Editorial \ Reflexiones en frontera

En la viña de la Iglesia, injertados en Cristo se nos pide dar frutos buenos

RV | 07/10/2017 | REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz


 

 

Las palabras asesino, homicida, son muy fuertes. Y el homicidio, el asesinato, que son graves pecados y también delitos se pagan con la cárcel.

Jesús, este domingo, les habla a los fariseos de los “viñadores homicidas”. Es una parábola muy dura, pero con la intención de ablandar esos corazones esclerotizados en ritos y deberes, lejos de la compasión, el amor y el perdón.

Jesús relata que un hombre hizo una viña y la arrendó. Cuando envió por los frutos, los viñadores mataron a los enviados y cuando envió a su propio hijo, dijeron: “es el heredero, matémoslo y nos quedamos con la viña”. A este punto Jesús les pregunta: “Qué les parece que el patrón de la viña hará con estos viñadores”, para afirmar finalmente que a ellos el Reino de Dios les será quitado para dárselo a un pueblo que de frutos.

La viña en la Biblia es el Reino de Dios, la Iglesia, todos los bautizados. Podemos pedir humildemente al Señor, reconociendo nuestra condición de pecadores, que siga cultivando su viña, enriqueciéndola con retoños nuevos, para que injertada en Cristo de buenos frutos.

 

@jesuitaGuillo