Servicio diario - 01 de octubre de 2017


Ángelus: “comprometámonos a leer y a meditar la Biblia”
Raquel Anillo

Empleo: no someter nunca la solidaridad con la lógica del beneficio financiero
Raquel Anillo

Bolonia: la extraña “matemática de Dios” (traducción completa)
Raquel Anillo


 

01/10/2017-15:47
Raquel Anillo

Ángelus: “comprometámonos a leer y a meditar la Biblia”

(ZENIT-Bolonia 1 de octubre de 2017). – “Comprometámonos a leer y a meditar la Biblia, especialmente el Evangelio”. Han sido los estímulos del Papa Francisco en el ángelus dominical que ha celebrado en Bolonia, el 1 de octubre de 2017.

Al mediodía, el Papa se ha reunido con representantes del mundo del trabajo, en la “Piazza Maggiore” de la ciudad de Emilia Romaña, en el norte de Italia. Ha recitado con ellos la oración mariana, saludando la beatificación del Padre eslovaco Titus Zeman, mártir, uniéndose a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario.

AK

 

Palabras del Papa después del Angelus

Queridos hermanos y hermanas,

Ayer, en Bratislava (Eslovaquia), fue beatificado Titus Zeman, sacerdote salesiano. Uniéndose a la larga lista de mártires del siglo XX, porque él murió en 1969 después de haber estado en prisión mucho tiempo a causa de su fe y de su servicio pastoral. Que su testimonio nos sostenga en los momentos más difíciles de la vida y nos ayude a reconocer, también en la prueba, la presencia del Señor.

En este domingo, concluye la semana dedicada de manera particular a la Palabra de Dios, con ocasión de la memoria de San Jerónimo, gran maestro de la Santa Escritura. Demos gracias a Dios por el don de su Palabra y comprometámonos a leer y a meditar la Biblia, especialmente el Evangelio.

Por último, nos unimos espiritualmente a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario, presidida hoy por el presidente de la Conferencia episcopal italiana, el cardenal Bassetti.

A todos vosotros, Boloñeses nativos y “adoptivos”, os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de orar por mí. Buen apetito y hasta luego!.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

01/10/2017-15:44
Raquel Anillo

Empleo: no someter nunca la solidaridad con la lógica del beneficio financiero

(ZENIT- Bolonia 1 de octubre de 2017). – “No sometamos nunca la solidaridad a la lógica del provecho financiero, porque haciendo así quitamos-yo diría que la robamos-a los más débiles que tanta necesidad tienen”, ha exhortado el Papa Francisco dirigiéndose al mundo del trabajo, desde Bolonia (Emilia Romaña, norte de Italia), el 1 de octubre de 2017.

Para la cuarta etapa de la visita pastoral del Papa Francisco en la diócesis de Bolonia, el Papa se ha encontrado al medio día con los representantes del mundo del trabajo, asociaciones, sindicatos, cooperativas y parados, en la “Piazza Maggiore” de la ciudad. Entre las delegaciones, ha saludado a los familiares de las víctimas del atentado de la estación de Bolonia que mató a 85 personas y más de 200 heridos, el 2 de agosto de 1980.

“Buscar una sociedad más justa no es un sueño del pasado sino un compromiso, un trabajo, que tiene necesidad hoy de todos” ha afirmado en su discurso: “La situación del paro de los jóvenes y de todos aquellos que han perdido su trabajo y son incapaces de reintegrarse, son realidades a las cuales no nos podemos acostumbrar, tratándolos como si fueran solo estadísticas”.

“La acogida y la lucha contra la pobreza se hacen en gran parte a través del trabajo, ha insistido el Papa. No se ofrece una verdadera ayuda a los pobres que no pueden encontrar trabajo ni dignidad”.

Difundiendo su mensaje por toda Europa, el Papa ha llamado “La Iglesia a la Comunidad y a la Universidad “ a dialogar y a colaborar, para que cada ciudad “respire”. Ha insistido para que “el trabajo, que es el factor primero de la dignidad, sea una preocupación central”.

AK

 

Discurso del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, buen domingo!

