Servicio diario - 09 de noviembre de 2017


 

Santa Marta: Jesucristo es el "fundamento" de la Iglesia
Rosa Die Alcolea

El Papa a los obispos de Paraguay: "Amen mucho a la Virgen de Caacupé"
Rosa Die Alcolea

Primer Día Mundial de los Pobres, domingo 19 de noviembre de 2017, Misa del Papa Francisco
Anita Bourdin

El Papa llama a la "acción concreta" para el desarrollo integral del hombre
Redacción

El Papa aprueba el Decreto de virtudes heroicas de Juan Pablo I
Rosa Die Alcolea

Evangelización de los Pueblos: Mons. Protase Rugambwa, presidente de la Congregación
Redacción

El Papa retira la venta de cigarrillos en el Vaticano
Redacción

San Andrés Avelino (o Andrea Avellino), 10 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

09/11/2017-15:48
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: Jesucristo es el "fundamento" de la Iglesia

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- "¿Cuál es el fundamento de la Iglesia? La respuesta, naturalmente, es Jesucristo", ha recordado el Papa Francisco. En la homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, hoy, segundo jueves de noviembre, en el día de la dedicación de la Catedral de Roma, "madre de todas las iglesias", título que representa un "servicio y de amor", ha dicho el Santo Padre.

"Edificar, custodiar y purificar la Iglesia, son las tres directivas sobre las que el Papa desarrolló su homilía. Ante todo —dijo el Papa— hay que "edificar la Iglesia".

Jesucristo es la "piedra angular en este edificio. "Sin Jesucristo no hay Iglesia". ¿Por qué? —continuó el Santo Padre— "Porque no hay fundamento. Y si se construye una iglesia — pensemos en una iglesia material — sin fundamento, ¿qué sucede? Se derrumba. Se desploma todo. Si no está Jesucristo vivo en la Iglesia, la Iglesia se derrumba".

Y nosotros "somos piedras vivas", indicó Su Santidad. "No todas iguales, sino que cada una es diferente, porque ésta es la riqueza de la Iglesia", y expresó que no podemos pensar en una Iglesia uniforme: "esto no es Iglesia".

El Papa ha aclarado que "somos todos pecadores: todos", y ha propuesto: "Si alguno de ustedes no lo es, levante la mano, porque sería una hermosa curiosidad. Todos lo somos. Y por esto debemos purificarnos continuamente".
También ha indicado que es primordial "purificar a la comunidad": a la comunidad diocesana, a la comunidad cristiana, a la comunidad universal de la Iglesia. Para hacerla crecer.

El Papa destacó la importancia del Espíritu Santo: "¿Cuántos cristianos, hoy, saben quién es Jesucristo, saben quién es el Padre —porque rezan el Padrenuestro? Cuando tú hablas del Espíritu Santo... "Sí, sí... ah, es la paloma, la paloma' ', y terminan allí.

Pero el Espíritu Santo es la "vida de la Iglesia, es tu vida, mi vida... ". Nosotros somos "templo del Espíritu Santo" y debemos custodiar al Espíritu Santo: ' 'Él es la armonía, Él hace la armonía de este edificio", ha indicado el Papa.

 

 

09/11/2017-16:50
Rosa Die Alcolea

El Papa a los obispos de Paraguay: "Amen mucho a la Virgen de Caacupé"

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- "Cuiden la devoción mariana que esto es un tesoro tan importante para la Iglesia y para todo el Paraguay", ha dicho el Papa Francisco a los obispos de Paraguay.

El pasado lunes, 6 de noviembre de 2017, el Papa Francisco recibió a 17 obispos de la Conferencia Episcopal del Paraguay en Visita "ad Limina Apostolorum", un encuentro en el que los obispos hablan personalmente al Santo Padre del estado tanto moral y espiritual de su diócesis y todo lo relacionado con su gobierno.

El Papa Francisco —recuerda el arzobispo paraguayo— les dio muchas orientaciones, y entre ellas, indica que les animó a amar mucho a la Virgen de Caacupé: "Trabajen mucho por la religiosidad popular mariana y cuiden la devoción mariana que esto es un tesoro tan importante para la Iglesia y para todo el Paraguay".

Los obispos del país centroamericano han expresado a Francisco que han escrito la Carta Pastoral post visita al Santo Padre, donde mencionan "el aspecto de la misericordia y de la reconciliación" así como "el aspecto de una Iglesia en salida, hacia los pobres y hacia los necesitados".

En el encuentro, lo primero que dijeron los obispos de Paraguay al Papa fue en agradecimiento de la visita a su país hace 2 años: "Le devolvemos la visita que él nos hiciera" ha declarado a Radio Vaticano Mons. Edmundo Valenzuela Mellid, Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya y Arzobispo de la Arquidiócesis de Asunción.

El Arzobispo Valenzuela ha explicado a la radio del Vaticano que esa visita produjo en ellos "un deseo de un cambio de vida de una Iglesia más conforme a Jesucristo, una vida más radical cristiana, de mayor comunicación con Dios".

