Servicio diario - 19 de octubre de 2017


Consejo Metodista Mundial: "Hemos aprendido a reconocernos hermanos"
Rosa Die Alcolea

Estudiantes de la Institución de los Cartujos: "Semilla de un mundo nuevo"
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: Llamamiento del Papa a "abrir la puerta", a nosotros y a los demás
Redacción

El Papa nombra nuncio en Noruega a Mons. J. Patrick Green
Redacción

Muerte del Card. Vidal: El Papa agradece su defensa del diálogo y la paz para Filipinas
Rosa Die Alcolea

Serbia: El embajador Dejan Šahović presenta al Papa sus cartas credenciales
Redacción

"La objeción de conciencia", por Mons. Felipe Arizmendi
Felipe Arizmendi Esquivel

Santa María Bertilla Boscardín, 20 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

19/10/2017-12:30
Rosa Die Alcolea

Consejo Metodista Mundial: "Hemos aprendido a reconocernos hermanos"

(ZENIT — 19 Oct. 2017).- "Hemos aprendido a reconocernos hermanos y hermanas en Cristo; ahora es el momento de prepararnos, con esperanza humilde y esfuerzo concreto, a ese pleno reconocimiento que tendrá lugar con la ayuda de Dios cuando finalmente podamos encontrarnos juntos en la fracción del Pan ", ha dicho el Papa a los hermanos metodistas.

Con motivo del 50 aniversario del inicio del diálogo teológico metodista-católico, el Papa ha recibido en audiencia esta mañana, 19 de octubre, a una delegación de 52 miembros del Consejo Metodista Mundial, en la Sala del Consistorio.

"Cuando católicos y metodistas acompañamos y levantamos juntos a los débiles y los marginados respondemos a la invitación del Señor", ha declarado el papa Francisco.

El Consejo Metodista Mundial es una asociación mundial de 80 metodistas, wesleyanos (discípulos de John Wesley) y relacionados, e Iglesias Unidas que representan a más de 80.5 millones de personas.

En su página web, worldmethodistcouncil.org, apuntan que su misión es "Involucrar, fortalecer y servir a las iglesias miembros alentando la unidad metodista en el testimonio, facilitando la misión en el mundo y fomentando las actividades ecuménicas e interreligiosas".

Publicamos el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en el encuentro:

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas,

Agradezco al obispo Abrahams sus amables palabras y con gran alegría os doy la bienvenida con motivo del cincuenta aniversario del inicio del diálogo teológico metodista-católico.

En el libro de Levítico el Señor anuncia el quincuagésimo año como un año especial, que prevé, entre otras cosas, la liberación de los esclavos: "Declararéis santo el año cincuenta y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes" (Lev 25,10). Estamos muy agradecidos a Dios porque, de alguna manera, podemos proclamar que hemos sido liberados de la esclavitud de la extrañeza y la sospecha mutua. En el año cincuenta "cada uno recobrará su propiedad y cada cual regresará a su familia" (ibíd.), agregaba el Señor a Moisés. Gracias a estos cincuenta años de diálogo paciente y fraterno podemos decirnos realmente unos a otros las palabras del apóstol Pablo: "ya no sois extraños"; (Ef 2,19): no en el corazón, pero tampoco en la pertenencia al Señor, en virtud del bautismo, que nos ha constituido en una fraternidad real. Sí, somos y nos sentimos "familia de Dios" (ibíd.).

A esta conciencia nos ha llevado el diálogo. El Concilio Vaticano II sigue exhortando a tender a un conocimiento más profundo y a una apreciación más justa entre los cristianos de diferentes confesiones a través de un diálogo que proceda "con amor a la verdad, con caridad y con humildad" (Decr. Unitatis Redintegratio, 11). El diálogo verdadero anima constantemente a encontrarnos con humildad y sinceridad, deseosos de aprender unos de otros, sin irenismos y sin fingimientos. Somos hermanos que, después de un largo distanciamiento, están contentos de volver a encontrarse y redescubrirse uno al otro, de caminar juntos, abriendo generosamente el corazón al otro. Así proseguimos, sabiendo que este camino ha sido bendecido por el Señor: por Él ha comenzado y a Él se dirige.

