Servicio diario - 28 de agosto de 2017


Bangladés: “Armonía y paz”, logo del viaje del Papa
Rosa Die Alcolea

Birmania: Lema y logo del viaje del Papa
Rosa Die Alcolea

El Papa anima a promulgar “leyes que impulsen puentes y diálogo”
Rosa Die Alcolea

Santa María de la Cruz (Juana) Jugan, 29 de agosto
Isabel Orellana Vilches


 

28/08/2017-12:35
Rosa Die Alcolea

Bangladés: “Armonía y paz”, logo del viaje del Papa

(ZENIT – 28 Ago. 2017).- El lema del viaje del papa Francisco a Bangladés es “Armonía y paz”, y el logo presenta los elementos del pájaro de la paz, la cruz y la “shpala” (flor nacional).
La Santa Sede ha hecho público esta mañana, 28 de agosto del 2017, la fecha del viaje del papa Francisco a Birmania y a Bangladés (noviembre 27-diciembre 2, 2017), y ha dado a conocer los lemas y logos de estas visitas.
El lema elegido para la visita del Santo Padre a Bangladés “Armonía y paz” simboliza “la realidad y al mismo tiempo, la aspiración a la armonía entre religiones, culturas, gentes, sociedad, historia, herencia y tradiciones en Bangladés”, señala la Santa Sede en el documento, “la realidad de la experiencia de paz, así como aspiración en un futuro con visión de la humanidad integrada y el desarrollo espiritual en Bangladés”.

 

Logo

El logo contiene varios elementos:
– Pájaro de la paz: Simboliza al Santo Padre Francisco, “el embajador de la armonía y la paz en esta tierra y su espíritu libre. Su presencia es una celebración de gozo para la nación y para la Iglesia”.
– Cruz y Shpala: La cruz simboliza “la presencia de Cristo y el amor de Dios a la humanidad. La gente de Bangladés multicultural y multirreligiosa conviven juntos en un espíritu de armonía fundado en el bien común, representado por la flor nacional “shpala”. Esto también simboliza la vida y la esperanza y expresa que nuestra fe está muy viva a pesar de ser pocos”.
El pájaro y la flor representan también la Madre Tierra: “nuestra casa común”.
– Los colores: El verde, el rojo y el amarillo son los colores nacionales de Bangladés y del Vaticano: “la combinación de estos colores simboliza la unidad y la amistad entre el Vaticano y Bangladés, recordando el hecho de que el Vaticano fue uno de los primeros países en reconocer la Independencia de Bangladés en 1971. El color azul en escrito representa el símbolo de la paz y el agua clara de los ríos de Bangladés”.

 

 

28/08/2017-12:20
Rosa Die Alcolea

Birmania: Lema y logo del viaje del Papa

(ZENIT – 28 Ago. 2017).- “Amor y paz” es el lema de la visita del Papa Francisco: “La paz cristiana está basada en el amor. No puede haber paz sin amor. El amor, lo que la gente de Birmania más valora, es lo que construirá el camino de la paz. La visita de nuestro Santo Padre es para promover el amor y la paz en Birmania”.
La Santa Sede ha enviado esta mañana, 28 de agosto de 2017, un comunicado en el que dar a conocer cuál es el lema y cómo es el logo del viaje a Birmania, que el Santo Padre realizará del 27 al 30 de noviembre de 2017, y después en el Bangladesh (30 novimebre-2 diciembre).

 

Logo

El logo oficial del viaje a Birmania es en forma de corazón: “La tierra común del Cristianismo y el Budismo es el amor. Es un concepto que crea mutuo respeto y aceptación entre los cristianos y los budistas”.
Las cintas que forman el corazón son dos banderas: una es la del Vaticano (amarillo y blanco) y la otra (amarillo, verde y rojo) es la de Birmania.
El mapa de Birmania está pintado con los colores del arco iris. Significa “la multietnicidad de Birmania, el país tiene 8 comunidades principales y otras 135 grupos étnicos con diferentes idiomas, dialectos y culturas”.
En el logo aparece también el Santo Padre con una paloma, “esto quiere decir que el Papa es mensajero de la paz”.