Asimismo, los obispos comentaron al Santo Padre "la necesidad de disponer cuanto antes de los Obispos para las sedes vacantes" y señalaron que son una Iglesia "en continua conversión pastoral a la luz de sus orientaciones: Evangelii Gaudium, Misericordiae Vultus, Amoris Laetitia, Laudato Si", una Iglesia en la que cuidan todos estos aspectos, asegura, "el aspecto de la evangelización, de la familia, de la creación y de la misericordia".

Del mismo modo, hablaron sobre el Trienio de la Juventud. Un trienio que comienza este año bajo el lema "Abrazados a Cristo Jesús" y cuyos temas para los próximos años serán: "Permanezcan en mí" y "Den mucho fruto". Lemas —indica Mons. Valenzuela—que orientan "para que los jóvenes tengan mayor protagonismo, nos acerquemos a ellos, los sepamos escuchar.

 

 

09/11/2017-17:59
Anita Bourdin

Primer Día Mundial de los Pobres, domingo 19 de noviembre de 2017, Misa del Papa Francisco

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- El Papa Francisco presidirá la misa para la Primera Jornada Mundial de los Pobres, el domingo 19 de noviembre de 2017, a las 10 horas, en la Basílica de San Pedro, indica Mons. Guido Marini, maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias.

Será el 33° domingo del Tiempo Ordinario. El Papa llama a una "conversión pastoral para dar testimonio de misericordia".

El Papa Francisco instituyó este Día Mundial de los Pobres al final del Jubileo de la Misericordia, en su Carta Apostólica "Misericordia y misera" (§ 21).

"A la luz del Jubileo de las personas socialmente excluidas", mientras en todas las catedrales y santuarios del mundo se cerraban las Puertas de la Misericordia, tuve la intuición de que, como última señal concreta de este Año Santo extraordinario, debemos celebrar en toda la Iglesia, el )00(111 Domingo del Tiempo Ordinario, el Día Mundial de los Pobres ", escribe el Papa.

Él explica el significado de esta celebración en relación con el ciclo litúrgico y los misterios de Cristo: "Será la mejor preparación para vivir la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, que se ha identificado con los pequeños y los pobres, y quién nos juzgará por las obras de misericordia (véase Mt 25,31-46)".

También explica los objetivos de este Día de los Pobres para las Comunidades Católicas: "Será un día que ayudará a las comunidades y a cada persona bautizada a reflexionar sobre cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho de que, mientras Lázaro esté a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no puede haber justicia ni paz social".

Para el Papa, también se trata de la nueva evangelización: "Este día también constituirá una verdadera forma de nueva evangelización (ver Mt 11,5) por la cual se renovará el rostro de la Iglesia en su acción continua de conversión pastoral para dar testimonio de misericordia".

© Traducción de ZENIT, Rosa Die Alcolea

 

 

09/11/2017-19:10
Redacción

El Papa llama a la "acción concreta" para el desarrollo integral del hombre

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- La promulgación de la Encíclica Popolorum Progressio, quiso ser un "solemne llamamiento para una acción concreta en favor del desarrollo integral del hombre y del desarrollo solidario de la humanidad", dice el Papa Francisco.

Lo ha dicho en el Mensaje que ha enviado a los participantes en el congreso "Pablo VI, el Papa de la modernidad: justicia entre los pueblos y amor a Italia", celebrado ayer, 8 de noviembre d 2017, y promovido y organizado por la basílica de San Pablo

Extramuros, la cátedra de Derecho eclesiástico de la Universidad de Roma Tres en colaboración con la abadía de los benedictinos.

Ese llamamiento "resuena urgente también en nuestros días" —señala el Papa— mientras la pobreza se extiende y la paz "se olvida diariamente" en muchas partes del mundo. Para construirla, es "necesario" eliminar las causas de la discordia, "principalmente las injusticias", ha observado el Santo Padre.

 

Mensaje del Santo Padre

Al Prof. Abog.
Carlo Cardia

He sabido que esta mañana se celebra en Roma el congreso dedicado a "Pablo VI, el Papa de la modernidad". Quisiera dirigir un cordial saludo a las autoridades religiosas y civiles presentes y a todos los participantes, especialmente a los muchos estudiantes, y expresar mi gratitud a los ilustres oradores y a los organizadores de la iniciativa.

Han pasado cincuenta años desde la promulgación de la Encíclica Popolorum Progressio, que quiso ser un "solemne llamamiento para una acción concreta en favor del desarrollo integral del hombre y del desarrollo solidario de la humanidad" y (n.° 5). Ese llamamiento resuena urgente también en nuestros días mientras la pobreza se extiende y la paz se olvida diariamente en muchas partes del mundo. Para construirla, es necesario eliminar las causas de la discordia, "principalmente las injusticias"; la paz entre los hombres, de hecho, es "obra de la justicia" (Gaudium et spes, 83; 78). Por eso, vuestra reflexión, centrada en "la justicia entre los pueblos", es particularmente actual. Está inspirado en ese "Evangelio en marcha" que pide que la caridad, la fe y la esperanza cristianas salgan al encuentro del hombre por los caminos actuales.

