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y el patriarca Kirill de Moscú, cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa, tuvo lugar en la residencia patriarcal y sinodal del Monasterio de San Daniel.

 

 

23/08/2017-06:30
Redacción

El cardenal Parolin se reunió con el patriarca Kirill

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 23 Ag. 2017).- El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede se reunió el martes, 22 de agosto de 2017, con el patriarca de
Moscú y de todas las Rusias, Kirill, en el monasterio de Danilovsky, sede del Patriarcado.
El encuentro se abrió con un mensaje que el papa Francisco envió al Patriarca: “Saludo a mi hermano Kirill, patriarca de Moscú y de todas las Rusias”, a lo que Kirill respondió con un “grazie” (gracias, en italiano), informó Radio Vaticano.
Conversando sobre la visita de las reliquias de San Nicolás de Bari en Rusia, el
patriarca Kirill definió el evento como “excepcional para la historia de nuestras iglesias”. A lo que y el secretario de Estado vaticano añadió: “El ecumenismo de la santidad es verdadero, existe. Los santos nos unen porque son los más cercanos a Dios y por lo tanto son aquellos que más nos ayudan a superar las dificultades de las relaciones del pasado, debido a situaciones previas, y a caminar cada vez más decididamente hacia el abrazo fraterno y la comunión eucarística”.
La llegada de las reliquias de San Nicolás fue fruto del encuentro en febrero de 2016 en La Habana, entre Kirill y el papa Francisco. En Rusia unos 2,3 millones los fieles veneraron estas reliquias durante su exposición en Moscú y San Petersburgo, según informó el propio Patriarca a Parolin.
Otro de los temas abordados entre el número uno de los ortodoxos rusos y el número dos de los católicos fue el de Ucrania y el conflicto: “La Iglesia no puede desempeñar ningún otro papel que el de la pacificación, cuando las personas están en conflicto entre ellas”, afirmó el patriarca. “Los conflictos no duran siempre y tarde o temprano terminan. Si todas las fuerzas sociales están involucradas en el conflicto, ¿quién recogerá las piedras?”, señaló Kirill.
Y añadió que “apreciamos mucho el hecho de que también esta vez encontramos una comprensión recíproca sobre el papel que nuestras Iglesias deben desempeñar en relación con la reconciliación de la población en Ucrania”.
Otra tema del encuentro fue Oriente Medio. “La colaboración entre la Iglesia ortodoxa y la católica en la asistencia humanitaria a las poblaciones que sufren los conflictos en Oriente Medio, puede ser un importante factor de unión”, declaró el patriarca de Moscú, añadiendo que la cooperación en el campo humanitario debería crear las bases para proyectos comunes en estas zonas del mundo.

 

 

23/08/2017-11:20
Rosa Die Alcolea

Terremoto en Ischia: “Afectuosa cercanía” del Papa

(ZENIT – 23 Ago. 2017).- El papa Francisco ha dirigido su “pensamiento” y ha expresado su “afectuosa cercanía” por todos aquellos que sufren a causa del terremoto en la Isla de Ischia, en Italia, ocurrido en la noche del lunes, 21 de agosto de 2017.
Así, el Santo Padre ha dicho esta mañana, 23 de agosto de 2017, en la Audiencia general, en el Aula Pablo VI del Vaticano : “Dirijo en fin, mi pensamiento y expreso afectuosa cercanía a todos aquellos que sufren a causa del terremoto que el lunes por la noche afectó la Isla de Ischia. Recemos por los muertos, por los heridos, por los respectivos familiares y por las personas que han perdido su casa”.

 

 

23/08/2017-10:41
Rosa Die Alcolea

Líbano, Siria y Oriente Medio: mensaje del papa Francisco

(ZENIT – 23 Ago. 2017).- Francisco señala que la “esperanza cristiana”, se basa en la “fe de que Dios Padre nos ha creado para construir ahora, con Él y con su fuerza, nuestra Patria en el Cielo”.
El papa Francisco ha saludado a los visitantes de lengua árabe, en particular a los procedentes de Siria, Líbano y Oriente, en la Audiencia general celebrada hoy, 23 de agosto de 2017, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Santo Padre afirma así a los peregrinos de lengua árabe que la “esperanza cristiana”, tema de la catequesis en la Audiencia general, se basa en la “fe de que Dios Padre nos ha creado para construir ahora, con Él y con su fuerza, nuestra Patria en el Cielo”, donde Él “enjugará toda lágrima de los ojos y ya no habrá muerte ni lamento ni cansancio”, porque todo lo anterior ya ha pasado.
El Pontífice se dirige a este grupo de cristianos: “La esperanza cristiana no se basa en el desprecio de la vida terrenal o la aspiración infantil de una vida eterna, sino en la certeza de que Dios no nos ha creado para ser presa de la tristeza, la angustia, la fragilidad y la muerte”.
Concluyó el Papa con un mensaje de “esperanza” : «’¡Yo hago nuevas todas las cosas!’, ¡que el Señor les bendiga y proteja siempre del maligno!»

