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Omella invoca a la sensatez y el deseo de ser justos

 


 

 

Unos cuantos amigos y conocidos míos, laicos y sacerdotes, opinan que la amenaza independentista de Cataluña afectará negativamente a la vida de muchas personas y que, por lo tanto, la Iglesia Católica, -en concreto los obispos- debe pronunciarse.  

Otros, en cambio, consideran que la Iglesia –en concreto los obispos- no se debe meter en estos berenjenales políticos ni posicionarse.

Al respecto, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, no cesa de apelar al diálogo y a evitar la confrontación. A diferencia de algún otro obispo catalán, que ha defendido abiertamente el derecho de la autodeterminación de los pueblos por encima de la unidad del Estado, (por ejemplo, el obispo de Solsona, Xavier Novell), Omella esquiva la cuestión separatista.

Sin embargo, el pasado mes de mayo, los obispos catalanes firmaron un documento conjunto en el que decían: “Creemos humildemente que conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán para que sea querida y valorada su singularidad nacional, especialmente su lengua propia y su cultura”.

He echado una mirada a la web del arzobispado de Barcelona a ver si comentaban algo sobre las últimas noticias que califican los medios de “golpe de Estado en el Parlament”. Directamente, nada al respecto.

Indirectamente, me produce interés la carta dominical del cardenal Omella. Comienza felicitando a los catalanes y catalanas con motivo de la Diada, la fiesta nacional de Cataluña (que se celebra el 11 de septiembre), y dedica toda su carta al recuerdo de las víctimas del último atentado de Barcelona.

Sin embargo, el final merece, cuanto menos, una reflexión: “Que la sensatez y el deseo de ser justos y fraternos nos guíe a todos. Que ésta sea nuestra plegaria ante la Diada de este año”.

 

Zenón de Elea.