"Declararéis santo el año cincuenta," dijo Dios a Moisés. En el documento más reciente de la Comisión habláis precisamente de santidad. John Wesley quería ayudar al prójimo a vivir una vida santa. Su ejemplo y sus palabras animan a muchos a dedicarse a las Sagradas Escrituras y a la oración para aprender a conocer a Jesucristo. Cuando entrevemos signos de una vida santa en los demás, cuando reconocemos la acción del Espíritu Santo en otras confesiones cristianas, no podemos por menos que alegrarnos. Es hermoso ver cómo el Señor siembra ampliamente sus dones, es bueno ver a los hermanos y hermanas que abrazan en Jesús nuestra misma razón de vivir. No sólo eso: los otros "familiares de Dios" pueden ayudarnos a acercarnos todavía más al Señor y estimularnos a dar un testimonio más fiel del Evangelio. Demos, pues, gracias al Padre por todo lo que nos ha concedido mucho antes de los últimos cincuenta años, en los siglos pasados ??y en todo el mundo, en las respectivas comunidades. Dejémonos fortalecer recíprocamente por el testimonio de la fe.

La fe se hace tangible sobre todo cuando se concreta en el amor, en particular en el servicio a los pobres y marginados. "Proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes". En el año cincuenta del diálogo esta antigua invitación de la Palabra viva resuena especialmente actual para nosotros. Forma parte de la misma llamada a la santidad que, siendo llamada a la vida de comunión con Dios, es necesariamente llamada a la comunión con los demás.

Cuando católicos y metodistas acompañamos y levantamos juntos a los débiles y los marginados — aquellos que, a pesar de vivir en nuestras sociedades, se sienten lejanos, extranjeros, extraños — respondemos a la invitación del Señor.

Mirando al futuro, más allá de los cincuenta años, tenemos una certeza: no podemos crecer en la santidad sin crecer en una comunión mayor. Esta es la senda que se abre ante el camino con la nueva fase de diálogo que está a punto de iniciar sobre el tema de la reconciliación. No podemos hablar de oración y de caridad si, juntos, no rezamos y no trabajamos por la reconciliación y la plena comunión entre nosotros. ¡Que vuestro trabajo sobre la reconciliación sea un don, y no sólo para nuestras comunidades sino para el mundo! ¡Que sea un estímulo para que todos los cristianos sean ministros de la reconciliación!. Es el Espíritu de Dios el que obra el milagro de la unidad reconciliada. Y lo hace con su estilo, como lo hizo en Pentecostés, suscitando diferentes carismas y recomponiendo todo en una unidad, que no es uniformidad, sino comunión. Por lo tanto, es necesario que estemos juntos como los discípulos esperando al Espíritu, como hermanos en camino.

Muchas gracias por vuestra presencia; agradezco a la Comisión de diálogo el trabajo ya realizado y el futuro y al Consejo Metodista Mundial el continuo apoyo al diálogo. La bendición de estos últimos cincuenta años radica en la gracia que hemos descubierto los unos en los otros y que ha enriquecido a ambas comunidades. La tarea no se ha terminado y estamos llamados, mientras seguimos caminando, a mirar hacia adelante. Hemos aprendido a reconocernos hermanos y hermanas en Cristo; ahora es el momento de prepararnos, con esperanza humilde y esfuerzo concreto, a ese pleno reconocimiento que tendrá lugar con la ayuda de Dios cuando finalmente podamos encontrarnos juntos en la fracción del Pan. Quisiera invitaros a rezar por esto, pidiéndole al Padre el pan de cada día que sostenga nuestro camino: Padre nuestro...

© Librería Editorial Vaticano

 

 

19/10/2017-12:58
Rosa Die Alcolea

Estudiantes de la Institución de los Cartujos: "Semilla de un mundo nuevo"

(ZENIT — 19 Oct. 2017).- "Os animo a todos a trabajar por el bien, para convertiros humildemente en semilla de un mundo nuevo", ha exhortado el Papa a los estudiantes.

82 estudiantes de la "Institutión de los Cartujos" de Lyon, Francia, se han encontrado esta mañana, 19 de octubre, con el papa Francisco en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano.

El papa Francisco ha animado a los estudiantes a "aprovechar el tiempo de los estudios" para que se conviertan en "promotores y defensores de un crecimiento en la equidad, en artesanos de una administración justa y adecuada de nuestra casa común, es decir el mundo".