Saludo a todos los que pertenecéis al mundo del trabajo, en la variedad de sus expresiones. Entre ellos hay desafortunadamente una negativa, que es la situación difícil, a veces angustiosa, de la falta de trabajo. Gracias por vuestra acogida!.

Vosotros representáis diversas partes sociales, a menudo en discusión, pero habéis aprendido que solamente juntos se puede salir de la crisis y construir el futuro. Solo el diálogo, con las competencias recíprocas, puede permitir encontrar respuestas eficaces e innovadoras para todos, incluso para la calidad del trabajo, en particular el indispensable bienestar. Es lo que algunos llaman el “sistema Emilia”. Buscar el perseguirlo. Es necesario soluciones estables y capaces de ayudar a mirar el futuro para responder a las necesidades de las personas y de las familias.

En vuestro territorio, se ha desarrollado desde hace tiempo la experiencia cooperativa, que nace del valor fundamental de la solidaridad. Hoy tiene todavía mucho que ofrecer, incluso para ayudar a muchas personas que están en dificultad y tienen necesidad de ese “ascenso social” que para algunos estaría fuera de uso. No sometamos nunca la solidaridad a la lógica del beneficio económico, porque haciendo así quitamos-podría decir robamos-a los más débiles que tienen tanta necesidad. Buscar una sociedad más justa no es un sueño del pasado sino un compromiso, un trabajo, que hoy tiene necesidad de todos.

La situación de paro en los jóvenes y la de todos aquellos que han perdido su trabajo y no encuentran reintegrarse, son realidades a las cuales no nos podemos acostumbrar, tratándolos como si se tratara solamente de estadísticas.

La acogida y la lucha contra la pobreza pasan en gran parte a través del trabajo. No se ofrece ayuda verdadera a los pobres sin que puedan encontrar trabajo y dignidad. Es el desafío apasionante, como en los años de la reconstrucción después de la guerra, que tantos pobres había dejado. El reciente “Pacto para el trabajo” (“Patto per il lavoro”), que ha visto todas las partes sociales, incluida la Iglesia, firmar un compromiso común para ayudarse en la búsqueda de respuestas estables-no limosnas-es un método importante que, lo deseo, podrá dar los frutos esperados.

La crisis económica tiene una dimensión europea y global; y como sabemos, es también una crisis ética, espiritual y humana. En la raíz hay una traición del bien común, tanto por parte de los individuos como de los grupos del poder.

De manera que es necesario eliminar su centralidad de la ley del beneficio y de devolvérsela a la persona y al bien común. Pero para que tal centralidad sea real, efectiva y no solo proclamada por palabras, es necesario aumentar las oportunidades de trabajo digno. Es un deber que pertenece a la sociedad entera: en esta frase, de manera particular, todo el cuerpo social, en sus diversos componentes, es una llamada a hacer todos los esfuerzos para que el trabajo, que es el primer factor de la dignidad, sea una preocupación central. Aquí nos encontramos delante de San Petronio, recordado como Pater y Protector y siempre representado con la ciudad en sus manos. Desde aquí vemos físicamente tres aspectos constitutivos de vuestra ciudad: La Iglesia, la Comuna y la Universidad. Cuando dialogan y colaboran entre ellos, el preciado humanismo que expresan se fortalece y la ciudad – por así decir – “respira”, tiene un horizonte y no tiene miedo de afrontar los desafíos que se presenten. Os animo a valorar este humanismo del cuál vosotros sois depositarios para buscar soluciones sabias y visionarias a los complejos problemas de nuestro tiempo, viéndolos como dificultades, pero también como oportunidades de crecimiento y mejora. Y lo que digo vale lo mismo para Italia en su conjunto como para toda Europa.

Queridos amigos, estoy particularmente cercano a vosotros, poniendo en manos del Señor y de Nuestra Señora de San Luca todas vuestras angustias y preocupaciones. A ella, venerada por todos los Boloñeses, nos dirigimos ahora con la oración del Ángelus.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

01/10/2017-17:24
Raquel Anillo

Bolonia: la extraña “matemática de Dios” (traducción completa)

(ZENIT-Bolonia 1 de octubre de 2017). – “Que la matemática de Dios es extraña: solo se multiplica si se divide!” ha destacado el Papa Francisco a lo largo de su visita pastoral en la diócesis de Bolonia (Emilia Romaña, norte de Italia), el 1 de octubre de 2017.