 

 

28/08/2017-16:45
Rosa Die Alcolea

El Papa anima a promulgar “leyes que impulsen puentes y diálogo”

“Las leyes que ustedes promulgan y aplican deberían construir puentes de diálogo entre diversas perspectivas políticas”, así animó el papa Francisco a los legisladores católicos, según informa Radio Vaticano en español.
El papa Francisco recibió ayer, 27 de agosto de 2017, en el Vaticano a los participantes en la Conferencia de la Red Internacional de Legisladores católicos (ICLN), y brindó una cordial bienvenida al fundador, Card. Christoph Schönborn y a Christiaan Alting von Gesau, presidente de esta red de parlamentarios católicos de todo el mundo.
“Las leyes que ustedes promulgan y aplican deberían construir puentes de diálogo entre diversas perspectivas políticas, también cuando responde a precisas finalidades en orden a promover un mayor cuidado hacia los indefensos y los marginados, en especial hacia los muchos que están obligados a dejar su patria, así como en orden a favorecer una correcta ecología humana y natural”: son las palabras del Papa que reporta Radio Vaticano.
El Pontífice hizo hincapié en las enseñanzas de la Iglesia y en el compromiso que los aúna para “construir una sociedad más humana y justa”, con “leyes que impulsen puentes y diálogo”, amparando a los más necesitados y a los migrantes.
El Papa animó a los legisladores a “construir una sociedad más humana y justa”: “Al tiempo que la contribución de la Iglesia en las grandes cuestiones de la sociedad de nuestro tiempo, a menudo puede ser puesto en discusión, es vital que vuestro compromiso esté impregnado continuamente por sus enseñanzas morales y sociales, con el fin de construir una sociedad más humana y justa.”
La Red Internacional de Legisladores Católicos fue fundada en el año 2010 por el cardenal Christoph Schönborn de Vienna y el parlamentario británico Lord David Alton. La organización reúne a los legisladores católicos para debatir sobre diferentes asuntos de interés común y compartir ideas sobre la mejor manera de llevar su fe común a su trabajo en favor del bien común, informa Radio Vaticano.

 

La persona humana

En este encuentro, el Papa subrayó su deseo de hablar sobre “la visión cristiana de la persona humana”, apunta Radio Vaticano, y alentó a los legisladores a que “cuando vuelvan a sus respectivas naciones, hagan referencia a los frutos de sus reflexiones sobre cómo la fe católica conduce a una comprensión justa de la persona, que se debe aplicar según todos los aspectos del gobierno y de los procesos decisionales”.
Radio Vaticano señala que el Papa concluyó su saludo con la exhortación a testimoniar el Evangelio de Jesucristo en el mundo y encomendando a todos los pueblos a la Madre de Dios: “En medio de los sufrimientos de los pueblos, los exhorto a mirar a Cristo, cuyo amor les inspirará para hacer que el Espíritu, a través de un intercambio de dones, pueda conducirlos cada vez más a la verdad y al bien.
Que puedan llevar siempre en su trabajo profesional la noticia de Jesús, de que nadie es insignificante, nadie debe ser descartado en cualquier fase de su vida. Los encomiendo a ustedes y a las poblaciones de las que son servidores a la protección de la Virgen, Madre de la Iglesia y con gusto les imparto la bendición apostólica”.

 

 

28/08/2017-04:07
Isabel Orellana Vilches

Santa María de la Cruz (Juana) Jugan, 29 de agosto

«Fundadora de las Hermanitas de los Pobres. Injustamente postergada, alumbró su obra entregada a los pobres y a los enfermos. Por su labor humanitaria fue galardonada por la Academia Francesa con el premio Montyon»

