Servicio diario - 08 de noviembre de 2017


 

Audiencia general, 8 de noviembre de 2017 — Texto completo
Redacción

Audiencia general: La Eucaristía significa "acción de gracias"
Rosa Die Alcolea

Oriente Medio: El Papa saluda a los visitantes de lengua árabe
Redacción

Jóvenes: Los Santos Mártires como ejemplo de testimonio cristiano
Redacción

El Papa bendice el proyecto español solidario Wheels for Life'
Rosa Die Alcolea

Polonia: El Papa apoya el Día de la solidaridad con la Iglesia perseguida
Anne Kurian

Mons. Felipe Arizmendi: "Renuncia no, jubilación"
Felipe Arizmendi Esquivel

Beato Luigi Beltrame Quattrocchi (esposo de la beata María Corsini), 9 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

08/11/2017-15:22
Redacción

Audiencia general, 8 de noviembre de 2017 —  Texto completo

(ZENIT — 8 Nov. 2017).- Participar en la misa "es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se presenta en el altar para ser ofrecido al Padre por la salvación del mundo".

El Papa ha comenzado hoy, 8 de noviembre de 2017, en la audiencia general, una serie de catequesis en la que va a hablar de la eucaristía, ya que "para nosotros, cristianos —ha señalado el Papa— es fundamental entender bien el valor y el significado de la santa misa para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios".

A continuación les ofrecemos el texto completo de la primera catequesis del Papa Francisco sobre la santa misa, pronunciada esta mañana en la plaza de San Pedro, en la audiencia general.

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!

Comenzamos hoy una serie nueva de catequesis, que se centrará en el "corazón" de la Iglesia, es decir en la eucaristía.Para nosotros, cristianos, es fundamental entender bien el valor y el significado de la santa misa para vivir cada vez más plenamente nuestra relación con Dios.

No podemos olvidar el gran número de cristianos que, en todo el mundo, a lo largo de dos mil años de historia, han resistido hasta la muerte para defender la eucaristía, ni tampoco a aquellos que, incluso hoy, arriesgan la vida para participar en la misa dominical. En el año 304, durante la persecución de Diocleciano, un grupo de cristianos del norte de África fue sorprendido mientras celebraba la misa en una casa y fue arrestado. El procónsul romano, en el interrogatorio, les preguntó por qué lo habían hecho, sabiendo que estaba absolutamente prohibido. Y ellos contestaron: "Sin el domingo no podemos vivir", que significaba: Si no podemos celebrar la eucaristía, no podemos vivir, nuestra vida cristiana moriría.

Efectivamente, Jesús dijo a sus discípulos: "Si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros ". El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día "(Jn 6,53 a 54).

Aquellos cristianos norteafricanos fueron asesinados porque celebraban la eucaristía. Nos dejaron el testimonio de que se puede renunciar a la vida terrena por la eucaristía, porque nos da la vida eterna haciéndonos partícipes de la victoria de Cristo sobre la muerte. Un testimonio que nos interpela y exige una respuesta sobre lo que significa para cada uno de nosotros participar en el sacrificio de la misa y acercarnos a la mesa del Señor. ¿Buscamos ese manantial del que brota "el agua viva " para la vida eterna?, ¿Qué hace de nuestra vida un sacrificio espiritual de alabanza y de acción de gracias y nos hace un solo cuerpo con Cristo? Este es el sentido más profundo de la santa eucaristía, que significa "acción de gracias": acción de gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nos atrae y nos transforma en su comunión de amor.

En las próximas catequesis me gustaría responder a algunas preguntas importantes sobre la eucaristía y la misa, para volver a descubrir, o a descubrir, cómo a través de este misterio de fe resplandece el amor de Dios.

El Concilio Vaticano II estaba fuertemente animado por el deseo de que los cristianos comprendiesen la grandeza de la fe y la belleza del encuentro con Cristo. Por ese motivo, era necesario ante todo actuar, con la guía del Espíritu Santo, una adecuada renovación de la liturgia ya que la Iglesia vive y se renueva continuamente gracias a ella.

Un tema central que los Padres conciliares subrayaron es la formación litúrgica de los fieles, indispensable para una verdadera renovación. Y este es también el objetivo de este ciclo de catequesis que comenzamos hoy: crecer en el conocimiento del don que Dios nos ha dado en la eucaristía.

