Servicio diario - 06 de octubre de 2017


Menores en el mundo digital: “Mirada limpia, llena de confianza”
Rosa Die Alcolea

Declaración de Roma: “Una sociedad puede juzgarse por cómo trata a los niños”
Redacción

Santa Marta: El Papa invita a que “pidamos la gracia de la vergüenza”
Rosa Die Alcolea

Lituania: El primer ministro Skvernelis es recibido por el Papa
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: “Los océanos son el patrimonio común de la familia humana”
Rosa Die Alcolea

Iglesia Caldea: El Papa exhortó a los pastores a ser “constructores de unidad”
Rosa Die Alcolea

Bambino Gesù: Séptima audiencia del proceso de distracción de fondos
Redacción

Economía: Mons. Auza llama a “construir comunidades centradas en la persona”
Rosa Die Alcolea

Nuestra Señora del Rosario, 7 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

06/10/2017-11:59
Rosa Die Alcolea

Menores en el mundo digital: “Mirada limpia, llena de confianza”

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- “¿Qué hacemos para que estos niños nos puedan mirar sonriendo y conserven una mirada limpia, llena de confianza y de esperanza?”, ha preguntado el papa Francisco esta mañana.

A las 12:15 horas de hoy, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre ha recibido en audiencia a los participantes del primer congreso “La dignidad del niño en el mundo digital”, promovida y organizada por Centro de Protección Infantil de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, del 3 al 6 de octubre de 2017.

En este encuentro, se le ha entregado al Papa el documento final del Congreso, la “Declaración de Roma”, que ha leído en inglés la joven irlandesa de 16 años Muireann O’Carroll, en nombre de los menores en el mundo.

El Papa ha reflexionado en la audiencia: “Sentirse mirado por los ojos de los niños es una experiencia que todos conocemos y que nos toca en lo más hondo del corazón, y que también nos obliga a un examen de conciencia. ¿Qué hacemos para que estos niños nos puedan mirar sonriendo y conserven una mirada limpia, llena de confianza y de esperanza?”.

En su discurso, el Papa ha asegurado que “debemos tener los ojos abiertos y no ocultar una verdad que es desagradable y que no quisiéramos ver”. Y ha preguntado a los presentes “¿no hemos entendido demasiado bien en estos años que ocultar la realidad del abuso sexual es un gravísimo error y fuente de tantos males?”.

En este contexto, el Papa ha explicado que la Iglesia siente hoy un deber “especialmente grave” de comprometerse en la protección de los menores y de su dignidad, tanto dentro de ella como en toda la sociedad y en todo el mundo”.

 

Discurso del Papa

Señores Cardenales,

Señor Presidente del Senado, Señora Ministra,

Señores Obispos, Rector Magnífico,

Señores Embajadores, distinguidas Autoridades, Profesores,

Señoras y Señores

Quiero agradecer al Rector de la Universidad Gregoriana, P. Nuno da Silva Gonçalves, y a la representante de los jóvenes por sus corteses e interesantes palabras de introducción a nuestro encuentro. Les doy las gracias a todos por su presencia aquí esta mañana, por haberme comunicado los resultados de vuestro trabajo y vuestro compromiso de afrontar juntos, por el bien de los niños de todo el mundo, un nuevo y grave problema, característico de nuestro tiempo. Un problema que no había sido todavía estudiado y discutido colegialmente, con la aportación de tantas personas especializadas y figuras con responsabilidades diferentes, como lo habéis hecho en estos días: el problema de la protección eficaz de la dignidad de los menores en el mundo digital.

El reconocimiento y la defensa de la dignidad de la persona humana es el principio y el fundamento de todo orden social y político legítimo, y la Iglesia ha reconocido la Declaración Universal de los Derechos del Hombre (1948) como «una piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad» (cf. Discursos de Juan Pablo II en la ONU, 1979 y 1995). En la misma línea, conscientes de que los niños son los primeros que han de recibir atención y protección, la Santa Sede saludó positivamente la Declaración de los Derechos del Niño (1959) y se adhirió a la correspondiente Convención (1990) y a los dos Protocolos facultativos (2001). La dignidad y los derechos de los niños deben ser protegidos por los ordenamientos jurídicos como bienes extremadamente valiosos para toda la familia humana (cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nn. 244¬245).

Sobre estos principios estamos por lo tanto plena y firmemente de acuerdo y sobre la base de ellos debemos trabajar también de modo concorde. Tenemos que hacerlo con determinación y con verdadera pasión, mirando con ternura a todos los niños que vienen al mundo, cada día y en todas partes, y que tienen necesidad sobre todo de respeto, pero también de cuidado y afecto para crecer en toda la maravillosa riqueza de sus potencialidades.

La Escritura nos habla de la persona humana creada por Dios a imagen suya. ¿Qué otra afirmación más rotunda se puede hacer sobre su dignidad? El Evangelio nos habla del afecto con el que Jesús acogía a los niños, tomándolos en sus brazos y bendiciéndolos (cf. Mc 10,16), porque «de los que son como ellos es el reino de los cielos» (Mt 19,14). Y las palabras más fuertes de Jesús son precisamente para el que escandaliza a los más pequeños: «Más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar» (Mt 18,6). Por lo tanto, debemos dedicarnos a proteger la dignidad de los niños con ternura pero también con gran determinación, luchando con todas las fuerzas contra esa cultura de descarte que hoy se manifiesta de muchas maneras en detrimento sobre todo de los más débiles y vulnerables, como son precisamente los menores.

Vivimos en un mundo nuevo, que cuando éramos jóvenes ni siquiera podíamos imaginar. Lo definimos con dos palabras sencillas: «mundo digital ? digital world»; es el fruto de un esfuerzo extraordinario de la ciencia y la técnica, que en unas pocas décadas ha transformado nuestro ambiente de vida y nuestra forma de comunicarnos y de vivir, y está transformando en cierto sentido nuestro propio modo de pensar y de ser, influyendo profundamente en la percepción que tenemos de nuestras posibilidades y nuestra identidad.

Por un lado estamos como admirados y fascinados por el maravilloso potencial que nos abren, por otra parte, sentimos temor y tal vez miedo, cuando vemos lo rápido que avanza este desarrollo, los problemas nuevos e imprevistos que nos plantea, las consecuencias negativas –casi nunca queridas y sin embargo reales– que trae consigo. Con razón nos preguntamos si somos capaces de conducir los procesos que nosotros mismos hemos puesto en marcha, si no se nos estarán yendo de las manos, si estamos haciendo lo suficiente para tenerlos bajo control.