La Institution des Chartreux ahora es un centro escolar católico, que reúne desde el jardín de infancia hasta las cursos superiores a más de 3.800 alumnos, 265 maestros, 38 maestros y 170 supervisores y personal de servicio.

Abierto a todos, independientemente de su origen social o religión, en la tradición del catolicismo liberal, propone contribuir a la formación humana y al éxito académico de los jóvenes que aceptan la regularidad y el trabajo, indican en su página web.

Sigue el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes:

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas,

Os recibo con alegría con ocasión de vuestra estancia cultural y espiritual en Roma. Saludo cordialmente junto a vosotros al Superior de la Institución de los Chartreux y a los profesores que os acompañan, sin olvidarme de los que se han quedado en Lyon, también el cardenal Barbarin.

Estáis haciendo un curso de estudios que os prepara para entrar en las grandes escuelas de negocios y que, cuando llegue el momento, os permitirá ejercer una profesión en el mundo de las finanzas internacionales. Me complace saber que vuestra formación académica incluye una fuerte dimensión humana, filosófica y espiritual, y por ello doy gracias a Dios. De hecho, es esencial que, a partir de ahora y en vuestra futura vida profesional, aprendáis a permanecer libres de la fascinación del dinero, de la esclavitud en la que el dinero encierra a los que le rinden culto. Y también es importante que adquiráis hoy la fuerza y ??el valor de no obedecer ciegamente a la mano invisible del mercado. Por lo tanto, os animo a aprovechar el tiempo de los estudios para convertiros en promotores y defensores de un crecimiento en la equidad, en artesanos de una administración justa y adecuada de nuestra casa común, es decir el mundo (cf. Exhort. Ap. Evangelii gaudium, 204; 206).

Aquí, en Roma, vivís una forma de inmersión en la historia que ha marcado fuertemente el nacimiento de las naciones europeas. Admirando lo que el genio de los hombres y las esperanzas que han cultivado han sido capaces de lograr, dad importancia también vosotros a dejar vuestra huella en la historia. ¡Tenéis, efectivamente la capacidad de decidir vuestro futuro! Quiero reiterarlo: tenéis la capacidad de decidir vuestro futuro. Por eso os exhorto a ser responsables de este mundo y de la vida de cada hombre. No olvidéis nunca que "cada injusticia contra un pobre es una herida abierta, y disminuye [vuestra] misma dignidad". (Catequesis 20 de septiembre 2017). Y, aunque este mundo espera de vosotros que apuntéis al éxito, daos los medios y el tiempo para recorrer los senderos de la fraternidad, para construir puentes entre los hombres en lugar de muros, para añadir vuestra piedra a la construcción de una sociedad más justa y más humana.

En esta perspectiva, invito a los que entre vosotros son cristianos a permanecer unidos al Señor Jesús con la oración, para aprender a confiar todo a Dios, y no sucumbir así a la tentación del desaliento o la desesperación. También me gustaría decir, con respeto y afecto, a los que no son cristianos: no olvidéis nunca, con la mirada fija en vosotros y en los demás, que "el hombre supera infinitamente al hombre" (BLAISE PASCAL Pensamientos, fragmento 122). Y os animo a todos a trabajar por el bien, para convertiros humildemente en semilla de un mundo nuevo.

Con esta esperanza, confiando a cada uno de vosotros al Señor para que podáis cultivar la cultura del encuentro y del intercambio en el seno de la única familia humana, invoco de corazón la bendición de Dios sobre vosotros, sobre las personas que os acompañan, así como sobre vuestras familias y sobre la Institución de los Chartreux. ¡Merci beaucoup!

© Librería Editorial Vaticano

 

 

19/10/2017-16:34
Redacción

Santa Marta: Llamamiento del Papa a "abrir la puerta", a nosotros y a los demás

(ZENIT — 19 Oct. 2017).- El papa Francisco ha exhortado en la Eucaristía celebrada esta mañana a que seamos "personas que ayudan a abrir la puerta, a nosotros mismos y a los demás".

Así lo ha dicho en la homilía de la Misa que ha celebrado en la capilla de Santa Marta hoy, tercer jueves de octubre.