 

 

23/08/2017-11:00
Rosa Die Alcolea

Mensaje a los jóvenes: Cultivar una devoción sincera a María

(ZENIT – 23 Ago. 2017).- El papa Francisco ha animado a los jóvenes, enfermos y recién casados a cultivar “una devoción sincera” a la Santa Madre de Dios, “para que esté a su lado en la existencia cotidiana”.
El Pontífice ha saludado, en italiano, esta mañana, 23 de agosto de 2017, con especial afecto a los jóvenes, enfermos y recién casados, como lo hace por costumbre los miércoles en la Audiencia general.
Así se ha dirigido el Santo Padre a ellos: “Queridos, elevemos la mirada hacia el Cielo para contemplar el esplendor de la Santa Madre de Dios, de quien la semana pasada hemos recordado en su Asunción y ayer hemos invocado como nuestra Reina. Cultiven hacia ella una devoción sincera, para que les esté a su lado en la existencia cotidiana”.

 

 

23/08/2017-14:27
Redacción

Viaje del Papa a Colombia: vigilia de oración el 5 de septiembre

(ZENIT – Roma, 23 Ago. 2017).- La Conferencia Episcopal de Colombia, invitó para el 5 e septiembre próximo, víspera de la llegada del Santo Padre a Colombia, a una vigilia de oración “con el objetivo de pedir a Dios sus gracias para que a través del papa Francisco cada colombiano reciba y confirme la fe, la unidad y el amor”.
Este día todas las parroquias, hogares, casas religiosas, seminarios y movimientos laicales del país podrán organizar sus actividades meditando además sobre los temas que el Papa tratará en las cuatro ciudades: “La familia artesana de la paz y defensora de la vida”, “la familia, escuela de reconciliación”, “la familia, semillero de vocaciones” y “la familia, defensora de la dignidad y los derechos humanos”.
De otro lado, el viaje apostólico programado del 6 al 11 de septiembre próximo, cuenta con un equipo médico de emergencia a dirigido por el Dr. Francisco Holguín, jefe de urgencias de la Fundación Santa Fe y de otros tres médicos.
Lo indicó hoy Radio Caracol, precisando que además se pondrá a disposición la infraestructura de la clínica en caso de que el pontífice o alguien de su comitiva lo necesite.
El doctor Francisco Holguín declaró: “Hemos tenido experiencia de organizar varias atenciones a dignatarios”. De acuerdo a la información, el médico aún no ha recibido la historia clínica de papa Francisco, si bien en breve conocerá a los médicos que acompañan al Pontífice.
Además, unas 2.500 personas integran el plan de salud en Bogotá que se activará por visita papal. Dos ambulancias acompañarán al Pontífice y en los lugares donde se realizarán los diversos actos habrán brigadas para atender las emergencias que se presenten.

Leer también el programa del papa Francisco en Colombia

 

 

23/08/2017-04:00
Isabel Orellana Vilches

Sta María Micaela del Santísimo Sacramento, 24 de agosto

«Frente a la crítica mordaz de una sociedad hipócrita que daba la espalda a la mujer prostituida, esta aristócrata, enamorada de Cristo, acogió a las jóvenes que penetraron en ese oscuro mundo. Es fundadora de las Adoratrices del Santísimo Sacramento y de la Caridad»