Esta es la gran cuestión existencial de la humanidad de hoy frente a los diversos aspectos de la crisis global, que es al mismo tiempo ambiental, social, económica, política, moral y espiritual.

Os habéis reunido, representantes de diversas disciplinas científicas, de diferentes áreas de trabajo en las comunicaciones digitales, en el derecho y en la política, justamente porque sois conscientes de la importancia de estos desafíos relacionados con el progreso científico y técnico, y con visión de largo alcance habéis concentrado vuestra atención sobre ese reto, que es probablemente el más importante de todos para el futuro de la familia humana: la protección de la dignidad de los jóvenes, de su crecimiento saludable, de su alegría y de su esperanza.

Sabemos que hoy en día, los niños representan más de la cuarta parte de los más de tres mil millones de usuarios de Internet, lo que significa que más de 800 millones de niños navegan por la red. Sabemos que tan sólo en India, en los próximos dos años, más de 500 millones de personas tendrán acceso a la red, y la mitad de ellos serán menores. ¿Qué es lo que se encuentran en la red? ¿Y cómo son considerados por quienes, de tantas maneras, tienen poder sobre la red?

Debemos tener los ojos abiertos y no ocultar una verdad que es desagradable y que no quisiéramos ver. Por otra parte, ¿no hemos entendido demasiado bien en estos años que ocultar la realidad del abuso sexual es un gravísimo error y fuente de tantos males? Entonces, miremos la realidad tal y como la habéis visto en estos días. En la red se están propagando fenómenos extremadamente peligrosos: la difusión de imágenes pornográficas cada vez más extremas porque con la adicción se eleva el umbral de la estimulación; el creciente fenómeno del sexting entre chicos y chicas que utilizan las redes sociales; la intimidación que se da cada vez más en la red y representa una auténtica violencia moral y física contra la dignidad de los demás jóvenes; la sextortion; la captación a través de la red de menores con fines sexuales es ya un hecho del que hablan continuamente las noticias; hasta llegar a los crímenes más graves y estremecedores de la organización online del tráfico de personas, la prostitución, incluso de la preparación y la visión en directo de violaciones y violencia contra menores cometidos en otras partes del mundo. Por lo tanto, la red tiene su lado oscuro y regiones oscuras (la dark net) donde el mal consigue actuar y expandirse de manera siempre nueva y cada vez con más eficacia, extensión y capilaridad. La antigua difusión de la pornografía a través de medios impresos era un fenómeno de pequeñas dimensiones comparado con lo que está sucediendo hoy en día, de una manera cada vez más creciente y rápida, a través de la red. De todo esto habéis hablado claramente, de manera documentada y en profundidad, por eso os damos las gracias.

Ante todo esto ciertamente nos quedamos horrorizados. Pero lamentablemente estamos también desorientados. Como bien sabéis y así nos enseñáis, la característica de la red es su carácter global, que cubre todo el planeta superando todas las fronteras, siendo cada vez más capilar, alcanzando en cualquier parte todo tipo de usuarios, incluidos los niños, a través de dispositivos móviles cada vez más ágiles y fáciles de manejar. Por eso ahora nadie en el mundo, ninguna autoridad nacional por su cuenta se siente capaz de abarcar adecuadamente y de controlar las dimensiones y la evolución de estos fenómenos, que se entrelazan y se conectan con otros problemas dramáticos relacionados con la red, como el tráfico ilegal, el crimen económico y financiero, el terrorismo internacional. Incluso desde un punto de vista educativo nos sentimos desorientados, ya que la velocidad del desarrollo deja «fuera de juego» a las generaciones de más edad, haciendo que sea muy difícil o casi imposible el diálogo entre las generaciones y la transmisión equilibrada de las normas y de la sabiduría de vida adquirida con la experiencia de los años.
Pero no debemos dejarnos dominar por el miedo, que es siempre un mal consejero. Y mucho menos dejar que nos paralice el sentimiento de impotencia que nos oprime frente a la dificultad de la tarea. Estamos llamados en cambio a movilizarnos juntos, sabiendo que nos necesitamos mutuamente para buscar y encontrar el camino y las actitudes adecuadas que ayuden a dar respuestas eficaces. Debemos confiar en que «es posible volver a ampliar la mirada, y la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral» (Enc. Laudato si’, 112).

Para que esta movilización sea eficaz, os invito a contrastar con decisión algunos posibles errores de perspectiva. Me limito a señalar tres.

El primero es el de subestimar el daño que los fenómenos antes mencionados hacen a los menores. La dificultad para resolverlos puede hacernos caer en la tentación de decir: «En el fondo, la situación no es tan grave ...». Pero los avances en la neurobiología, la psicología, la psiquiatría, nos llevan a destacar el profundo impacto que las imágenes violentas y sexuales tienen en las dúctiles mentes de los niños, a reconocer los trastornos psicológicos que se manifiestan en el crecimiento, las situaciones y comportamientos adictivos, de auténtica esclavitud resultantes del abuso en el consumo de imágenes provocativas o violentas. Son trastornos que repercutirán fuertemente durante toda la vida de los niños actuales.

Y aquí permítaseme hacer una observación. Con razón se insiste en la gravedad de estos problemas para los menores, pero como consecuencia se puede subestimar o tratar de hacer olvidar que también se dan problemas en los adultos y que, aunque para los ordenamientos jurídicos se necesita un límite que distinga entre el menor y el mayor de edad, eso no es suficiente para afrontar los desafíos, porque la difusión de una pornografía cada vez más extrema y otros usos impropios de la red no sólo causan trastornos, adicciones y daños graves incluso entre los adultos, sino que afecta también a la representación simbólica del amor y a las relaciones entre los sexos. Y sería un grave engaño pensar que una sociedad en la que el consumo anómalo de sexo en la red se extiende entre los adultos será capaz de proteger eficazmente a los menores.

El segundo error es el de pensar que las soluciones técnicas automáticas, los filtros construidos en base a algoritmos cada vez más sofisticados para identificar y bloquear la difusión de imágenes abusivas y dañinas, son suficientes para hacer frente a los problemas. Ciertamente estas son medidas necesarias. Sin duda, las empresas que proporcionan a millones de personas redes sociales y dispositivos informáticos cada vez más potentes, capilares y veloces han de invertir en ello una parte proporcionalmente grande de sus numerosos ingresos. Pero también es necesario que, dentro de la dinámica misma del desarrollo técnico, sus actores y protagonistas perciban con mayor urgencia, en toda su amplitud y en sus diversas implicaciones, la fuerza de la exigencia ética.