La reflexión del Papa se ha inspirado en la lectura del Evangelio de San Lucas, propuesto por la liturgia del día, que refiere que los escribas y los fariseos se consideraban justos y a quienes Jesús les demuestra que sólo Dios es justo, el Papa explicó el motivo por el cual los Doctores de la Ley se habían "llevado el conocimiento", con la "consecuencia" de "no entrar en el Reino y, ni siquiera, dejar entrar a los demás".

Así, Francisco ha advertido de que "Se olvida la gratuidad de la salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de Dios. Y los que olvidan la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la clave del conocimiento".

En este contexto, el Santo Padre ha recordado que es "la iniciativa de Dios la que nos salva". Y —ha continuado— en cambio, se ponen "de parte de la Ley". La salvación —ha asegurado— "está allí, para ellos", llegando de este modo "a un montón de prescripciones" que, de hecho, se convierten en la salvación. Pero así "no reciben la fuerza de la justicia de Dios". La Ley, en cambio, es siempre "una respuesta al amor gratuito de Dios", que tomó "la iniciativa" de salvarnos. Y "cuando se olvida la gratuidad de la salvación, se cae, se pierde la clave de la inteligencia de la historia de la salvación", perdiendo "el sentido de la cercanía de Dios".

"Para ellos Dios es el que hizo la Ley. Y éste no es el Dios de la revelación. El Dios de la revelación es Dios, que ha comenzado a caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, el Dios que camina con su pueblo. Y cuando se pierde esta relación cercana con el Señor, se cae en esta mentalidad obtusa que cree en la autosuficiencia de la salvación con el cumplimiento de la Ley. La cercanía de Dios", ha declarado el Papa.

El Santo Padre ha señalado que "no se puede enseñar la Doctrina cuando falta la cercanía de Dios, cuando falta la oración", y ni siquiera "hacer teología", y menos aún "teología moral". Francisco reafirmó que la teología "se hace de rodillas, siempre cerca de Dios". Y dijo que la cercanía del Señor llega "al punto más alto en Jesucristo crucificado", habiendo sido nosotros "justificados" por la sangre de Cristo, como dice San Pablo.

Por ello, el Papa aludió a la "responsabilidad" de los pastores, hoy, en la Iglesia. Cuando pierden o se llevan "la clave de la inteligencia" —dijo— y nos cierran la puerta "a nosotros y a los demás", y ha concluido pidiendo rezar por nuestros padres: "Rezar, para que no perdamos la clave del conocimiento y no cerremos la puerta a nosotros y a la gente que quiere entrar".

 

 

19/10/2017-10:27
Redacción

El Papa nombra nuncio en Noruega a Mons. J. Patrick Green

(ZENIT — 19 Oct. 2017).- El papa Francisco nombró ayer, 18 de octubre, nuncio apostólico en Noruega a Mons. James Patrick Green; obispo de Evansville (EE.UU.) a Mons. Joseph Mark Siegel; obispo de Montenegro a Mons. Carlos Rómulo Gongalves e Silva; y esta mañana, el Santo Padre ha nombrado arzobispo de la Archidiócesis de Port of Spain (Trinidad y Tobago) a Mons. Charles Jason Gordon.

 

Nombramiento del arzobispo de Port of Spain (Trinidad y Tobago)

El Santo Padre ha aceptado esta mañana, 19 de octubre de 2017, la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Port of Spain (Trinidad y Tobago) presentada por Mons. Joseph Harris, espiritano, a sus 75 años de edad, y ha nombrado arzobispo de la misma sede a Mons. Charles Jason Gordon, hasta ahora obispo de la diócesis de Bridgetown, en Barbados, que sigue siendo administrator apostólico "Sede vacante et ad nutum Santae Sedis" de la diócesis de Bridgetown.

 

Nombramiento del nuncio apostólico en Noruega

El Papa ha nombrado nuncio apostólico en Noruega a Mons. James Patrick Green, arzobispo de Altino, nuncio apostólico en Suecia, Islandia, Dinamarca y Finlandia.

 

Nombramiento del obispo de Evansville (EE.UU.)

El Santo Padre ha nombrado obispo de Evansville (EE.UU.) a Mons. Joseph Mark Siegel, hasta ahora obispo de Pupiana y auxiliar de la diócesis de Joliet en Illinois.