Micaela Desmaissières y López de Dicastillo, vizcondesa de Jorbalán, fue señalada por Dios para dedicarse por entero a la educación de niñas, y a la restauración de mujeres atrapadas en las redes de la prostitución, abandonando las prebendas de su noble ascendencia. Vino al mundo en Madrid, España, el 1 de enero de 1809. Y de acorde a su gran posición económica y social, se formó en el colegio de las ursulinas de Pau, Francia; su madre añadió la enseñanza de tareas prácticas y útiles para la vida cotidiana. Hasta la muerte de su padre, que la obligó a regresar a España, e incluso después de ésta, no parecía estar abocada a la consagración. Su madre le había transmitido su piedad, experimentaba una devoción por la Eucaristía, pero no la llamada a una vocación. Era una mujer de impactante personalidad, distinguida, alegre,
enérgica, conciliadora, buena conversadora, con altas dotes organizativas. Se ocupaba de las necesidades ajenas en constantes actos de caridad implicando en ellos a personas de su alcurnia; acogía en su casa a niñas pobres y atendía a los enfermos.
No descartaba el matrimonio. De hecho, entre otros enamoramientos, uno se estableció más firmemente en su corazón ya que fue novia durante tres años del hijo de un marqués. Pero una serie de desgracias encadenadas le indujeron a romper su compromiso: la muerte de su padre y de un hermano, la grave enfermedad de una hermana y destierro de otra... En 1841 al perder a su madre, eligió como tal a la Virgen. Es decir que en su vida se manifestaban dos vías que, aunque divergentes entre sí, no dejaban fuera de juego la llama del amor divino. Tanto en Madrid como en París y Bruselas iba quedando el rastro de su caridad con los desfavorecidos. Al tiempo prodigaba su presencia en convites, paseos, teatro, tertulias, baile, etc. Generalmente aceptaba los compromisos para complacer a su familia, pero tampoco le disgustaban del todo. Hallándose en París en 1846 se sumergió en ese mundo de oropeles y vanidades; por algo lo denominó «año perdido». Tenía carácter, y un pronto fuerte la dominaba. No escondía sus apegos, como el que tuvo a su caballo, pero se esforzaba en luchar contra sus tendencias sin escatimar sacrificios, y no tardarían en irse viendo los frutos.
En 1847 tras unos ejercicios espirituales efectuados a instancias del que fuera confesor de su madre, el jesuita padre Carasa, se sintió llamada a cumplir la voluntad de Dios. Comenzó a dedicar a la oración entre cinco y siete horas diarias movida por afán de penitencia. No pudiendo eludir su participación en eventos sociales, rogaba a Dios que la preservase en ellos de cualquier pecado, aunque fuese venial. Debajo de elegantes vestiduras ocultaba cilicios. A finales de ese año todavía vestía ricamente. Al confesarse el sacerdote percibió el crujido de las prendas que llevaba: «Viene usted demasiado hueca a pedir perdón a Dios», le dijo. «Son las sayas», respondió. «¡Pues, quíteselas usted!». Se vistió como un adefesio, tanto que el presbítero le instó a no llegar a ese extremo; únicamente debía limitarse a vestir sin estridencias.
En 1848 el padre Carasa fue el detonante de otra experiencia que marcaría su vida. Le presentó a una persona de su confianza, María Ignacia Rico de Grande, quien la llevó de visita al hospital de San Juan de Dios. Allí se fijó consternada en la cantidad de jóvenes que ejercían la prostitución, a la que habían llegado por distintos motivos. Tuvo que vencer la repugnancia que sentía ante las huellas que el ejercicio de esa actividad había dejado en sus cuerpos macerados. Supo que si terrible era su estado físico, no lo era menos la soledad y desamparo que les esperaba al salir del hospital en una sociedad hipócrita que las había empujado por ese camino arrancándoles su honor y dignidad, y después les daba cruelmente la espalda. De modo que abrió una casa para las pobres descarriadas que fue recogiendo.
En 1850 se fue a vivir con ellas. La noticia fue un azote para los círculos en los que se movía. Le cerraron las puertas, fue vituperada, incomprendida, calumniada, no solo por los que formaban parte del selecto ambiente al que pertenecía; también fue criticada y perseguida por miembros de la Iglesia. Hasta le retiraron el permiso para tener el Santísimo Sacramento, clave de su vida y quehacer. Algunas de las muchachas que había acogido y otras personas la acusaron sin fundamento, dando alas a murmuraciones y chismes diversos. El padre Carasa le negó el saludo. No se defendió; se limitó a orar y a dar gracias a Dios. Fue amenazada por algunos proxenetas, e incluso querían darle muerte. Nada la detuvo. Vendió las joyas heredadas a menor costo de lo que valían, se desprendió de su caballo, pidió limosna, y no se le cayeron los anillos, como suele decirse, para sacar adelante su obra. En 1854 recibió ayuda económica de la beneficencia. Dos años más tarde, con el apoyo y consejo de san Antonio María Claret, nació la fundación y tomó el nombre de Madre Sacramento. Puso en sus casas esta consigna: «Mi providencia y tu fe mantendrán la casa en pie».
El padre Claret la ayudó en lo concerniente a las constituciones y bajo su amparo creció progresivamente su vida espiritual; otros directores espirituales anteriores no la habían comprendido. Emitió sus primeros votos en 1859, y comenzó la expansión de la obra en medio de muchas dificultades externas e internas. «Dudo yo que haya superiora ni más acusada, ni más calumniada, ni más reconvenida», reconoció. En junio de 1860 profesó los votos perpetuos. Cuando el cólera asaltó de nuevo a España en 1865 se hallaba en Valencia, y tuvo la impresión de que podía llegarle su hora. Había ido, como en otras ocasiones, a asistir y consolar a los que contrajeron la enfermedad en epidemias similares. Entonces salió indemne, pero ese año la enfermedad se cebó también en ella causándole la muerte el 24 de agosto. Pío XI la beatificó el 7 de julio de 1925 y la canonizó el 4 de marzo de 1934.