La eucaristía es un evento maravilloso en el que Jesucristo, nuestra vida, se hace presente. Participar en la misa "es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se presenta en el altar para ser ofrecido al Padre por la salvación del mundo".(Homilía en la misa, Casa Santa Marta, 10 de febrero de 2014). El Señor está allí, con nosotros, presente. Son tantas las veces que vamos allí, miramos las cosas, charlamos entre nosotros mientras el sacerdote celebra la eucaristía... ¡y no celebramos cerca de Él! ¡Pero es el Señor! Si hoy viniera aquí el Presidente de la República o alguien muy importante en el mundo, seguro que todos estaríamos cerca de él, que querríamos saludarlo. Pero piensa: Cuando vas a misa ¡el Señor está allí! Y tú estás distraído. ¡Es el Señor! Tenemos que pensarlo. "Padre es que las misas son aburridas..." Pero¡ qué dices! ¿El Señor es aburrido? —"No, no, la misa no, los curas". —"Ah, que se conviertan los curas, pero el Señor es quien está allí"- ¿Entendido? No os olvidéis. "Participar en la misa es vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor".

Probemos ahora a formular algunas preguntas fáciles. Por ejemplo, ¿Por qué se hace el signo de la cruz y el acto de penitencia al comienzo de la Misa? Y aquí me gustaría hacer otro paréntesis. ¿Habéis visto cómo se persignan los niños? No sabes lo que hacen, si es el signo de la cruz o un dibujo... Hacen así (El Papa hace un gesto confuso). Hay que enseñar a los niños a persignarse bien. Así empieza la misa, así empieza la vida, así empieza la jornada.

Quiere decir que hemos sido redimidos con la cruz del Señor. Mirad a los niños y enseñadles a persignarse bien. Y esas lecturas en la misa , ¿Por qué están allí? ¿Por qué los domingos hay tres lecturas y los demás días dos? ¿Por qué están allí? ¿Qué significado tiene la lectura de la misa? ¿Por qué se leen y qué tienen que ver ? O, ¿Por qué en un momento dado el sacerdote que preside la celebración dice: "Levantemos el corazón?" No dice: "¡Levantemos los móviles para sacar una foto! No, está muy mal. Y os digo que me pongo muy triste cuando celebro aquí en la Plaza o en la Basílica y veo tantos móviles levantados, no solamente por los fieles, sino también por algunos sacerdotes y también por obispos. Pero, ¡por favor! La misa no es un espectáculo: es ir a encontrar la pasión y la resurrección del Señor. Por eso el sacerdote dice: "Levantemos el corazón". ¿Qué significa? Acordaos: Nada de móviles.

Es muy importante volver a los cimientos, redescubrir lo que es esencial, a través de lo que se toca y se ve en la celebración de los sacramentos. La petición del apóstol Santo Tomás (cf. Jn 20,25), de poder ver y tocar las heridas de los clavos en el cuerpo de Jesús, es el deseo de poder, de alguna manera, "tocar" a Dios para creer en El. Lo que Santo Tomás pide al Señor es lo que todos necesitamos: verlo y tocarlo para reconocerlo. Los sacramentos salen al encuentro de esta necesidad humana. Los sacramentos, y la celebración eucarística en particular, son los signos del amor de Dios, las formas privilegiadas de reunirse con él.

Así, a través de estas catequesis que empezamos hoy me gustaría redescubrir junto con vosotros la belleza que se esconde en la celebración eucarística, y que, una vez revelada, da pleno sentido a la vida de cada uno de nosotros.

Nuestra Señora nos acompañe en este nuevo tramo del camino. Gracias.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

08/11/2017-10:02
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: La Eucaristía significa "acción de gracias"

(ZENIT —8 Nov. 2017).- La Eucaristía significa "acción de gracias": acción de gracias a la Trinidad, que nos introduce en su comunión de amor, ha apuntado el Papa.

El Papa Francisco ha comenzado hoy en la Audiencia general un nuevo ciclo de catequesis sobre la Eucaristía, para comprender mejor su importancia y su significado, "y cómo el amor de Dios se refleja en este misterio de fe", ha indicado.

