Servicio diario - 13 de septiembre de 2017


Después de Colombia el Papa retoma las audiencias generales
Sergio Mora

“Los colombianos mostraban a sus niños con orgullo: tienen futuro”, dijo el Papa
Redacción

El Papa anima a los jóvenes a “difundir la luz y la paz” de Dios
Redacción

El Papa a los peregrinos de Oriente Medio: “La cruz devuelve la esperanza”
Redacción

El Papa pide en el C9 nunciaturas con más mujeres y jóvenes y menos clericales
Sergio Mora

El Santo Padre nombra a Mons. Leopoldo Girelli Nuncio apostólico en Israel
Redacción

El papa Francisco recibe al padre Tom, el misionero salesiano liberado
Sergio Mora

Mons. Jurkovič: Las nuevas formas de esclavitud “deben abordarse de raíz”
Rosa Die Alcolea

Exaltación de la Santa Cruz – 14 de septiembre
Isabel Orellana Vilches

Texto completo de la catequesis de la audiencia general del 13 de septiembre de 2017
Redacción


 

13/09/2017-08:19
Sergio Mora

Después de Colombia el Papa retoma las audiencias generales

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 13 Sept. 2017).- Dos días después de regresar de Colombia, el papa Francisco retomó las audiencias generales de los miércoles en la Plaza de San Pedro, favorecidas por un clima agradable de final del verano.

El Santo Padre entró en el Jeep abierto, saludando a más de trece mil fieles presentes, que le recibieron con manifestaciones de alegría, agitando pañuelos y banderas.

El Pontífice comentó el reciente viaje a Colombia, del 6 al 11 de septiembre, y aseguró que la catolicidad de ese pueblo es una riqueza para toda la Iglesia.

En su resumen de la audiencia en Español el Papa dijo: “En la catequesis de hoy deseo hacerles partícipes de mi reciente Viaje Apostólico a Colombia. En primer lugar, quiero agradecer desde aquí al Presidente por su invitación a visitar ese país, a las Autoridades, a los Obispos, y a todos cuantos han colaborado para hacerlo posible, y muy especialmente al pueblo colombiano por su acogida, su alegría y su afecto”.

Recordó que el lema del Viaje era «Demos el primer paso», y “miraba al proceso de reconciliación que vive hoy Colombia para poder salir de 50 años de conflicto interno. Con mi visita he querido bendecir el esfuerzo de ese pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia”.

Señaló que durante este viaje en el país latinoamericano “he podido contemplar los deseos de paz y de vida de tantos niños y jóvenes, en quienes exulta la esperanza. He podido encontrar también a los Obispos de esta nación y a los representantes del CELAM, para alentar su labor”.

“En la etapa culminante de mi viaje, Villavicencio, hemos oído el conmovedor testimonio de los mártires y hemos visto el cuerpo mutilado del Cristo de Bocayá, esto nos ha recordado que la paz se funda, ante todo, sobre la sangre de testigos del amor, de la verdad, de la justicia y de la fe. En Medellín y Cartagena, el tema ha trascendido a la misión y al servicio, con ejemplos insignes de vocación y de seguimiento de Jesús, que hoy como ayer se entregan a los más pobres y se consagran a la promoción humana integral”, dijo.

Y concluyó saludando “cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Confío a todos a la Virgen de Chiquinquirá, que ella pueda ayudarnos a dar el primer paso hacia un mundo más justo y en paz”.

La audiencia concluyó con el canto del Padre Nuestro en latín y la bendición de los objetos religiosos que las personas han llevado.

(Leer el texto completo)

 

 

13/09/2017-10:01
Redacción

“Los colombianos mostraban a sus niños con orgullo: tienen futuro”, dijo el Papa

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 13 de septiembre 2017).- El colombiano es “un pueblo alegre en medio de tantos sufrimientos, gozoso; un pueblo con esperanza”.

Fue uno de los comentarios que hizo el papa Francisco en la audiencia de este miércoles, 13 de septiembre de 2017, en la plaza de San Pedro, en la que comentó su reciente viaje a Colombia.

“Una de las cosas que más me ha impresionado en todas las ciudades, es la multitud y entre la muchedumbre, los papás y las mamás con los niños, que levantaban a los niños para que el Papa los bendijera”, dijo.

Y precisó que ellos “hacían ver con orgullo a sus niños como diciendo: `Esto es nuestro orgullo, esta es nuestra esperanza´. Y yo he pensado: un pueblo capaz de hacer niños y capaz de mostrarlos con orgullo, con esperanza: es un pueblo que tiene futuro. Y me ha gustado mucho”.

El Pontífice señaló que en este viaje ha sentido de manera particular “la continuidad con los dos Papas que antes de mí han visitado Colombia: el Beato Pablo VI, en 1968, y San Pablo II, en 1986. Una continuidad fuertemente animada por el Espíritu, que guía los pasos del pueblo de Dios en los caminos de la historia”.

“Es evidente que el Maligno ha querido dividir al pueblo para destruir la obra de Dios”, aseguró el Santo Padre. Y concluyó: “Pero es también evidente que el amor de Cristo, su infinita Misericordia es más fuerte que el pecado y que la muerte”.

 

 

13/09/2017-09:18
Redacción

El Papa anima a los jóvenes a “difundir la luz y la paz” de Dios

(ZENIT – 13 Sept. 2017).- El Papa ha dirigido un saludo a los jóvenes, personas enfermas y parejas de recién casados, en la Audiencia general celebrada esta mañana, 13 de septiembre de 2017, en la plaza de San Pedro.

El Papa les ha recordado que mañana, 14 de septiembre, se celebra la Fiesta de la Exaltación de la Cruz y ha animado a los jóvenes: “Queridos jóvenes, fortaleced vuestro diálogo con Dios, difundiendo su luz y su paz”.
“Queridos enfermos, encontrad consuelo en la Cruz del Señor Jesús, que continúa su obra de redención en la vida de cada hombre”, les ha invitado Francisco.

Por último, se ha dirigido a los nuevos matrimonios: “Esforzaos en mantener un constante relación con Cristo Crucificado, para que tu amor sea siempre más verdadero, fructífero y duradero”.

 

 

13/09/2017-09:39
Redacción

El Papa a los peregrinos de Oriente Medio: “La cruz devuelve la esperanza”

(ZENIT – 13 Sept. 2017).- El papa Francisco ha dirigido esta mañana en la Audiencia general un “cordial saludo a los peregrinos de lengua árabe”, “en particular –ha expresado– a aquellos que vienen de Oriente Medio”.

“Queridos hermanos y hermanas, mañana celebramos la Fiesta de la Exaltación de la santa Cruz. Recordad siempre que por medio de la cruz de Cristo el mal es vencido, la muerte es derrotada, la vida se nos da, y la esperanza es devuelta. Sabed siempre descubrir y recibir este mensaje de amor y salvación de la Cruz de Jesús. ¡El Señor los bendiga!”

 

 

13/09/2017-11:52
Sergio Mora

El Papa pide en el C9 nunciaturas con más mujeres y jóvenes y menos clericales

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 13 septiembre de 2017).- El papa Francisco quiere en las nunciaturas apostólicas, o sea, en las embajadas de la Santa Sede en los diversos países, personal más profesional, menos clerical y más internacional, en particular con mayor presencia de mujeres y jóvenes.

Lo indicó este miércoles el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, precisando que hoy por la tarde concluye la XXI reunión del papa Francisco con el Consejo de los nueve cardenales (C9).

Precisó que el C9 inició el lunes, 11 de septiembre de 2017, mientras el Santo Padre estaba aún en el vuelo de Colombia a Roma, después del viaje apostólico que inició el pasado miércoles 6, motivo por el cual ese día no participó.

Sí lo hizo ayer martes, 12 de septiembre, sea en la sesión de la mañana que en la postmeridiana. Hoy, debido a la audiencia de los miércoles, no estuvo presente en la mañana, pero presidirá la sesión de la tarde que concluye a las 19 horas, indicó Burke.

Además del tema de las nunciaturas, se abordó el de la reforma de la Curia Romana. Después de 20 reuniones del C9 se propuso una pausa de reflexión sobre esto, “valiéndose de algunos textos, como el tradicional encuentro navideño con la Curia Romana, los dos Consistorios de febrero y octubre de 2015, y el de los cinquenta años del Sínodo de los obispos”, indicó el portavoz.

Así en una profundización guiada por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga se habló del la Curia en cuanto instrumento de evangelización del Papa. También sobre las Iglesias locales y la descentralización.

El director de la oficina de prensa señaló que se abordó además el reciente motu proprio Magnum Principium y del trabajo de la Congregación del Culto Divino.

