Tribunas

Una semana clave para la Iglesia

 

José Francisco Serrano Oceja

 

Esta semana se celebra una Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal clave para las relaciones de la Iglesia con la sociedad española.

Sin lugar a dudas, será la Permanente del 1-O, por ser en vísperas del 1-O. Por lo que parece, la doctrina común de la cúpula de la Conferencia Episcopal, apoyado por un grupo de arzobispos y obispos, seguirá siendo la no-intervención en esta materia que, socialmente, es la más grave a la que se ha enfrentado la sociedad y la política española desde la Transición, quizá desde el 23-F. Si entonces hubo quien se preguntó, ¿dónde estaban los obispos? ¿Qué dijeron y cuándo? Ahora, ¿habrá quien piense lo mismo?

Hay quien propugna, entre los miembros de la Permanente, una declaración de mínimos, contextualizada, en continuidad con documentos anteriores, que vaya por elevación de grandes temas que ahora están en juego. Veremos a ver qué pasa. Una llamada la unidad en torno a la ley y la concordia no estaría demás.

Porque no hace falta más que asomarse a los medios durantes estos días para entender que el debate de legitimidades ha trascendido con mucho el plano de lo moral para asentarse en el plano de lo legal. Una pregunta que no pocos se hacen es si la Iglesia, que representaba una instancia de referencia en el plano moral, que era interlocutora en el plano moral, deja de comparecer públicamente, este plano de lo moral pasa al olvido y a la irrelevancia. Caeremos en la imposición de la moralidad a través de la legalidad, sin una reflexión adecuada entre principio ético, que nace de la experiencia cristiana, y norma legal; moral y derecho.

Es más, hay quien se quejaba, recientemente, de que la incidencia de la moral y la propuesta cristiana, por ejemplo en cuanto la valor de la unidad, no tiene ninguna presencia en la vida pública y civil de la sociedad española hoy. ¿Cómo va a tenerla?

La carencia de referencias intelectuales cristianas en la vida pública es pasmosa. Existen debates sociales de largo alcance para los que la propuesta cristiana podría aportar una concepción adecuada y extensiva, integral, a partir de la Doctrina Social de la Iglesia, que parecen no existir. Aún no estamos en un momento en el que la sociedad impida la voz de la propuesta social cristiana, pero nuestra decisión parece inclinarse por el mutis por el foro.

Que sepamos, no existen dos o tres o cuatro Doctrinas sociales de la Iglesia. Los mismos principios últimos que rigen para articular lo referido a la unidad y la solidaridad entre los pueblos de España son los que sirven para el fenómeno de la inmigración. La antropología subyacente es la misma.

Lo que ocurre es que, en el peso de la balanza, de lo público, ahora se cotiza más la presencia pública de la voz en temas sociales y parece que ha desaparecido en cuestiones como las de la convivencia interna, la educación o las referidas a la antropología.

Es cierto que según los datos de vigilancia costera, hasta septiembre de este año se han rescatado más inmigrantes en el estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán que en todo 2016.

Pero también lo es que existen otros fenómenos sociales y políticos que demandan una reflexión moral.

 

José Francisco Serrano Oceja