Con un sol radiante en Roma, a las 9:35 horas ha llegado el Santo Padre a la plaza de San Pedro, donde se ha encontrado con grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de otras partes del mundo para participar en la Audiencia general.

El Papa ha explicado que cristianos de todas las épocas "no han dudado en entregar su vida por amor a la Eucaristía", inspirándose en las palabras de Cristo: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna".

El testimonio de los mártires —ha dicho el Obispo de Roma— nos cuestiona también a nosotros: "¿Qué importancia le damos al sacrificio de la Misa y a la comunión en la mesa del Señor? ¿Buscamos de verdad esa fuente de agua viva', que transforma nuestra vida en un sacrificio espiritual de alabanza y acción de gracias?"

Asimismo, Francisco ha observado que el Concilio Vaticano II alentó la formación litúrgica de los fieles, porque "la Iglesia vive siempre de la Liturgia y se renueva gracias a ella". Por eso —ha añadido— intentamos conocer mejor este gran don que Dios nos ha dado con la Eucaristía, en la que "Cristo se hace presente para que participemos de su pasión y muerte redentora".

Terminando su catequesis en español, el Papa ha saludado a los peregrinos de esta lengua, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latinay haciendo una mención especial a la delegación sindical argentina, allí presente.

"Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para que sintamos el deseo de conocer y amar más el misterio de la Eucaristía, sacramento del Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesús", ha dicho el Santo Padre.

 

 

08/11/2017-10:16
Redacción

Oriente Medio: El Papa saluda a los visitantes de lengua árabe

(ZENIT — 8 Nov. 2017).- "La Eucaristía es el mismo Jesús que se entrega completamente a nosotros", ha dicho el Papa Francisco a los visitantes de lengua árabe.

El Papa Francisco ha iniciado hoy un nuevo ciclo de catequesis sobre la Eucaristía.

Como en cada audiencia general, el Santo Padre ha dirigido unas palabras de bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a aquellos de Oriente Medio.

El Papa ha expresado que "Alimentarnos de Él y habitar en Él a través de la Comunión eucarística, transforma nuestra vida en un regalo para Dios y para nuestros hermanos".

Y ha invitado a entrar en esta "dinámica de amor" para ser, a ejemplo de Jesús, "personas de paz, perdón y reconciliación".

 

 

08/11/2017-10:46
Redacción

Jóvenes: Los Santos Mártires como ejemplo de testimonio cristiano

(ZENIT — 8 Nov. 2017).- El Papa Francisco ha recordado en la Audiencia general a los Santos Mártires, cuyas reliquias se guardan en la Basílica de San Pedro, y ha invitado a los jóvenes a que este ejemplo aumente en ellos la atención al testimonio cristiano "incluso en contextos difíciles".

Del mismo modo, el Santo Padre se ha dirigido en italiano a los enfermos y a los recién casados, como hace cada miércoles en la audiencia general.

"Que os ayude, queridos enfermos, a ofrecer vuestros sufrimientos para apoyar a tantos cristianos perseguidos, y que os aliente, queridos matrimonios, a confiar en la ayuda de Dios y no solo en vuestra capacidad", ha expresado el Papa.

 

 

08/11/2017-18:54
Rosa Die Alcolea

El Papa bendice el proyecto español solidario Wheels for Life'

(ZENIT — 8 Nov. 2017).- El Papa Francisco ha bendecido esta mañana en el Vaticano la Vespa con la que el aventurero español José Antonio Fernández llevará a cabo su próxima aventura Pamplona-Dakar-Pamplona, con fin solidario.

En el marco de la Audiencia general, celeberada esta mañana en la plaza de San Pedro, José Antonio Fernández presentó al Papa la iniciativa solidaria y la Vespa con la que recorrerá los cerca de 10.000 kilómetros del viaje Vespa Extreme: Dakar 2017.

La expedición se enmarca en el proyecto 'Vespa Extreme — Wheels for Life', iniciativa que tiene como doble objetivo recaudar fondos para la investigación de enfermedades olvidadas, a través del Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra (ISTUN), y concienciar a la sociedad sobre estas enfermedades, que afectan a millones de personas, según informa la Universidad de Navarra.