Y es aquí donde nos encontramos con el tercer posible error de perspectiva, que consiste en una visión ideológica y mítica de la red como un reino de libertad sin límites. Precisamente entre vosotros hay también representantes de quienes tienen que elaborar las leyes y de aquellos que han de hacerla cumplir para garantizar y proteger el bien común y el de las personas. La red ha abierto un espacio nuevo y de gran alcance para la libre expresión y el intercambio de ideas e información. Y es ciertamente un bien, pero, como vemos, también ha ofrecido nuevos instrumentos para actividades ilícitas horribles y, en el ámbito que nos ocupa, para el abuso y el daño a la dignidad de los menores, para la corrupción de sus mentes y la violencia a sus cuerpos. Aquí no se trata de ejercicio de la libertad, sino de crímenes, contra los cuales debemos proceder con inteligencia y determinación, ampliando la cooperación entre los gobiernos y las fuerzas del orden a nivel global, en la misma medida en que la red se ha hecho global.

De todo esto habéis hablado entre vosotros, y en la «Declaración» que poco antes me habéis presentado habéis indicado algunas de las direcciones en las que hay que promover la cooperación concreta entre todos los que están llamados a comprometerse para afrontar el gran reto de la defensa de la dignidad de los menores en el mundo digital. Apoyo con gran determinación y firmeza el compromiso que habéis asumido.

Se trata de despertar la conciencia sobre la gravedad de los problemas, de hacer leyes apropiadas, de controlar el desarrollo de la tecnología, de identificar a las víctimas y perseguir a los culpables de crímenes, de ayudar en su rehabilitación a los menores afectados, de colaborar con los educadores y las familias para que cumplan con su misión, de educar con creatividad a los jóvenes para que usen adecuadamente Internet –y sea saludable para ellos y para los demás menores–, de desarrollar la sensibilidad y la formación moral, de continuar con la investigación científica en todos los campos relacionados con este desafío.

Con razón expresáis el deseo de que también los líderes religiosos y las comunidades de creyentes participen en este esfuerzo común, aportando toda su experiencia, su autoridad y su capacidad educativa y de formación moral y espiritual. En efecto, sólo la luz y la fuerza que vienen de Dios nos pueden ayudar a afrontar los nuevos desafíos. Por cuanto respecta a la Iglesia Católica, quiero asegurar su disponibilidad y compromiso. Como todos sabemos, la Iglesia Católica en los últimos años se ha hecho cada vez más consciente de no haber hecho lo suficiente en su interior para la protección de los menores: han salido a la luz hechos gravísimos de los que hemos tenido que reconocer nuestra responsabilidad ante Dios, ante las víctimas y ante la opinión pública. Precisamente por eso, por las dramáticas experiencias vividas y los conocimientos adquiridos en el compromiso de conversión y purificación, la Iglesia siente hoy un deber especialmente grave de comprometerse, de manera cada vez más profunda y con visión de futuro, en la protección de los menores y de su dignidad, tanto dentro de ella como en toda la sociedad y en todo el mundo; y esto no lo realiza ella sola –porque sería evidentemente insuficiente– sino ofreciendo su colaboración activa y cordial a todas las fuerzas y miembros de la sociedad que desean comprometerse en la misma dirección. En este sentido, se adhiere al objetivo de «poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños», establecido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible 2030 (Objetivo 16.2).

En muchas ocasiones y en tantos países diferentes, mi mirada se ha cruzado con la de los niños, pobres y ricos, sanos y enfermos, los que están alegres y los que sufren. Sentirse mirado por los ojos de los niños es una experiencia que todos conocemos y que nos toca en lo más hondo del corazón, y que también nos obliga a un examen de conciencia. ¿Qué hacemos para que estos niños nos puedan mirar sonriendo y conserven una mirada limpia, llena de confianza y de esperanza? ¿Qué hacemos para que no se les robe esta luz, para que esos ojos no sean perturbados y corrompidos por lo que encontrarán en la red, que será parte integral e importantísima de su ambiente de vida?

Trabajemos por tanto todos juntos para tener siempre el derecho, el valor y la alegría de mirar a los ojos de los niños de todo el mundo.

© Libreria Editrice Vaticana

 

 

06/10/2017-12:17
Redacción

Declaración de Roma: “Una sociedad puede juzgarse por cómo trata a los niños”

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- Muireann O’Carroll, irlandesa de 16 años, ha presentado en nombre de los menores del mundo la “Declaración de Roma”, el documento final del Congreso Mundial “La dignidad del niño en el mundo digital”, celebrado en el Vaticano del 3 al 6 de octubre, promovido y organizado por el Centro de Protección Infantil de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Sigue el texto completo de la “Declaración de Roma”:

La vida de cada niño es única, significativa y preciosa y cada niño tiene derecho a la dignidad ya la seguridad. Sin embargo, hoy en día, la sociedad global está fracasando a la hora de proteger a sus niños. Millones de niños son maltratados y explotados de manera trágica e indescriptible, y en una escala sin precedentes en todo el mundo.

El avance exponencial de la tecnología y su integración en nuestra vida cotidiana no sólo está cambiando lo que hacemos y cómo lo hacemos, sino quiénes somos. Gran parte de la repercusión de estos cambios ha sido muy positivo. Sin embargo, nos enfrentamos al lado oscuro de este nuevo mundo, un mundo que permite una serie de males sociales que dañan a los miembros más vulnerables de la sociedad.

Aunque, sin duda, Internet crea numerosos beneficios y oportunidades en términos de inclusión social y logros educativo, hoy en día, el contenido que es cada vez más extremo y deshumanizante está literalmente al alcance de los niños. La proliferación de medios sociales lleva aparejado también que actos insidiosos, como el bullying cibernético, el acoso y la extorsión sexual, se estén convirtiendo en algo común. Concretamente, la escala y el alcance del abuso y la explotación sexual infantil en línea es impresionante. Un número enorme de imágenes de abuso sexual de niños y jóvenes están disponibles en línea y continúan creciendo sin cesar.

El impacto perjudicial de la pornografía en las mentes maleables de los niños pequeños es otro de los importante daños “en línea”. Abrazamos la visión de un Internet accesible para todas las personas. Sin embargo, creemos que de esta visión deba formar parte el reconocimiento del valor inquebrantable de la protección de todos los niños.