En cambio, ayer martes, 12 de septiembre, Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo pontificio para la nueva evangelización, expuso algunos temas y esta tarde lo hará el cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Durante las reuniones “los cardenales releyeron los estatutos del Dicasterio para Laicos, Familia y Vida, nacido el 1º de septiembre 2016”, indicó Burke.

No faltó una “actualización del cardenal de Boston, Sean O’Malley, a los otros miembros del Consejo, sobre los trabajos de la Pontificia Comisión de Protección de Menores”, de la cual es presidente. Tema, que como es de conocimiento público, el Papa sigue de cerca para prevenir y erradicar la llaga de los abusos sexuales.

La próxima reunión del Papa con el C9 –concluyó el portavoz de la Santa sede– será los próximos días 11, 12 y 13 de diciembre.

 

 

13/09/2017-12:54
Redacción

El Santo Padre nombra a Mons. Leopoldo Girelli Nuncio apostólico en Israel

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha nombrado Nuncio apostólico en Israel y delegado apostólico en Jerusalén y Palestina a Mons. Leopoldo Girelli, italiano de 64 años. Lo ha comunicado hoy, 13 de septiembre de 2017, la Santa Sede a través de un comunicado.

Hasta ahora, Mons. Girelli ha sido Arzobispo titular en Capri desde 2006, a la vez que Nuncio apostólico en Indonesia y en Timor-Leste. Asimismo, el obispo ha sido Nuncio apostólico en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y Representante pontificio no residente para Vietnam.

El obispo italiano fue nombrado en 2011 Nuncio apostólico en Singapur, en Brunei Darussalam y en Malasia.

Mons. Giuseppe Lazzarotto era el nuncio apostólico en Israel hasta el nuevo nombramiento.

 

 

13/09/2017-14:06
Sergio Mora

El papa Francisco recibe al padre Tom, el misionero salesiano liberado

(ZENIT -Ciudad del Vaticano, 13 septiembre 2017) – Inmediatamente después de la audiencia general del miércoles 13 de septiembre, el Papa Francisco se encontró con el padre Thomas Uzhunnalil, el sacerdote misionero salesiano secuestrado en Yemen hace 18 meses.

Por su parte el padre Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los salesianos, manifestó en una carta a la comunidad, una profunda alegría y satisfacción por la liberación del P. Thomas Uzhunnalil y agradece a todos aquellos que han colaborado.

Los salesianos ayer 12 de septiembre tuvieron la oportunidad de reunirse con el Padre Tom Uzhunnalil, finalmente libre después de un año y medio de prisión y aseguran haber recibido un impresionante testimonio de fe.

La reunión se inició alrededor de 19 horas en el Vaticano. Presentes en la ocasión estaban: el P. Francesco Cereda, Vicario del Rector Mayor, que representa al Superior que se encontraba hasta el día de ayer de Visita de Animación en Malta, algunos hermanos salesianos de la Comunidad del Vaticano, Salesianos de la Casa Generalicia, y especialmente el P. Thomas Anchukandam, ex profesor de Don Uzhunnalil, y cuando fue Inspector de Bangalore autorizó el envío misionero hacia Yemen.

El recibimiento fue desde el primer momento fraterno. Al P. Uzhunnalil se le colocó la “ponnada”, un signo tradicional de bienvenida que se entrega a los huéspedes distinguidos, para luego ser abrasado por los salesianos presentes.

Por su parte, el misionero indio ha repetido palabras de agradecimiento, en primer lugar a Dios y a la Virgen.

Una de sus primeras peticiones fue rezar en la capilla de la comunidad salesiana en el Vaticano. También ha querido celebrar la Santa Misa, pero debido a los exámenes médicos necesarios se vio obligado a posponer el cumplimiento de su deseo. Sin embargo, antes de la llegada del personal de salud, pidió ser confesado, ya que obviamente durante todo el tiempo de su cautiverio no le fue posible.

Durante la recepción que le ofrecieron los salesianos de la Comunidad Salesiana del Vaticano, que le ofrecieron comida tradicional de la India, el P. Uzhunnalil dijo que durante todo el período de su secuestro continuó celebrando espiritualmente la Santa Misa todos los días, recordando de memoria las plegarias de la Misa, ya que no tenía textos litúrgicos ni las especies para celebrar.