 

 

23/08/2017-11:54
Redacción

Argentina: Mons. Alberto Sánchez arzobispo de Tucumán

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 23 Agosto, 2017).- El santo padre Francisco nombró arzobispo metropolitano de Tucumán (Argentina) a Mons. Carlos Alberto Sánchez, párroco de Nuestra Señora de la Merced en San Miguel de Tucumán.
Lo informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, precisando que el obispo nació en San Miguel de Tucumán el 24 de abril de 1963. Monseñor Sánchez sucede así a monseñor Alfredo Horacio Zecca, quien renunció el 9 de junio pasado por razones de salud.
Mons. Sánchez es tucumano y tiene 54 años. Fue ordenado sacerdote el 24 de junio de 1988. A continuación fue vicario parroquial del Inmaculado Corazón de María, San Pío X; de Nuestra Señora de Luján, en la ciudad de San Miguel de Tucumán; y de Nuestra Señora del Rosario, de Burruyacú. Desde 2011 es párroco de La Victoria-Basílica Nuestra Señora de la Merced.
Fue rector del seminario menor San José y director espiritual del seminario mayor Nuestra Señora de la Merced y San José. De 2007 a 2011 fue vicario general de la arquidiócesis, y entre 2012 y 2014 fue vicario episcopal para la Pastoral.
Es delegado episcopal para la Pastoral juvenil y vocacional, profesor de Introducción a la Sagrada Escritura y de Teología Moral en el Instituto Superior de Ciencias Sagradas Santo Toribio de Mogrovejo, y de Teología Pastoral en el Seminario Mayor. Es también miembro del Colegio de Consultores.

 

 

23/08/2017-10:20
Redacción

Audiencia General del 23 de agosto de 2017 – texto completo

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 23 Abr. 2017).- El papa Francisco realizó este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, una nueva audiencia general en la que prosiguió con las catequesis sobre la esperanza cristiana. A continuación el texto completo.