 

Nombramiento del obispo de Montenegro (Brasil)

El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Montenegro (Brasil) presentada por Mons. Paulo António De Conto. Le sucede Mons. Carlos Rómulo Gongalves e Silva, hasta ahora obispo coadjutor de la misma diócesis.

 

Mons. Joseph Mark Siegel

Mons. Joseph Mark Siegel, procedente de una familia de nueve hijos, nació el 18 de julio de 1963 en Joliet (Illinois), en la diócesis homónima. Asistió a la Saint Charles Borromeo Seminary High School en Lockport (1977-1980), y al "Joliet Junior College". Completó sus estudios superiores en el "Saint Meinrad Seminary College en Saint Meinrad, Indiana (1984),y luego en la Universidad Pontificia Gregoriana (1987) y en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Roma. Posteriormente, obtuvo la Licencia en Teología Sistemática en la I Saint Mary University en Mundelein, Illinois (1990).

Fue ordenado sacerdote de la diócesis de Joliet, en Illinois, el 4 de junio de 1988.

Después de la ordenación, ha ocupado los siguientes cargos: Vicario parroquial de "Saint Isidoro" en Bloomingdale (1988-1994), de "Saint Mary" en Plainfield (1994-1998), de "Saint Mary Nativity" en Joliet (1998-2000) y en la catedral de "Saint Raymond" en Joliet (2000-2004); párroco de la "Visitation" en Elmhurst (2004-2010); Presidente del Consejo Presbiteral, Consultor Diocesano y "General Chair" del Año diocesano de la Eucaristía.

Nombrado obispo de Pupiana y auxiliar de Joliet, en Illinois, el 28 de octubre de 2009, recibió la consagración episcopal el 19 de enero de 2010.

Como obispo auxiliar ha sido vicario general, director de formación permanente del clero, consultor diocesano y administrador diocesano de Joliet (2010-2011).

En la Conferencia Episcopal, es miembro del "Comité de Culto Divino".

Además del inglés, sabe italiano y español.

 

 

19/10/2017-16:09
Rosa Die Alcolea

Muerte del Card. Vidal: El Papa agradece sum defensa del diálogo y la paz para Filipinas

(ZENIT — 19 Oct. 2017).- El papa Francisco ha expresado su pésame por la muerte del cardenal Ricardo J. Vidal, encomienda "su alma al infinito amor y misericordia de nuestro Padre celestial".

El Papa envió ayer, 18 de octubre, un telegrama de pésame por la muerte del cardenal Ricardo J. Vidal, a Mons. Jose S. Palma, Arzobispo de Cebu.

En este telegrama, el Papa manifiesta una "profunda gratitud por el incansable y dedicado servicio del difunto cardenal a la Iglesia, y por su constante defensa del diálogo y la paz para todo el pueblo de Filipinas".

 

Biografía del cardenal Ricardo J. Vidal

El cardenal Ricardo J. Vidal, arzobispo emérito de Cebú (Filipinas), nació el 6 febrero de 1931 en Mogpoc, Filipinas. Realizó sus estudios en el seminario menor de la Most Santo Rosario (que más tarde asumió el título de Nuestra Señora del Carmen) y en el seminario de San Carlo.

Fue ordenado el 17 de marzo de 1956. El obispo de Lucena lo confió como director espiritual del seminario local del Monte Carmelo. Luego se convirtió en superior del mismo instituto y se dedicó a la formación de los jóvenes candidatos al sacerdocio hasta el 10 Septiembre de 1971, cuando fue nombrado Obispo Coadjutor de Malolos, Bulacan, y fue elegido para la Iglesia titular de Claterna. Recibió la ordenación episcopal el 30 de noviembre de 1971.

El 22 de agosto de 1973 fue nombrado arzobispo de Lipa en Batangas.

El 13 de abril de 1981 fue nombrado Coadjutor con derecho de sucesión al Arzobispo de Cebú, cardenal Julio Rosales. Fue nombrado arzobispo el 24 de agosto de 1982. Se desempeñó como presidente de la Comisión Episcopal para las Vocaciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas. También fue vicepresidente de dicha

Conferencia y luego presidente de 1985 a 1987.

Fue Arzobispo emérito de Cebú (Filipinas), 15 de octubre de 2010. Participó en el cónclave de abril de 2005, que eligió al Papa Benedicto XVI. Fue creado y proclamado Cardenal por San Juan Pablo II en el Consistorio del 25 de mayo de 1985, del título de Ss. Pietro e Paolo en Via Ostiense (San Pedro y San Pablo en Via Ostiense).

El 18 de octubre de 2017 murió.

 

 

19/10/2017-10:56
Redacción

Serbia: El embajador Dejan Šahović presenta al Papa sus cartas credenciales

Esta mañana, a las 9:30 horas, el papa Francisco ha recibido en audiencia a Dejan Sahovi?, embajador de Serbia ante la Santa Sede, con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.

Sigue una breve biografía del nuevo embajador

Dejan Šahović

Embajador de Serbia ante la Santa Sede

Nació en 1955.
Está casado y tiene dos hijos.
Licenciatura en Derecho (Facultad de Derecho, Belgrado)

Ha ocupado entre otros los siguientes cargos:

— Personal junior en el Banco Yugoslavo de Cooperación Económica Externa, Departamento de Seguro de Riesgos Políticos (1981-1986); Tercer Secretario de la Secretaría Federal de Asuntos Exteriores de la República Federal Socialista de Yugoslavia (1986);- Tercer Secretario y posteriormente Segundo Secretario de la Embajada ante Naciones Unidas en Nueva York (1987-1991); Segundo Secretario de la Secretaría Federal de Asuntos Exteriores de la República Federal Socialista de Yugoslavia (1991); Funcionario político en las misiones sobre el campo de las Naciones Unidas en Camboya, Sudáfrica y Tayikistán (1992-1996); Abogado (1996- 2000); Consejero en el Ministerio de Asuntos Exteriores (2000); Representante Permanente de la República Federal Socialista de Yugoslavia ante las Naciones Unidas en Nueva York (2001-2004); Representante Permanente del Estado de la Unión de Serbia y Montenegro ante las Naciones Unidas en Ginebra (2004-2006); Ministro asistente encargado de Asuntos Multilaterales (2006); Coordinador nacional de la Presidencia de Serbia del Comité de Ministros del Consejo de Europa (2007); Embajador de Serbia en Hungría (2008-2012); Vice responsable del Gabinete del Presidente para la 67.a reunión de la Asamblea General de las Naciones Un idas (2012-2013); Jefe de la Task Force para la Presidencia OSCE de Serbia 2015 (2013-2015); Desde 2016, es embajador en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Idiomas extranjeros conocidos: inglés.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

19/10/2017-11:29
Felipe Arizmendi Esquivel

"La objeción de conciencia", por Mons. Felipe Arizmendi

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas, México

 

VER

El 10 de octubre, la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Ley General de Salud, para que médicos y enfermeras puedan negarse a dar servicios de salud a pacientes, cuando consideren que ese servicio es contrario a su creencia religiosa. Por ejemplo, si se niegan a practicar un aborto, a colaborar en una eutanasia, a operar a una persona para que ya no pueda tener hijos, cuando no hay razones graves de salud. Otro ejemplo: Los seguidores de una religión no aceptan una transfusión de sangre. Podemos estar en desacuerdo con ellos, pues su interpretación de textos bíblicos está fuera de contexto histórico, pero un médico de ellos puede aducir razones religiosas para no hacer dicha transfusión.

Esto es un avance notable, pues antes de esta reforma, los médicos se exponían a perder su trabajo y ser multados, si se negaban a practicar un aborto. Ahora se protege su libertad religiosa. En medio de la marabunta de las precampañas electorales, que trae inquietos a todos los legisladores, es de alabar que hayan aprobado este cambio. Felicito particularmente a los legisladores que promovieron esa iniciativa. Dan testimonio de su fe, no la esconden como otros legisladores, y quieren iluminar la política con el Evangelio. Afortunadamente hubo mayoría en el Congreso que les apoyó, pues las razones que sostienen la objeción de conciencia no son sólo religiosas, sino sociales, psicológicas, antropológicas y culturales. En muchos países se reconoce este derecho, y nuestro país se había retardado en asumirlo.

Como era de esperar, de inmediato se levantaron voces que dicen que esta reforma va en detrimento de los "derechos sexuales y reproductivos" de las mujeres, y que les orillaría a buscar servicios ilegales para acceder a una interrupción del embarazo.

Habría que aclarar que, así como hay que defender los derechos de las mujeres, con la misma determinación habría que defender el derecho a la vida de los concebidos y que aún están en el seno materno. Son personas, a partir de la concepción. Y si las mujeres tienen derechos, también los médicos y las enfermeras tienen derechos que se deben proteger; con más razón los más indefensos e inocentes, los aún no nacidos.

 

PENSAR

Dice el Papa Francisco en su Exhortación La alegría del amor: "No puedo dejar de decir que, si la familia es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es engendrada y cuidada, constituye una contradicción lacerante que se convierta en el lugar donde la vida es negada y destrozada. Es tan grande el valor de una vida humana, y es tan inalienable el derecho a la vida del niño inocente que crece en el seno de su madre, que de ningún modo se puede plantear como un derecho sobre el propio cuerpo la posibilidad de tomar decisiones con respecto a esa vida, que es un fin en sí misma y que nunca puede ser un objeto de dominio de otro ser humano. La familia protege la vida en todas sus etapas y también en su ocaso. Por eso, a quienes trabajan en las estructuras sanitarias se les recuerda la obligación moral de la objeción de conciencia. Del mismo modo, la Iglesia no sólo siente la urgencia de afirmar el derecho a la muerte natural, evitando el ensañamiento terapéutico y la eutanasia, sino también rechaza con firmeza la pena de muerte" (No. 83). "Hay que afirmar decididamente la libertad de la Iglesia de enseñar la propia doctrina y el derecho a la objeción de conciencia" (No. 279).

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: "El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. No debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa" (1782).

Aunque en otro número el Catecismo habla del derecho a no usar armas, la afirmación fundamental es la misma: "Los poderes públicos atenderán equitativamente al caso de quienes, por motivos de conciencia, rehúsan el empleo de las armas; éstos siguen obligados a servir de otra forma a la comunidad humana" (2311).

 

ACTUAR

Ojalá que nuestros legisladores se atrevan a presentar otras iniciativas que amplíen el derecho a la libertad religiosa, pues aún tiene restricciones en la legislación. Y que los médicos y enfermeras no ayuden a matar indefensos en el seno materno, sino que sean valientes y defiendan el derecho a la vida.

 

 

19/10/2017-07:18
Isabel Orellana Vilches

Santa María Bertilla Boscardín, 20 de octubre

«Tildada de tontita, en su breve existencia recorrió un sendero espiritual admirable, calificado por Pío XII como 'camino de los coches': humilde, oculto, edificante. Inundó con su caridad a los pobres y a los enfermos»

Por fortuna, la eficacia ni es requisito ni influye en la santidad; tampoco el juicio humano tiene que ver con el divino, algo que se ha recordado ya en este santoral en otras ocasiones. La vida de esta joven italiana, Anna Francesca, fue esa luz fulgurante que brilló en medio de quienes se apresuraron a negarle la gloria, tildándola de «tontita» dentro y fuera de la Iglesia. Relevando misteriosamente al fundador de la Orden en la que se santificaría, Giovanni Antoni Farina, nació el 6 de octubre de 1888, justamente el año en el que este virtuoso prelado entró en el cielo. Anna vio la luz en Bréndola, Italia. Y tal vez si hubiese venido al mundo en un hogar amable y atento, hubiera tenido una infancia y juventud distintas, aunque quién sabe si de ese modo habría conquistado la gloria de los altares.

Lo de menos fue la pobreza de su familia campesina. Pero a su frágil salud y cortedad de miras, se unieron los malos modales de un padre ebrio, apresado por los celos y violento, carácter seguramente agriado por las carencias económicas, que la maltrató cotidianamente. No es de extrañar que a sus 16 años, con este panorama y un desajuste que afectaba también a sus estudios, soñara con otra clase de vida y dejara atrás su empleo doméstico en casa de unos vecinos. Se comprende que mirase con esperanza un futuro mejor junto a las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, máxime cuando ya a sus 12 años había consagrado a Dios su virginidad.
Pero le precedía la apreciación de quienes la rodeaban o la conocían someramente, no tanto por su talante trabajador y su fuerza de voluntad, velada para la mayoría, como por el juicio que les merecía su escasa inteligencia. Y hasta el arcipreste Gresele tomó con cierta chanza la vocación de Anna cuando se la notificó el párroco Capovilla que la había acogido como integrante de las Hijas de María. Él también dudó inicialmente de su valía, pero se aseguró de que al menos serviría para realizar tareas domésticas. Así lo transmitió al arcipreste que habló con otras religiosas; ellas se negaron a admitirla. El caso es que Anna ingresó en el Instituto al que aspiraba, en la ciudad de Vicenza, y en 1905 tomó el hábito y nombre de María Bertilla en honor de la abadesa de Chelles, de origen francés, santa Bertilla. A fuerza de ser descalificada en su entorno, ella misma se creía incapaz; se minusvaloraba. Pero su virtud era una potente luminaria.

Con admirable humildad, teniendo claro que no elegía el convento como refugio para sus males sino como un trampolín para su perfecta consagración, fue directa al grano y dijo a la maestra de novicias: «Yo no sé hacer nada. Soy una inútil, una 'tontita'.

Enséñeme a ser santa». Quizá no impresionara demasiado a la formadora con esta insólita y edificante presentación que hizo de sí misma, aunque era para conmoverse, pero la cuestión es que la destinaron a la cocina, a la panadería y a la lavandería, oficios que desempeñó durante un año. Solamente quería cumplir la voluntad de Dios.

Mostraba su gratitud cuando era reconvenida por algo. Dócil, con gran inocencia evangélica, estaba a merced de su maestra: «me corrija siempre; me hará un gran favor» . Ya estaba trazado su camino, que fue calificado por Pío XII como «ramino de los coches', el más común. Nada de éxtasis, nada de milagros en vida, sino una unión con Dios cada vez más profunda en el silencio, en el trabajo, en la oración, en la obediencia. De esa unión venía la exquisita caridad que ella demostraba a los pobres, a los enfermos, a los médicos, a los superiores, a todos». Y así fue. Las palabras de su fundador: «vívase en la obediencia y en la obediencia se muera» cincelaron también su vida consagrada.

Alguien se percataría de que podía tener cualidades para la asistencia a los enfermos, y la enviaron a estudiar enfermería en el hospital regentado por las religiosas en Treviso. Pero la superiora general la devolvió a la cocina hasta que profesó en 1907. Entonces se reveló como un ángel de bondad para los niños afectados de difteria y del resto de enfermos de las diversas salas por las que pasó, algunos con lesiones nauseabundas. En 1909, no sin dificultad, mientras convalecía de una operación se preparó y obtuvo el título de enfermera.

En 1915 asistió a los heridos de guerra en Viggiú, zona cercana a Como. Era más que evidente que poseía unas excepcionales cualidades para ello. La superiora no apreciaba su labor —que, sin embargo, conmovía a los oficiales y al capellán—, y la corregía severamente por su atención a los enfermos y su celo en el trabajo, enviándola a la lavandería. Del interior de la santa brotaba esta ardiente súplica: «Jesús mío, os pido por vuestras santas llagas, hacedme morir mil veces, antes que yo haga alguna acción solo para que me alaben». Así que las disposiciones que se tomaban en relación a ella, como ésta, las acogía con inmensa gratitud; era explícita a la hora de mostrarla. De hecho, cuando le notificaron su misión en el lavadero, manifestó gozosa: «muchas gracias, madre».

Una nueva superiora general la destinó al hospital de Treviso poniéndola al frente del pabellón infantil de infecciosos. Asumió la tarea con obediencia, en silencio, llena de caridad, haciendo vida su lema: «A Dios toda la gloria, para el prójimo toda la alegría y para mí todo el sacrificio». Al final fue hospitalizada. Años atrás había contraído una enfermedad de la que fue operada sin éxito. Un médico que la asistía, y que se declaraba no creyente, comentó después de hacerle una visita: «allá arriba está muriendo una santa». Su tránsito se produjo el 20 de octubre de 1922. Tenía 34 años. Antes de expirar dejó este mensaje a la superiora general: «Diga a las hermanas que trabajen solamente por el Señor, que todo es nada, todo es nada». Le acompañaron fama de santidad y prodigios. Pío XII la beatificó el 8 de junio de 1952. Juan )0011 la canonizó el 11 de mayo de 1961.