Los desafíos son enormes, pero nuestra respuesta no debe ser triste y consternada. Debemos trabajar juntos para buscar soluciones positivas y capacitadoras para todos. Debemos asegurar que todos los niños tengan acceso seguro a Internet para mejorar su educación, comunicaciones y conexiones.

Las empresas de tecnología y los gobiernos han mostrado su liderazgo en esta lucha y deben seguir innovándose para proteger mejor a los niños. También debemos sensibilizar a las familias, a los vecinos, a las comunidades de todo el mundo y a los propios niños sobre la realidad del impacto de Internet en los niños.

Ya contamos con potentes plataformas globales e importantes líderes mundiales que han logrado avances significativos en el cumplimiento de estos objetivos. El Centro para la Protección de la Infancia de la Pontificia Universidad Gregoriana lleva a cabo tareas de salvaguardia internacional en 30 países de cuatro continentes. La Alianza Global WePROTECT, lanzada por el Reino Unido, en asociación con la Unión Europea y los Estados Unidos agrupa a 70 naciones, 23 empresas tecnológicas y muchas organizaciones internacionales en esta lucha. Las Naciones Unidas encabezan un esfuerzo global para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 16.2 de erradicar la violencia contra los niños para 2030, particularmente a través de la Asociación Mundial para Acabar con la Violencia contra los Niños.

Se trata de un problema que no puede ser resuelto por una sola nación, una sola empresa o una sola fe que actúe de forma aislada; es un problema mundial que requiere soluciones mundiales. Requiere que creemos consciencia, y que movilicemos para la acción a cada gobierno, a cada fe, a cada empresa y a cada institución.

Esta Declaración de Roma lanza un llamamiento a la acción:

1 – A los líderes mundiales para que emprendan una campaña mundial de concienciación para educar e informar a la población del mundo acerca de la gravedad y extensión del abuso y la explotación de los niños del mundo y para instarlos a exigir la acción de los líderes nacionales.

2 – A los líderes de las grandes religiones del mundo para que informen y movilicen a los miembros de cada fe para unirse a un movimiento global para proteger a los niños del mundo.

3 – A los parlamentos del mundo para que mejoren sus leyes para proteger mejor a los niños y responsabilicen a los que abusan y explotan a los niños.

4 – A los líderes de las empresas tecnológicas para que se comprometan a desarrollar e implementar nuevas herramientas y tecnologías para combatir la proliferación de imágenes de abuso sexual en Internet e interceptar la redistribución de las imágenes de los niños víctimas identificados.

5 – A los ministerios de salud pública del mundo y a los líderes de las organizaciones no gubernamentales para ampliar el rescate de los niños víctimas y mejorar los programas de tratamiento para las víctimas de abuso y explotación sexual.

6 – A los organismos gubernamentales, la sociedad civil y las fuerzas del orden público
para que trabajen para mejorar el reconocimiento y la identificación de los niños víctimas y para garantizar ayuda a la enorme cantidad de víctimas ocultas de abuso y
explotación sexual infantil.

7 – A las organizaciones que aplican las leyes en el mundo para que amplíen la cooperación regional y mundial a fin de mejorar el intercambio de información en las investigaciones y aumentar su colaboración para hacer frente a estos crímenes contra los niños que cruzan las fronteras nacionales.

8 – A las instituciones médicas del mundo para que potencien la preparación de los profesionales médicos para reconocer los indicadores de abuso y explotación sexual, y mejoren la denuncia y el tratamiento de dicho abuso y explotación sexual.

9 – A los gobiernos e instituciones privadas para que incrementen los recursos a disposición de los profesionales de la psiquiatría y de otros profesionales del sector para ampliar los servicios de tratamiento y rehabilitación de los niños que han víctimas de abusos o explotación.

10 – A las principales autoridades en salud pública para que amplíen la investigación sobre las repercusiones en la salud de los niños y adolescentes expuestos a la extrema pornografía gráfica o a través de Internet.

11 – A los líderes de los gobiernos, de los organismos legislativos, de la industria privada y de las instituciones religiosas del mundo para que aboguen por la implementación de técnicas que impidan el acceso de niños y jóvenes a contenidos de Internet adecuados sólo para adultos.

12 – A los gobiernos, la industria privada y las instituciones religiosas para que lleven a cabo una campaña de concientización global dirigida a los niños y jóvenes para educarlos y proporcionarles las herramientas necesarias para usar Internet de manera segura y responsable y evitar el daño que se hace a muchos de sus compañeros.

13 – A los gobiernos, a la industria privada y las instituciones religiosas para que emprendan una iniciativa mundial de sensibilización de modo que los ciudadanos en todos los países estén más alertas y sean conscientes del abuso y la explotación sexual de los niños y para que los impulsen a denunciar tal abuso o explotación a las autoridades competentes si lo ven, lo saben o sospechan.

En esta era de Internet, el mundo se enfrenta a desafíos sin precedentes para defender los derechos y la dignidad de los niños y protegerlos del abuso y la explotación. Estos desafíos requieren una nueva forma de pensar, nuevos enfoques, una mayor conciencia global y un liderazgo inspirado. Por esta razón, esta Declaración de Roma llama todos a defender la dignidad de los niños.

Presentado este 6 de octubre de 2017 octubre 2017.

© Libreria Editrice Vaticana

 

 

06/10/2017-15:55
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa invita a que “pidamos la gracia de la vergüenza”

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- “La vergüenza abre la puerta a la curación”, “pidamos la gracia de la vergüenza” es la invitación que ha hecho el papa Francisco en la misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta.

El Papa dirigió estas palabras al concluir esta reflexión: “Ante el Señor experimentar vergüenza por nuestros pecados y pedir ser curados”, y continuó “Cuando el Señor nos ve así, avergonzados por lo que hemos hecho, y con humildad pedir perdón, Él es el omnipotente: borra, nos abraza, nos acaricia y nos perdona. Éste es el camino para llegar al perdón, lo que hoy nos enseña el profeta Baruc”.

El Papa ha aclarado que Dios es misericordioso: “Alabemos hoy al Señor porque ha querido manifestar la omnipotencia precisamente en la misericordia y en el perdón”, y ante un Dios tan bueno, que perdona todo, que tiene tanta misericordia: “pidamos la gracia de la vergüenza”.