«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hemos escuchado la palabra de Dios en el libro del Apocalipsis, y dice así: ‘Yo hago nuevas todas las cosas’ (21,5). La esperanza cristiana se basa en la fe en Dios que siempre crea novedad en la vida del hombre, crea novedad en la historia y crea novedad en el cosmos. Nuestro Dios es el Dios que crea novedad, porque es el Dios de las sorpresas. Novedad y sorpresas.
No es cristiano caminar con la mirada baja –como hacen los cerdos: siempre van así– sin levantar los ojos al horizonte. Como si todo nuestro camino se apagara aquí, en una distancia de pocos metros de viaje; como si en nuestra vida no hubiera ninguna meta y ninguna llegada, y nosotros estuviéramos obligados a un eterno errar, sin ninguna razón de tantas nuestras fatigas. Esto no es cristiano.
Las páginas finales de la Biblia nos muestran el horizonte último del camino del creyente: la Jerusalén del Cielo, la Jerusalén celestial. Esta es imaginada antes de todo como una inmensa carpa, donde Dios recibirá a todos los hombres para habitar definitivamente con ellos (Ap 21,3). Y esta es nuestra esperanza.
Y ¿Qué cosa hará Dios, cuando finalmente estaremos con Él? Usará una ternura infinita hacia nosotros, como un padre que recibe a sus hijos quienes han fatigado y sufrido mucho.
Juan en el Apocalipsis, profetiza: ‘Esta es la morada de Dios entre los hombres (...) – ¿qué cosa hará Dios?. Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni penas, ni quejas, ni dolor, porque todo lo de antes pasó (...) Yo hago nuevas todas las cosas’ (21, 3-5). Es el Dios de la novedad.
Intenten meditar este pasaje de la Sagrada Escritura no de manera abstracta, sino después de haber leído una crónica de nuestros días, después de haber visto la televisión o la portada de un diario, donde se registran tragedias, donde se reportan noticias tristes a las cuales todos corremos el riesgo de acostumbrarnos.
He saludado a algunos de Barcelona: cuantas noticias tristes de allí. He saludado a algunos del Congo, y cuantas noticias tristes de allá. Y tantas otras. Sólo para nombrar a dos quienes están aquí.
Intenten imaginar los rostros de los niños aterrorizados por la guerra, el llanto de las madres, los sueños rotos de tantos jóvenes, las penurias de tantos prófugos que enfrentan viajes terribles, y tantas veces son explotados... La vida lamentablemente es también esto. Algunas veces se podría decir que es sobre todo esto.
Puede ser. Pero existe un Padre que llora con nosotros; existe un Padre que llora lágrimas de infinita piedad en relación de sus hijos. Nosotros tenemos un Padre que sabe llorar, que llora con nosotros. Un Padre que nos espera para consolarnos, porque conoce nuestros sufrimientos y ha preparado para nosotros un futuro diferente.
Esta es la gran visión de la esperanza cristiana, que se dilata todos los días de nuestra existencia, y nos quiere consolar.
Dios no ha querido nuestras vidas por equivocación, obligando a Sí mismo y a nosotros a duras noches de angustia. En cambio, nos ha creado porque quiere que seamos felices. Es nuestro Padre y si nosotros aquí, ahora, llevamos una vida que no es aquella que Él ha querido para nosotros, Jesús nos garantiza que Dios mismo está obrando su rescate. Él trabaja para rescatarnos.
Nosotros creemos y sabemos que la muerte y el odio no son las últimas palabras pronunciadas sobre la parábola de la existencia humana. Ser cristianos implica una nueva perspectiva: una mirada llena de esperanza.
Alguno cree que la vida contiene todas sus felicidades en la juventud y en el pasado, y que el vivir sea un lento decaimiento. Otros aún piensan que nuestras alegrías sean sólo ocasionales y pasajeras, y en la vida de los hombres está escrito que no tiene sentido. Aquellos que ante tantas calamidades dicen: “Pero la vida no tiene sentido. Nuestro camino es sin sentido”.
Pero nosotros los cristianos no creemos en esto. En cambio, creemos que en el horizonte del hombre existe un sol que ilumina por siempre. Creemos que nuestros días más bellos deben todavía llegar. Somos gente más de primavera que de otoño.
Me gustaría preguntarles, ahora, cada uno responda en su corazón, en silencio, pero responda: ¿yo soy un hombre, una mujer, un joven, una joven, de primavera o de otoño? ¿Mi alma es de primavera o de otoño? Cada uno responda.
Entrevemos los gérmenes de un mundo nuevo en vez de las hojas amarillentas de sus ramas. No nos quedamos en nostalgias, añoranzas y lamentos: sabemos que Dios nos quiere herederos de una promesa e incansables cultivadores de sueños.
No se olvide de esta pregunta: ¿Yo soy una persona de primavera o de otoño? De primavera, que espera la flor, que espera el fruto, que espera el sol que es Jesús; o de otoño, que está siempre con la mirada hacia abajo, amargado, y como a veces he dicho, con la cara de pepinillos al vinagre, ¿no?
El cristiano sabe que el Reino de Dios, su Señoría de amor está creciendo como un gran campo de trigo, a pesar de que en medio esté la cizaña. Siempre existen problemas, existen las habladurías, existen las guerras, existen las enfermedades... existen los problemas. Pero el trigo crece, y al final el mal será eliminado.
El futuro no nos pertenece, pero sabemos que Jesucristo es la gracia más grande de la vida: es el abrazo de Dios que nos espera al final, pero que ya, desde ahora nos acompaña y nos consuela en el camino. Él nos conduce a la gran “morada” de Dios entre los hombres (Cfr. Ap. 21,3), con tantos otros hermanos y hermanas, y llevaremos a Dios el recuerdo de los días vividos aquí abajo.
Y será bello descubrir en ese instante que nada se ha perdido, nada, ni siquiera una lágrima: nada se ha perdido; ninguna sonrisa, ni ninguna lágrima. Por cuanto nuestra vida haya sido larga, nos parecerá que hemos vivido en un momento. Y que la creación no se ha quedado en el sexto día del Génesis, la creación no ha terminado el sexto día, sino que ha proseguido incansablemente, porque Dios siempre se ha preocupado de nosotros.
Hasta el día en el que todo se cumplirá, la mañana en la que se terminarán las lágrimas, el instante mismo en el que Dios pronunciará su última palabra de bendición: ‘Yo hago nuevas todas las cosas’ (v. 5). Si, nuestro Padre es el Dios de la novedad y el Dios de las sorpresas. Y aquel día nosotros seremos verdaderamente felices, y ¿lloraremos?, sí, pero lloraremos de alegría. Gracias».

Traducción de ZENIT, desde el audio