Por su parte, el P. Uzhunnalil apareció tranquilo y disponible, y sin entrar en detalles respondió a las preguntas de los hermanos salesianos. Se confirmó que cuando los asaltantes lo secuestraron él se encontraba en la capilla de las Misioneras de la Caridad de la comunidad de Adén. Luego del secuestro nunca fue maltratado, pero como resultado de la situación que vivía, bajó rápidamente de peso y los secuestradores le entregaron los medicamentos para la diabetes.

Por otro lado, ha manifestado que durante todo el período de prisión, ha usado la misma ropa y que los secuestradores, que hablaban árabe, se comunicaban en inglés. Durante el secuestro fue transferido dos o tres veces, pero en todas las circunstancias siempre lo llevaban vendado.

“Nunca he tenido miedo de morir”, enfatizó el misionero, quien también recordó un incidente el 3 de marzo de 2016, la noche antes de la matanza: la Superiora de la casa de las Misioneras de la Caridad de Adén, al comentar sobre la difícil situación en la que se encontraban como religiosas en el territorio de la guerra, había manifestado que sería bueno ser martirizadas todas juntos por Cristo. Pero la más joven de las religiosas -que luego sobrevivió al ataque- respondió: “Quiero vivir por Cristo”.

El P. Uzhunnalil se encuentra actualmente hospedado en la Comunidad Salesiana de El Vaticano. La Congregación Salesiana ha tomado esta decisión al considerarla el lugar más adecuado para asegurar su protección y permitir su plena recuperación.

 

 

13/09/2017-16:36
Rosa Die Alcolea

Mons. Jurkovič: Las nuevas formas de esclavitud “deben abordarse de raíz”

(ZENIT – 13 Sept. 2017).- “Es hora de pasar de las leyes a las acciones”, –expone Mons. Ivan Mons. Ivan Jurkovič, Observador permanente de la Santa Sede en la Organización de las Naciones– y asegura que “las formas contemporáneas de la esclavitud, la servidumbre, la trata de personas y el trabajo forzoso deben abordarse de raíz”.

Intervención de Mons. Ivan Jurkovič en la 72ª Asamblea General de las Naciones Unidas, celebrada ayer, 12 de septiembre de 2017, en Nueva York.

El diplomático del Vaticano citó al papa Francisco: “La globalización de la indiferencia (...) nos obliga a forjar una nueva solidaridad y fraternidad mundial capaz de darles nuevas esperanzas y ayudarles a avanzar con valentía en medio de los problemas de nuestro tiempo y los nuevos horizontes que ellos describir”.

“Con este fin –afirmó Mons. Jurkovič antes las Naciones Unidas– las nuevas formas de esclavitud deben abolirse de la misma manera que la abolición de la esclavitud en el mundo antiguo: mediante la adopción de una nueva visión del ser humano y su dignidad, mediante la legislación, la educación y la conversión de las mentes”.

Y subrayó que las formas contemporáneas de la esclavitud, la servidumbre, la trata de personas y el trabajo forzoso “deben abordarse en sus raíces”. Esta tarea comienza con el reconocimiento de la “fuente de la dignidad humana”, con un claro entendimiento de que “todos los hombres y mujeres son iguales en dignidad” y, por lo tanto, ningún ser humano debe ser tratado como un mero objeto o como un medio para un fin, explicó el sacerdote.

El Observador permanente explicó que Alianza 8.7 está trabajando en la elaboración de un “Informe Global de Esclavitud Moderna y Trabajo Infantil”, financiado por la Organización Mundial del Trabajo (ILO) y por la “Walk Free Foundation” (WFF), que proporcionará cifras mundiales y regionales que ayudarán a medir el progreso de los esfuerzos mundiales para alcanzar el Objetivo 8.7 del SDG.

Y anuncia que con este objetivo, los líderes mundiales “se comprometieron a tomar `medidas inmediatas y efectivas´ para erradicar el trabajo forzado, acabar con la esclavitud moderna y el tráfico de personas y aseguren la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil”.

 

Nuevas formas de esclavitud

En este sentido, Mons. Ivan Jurkovič advirtió de que la trata de personas para la explotación laboral y sexual en la economía privada “genera unos beneficios anuales estimados en 150 billones de dólares americanos”, que superan ahora los del comercio de drogas, y señaló que este tipo de economía ilegal “está creciendo, no disminuyendo”.

Asimismo, destacó que entre los millones de migrantes a nivel mundial, muchos corren el riesgo de ser víctimas de trata y explotados: a menudo empobrecidos y desempleados, “son objetivos fáciles para quienes los abusan en situaciones de esclavitud contemporánea”.

Mons. Ivan Jurkovič concluyó que “todos debemos ser conscientes de estas situaciones dramáticas y trabajar para erradicar las formas nuevas y atroces de la esclavitud humana. Hay cada vez más evidencia que demuestra que ahora nos enfrentamos a un fenómeno global que excede la competencia de cualquier ciudad, comunidad o país”.

 

 

13/09/2017-04:04
Isabel Orellana Vilches

Exaltación de la Santa Cruz – 14 de septiembre

(ZENIT – Madrid).- Los cristianos sabemos que la señal que nos identifica es la Santa Cruz. Lo aprendimos en el catecismo y el Evangelio nos enseña que cualquiera que se disponga a seguir a Cristo tiene en ella su única brújula, la que va a guiarle por el camino que lleva a la unión con la Santísima Trinidad. Es la condición puesta por Él: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y
sígame» (Lc 9, 23). San Juan de la Cruz lo recordaba con estas palabras: «Quien busca la gloria de Cristo y no busca la cruz de Cristo, no busca a Cristo». La cruz exige renunciar por amor a Él y al prójimo a lo que más cuesta.

Quien no la acepta no sabe amar. Requiere coherencia, disponibilidad, valentía, etc. Dios rechaza la tibieza. Cuando la cruz se acepta con alegría resulta liviana; fortalece y dispone para superar las dificultades que se presentan.

No hay integrante de la vida santa que no haya contemplado este «árbol de la vida»; todos se han abrazado a él. El beato Charles de Foucauld advertía: «Sin cruz, no hay unión a Jesús crucificado, ni a Jesús Salvador. Abracemos su cruz, y si queremos trabajar por la salvación de las almas con Jesús, que nuestra vida sea una vida crucificada». No hay otra vía para alcanzar la santidad, como también reconocía santa Maravillas de Jesús: «El camino de la propia santificación es el santo misterio de la cruz» . La cruz confiere sentido al sufrimiento humano, ilumina y consuela en las fatigas del camino, inunda de esperanza el corazón, suaviza las circunstancias más adversas, lima toda aspereza. «Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco...», manifestaba santa Teresa de Jesús.

El «árbol de la cruz» es el símbolo de la Salvación. Contiene todos los matices semánticos que se atribuyen a la expresión exaltar. Se reconocen en el santo madero los excelsos méritos que Cristo le otorgó con su propia vida, ya que en él estuvo «colgado» salvando al mundo libremente, mostrando su insondable amor. Se deja correr el caudal de pasión que inspira cuando se contempla, induciéndonos a ir a él y adorarlo. La cruz es signo de unidad, de paz y de reconciliación, es el distintivo de los «ciudadanos del cielo» (Flp 3, 20), llave que nos abre sus puertas. «O morir o padecer; no os pido otra cosa para mí. En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es camino para el cielo», expresaba Teresa de Jesús. Solo es «necedad», como decía san Pablo, para los que se pierden; para el resto, es «fuerza de Dios»: «Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios [...]. Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres» (I Corintios 1, 18ss).

Esta festividad rememora el acontecimiento que se produjo el 14 de septiembre del año 320, cuando la emperatriz de Constantinopla, santa Elena, madre de Constantino el Grande, encontró el madero (Vera Cruz) en el que murió el Redentor. Hechos extraordinarios marcaron este momento: la resurrección de una persona y la aparición de la cruz en el cielo. Para albergar esta excelsa reliquia –signo de la victoria de Cristo, manifestación del perdón y de la misericordia de Dios, esperanza para los creyentes, centro de nuestra fe–, santa Elena y Constantino hicieron construir la basílica del Santo Sepulcro. Unos siglos más tarde, en el 614, el rey de Persia, Cosroes II, conquistó Jerusalén y tomó como trofeo la Vera Cruz, el venerado emblema cristiano que se custodiaba en el templo. Mofándose de los cristianos, lo utilizó como escabel de sus pies. Pero catorce años más tarde el emperador Heraclio, una vez que derrotó a los persas, pudo devolver el santo madero a Constantinopla. Después, fue trasladado a Jerusalén el 14 de septiembre del año 628.

Al parecer, cuando Heraclio se propuso introducir la cruz solemnemente no pudo cargarla sobre sus hombros; se quedó paralizado. El patriarca Zacarías, que formaba parte de la comitiva caminando a su lado, señaló que el esplendor de la procesión nada tenía que ver con la faz de Cristo humilde y doliente en su camino hacia el Calvario. El emperador se desprendió de sus ricas vestiduras y de la corona que ceñía su cabeza, y cubierto con una humilde túnica pudo transportar la cruz caminando descalzo por las calles de Jerusalén para depositarla en el lugar de donde había sido arrebatada siglos atrás. Desde entonces se celebra litúrgicamente esta festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Con objeto de evitar otro expolio, fue dividida en cuatro fragmentos. Uno de ellos quedó custodiado en Jerusalén en un cofre de plata; otro se llevó a Roma, un tercero a Constantinopla y el resto fue convertido en minúsculas astillas que se repartieron en templos dispersos por el mundo.

Esta fecha litúrgica es crucial para los creyentes. La cruz no es un ninguna tragedia, como no lo es amarla, algo que resultará extraño fuera de la fe. Es una bendita «locura» que inunda el corazón de gozo. Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) lo advertía: «ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura». No la rehuyamos. Cristo nos ayuda a portarla con su gracia; sigue compartiéndola con nosotros. Que un día no nos tenga que decir lo que en celeste coloquio le confió al Padre Pío: «Casi todos vienen a Mí para que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla».

 

 

13/09/2017-09:40
Redacción

Texto completo de la catequesis de la audiencia general del 13 de septiembre de 2017

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 13 de septiembre de 2017).- Después de su viaje a Colombia el santo padre Francisco ha retomado este miércoles las audiencias generales en la plaza de San Pedro, haciendo un balance del viaje.

A continuación el texto completo.

«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Como ustedes saben en los días pasados he realizado el viaje apostólico a Colombia. (Aplausos) ¡Hay aquí algunos colombianos! Con todo el corazón agradezco al Señor por este gran don; y deseo renovar la expresión de mi reconocimiento al señor presidente de la República, que me ha recibido con mucha cortesía, a los obispos colombianos que han trabajado mucho para preparar esta visita, como también a todas las autoridades del país, y a todos aquellos que han colaborado en la realización de esta Visita. ¡Y un agradecimiento especial al pueblo colombiano que me ha recibido con mucho afecto y mucha alegría!

Un pueblo gozoso en medio de tantos sufrimientos, pero gozoso; un pueblo con esperanza. Una de las cosas que más me ha impresionado en todas las ciudades, la multitud y entre la muchedumbre, los papás y las mamás con los niños, que levantaban a los niños para que el Papa los bendijera, pero también con orgullo hacían ver a sus niños como diciendo: “Esto es nuestro orgullo, esta es nuestra esperanza”. Yo he pensado: un pueblo capaz de hacer niños y capaz de hacerlos ver con orgullo, con esperanza: este pueblo tiene futuro. Y me ha gustado mucho.

De modo particular en este viaje he sentido la continuidad con los dos Papas que antes de mí han visitado Colombia: el Beato Pablo VI, en 1968, y San Pablo II, en 1986. Una continuidad fuertemente animada por el Espíritu, que guía los pasos del pueblo de Dios en los caminos de la historia.

El lema del Viaje era ‘Demos el primer paso’, es decir, realicemos el primer paso, referido al proceso de reconciliación que Colombia está viviendo para salir de medio siglo, de medio siglo de conflicto interno, que ha sembrado sufrimiento y enemistad, causando tantas heridas, difíciles de cicatrizar. Pero con la ayuda de Dios el camino ya está ya iniciado. Con mi visita he querido bendecir el esfuerzo de este pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia. El testimonio de este pueblo es una riqueza para toda la Iglesia.

Colombia, como la mayor parte de los países latinoamericanos, es un país en el cual son fortísimas las raíces cristianas. Y si este hecho hace todavía más agudo el dolor por la tragedia de la guerra que lo ha lacerado, al mismo tiempo constituye la garantía de la paz, el sólido fundamento de su reconstrucción, la linfa de su invencible esperanza.

Es evidente que el Maligno ha querido dividir al pueblo para destruir la obra de Dios, pero es también evidente que el amor de Cristo, su infinita Misericordia es más fuerte que el pecado y que la muerte.