“Nadie puede decir: ‘Yo soy justo’, o ‘yo no soy como aquel o como aquella’. Yo soy pecador. Yo diría que casi es el primer nombre que todos tenemos: pecadores”, ha señalado el Papa.

“Justicia a Dios y a nosotros el deshonor en el rostro”. Con estas palabras el Profeta Baruc en la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día se refiere a la desobediencia a la ley de Dios, es decir, al pecado y, al mismo tiempo, indica también cuál es el verdadero camino para pedir perdón.

Este ha sido el hilo conductor de la homilía del Papa durante la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el primer viernes de octubre. Francisco recorrió el texto litúrgico deteniéndose, ante todo, en la realidad del pecado que caracteriza a todos los hombres, y en la profecía de Baruc “sacerdotes, reyes, jefes y padres”.

El Papa ha explicado que al preguntarnos “¿por qué somos pecadores?” entendemos que “hemos desobedecido, siempre en relación con el Señor: Él ha dicho una cosa y nosotros hemos hecho otra. No hemos escuchado la voz del Señor: Él nos ha hablado tantas veces. En nuestra vida, cada uno puede pensar: ‘¡Cuántas veces el Señor me ha hablado a mí! ¡Cuántas veces no lo he escuchado!’. Ha hablado con los padres, con la familia, con el catequista, en la iglesia, en las predicaciones, también ha hablado a nuestro corazón”.

Pero nosotros nos hemos rebelado: éste es el pecado, por lo tanto es “rebelión”, es “obstinación” en el proseguir en “las inclinaciones perversas de nuestro corazón”, cayendo en las “pequeñas idolatrías de cada día”, “codicia”, “envidia”, “odio” y, especialmente, “maledicencia”, ese “hablar mal” que el Papa define la “guerra del corazón para destruir al otro”.

“El pecado arruina el corazón, arruina la vida, arruina el alma, debilita y enferma”, y el Papa ha indicado que “No es una mancha que hay que quitar. Si fuera una macha, bastaría ir a la tintorería y hacerla limpiar... No. El pecado es una relación de rebelión contra el Señor. Es malo en sí mismo, pero malo contra el Señor, que es bueno. Y si yo pienso así mis pecados, en lugar de entrar en depresión, siento aquel gran sentimiento: la vergüenza, la deshonra de la que habla el profeta Baruc. La vergüenza es una gracia”.

 

 

06/10/2017-16:57
Rosa Die Alcolea

Lituania: El primer ministro Skvernelis es recibido por el Papa

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- Saulius Skvernelis, primer ministro de la República de Lituania, junto a su mujer y sus hijos, han sido recibidos esta mañana por el papa Francisco en el Vaticano.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha emitido esta mañana, 6 de octubre de 2017, un comunicado de prensa narrando el encuentro.

El primer ministro Skvernelis se ha reunido también con Mons. Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Mons. Antoine Camilleri, Subsecretario de Relaciones con los Estados.

En el encuentro, desarrollado en una “atmósfera de cordialidad”, se ha manifestado el aprecio por el “buen estado de las relaciones bilaterales” y la “contribución positiva de la Iglesia Católica a la sociedad lituana” a lo largo de los siglos. En este contexto, no ha faltado una mención a la reciente beatificación del arzobispo Theophilus Matulionis.

La beatificación de Matulionis, que tuvo lugar el pasado 25 de junio de este mismo año, fue la primera beatificación celebrada en Lituania desde el final de la era del totalitarismo soviético. La anterior beatificación de un venerable lituano data de hace 30 años, pero tuvo lugar en Roma debido a la ocupación soviética.

Asimismo, el Papa y el primer ministro han examinado algunos temas de interés mutuo, como las perspectivas para el “desarrollo futuro de la integración europea”, la “emigración de jóvenes” y la “acogida de los migrantes” y la paz y la seguridad a nivel regional e internacional, han indicado en el comunicado del Vaticano.

 

 

06/10/2017-16:21
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: “Los océanos son el patrimonio común de la familia humana”

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- El Papa ha llamado a “cuidar los océanos como parte de una visión integrada del desarrollo humano”.

Lo ha dicho el Papa Francisco en un mensaje enviado a través del Card. Pietro Parolin, Secretario de Estado, dirigido a los participantes de la IV Conferencia Internacional sobre “Nuestro Océano, un Océano para la Vida”, que se celebra en Malta del 5 al 6 de octubre, organizada por la Unión Europea.

Este año, además de continuar con el compromiso en los sectores de las zonas marítimas protegidas, de la pesca sostenible, de la contaminación marina y de la lucha contra la repercusión del cambio climático en los océanos, se han añadido los temas de la economía azul y de la seguridad marina, centrados en el Mar Mediterráneo y los Océanos Atlántico e Índio.

El Papa ha querido marcar dos pautas principales: Reconocer nuestro deber de “cuidar los océanos como parte de una visión integrada del desarrollo humano” y atender la necesidad de una gobernanza multilateral “encaminada a la búsqueda del bien común” inspirada en el “principio de subsidiariedad y el respeto de la dignidad de cada persona humana” (Laudato Si ‘, 174).

A continuación, ofrecemos el mensaje completo del papa Francisco, escrito por el cardenal Pietro Parolin.

 

Carta del papa Francisco

Damas y caballeros,

Queridos amigos,

Me complace transmitir los cordiales saludos de Su Santidad el Papa Francisco a todos los reunidos para esta Cuarta Conferencia Internacional sobre “Nuestro Océano, un Océano para la Vida.”

Vuestra Conferencia se ocupa de cuestiones complejas e interrelacionadas, como la salud de los océanos, así como la coordinación y la gestión de diversas actividades por encima o por debajo de los mares . Su Santidad aprovecha esta ocasión para alentar un esfuerzo concertado para abordar una serie de cuestiones urgentes que afectan directamente el bienestar de innumerables hombres y mujeres: la trata de personas, mano de obra esclava y condiciones de trabajo inhumanas asociadas con la industria pesquera y la navegación comercial, el nivel de vida y las oportunidades de desarrollo en las comunidades costeras y de las familias de los que pescan, y la situación de las islas amenazadas por la subida del nivel del mar.

Reflexionar sobre estos temas conduce inevitablemente a dos conclusiones. La primera es un reconocimiento de nuestro deber de cuidar los océanos como parte de una visión integrada del desarrollo humano. La segunda se refiere a la necesidad de una gobernanza multilateral encaminada a la búsqueda del bien común y equipada para operar a nivel global y regional, guiada por el derecho internacional e inspirada en el principio de subsidiariedad y el respeto de la dignidad de cada persona humana. Laudato Si ‘, 174).