Después de su visita a Cesena, y después de haberse reunido con los migrantes y el mundo del trabajo en Bolonia, el Papa ha almorzado en la basílica de San Petronio, con los pobres, los refugiados y los detenidos. “La Iglesia es de todos, particularmente de los pobres” ha afirmado en un discurso después de la comida.

“Preparemos siempre una comida de amor para quien tiene necesidad”, ha añadido el papa antes de invitar a “superar toda forma de egoísmo para acceder a la alegría de la acogida recíproca”.

“Nuestra vida siempre es preciosa y todos tenemos algo que dar a los otros” ha añadido exhortando: “Ofreced a todos simpatía y amistad...Tenéis una sensibilidad particular para captar la dimensión humana porque sabéis qué es la fragilidad, la necesidad de tender las manos, de dejarse ayudar dejando de lado el orgullo”.

AK

 

Palabras del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas,

Qué alegría de veros a tantos en esta casa! Es como la casa de Nuestra Madre, la casa de la misericordia, la Iglesia que acoge a todo el mundo, especialmente a aquellos que tienen necesidad de un lugar. Vosotros sois el centro de esta casa. La Iglesia os quiere en el centro. No prepara un lugar especial o diferente: en centro y juntos. La Iglesia es de todos, particularmente de los pobres. Todos somos invitados, solamente por gracia. “Es un misterio de amor gratuito de Dios que nos quiere aquí, no por mérito, sino por su amor.

En esta casa normalmente celebramos el misterio de la Eucaristía, la comida sobre la cuál es depositado el pan y el vino que se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, partido y derramado para la multitud de los hombres que él ama. Que la matemática de Dios es extraña: se multiplica solamente si se divide!.

Preparemos siempre una comida de amor para quien tenga necesidad.

La caridad nunca es en sentido único, siempre es circular y todos dan y reciben algo. Todos recibimos y todos sabemos y podemos dar mucho. Jesús no aparta a nadie, no desprecia a nadie. Tiene sed y nos pide que le demos de beber porque él camina con nosotros y sufre con nosotros. Y tenemos este cántaro, puede ser un poco usada, que le puede dar agua, que es nuestro corazón!. Nuestra vida es siempre preciosa y todos tenemos algo que dar a los otros.

Al final, os será dado el alimento más precioso, el Evangelio, la Palabra de Dios que todos llevamos en el corazón, que para nosotros cristianos tiene el rostro de Jesús. Es para vosotros! Él se vuelve justamente hacia aquellos que tienen necesidad!. Tomadle todos y llevadlo como signo, marca personal de amistad con Dios que se hace peregrino y sin lugar para prepararlo a todos.

Todos somos viajeros, mendicantes de amor y de esperanza, y tenemos necesidad de ese Dios que se hace cercano a nosotros y se revela en la fracción del pan.

Este pan de amor que hoy compartimos, dadlo vosotros también a los otros. Ofreced a los otros simpatía y amistad. Es el compromiso que todos podemos tener. Hay una gran necesidad. Tenéis una sensibilidad particular para captar la dimensión humana, porque vosotros sabéis cuál es la fragilidad, la necesidad de tender las manos, de dejarse ayudar dejando de lado el orgullo.

El “Padre nuestro” que recitaremos al final es verdaderamente la oración de los pobres. La demanda de pan, en efecto, expresa la confianza en Dios para las necesidades primarias de nuestra vida. Lo que Jesús nos enseñó por medio de esta oración expresa y recoge la voz de aquellos que sufren de la precariedad de la existencia y de la falta de lo necesario. A los discípulos que le pedían a Jesús que les enseñara a orar, Él respondió con las palabras de los pobres que se dirigen al único Padre en el cuál todos se reconocen como hermanos. El “Padre nuestro” es una oración que se expresa en plural: el pan que se pide es “nuestro”, y esto implica compartir, participación y responsabilidad común. En esta oración, reconocemos todas las exigencias de ir más allá de toda clase de egoísmo para acceder a la alegría de la acogida recíproca.

Hoy nosotros podemos compartir nuestro pan cotidiano. Y queremos dar todos gracias a Dios.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo