Iglesia \ Mundo

Nota Eclesial: “los gemidos de la hermana tierra”

RV | 23/09/2017


 

 

Los movimientos telúricos son impredecibles, marcan el antes y el después de los pueblos que los sufren, pero, en todo caso, haciéndolos más fuertes en la solidaridad y la fraternidad para superar tal calamidad. Así acompañamos a los hermanos de México y los otros lugares que han vivido recientemente algún terremoto, preguntándonos también sobre nuestro compromiso con la casa común.

La solidaridad, el acompañamiento y la oración por las víctimas deben ser el primer compromiso. Pero además es importante crear una cultura en nuestros pueblos que impulse el cuidado de la casa común que atienda “los gemidos de la hermana tierra”, cuidando su medio ambiente.

En la encíclica Laudato Si’ el Papa Francisco nos recuerda que somos llamados a ser instrumentos para que el planeta viva la armonía querida por Dios de “paz, belleza y plenitud”.

“Estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. El problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras” (Laudato si’, 53).  

Esta cultura que alivie los dolores de la hermana tierra, debe ser asumida por quienes apreciamos la obra creadora de Dios como un don para preservar cómo una alabanza a Dios. “Es un bien para la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones” (Laudato si’, 64).

Nuestro compromiso ante los gemidos de la madre tierra debe entonces afianzarse tanto en la solidaridad con los pueblos y las personas que sufren, cómo con la formación de la cultura que ame y proteja la casa común.

 

Johan Pacheco para RADIO VATICANA.

@padrejohan