Los océanos son el patrimonio común de la familia humana. Sólo con un profundo sentido de humildad, asombro y gratitud podemos hablar con razón del océano como “nuestro”. Cuidar esta herencia común implica necesariamente el rechazo de formas cínicas o indiferentes de actuar. No podemos pretender ignorar los problemas de la contaminación de los océanos como resultado, por ejemplo, de los plásticos y micro-plásticos que entran en la cadena alimentaria y tienen graves consecuencias para la salud de la vida marina y humana. Tampoco podemos permanecer indiferentes ante la pérdida de los arrecifes de coral, lugares esenciales para la supervivencia de la biodiversidad marina y la salud de los océanos, al ser testigos de un maravilloso mundo marino transformado en cementerios subacuáticos despojados de vida y de color (cf. Si ‘, 41).

Los océanos nos unen y nos convocan a trabajar juntos. Como señaló Su Santidad en Laudato Si ‘, “todo está interconectado”. Nuestro mundo de hoy necesita ver que los océanos son un recurso crucial en la lucha contra la pobreza y el cambio climático, ambos intrínsecamente vinculados (véase Mensaje del Papa Francisco a la COP22 a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, 10 de noviembre de 2016) . Hay necesidad de nuevas tecnologías para prever diversos problemas que atañen al buen gobierno de los océanos, pero también para un cambio en nuestra forma de vivir y ofrecer nuevos modelos de producción y consumo, para promover un desarrollo humano auténtico e integral que valora la buena gobernanza y la adopta de manera responsable.

Durante demasiado tiempo se ha pensado que la inmensa vastedad de los océanos permitiría la negligencia, la eliminación de desechos tóxicos y la ausencia de supervisión por parte de las autoridades. Durante demasiado tiempo, no se ha considerado la gravedad de los efectos sobre los ecosistemas marinos y costeros de la explotación a menudo no reglamentada de determinados recursos oceánicos. Pienso, por ejemplo, en los medios complejos e invasivos de extracción de recursos minerales del fondo del mar, que gracias a los avances tecnológicos son cada vez más viables y competitivos. Durante demasiado tiempo, la atención se ha centrado en las situaciones de delincuencia y tragedia humana en el mar, sin enfrentar valiente y adecuadamente sus causas, que a menudo se encuentran en tierra. Es hora de trabajar con mayor responsabilidad para salvaguardar nuestros océanos, nuestro hogar común, y nuestros hermanos y hermanas, hoy y en el futuro.

El libro del Génesis enseña que en el principio “el Espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas” (1: 2). Este versículo nos recuerda que los océanos tienen una importancia particular para muchas religiones. La espiritualidad puede proporcionar incentivos poderosos para la protección de los océanos y, más generalmente, para el cuidado de toda la creación (cf. Laudato Si ‘, 216). ” a ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas. ” (Laudato Si ‘, 62).

Los océanos nos recuerdan la necesidad de educar para el pacto entre la humanidad y el medio ambiente (cf. Laudato Si ‘, 209-215). En este sentido, hay que esforzarse para educar a los jóvenes para que cuiden los océanos, pero también, siempre que sea posible, para ayudarles a crecer en el conocimiento, el aprecio y la contemplación de su vastedad y grandeza. Pues la contemplación de la creación puede enseñarnos lecciones valiosas y ser una fuente de inspiración interminable (cf. Laudato Si ‘, 85).

Con la seguridad de mi profundo interés en las deliberaciones de la Conferencia, tengo el honor de reiterar los buenos deseos del Papa Francisco y transmitir su bendición.

Sinceramente suyo

Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado

 

 

06/10/2017-10:44
Rosa Die Alcolea

Iglesia Caldea: El Papa exhortó a los pastores a ser “constructores de unidad”

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- El Papa exhortó a los pastores de la Iglesia Caldea a “trabajar sin descanso como constructores de unidad”.

El papa Francisco recibió ayer, 5 de octubre de 2017, en audiencia, a los miembros del Sínodo de la Iglesia Caldea, que se celebra en Roma del 4 al 8 de octubre, encabezados por el Patriarca, Louis Raphaël Sako.

La Iglesia Caldea es una Iglesia oriental católica que sigue la tradición litúrgica caldea (o siria oriental) en la que utiliza el idioma siríaco oriental como lenguaje litúrgico y el árabe como lengua auxiliar. Está organizada como Iglesia patriarcal? bajo supervisión de la Congregación para las Iglesias Orientales, y su sede está en Bagdad (Irak).

El Papa se dirigió a los pastores con una exhortación “a trabajar sin descanso como constructores de unidad”, ante todo “entre vosotros”, pastores de la Iglesia Caldea y con los pastores de las otras Iglesias, favoreciendo “el diálogo y la colaboración” entre todos los actores de la vida pública, para contribuir a facilitar el retorno de los desplazados y a sanar las divisiones y oposiciones entre hermanos.

“Es necesario un proceso de reconciliación nacional y un esfuerzo conjunto de todos los componentes de la sociedad”, anunció el Papa en la audiencia. Mi deseo es que no desfallezcan la “fuerza de ánimo, la esperanza y las dotes de laboriosidad que os distinguen”, les animó el Papa.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los participantes en la audiencia:

 

Discurso del Santo Padre

Beatitud, queridos hermanos en el episcopado,

Os acojo con alegría en estos días en los que estáis reunidos en el Sínodo, mientras os preparáis para hacer frente a cuestiones de importancia capital para la Iglesia Caldea, entre las cuales las migraciones forzada de los cristianos, la reconstrucción de los pueblos, el retorno de las personas desplazadas, el derecho particular de la Iglesia, la cuestión litúrgica y la pastoral vocacional. Doy gracias a su Beatitud, el Patriarca Louis Raphaël, por el saludo que me ha dirigido también en nombre vuestro. Aprovecho la oportunidad para saludar, a través de vosotros, a los fieles de la amada tierra de Irak, duramente probados, compartiendo la esperanza de las recientes noticias que hablan de la reanudación de la vida y de la actividad en regiones y ciudades hasta ahora sometidas a una opresión dolorosa y violenta. ¡Que la misericordia de Dios alivie las heridas de la guerra que atormentan los corazones de vuestras comunidades para que finalmente puedan levantarse!.

Si efectivamente se ha cerrado una página trágica para algunas regiones de vuestro país, cabe señalar que aún queda mucho por hacer. Os exhorto a trabajar sin descanso como constructores de unidad, ante todo entre vosotros, pastores de la Iglesia Caldea y con los pastores de las otras Iglesias, favoreciendo ,además, el diálogo y la colaboración entre todos los actores de la vida pública, para contribuir a facilitar el retorno de los desplazados y a sanar las divisiones y oposiciones entre hermanos. Este compromiso es más que nunca necesario en el actual contexto iraquí, ante las nuevas
incertidumbres sobre el futuro. Es necesario un proceso de reconciliación nacional y un esfuerzo conjunto de todos los componentes de la sociedad para llegar a soluciones compartidas para el bien de todo el país. Mi deseo es que no desfallezcan la fuerza de ánimo, la esperanza y las dotes de laboriosidad que os distinguen. Que permanezca firme vuestro propósito de no ceder al desaliento ante las dificultades que todavía existen no obstante todos los logros de la tarea de reconstrucción, especialmente en la llanura de Nínive .

Desde la antigüedad, esa tierra, evangelizada según la tradición por el apóstol Tomás, se ha presentado al mundo como una tierra de civilización, tierra de encuentro y diálogo. Por lo tanto, es de suma importancia que los cristianos, pastores y fieles, fuertes de sus raíces, se unan para promover las relaciones respetuosas y el diálogo interreligioso entre todos los componentes del país.

Quisiera también aconsejaos con respecto a los nuevos aspirantes al ministerio sacerdotal o a la vida religiosa: frente a la disminución de las vocaciones que padece la Iglesia, debemos evitar que entren en los seminarios personas que no han sido llamadas por el Señor; hace falta analizar muy bien la vocación de los jóvenes y verificar su autenticidad . De lo contrario, sería una hipoteca para la Iglesia.

¡Que los sacerdotes y seminaristas sientan vuestra cercanía, que es una verdadera bendición! Para los candidatos al sacerdocio, la formación sea integral, capaz de incluir los diversos aspectos de la vida, respondiendo armoniosamente a las cuatro dimensiones: humana, espiritual, pastoral e intelectual; un recorrido que prosiga naturalmente en la formación continua de los presbíteros haciéndose una realidad unitaria con ella.

Me urge invitaros, así como a los Pastores de la Iglesia latina, a repensar el tema de la Diáspora teniendo en cuenta las situaciones concretas en que viven las comunidades eclesiales, sea desde el punto de vista numérico como del de la libertad religiosa .

Debemos hacer todo lo posible para que los deseos del Concilio Vaticano II se traduzcan en realidad, facilitando la atención pastoral tanto en el propio territorio como en el que se hayan establecido durante mucho tiempo las comunidades orientales, fomentando al mismo tiempo la comunión y la fraternidad con las comunidades de rito latino para dar a los fieles un buen testimonio sin prolongar divisiones y desacuerdos. El diálogo ecuménico e interreligioso debe recomenzar siempre partiendo de nuestra unidad y comunión católica. En esto os ayudará la Congregación para las Iglesias Orientales.

Beatitud, queridos obispos, os invito finalmente a ser paternos con los sacerdotes, que son vuestros primeros colaboradores , y a ser todos misericordiosos como el Padre.

Que este Sínodo vuestro in Urbe, bajo la mirada de Cristo, el Buen Pastor, sea un tiempo de confrontación fructuosa y de reflexión fraterna para el bien de la querida Iglesia Caldea. Invoco sobre vosotros la abundancia de las bendiciones del Señor y la protección de la Santísima Virgen María. Y os pido, por favor, que no os olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias!

© Libreria Editrice Vaticana

 

 

06/10/2017-17:57
Redacción

Bambino Gesù: Séptima audiencia del proceso de distracción de fondos

Esta mañana, a las 12:55 horas, en el Tribunal Estatal de la Ciudad del Vaticano, ha tenido lugar la séptima audiencia del proceso penal a cargo de Giuseppe Profiti y Massimo Spina, imputados por la distracción de fondos de la Fundación ‘Bambino Gesù’.

La Junta de jueces estuvo presente (los profesores Paolo Papanti-Pelletier, Presidente; Venerando Marano, Giudice; Carlo Bonzano, Giudice) y el promotor adjunto de Justicia, el profesor Roberto Zannotti (ausente el prof. Gian Piero Milano). Ausente al inicio del proceso, el acusado Giuseppe Profiti, que más tarde llegó; presente su abogado de oficio, Antonello Blasi. Ausente justificado por razones médicas el otro imputado, Massimo Spina,

El otro acusado, Massimo Spina, defendido por el abogado Alfredo Ottaviani, presente en el aula, no estaba justificado por razones médicas, defendido por el abogado de oficio Alfredo Ottaviani, presente en el aula.

Presente como testimonio el doctor Tommaso Di Ruzza, director de la Autoridad de Información Financiera.

La audiencia, terminada a las 14:05 horas, será retomada el lunes próximo, 9 de octubre, a las 11 horas. Confirmada para esa fecha la audiencia como testigo de la Presidenta del Hospital Pediátrico ‘Bambino Gesù’, la Dra. Mariella Enoc.

 

 

06/10/2017-17:39
Rosa Die Alcolea

Economía: Mons. Auza llama a “construir comunidades centradas en la persona”

(ZENIT – 6 Oct. 2017).- “Los líderes políticos, económicos y de la sociedad civil deben construir comunidades centradas en la persona y esforzarse por ayudar a todos a vivir una vida pacífica, decente y saludable”, dijo Mons. Auza.

El pasado 3 de octubre de 2017, el Arzobispo Bernardito Auza, Observador Permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas, ofreció unas palabras durante el Debate general de la 2ª Comisión, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre economía y cuestiones financieras.

En su declaración, monseñor Auza dijo que las instituciones políticas, culturales y sociales de todo el mundo se enfrentan a los efectos de un sistema financiero mundial centrado más en el dinero que en la persona humana, exacerbando situaciones de sin techo, desigualdad, polarización y politización.

“La ganancia económica y política a corto plazo no puede venir a expensas del desarrollo humano integral”, aseguró Mons. Aula, y animó a “los líderes políticos, económicos y de la sociedad civil” a “construir comunidades centradas en la persona y esforzarse por ayudar a todos a vivir una vida pacífica, decente y saludable”.

“Esto implica la integración, la inclusión social y la cooperación” en lugar de la competencia feroz y un enfoque holístico de las necesidades de la persona en línea con la solidaridad y la subsidiariedad, aclaró el Observador permanente de la Santa Sede.

Este es el camino, dijo, para la implementación exitosa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la fundación de los Pactos Globales para los Refugiados y Migrantes.

 

 

06/10/2017-18:01
Isabel Orellana Vilches

Nuestra Señora del Rosario, 7 de octubre

«Es una de las advocaciones de María universalmente conocidas. Su difusión creció a raíz de la aparición de la Virgen a santo Domingo de Guzmán portando un rosario en sus manos. Junto a Ella, aconsejan su rezo santos y pontífices»

En este santoral de ZENIT, que se inició a primeros de noviembre de 2012, por vez primera se incluye un espacio específicamente dedicado a la Virgen, aunque a través de la vida de los santos y beatos ofrecidos siempre ha estado presente. La tradición mariana impregna la cultura de incontables rincones del mundo. Sin disimular su orgullo, las gentes relatan la ancestral devoción heredada y transmitida a las sucesivas generaciones por la patrona que les aglutina. Cada una de las imágenes veneradas, que fue descubierta por alguien en lugares y circunstancias diversas, así como la aparición milagrosa directa de Ella misma, tiene tras de sí la grandeza de la fe florecida en el noble corazón de personas sencillas que nunca osaron dudar de la presencia de la Reina del cielo. Todas han tenido un porqué. Con ellas María insta a la penitencia, advierte de los peligros de no vivir la conversión, media para que se restablezca la paz cuando ha sido el caso, auxilia a los que están en peligro, responde a todos los que la invocan y se encomiendan a su mediación, sea cual sea la situación en la que se hallen. Siempre es portadora de consuelo y esperanza para sus hijos; lleva consigo multitud de bendiciones.

Hay advocaciones de carácter local, de modo que la noticia de su existencia es restringida. Otras son universalmente conocidas, como sucede con la que hoy se celebra: la de Nuestra Señora del Rosario. Tras cada una de ellas se esconde una hermosísima tradición. Por lo general, radica en apariciones que han tenido como acreedores de esta gracia a personas de distinta edad y condición. Han sido escenarios de su presencia árboles, oquedades, montañas, grutas, colinas, rocas, lugares desérticos que han florecido milagrosamente bajo sus pies, riveras marinas o el océano mismo, en campo abierto o en un templo, bien en la intimidad de un convento o en una humilde celda... Todos ellos, y muchos más, han servido para enmarcar una historia de amor sellada por la Virgen en una localidad determinada, en una nación, o en una persona concreta; son «acueductos» a través de los cuales proyecta sus gracias a la Humanidad entera.

El origen del rosario, aunque no como es conocido, se remonta al s. IX. Era usual en la observancia monástica con la lectura de los 150 salmos en la Liturgia de las Horas. El vulgo se limitaba a rezar 150 avemarías (el conocido «salterio de la Virgen»). En 1208 María se apareció a santo Domingo de Guzmán en la capilla del monasterio de Prouille, Francia. Era un momento difícil para él marcado por su lucha contra los albigenses, y rogaba a la Madre de Dios que le sostuviera en esa batalla. Portaba un rosario en sus manos que le enseñó a rezar, rogándole que difundiera por doquier esta devoción, a la par que vaticinaba incontables bendiciones especialmente en la conversión de los pecadores. El santo hizo depositario de esta gracia, entre otros, a Simón de Monfort, que tenía vía libre para dirigirse a los soldados que se hallaban bajo su mando e iban a combatir en Muret. Toda la tropa rezó esta oración y obtuvo la bendición de María con el resultado de una espectacular victoria. En conmemoración de este hecho, que Simón consideró obra de Ella, erigió una capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario.

Domingo propagó esta devoción y fue testigo de numerosas conversiones. Después de su muerte, los dominicos tomaron el testigo continuando esta misión. Pero el ser humano muchas veces peca de inconstancia, y aunque la oración fue acogida y rezada con piedad durante un siglo, después decayó. Entonces María volvió a hacerse presente para pulsar el corazón de sus hijos. Así, en el siglo XV se apareció al beato dominico bretón Alain de la Roche reiterando las promesas –quince en total– que había hecho a Domingo. Le rogó que recuperase esta tradición que se había perdido diciendo que, si además de saludarla, añadían la meditación sobre la vida, muerte y Pasión de su Hijo, se sentiría totalmente complacida. Le aseguró que serían tantos los milagros que se producirían con su rezo, que no habría prácticamente volúmenes para recogerlos. El beato volvió a restablecer esta devoción que fue calando en las gentes sencillas y en otros estratos sociales del pueblo cristiano.

Cuando el 7 de octubre de 1571 se obtuvo la victoria de los cristianos en la batalla naval de Lepanto, el papa san Pío V, que vio en ella la intercesión de María, solicitada rezando el rosario, extendió su práctica. Instituyó la celebración de Nuestra Señora de las Victorias, y mandó incluir en las letanías el título de «Auxilio de los cristianos». A Gregorio III se debe haber reemplazado el nombre de Nuestra Señora de las Victorias por el de Nuestra Señora del Rosario, como se viene celebrando desde entonces. La historia recoge memorables batallas en las que el adalid del triunfo obtenido ha sido siempre la advocación a la Virgen del Rosario. Distintos pontífices han ido acogiendo fervorosamente su rezo, otorgándole diversas indulgencias. Entre las encíclicas de León XIII se hallan doce dedicadas a él. A este papa se debe que la Iglesia confiera al mes de octubre la dedicación al santo rosario y a la presencia en las letanías del título «Reina del Santísimo Rosario». San Juan Pablo II, al igual que hicieron sus predecesores así como sus sucesores Benedicto XVI y Francisco, insistió en la conveniencia de rezarlo, y en 2002 añadió los misterios luminosos. En total se recorren veinte misterios de la vida de Jesucristo y de María. Tanto en Fátima como en Lourdes, María se apareció llevando un rosario en sus manos, pidiendo a los videntes: «Rezad el rosario».
En las primeras décadas del siglo XX esta oración se hizo popular en el mundo gracias al P. Patrick Peyton, quien hallándose plenamente convencido de haber sanado de su enfermedad gracias a María, no dudó en llevar a cabo su bellísima cruzada en pro del rosario haciendo de este lema «la familia que reza unida, permanece unida» un heraldo de reconciliación, bendecido por la Virgen.