En este trayecto, que iniciará el 20 de noviembre, recorrerá la distancia que une Pamplona con Dakar (Senegal) sin ningún tipo de apoyo logístico, para llevar medicamentos al Hospital Center University Aristide Le Dantec.

Esta es la segunda expedición "Vespa Extreme" que realiza José Antonio Fernández, tras convertirse en el mes de enero en la primera persona en llegar en una Vespa a Cabo Norte en pleno invierno y sin apoyo logístico con el fin de recaudar fondos para el ISTUN.

 

 

08/11/2017-11:27
Anne Kurian

Polonia: El Papa apoya el Día de la solidaridad con la Iglesia perseguida

(ZENIT — 8 Nov. 2017).- El Papa Francisco apoya el "Día de la solidaridad con la Iglesia perseguida", que se celebra en Polonia el próximo domingo 12 de noviembre de 2017.

El Papa ha evocado este día por iniciativa de la Conferencia Episcopal Polaca y 'Ayuda a la Iglesia Necesitada' mientras saludaba a los polacos al final de la audiencia general del 8 de noviembre en la Plaza de San Pedro.

Es para apoyar "espiritual y materialmente a los hermanos y hermanas de Medio Oriente", recordó antes de lanzar: "Gracias por eso".

"Que sus oraciones y sus obsequios —deseó el Papa Francisco— sean una ayuda concreta y una señal de conexión con todos los que sufren en el mundo en nombre de Cristo".

El Papa también bendijo a los editores y oyentes de 'Radio Katowice', que celebra su 90 cumpleaños.

 

 

08/11/2017-18:15
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: "Renuncia no, jubilación"

RENUNCIA, NO JUBILACIÓN

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

Desde el 1 de mayo de 2015, al cumplir 75 años de edad, presenté al Papa Francisco mi renuncia a la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, como indica el Código de Derecho Canónico: "Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad, se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias" (c 401,1). Me fue aceptada el pasado 3 de noviembre.

Doy gracias a Dios por haberme llamado a este ministerio, y a las dos diócesis de Chiapas que me recibieron. El 7 de marzo de 1991, fui ordenado obispo en Tapachula, donde permanecí hasta el 30 de abril del año 2000. A partir del 1 de mayo del 2000, he servido en la diócesis actual. El Papa me nombró Administrador Apostólico, hasta que llegue mi sucesor, Mons. Rodrigo Aguilar Martínez, el 3 de enero de 2018. Son casi 27 años de mi vida episcopal, toda en Chiapas.

Me siento tranquilo, sereno y en paz. Como dice Jesús: "Cuando hayan hecho todo lo que Dios les manda, digan: Somos servidores a los que nada hay que agradecer, porque no hicimos más que cumplir con nuestra obligación"(Lc 17,10). En efecto, no faltan quienes hagan un balance de lo que se ha hecho, hacen comparaciones, elucubran cómo será el sucesor. Soy consciente de mis limitaciones, pero me he esforzado por vivir este ministerio como Jesús y la Iglesia nos indican. Sólo Dios y la historia eclesial nos juzgarán.

Regresaré a mi diócesis de origen, Toluca, y me dedicaré, mientras Dios me conceda vida y salud, a atender a personas en confesión y en asesoría espiritual. Por tanto, no voy a descansar, a jubilarme, sino a cambiar de estilo de servicio; ya no al frente de una diócesis, sino con mi tiempo dedicado a atender a tantas personas que tienen hambre de ser escuchadas y de recibir una orientación según Dios.

 

PENSAR

El papa Francisco ha dicho: "El verdadero pastor sabe dejar su cargo en la Iglesia cuando es el debido momento, porque sabe que el rebaño no es su propiedad y él no es el centro de la historia. Un pastor que no aprendió a despedirse, es porque tuvo alguna relación equivocada con el rebaño, una relación que no está purificada por la cruz de Jesús. Una de las cosas que dará paz al pastor cuando se retira, es recordarse que nunca fue un pastor de compromisos. Obedece al Espíritu, porque el pastor sabe que está en camino. No se jubila, sino que va a servir a otras Iglesias, siempre con el corazón abierto a la voz de Dios: dejo esto; veré que me pide el Señor. Recemos por nuestros pastores, por los párrocos, obispos, por el Papa, para que su vida sea una vida sin compromisos, una vida en camino, y una vida en la que ellos no crean que están en el centro de la historia y así aprendan a despedirse" (30-V- 2017).

"Tengo miedo de los cristianos que no caminan y se encierran en su nicho. Es mejor proceder cojeando, a veces cayendo, pero siempre confiando en la misericordia de Dios, que ser unos cristianos de museo que temen los cambios y que, habiendo recibido un carisma o vocación, en lugar de ponerse al servicio de la eterna novedad del Evangelio, se defienden a sí mismos y defienden sus roles.

La vocación es ser llamados por Otro, es decir, no poseerse más, salir de sí mismo y ponerse al servicio de un proyecto más grande. Nos convertimos, entonces, con humildad, en colaboradores de la viña del Señor, renunciando a todo espíritu de posesión y de vana gloria. ¡Qué triste es ver que, a veces, precisamente nosotros, hombres de la Iglesia, no sabemos ceder nuestro puesto, no conseguimos despedirnos de nuestros deberes con serenidad, y nos cuesta dejar en manos de otros las obras que el Señor nos ha confiado!

Siempre adelante, con valor, con creatividad y con audacia. Sin miedo de renovar vuestras estructuras y sin permitir que el precioso camino recorrido pierda el empuje de la novedad. ¡Siempre adelante! Adelante en la esperanza, adelante con vuestra misión, mirando más allá, abriendo horizontes, dejando espacio a los jóvenes y preparando el futuro" (23-VI-2017).

 

ACTUAR

Me encomiendo a sus oraciones. Y oremos por el nuevo obispo que vendrá a esta diócesis, con la confianza de que es el Espíritu Santo quien guía a su Iglesia. Espero que la familia diocesana demuestre su madurez recibiéndolo con apertura de mente y de corazón, con una colaboración crítica, pero leal y entusiasta, con una disponibilidad humilde y dócil a la vez.

 

 

08/11/2017-08:14
Isabel Orellana Vilches

Beato Luigi Beltrame Quattrocchi (esposo de la beata María Corsini), 9 de noviembre

«Ejemplo de dos esposos, modelos para las familias. Juntos compartieron un fecundo proyecto de vida, afrontando graves decisiones con inalterable confianza en la Providencia, como seguir adelante con un embarazo de alto riesgo»

Hoy se celebra la Dedicación de la basílica de Letrán y, entre otros santos y beatos, la vida de Luigi y María que fueron beatificados por Juan Pablo II el 21 de octubre de 2001. El Martirologio Romano los recuerda por separado el 9 de noviembre y el 26 de agosto, respectivamente, y la diócesis de Roma los celebra unidos el 25 de noviembre que fue la fecha de su matrimonio. Pero dado que su historia está cincelada por un vínculo que ocupó gran parte de su existencia, y que fueron elevados a los altares precisamente por el ejemplo de santidad que dieron en la cotidianeidad de su vida familiar, parece oportuno respetar esa conjunción de la biografía de ambos. Y así se ofrece en este santoral de ZENIT.

Luigi nació en Catania, Italia, el 12 de enero de 1880. Al ser acogido por un tío paterno que no tenía descendencia, de acuerdo con los padres del beato, éste tomó de él su apellido Quattrocchi sin dejar de mantener un vínculo con sus padres, Carlo y Francesca. En 1890 se trasladó a Roma por motivos profesionales de su tío. Y en 1898 se matriculó en derecho en la Sapienza. Mientras estudiaba, en 1901 conoció a María, hija del coronel Corsini, perteneciente a una familia acomodada. Residía en Roma desde 1893. Había mostrado fuerte carácter y ciertas desavenencias con sus padres propias de la adolescencia, y en ese momento estudiaba empresas y contabilidad, aunque al mismo tiempo se sentía atraída por la literatura y el arte. Fue autora de un trabajo sobre el pintor Rossetti.

La diferencia de edad entre Luigi y María no era excesiva, puesto que ella había nacido en Florencia el 24 de junio de 1884. Ambos compartían similares intereses artísticos y culturales. De hecho, les vinculó inicialmente el afán literario. Pero María añadía un plus: su compromiso espiritual. Era una mujer culta, amante de la música, que se convertiría a partir de 1912 en escritora y profesora experta en temas pedagógicos. Ya estaba vinculada a la Acción Católica y colaboraba con los scouts. Luigi tenía entonces un horizonte prometedor que se materializó enseguida dadas sus excelentes cualidades personales e intelectuales. Defendió la tesis doctoral en 1902 y después se convertiría en un reputado abogado del Estado.

La pareja no tuvo dudas de la fortaleza de sus sentimientos porque, también amparados por la amistad que vinculaba a las familias de ambos, intensificaron la correspondencia, solidificando un sentimiento profundo que fue desembocando en la clamorosa, necesidad de compartir un mismo proyecto de vida. Se comprometieron en marzo de 1905 y el 25 de noviembre de ese año contrajeron matrimonio en la basílica de Santa María la Mayor. En lo concerniente a la fe, Luigi era creyente y su conducta personal y profesional era la de un hombre con principios, intachable, honesto y bondadoso, pero no iba mucho más allá en la práctica religiosa. Sin embargo, el vínculo matrimonial le condujo a una mayor entrega en el amor a Dios, alentado por el ejemplo de su esposa y con la ayuda de su director espiritual, en una progresión exponencial encomiable que le conduciría a los altares junto a ella.

Su residencia, la misma de su familia política, los Corsini, sita en Vía Depretis, le permitía acudir a misa diariamente junto a su esposa a Santa María la Mayor; así abrían su apretada agenda cotidiana. En lo demás, aparentemente se asemejaban a una familia normal dentro de su clase que le permitía acceder a círculos sociales selectos vedados para otros. Pero el escenario en el que transcurría su feliz existencia lo llenaba Dios. En el centro de sus vidas se hallaba la Eucaristía, el amor a la Virgen, la recitación del rosario, el rezo de otras oraciones, etc., además de retiros y la formación espiritual que se procuraban. Todo ello vivido en un clima de fe y de alegría, sin estridencias, de forma sencilla y natural, y eso lo percibieron sus hijos y sus familiares antes que nadie. Cuando en un hogar rezuma la felicidad, un gesto tan simple como introducir la llave en la cerradura comporta un indescriptible gozo porque se ansía volver a reunirse con los seres más queridos; es uno de los sentimientos que narraba María poniendo de manifiesto la riqueza de su convivencia.

A los hijos les enseñaron a afrontar las dificultades del día a día con la confianza en la Providencia, buscando la perspectiva divina con su oración: «desde el techo hacia arriba» era el consejo que dieron a todos. El ejercicio de su caridad alentó su vida, y tres de ellos fueron religiosos; uno sacerdote en la diócesis de Roma, otro trapense, y una hija benedictina. El último de los hijos, una niña, sembró la zozobra en sus vidas antes de nacer. Varios médicos no auguraron nada bueno para la madre y la hija. María fue informada del altísimo peligro que corría si determinaba seguir adelante con el embarazo y le sugirieron deshacerse del bebé para conservar su propia vida. Ni Luigi ni ella vacilaron en la decisión de continuar con el embarazo, aventando el riesgo, y todo se resolvió sin contratiempos.

La oración que impregnaba su hogar se hizo palpable también en el entorno exterior con sus amigos y en las numerosas acciones que realizaron. Porque los esposos desplegaron su apostolado social en diversas vertientes, atendiendo a los pobres, involucrándose en actividades del grupo scouts que organizaron para los niños durante la posguerra —aunque anteriormente habían abierto las puertas de su domicilio a refugiados de la guerra—, en el ámbito catequético y en su decidido compromiso con la Acción Católica. Luigi realizaba su apostolado en su casa, entre compañeros y amigos, y llevó a muchos de ellos a la fe. Con uno de éstos fundó en 1919 un oratorio festivo para los chicos de la favela. Cuando estalló el fascismo tuvo que esconderse para salvar la vida. Después fue nombrado asesor general adjunto del estado italiano. Murió el 9 de noviembre de 1951 de un infarto de miocardio. María, que en 1917 se hizo terciaria franciscana, le sobrevivió hasta el 26 de agosto de 1965, dejando atrás, al penetrar en la gloria, una admirable labor apostólica.