Este Viaje ha permitido llevar la bendición de Cristo, la bendición de la Iglesia sobre el deseo de vida y de paz que rebosa del corazón de esta Nación: lo he podido ver en los ojos de los miles y miles de niños, jóvenes y muchachos que han llenado la Plaza de Bogotá y que he encontrado por todas partes; esa fuerza de vida que también la naturaleza misma proclama con su exuberancia y su biodiversidad. ¡Colombia es el segundo país en el mundo por biodiversidad!

En Bogotá he podido encontrar a todos los obispos del país y también al Comité Directivo de¡ Consejo Episcopal Latinoamericano. Agradezco a Dios por haberlos podido abrazar y por haberles dado mi aliento pastoral, por su misión al servicio de la Iglesia sacramento de Cristo nuestra paz y nuestra esperanza.

La jornada dedicada de modo particular al tema de la reconciliación, y el momento culminante de todo el viaje ha sido en Villavicencio. En la mañana se realizó la gran celebración eucarística, con la beatificación de los mártires Jesús Jaramillo Monsalve, obispo, y Pedro María Ramírez Ramos, sacerdote; por la tarde, la especial Liturgia de Reconciliación, simbólicamente orientada hacia el Cristo de Bojayá, sin brazos y sin piernas, mutilado como su pueblo.

La beatificación de los dos mártires ha recordado plásticamente que la paz se funda también, y sobre todo, en la sangre de tantos testigos del amor, de la verdad, de la justicia, y también de verdaderos y propios mártires, asesinados por la fe, como los dos apenas citados. Escuchar sus biografías ha sido conmovedor hasta las lágrimas: lágrimas de dolor y de alegría juntas. Ante sus reliquias y sus rostros, el santo pueblo fiel de Dios ha sentido fuerte su propia identidad, con dolor, pensando a las muchas, demasiadas víctimas y con alegría, por la misericordia de Dios que se extiende sobre quienes lo temen.

«Misericordia y verdad se encontraran, justicia y paz se besaran» (Sal 85,11), que hemos escuchado al inicio. Este versículo del salmo contiene la profecía de lo que ha sucedido el viernes pasado en Colombia; la profecía y la gracia de Dios para este pueblo herido, para que pueda resurgir y caminar en una vida nueva.

Estas palabras proféticas llenas de gracia las hemos visto encarnadas en la historia de los testimonios, que han hablado en nombre de tantos y tantos que, a partir de sus heridas, con la gracia de Cristo han salido de sí mismos y se han abierto al encuentro, al perdón, a la reconciliación.

En Medellín la perspectiva ha sido la de la vida cristiana como discipulado: la vocación y la misión. Cuando los cristianos se empeñan completamente en el camino del seguimiento de Jesucristo, se vuelven verdaderamente sal, luz y levadura en el mundo, y los frutos son abundantes.

Uno de estos frutos son los ‘Hogares’, es decir, las Casas donde los niños y los jóvenes heridos por la vida pueden encontrar una nueva familia donde son amados, acogidos, protegidos y acompañados. Y otros frutos, abundantes como racimos, son las vocaciones para la vida sacerdotal y consagrada, que he podido bendecir y animar con alegría en un inolvidable encuentro con los consagrados y sus familiares.

Y finalmente, en Cartagena, la ciudad de San Pedro Claver, apóstol de los esclavos, el ‘focus’ ha ido a la promoción de la persona humana y de sus derechos fundamentales. San Pedro Claver, como también recientemente Santa María Bernarda Bütler, han dado la vida por los más pobres y marginados, y así han mostrado la vía de la verdadera revolución, aquella evangélica, no ideológica, que libera verdaderamente a las personas y las sociedades de las esclavitudes de ayer y, lamentablemente también de hoy. En este sentido, “dar el primer paso”,el lema del Viaje, dar el p rimer paso significa acercarse, inclinarse, tocar la carne del hermano herido y abandonado. Y hacerlo con Cristo, el Señor hecho esclavo por nosotros. Gracias a Él hay esperanza, porque Él es la misericordia y la paz.

Confío nuevamente a Colombia y a su amado pueblo a la Madre, Nuestra Señora de Chiquinquirá, que he podido venerar en la catedral de Bogotá. Con la ayuda de María, todo colombiano pueda dar cada día el primer paso hacia el hermano y la hermana, y así construir juntos, día a día, la paz en el amor, en la justicia y en la verdad. Gracias.

(Traducido por ZENIT desde el audio)