En esta festividad del martirio de san Juan Bautista, celebramos la vida de Juana. Nació en Cancale, Francia, el 25 de octubre de 1792. Su padre era un honrado pescador en las costas de Terranova y un día el mar bravío lo engulló. Ella tenía cuatro años. Después fue de gran ayuda para su madre, que debía alimentar a todos los hijos; cuidaba un rebaño mientras rezaba y mantenía viva la presencia de Dios en su corazón. En 1810 obtuvo empleo como ayudante de cocina en casa de la vizcondesa de la Chouë. A los 18 años la cortejó un marinero. No quiso comprometerse entonces y al cumplir los 24 el enamorado insistió. Su madre juzgaba que el matrimonio sería ventajoso, pero a Juana le movía esta poderosa convicción: «Dios me quiere para Él. Él me guarda para una obra que no es aún conocida...».
En 1816 participó en una «Misión». Y en medio de la oración brotó el afán de consagrarse a Dios y de asistir a los pobres por amor a Él, vinculada a la Tercera Orden del Corazón de la Madre Admirable, obra de san Juan Eudes. Comenzó a trabajar como ayudante de enfermería en el hospital «du Rosais» de Saint-Servan, hasta que en 1823 cayó enferma por causa de gran fatiga. Pero ya había hecho acopio de una excelente formación que iba a ayudarle en su misión, y mostrado gran sensibilidad para comprender y paliar el dolor ajeno. Convivió con Marie Lecoq doce años. Compartían el mismo ideal: misa diaria, oración, visitas a los pobres de la parroquia, y la formación catequética a los niños. Ella ayudó a Juana a restablecerse.
Lecoq murió en 1835. Pocos años más tarde, la santa alquiló una vivienda junto a François Aubert, que era conocida suya. Inició la fundación en el invierno de 1839 con la acogida de una anciana viuda, pobre, ciega y enferma de la que tenía referencia directa. La ubicó en su dormitorio portándola en sus brazos, y ella se mudó al granero. Las siguientes integrantes fueron Virginia, una joven de 17 años, que sanó gracias a sus cuidados, y otra persona mayor, soltera, que había servido gratuitamente a un matrimonio sin recursos y que no tenía a dónde ir. La demanda crecía y pronto escaseó el espacio. Abnegada, generosa, llena de piedad y misericordia por los pobres desvalidos, los buscaba en barrios marginales y en toda clase de tugurios. En 1840 pusieron en marcha una asociación caritativa junto al vicario del lugar, Augusto Le Pailleur; éste sería su cruz. François tuvo en cuenta su avanzada edad, y prefirió quedarse en la retaguardia. Esta mujer, Juana y Magdalena Bourges, otra enferma cobijada en casa, que la fundadora auxilió, fueron las primeras integrantes de las Hermanitas de los Pobres.
Para alimentar a tantas personas recogidas y a falta de ingresos, mendigaban. Lo habían hecho antes las ancianas, pero pidieron a Juana que las sustituyera. Y ella aceptó animada por un religioso de san Juan de Dios. Tuvo que vencerse y hacer un ímprobo esfuerzo, pero salió a la calle y afrontó valientemente muchos desplantes y chanzas. Sufrió las inclemencias meteorológicas y la penalidad de los largos trayectos. Tenía dotes para la colecta, y obtenía no solo dinero sino también ayuda en especies. Un día le dieron una bofetada, y ella respondió mansamente: «Gracias; eso es para mí. ¡Pero ahora deme algo para mis pobres, por favor!». Una persona que poseía cuantiosos bienes juzgó que era suficiente con la notable cantidad que le entregó; no llevó bien que Juana volviese de nuevo en otra ocasión y la trató sin miramiento. Pero ella no se arredró. Le recordó que precisaban comer todos los días. El hombre, impresionado, se avergonzó y se convirtió en uno de sus benefactores. La santa también infundía el amor al trabajo a los ancianos, que ayudaban con lo que sabían hacer para costear los gastos.
En 1843 fue unánimemente reelegida superiora por sus compañeras. En 1845 la Academia Francesa le concedió el premio Montyon por su labor humanitaria; el dinero que le dieron lo invirtió en reparar un techo. También la logia masónica premió su labor con una medalla de oro que fundió para hacer un cáliz. Su fama crecía, aunque ella no la buscara. Sin embargo Le Pailleur tenía aspiraciones que no discurrían por el camino evangélico. Su intención era manejar a su antojo la fundación y pensando que no podría intervenir en ella si Juana estaba al frente, poco tiempo después de la elección, dando por inválida su designación, la relegó a la colecta sin más atribuciones. Como siempre, un santo obra milagros en la adversidad y arrebata las gracias con su virtud. Juana, que no perseguía el poder, obedeció y asumió con mansedumbre la decisión y las humillaciones que siguieron después, incluido el trato prepotente y altivo de la nueva y joven superiora.
Enviada a Rennes a mendigar, fundó allí en 1846 y luego abrió casas en distintos puntos del sur de Francia. Devotísima de san José, logró que los ancianos se encomendaran a él, y obtuvieron lo que pedían. En 1852 Le Pailleur, que le prohibió también pedir limosna, la envió a la casa fundadora. Permaneció en ella cerca de tres décadas realizando tareas domésticas, completamente postergada, íntima y profundamente unida a Cristo, amando a los pobres, en quienes le veía: «No olviden nunca que el pobre es nuestro Señor». Desde el anonimato se ocupó de mantener en pie la Orden, impulsándola, gozándose íntimamente en su sencillez de los frutos que se cosechaban. ¡Qué corazón tan grande! Con sus propios matices, esta es la noble y conmovedora historia que late en las fundaciones porque quienes las impulsaron murieron día a día a sí mismos buscando únicamente la gloria de Dios.
La obra fue aprobada por León XIII en marzo de 1879. El 29 de agosto de ese año ella murió en silencio, como hizo en las décadas de humano ostracismo mientras que su espíritu iba inundándose con la luz divina. Muchas de las hermanas supieron después que era la fundadora. Juan Pablo II la beatificó el 3 de octubre de 1982. Benedicto XVI la canonizó el 11 de octubre de 2009.