El congreso también aborda el tema del "amor a Italia". Amor e Italia son dos palabras felizmente unidas, tanto por el afecto discreto y atento que Pablo VI demostró siempre al país amado, y porque el alma más genuina del pueblo italiano atestigua que la solidaridad y la proximidad son los cimientos irrenunciables de la comunidad humana. Sostienen, efectivamente, ese humanismo auténtico, que es siempre moderno y que no debemos cansarnos de reelaborar y promover en todas las épocas, so pena del detrimento de nuestra propia dignidad.

Formulo mis mejores deseos para el buen desarrollo del congreso que honrará al beato Pablo VI, espero que suscite sobre todo gérmenes de bien renovados y fecundos e imparto de corazón la bendición apostólica.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

09/11/2017-11:03
Rosa Die Alcolea

El Papa aprueba el Decreto de virtudes heroicas de Juan Pablo I

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- El Papa Francisco ha autorizado la promulgación de los Decretos de las virtudes heroicas de Juan Pablo I y del venezolano Siervo de Dios Tomás Morales Pérez, fallecido en España en 1994.

Ayer, 8 de noviembre de 2017, el Papa Francisco recibió en audiencia al cardenal Mons. Angelo Amato, salesiano, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó a la misma Congregación a promulgar los Decretos.

Asimismo, el Papa ha aprobado los Decretos del martirio de los siervos de Dios János Brenner y Leonella Sgorbati y de las virtudes heroicas del beato Bernhard von Baden, y de los siervos de Dios Gregorio Fioravanti, Marcellino da Capradosso, Teresa Fardella.

 

Decretos autorizados por el Papa Francisco

— El martirio del Siervo de Dios János Brenner, sacerdote diocesano; nacido el 27 de diciembre de 1931 en Szombathely (Hungría) y asesinado en odio a la fe el 15 de diciembre de 1957 en Rabakethely (Hungría).

— El martirio de la Sierva de Dios Leonella Sgorbati (en el siglo: Rosa), religiosa profesa del Instituto de las Misioneras de la Consolata; nacida el 9 de diciembre de 1940 en Rezzanello di Gazzola (Italia) y asesinada por odio a la fe el 17 de febrero de 2006 en Mogadiscio (Somalia).

— Las virtudes heroicas del beato Bernhard von Baden, marqués de Baden; nacido entre finales de 1428 y principios de 1429 en el castillo de Hohenbaden (Alemania) y fallecido el 15 de julio de 1458 en Moncalieri (Italia).

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Juan Pablo I (Albino Luciani), Sumo Pontífice; nacido el 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale, hoy Canale d'Agordo (Italia) y fallecido el 28 de septiembre de 1978 en el Palacio Apostólico en el Vaticano.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Gregorio Fioravanti (en el siglo Ludovico), sacerdote profeso de la Orden de los Hermanos Menores, fundador de la congregación de las Franciscanas Misioneras del Sagrado Corazón; nacido en Grotte di Castro (Italia) el 24 de abril de 1822 y fallecido en Gemona (Italia) el 23 de enero de 1894.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Tomás Morales Pérez, sacerdote de la Compañía de Jesús, fundador de los Institutos Seculares Cruzados y Cruzadas de Santa María; nacido en Macuto (Venezuela) el 30 de octubre de 1908 y fallecido el 1 de octubre de 1994 en Alcalá de Henares (España).

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Marcellino da Capradosso (en el siglo Giovanni Maoloni), laico profeso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos; nacido el 22 de septiembre de 1873 en Villa Sambuco di Castel di Lama (Italia) y fallecido el 26 de febrero de 1909 en Fermo (Italia).

— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Teresa Fardella, viuda de Blasi, fundadora del Instituto de las Hermanas Pobres, Hijas de María Santísima Coronada; nacida en Nueva York (Estados Unidos) el 24 de mayo de 1867 y fallecida el 26 de agosto de 1957 en Trapani (Italia).

 

 

09/11/2017-13:01
Redacción

Evangelización de los Pueblos: Mons. Protase Rugambwa, presidente de la Congregación

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- El Papa Francisco ha nombrado Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos a Mons. Protase Rugambwa, arzobispo emérito de Kigoma (Tanzania), hasta ahora Secretario adjunto de la misma Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Obras Misionales Pontificias.

Comunicado de la Oficina de Prensa del Vaticano, enviado hoy, 9 de noviembre de 2017.

Su Santidad ha nombrado también Secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Obras Misionales Pontificias a Mons. Giovanni Pietro Dal Toso, ex Secretario del Consejo Pontificio "Cor Unum", convirtiéndolo en arzobispo de Foraziana, Túnez.

 

 

09/11/2017-17:15
Redacción

El Papa retira la venta de cigarrillos en el Vaticano

(ZENIT — 9 Nov. 2017).- El Papa Francisco ha decidido que el Vaticano dejará de vender cigarrillos a sus empleados a partir de 2018.

Declaración de Greg Burke, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, como respuesta a las preguntas de los periodistas sobre la decisión del Papa de interrumpir la venta de cigarrillos a los empleados de la Santa Sede.

"El motivo es muy simple", señala Greg Burke: "La Santa Sede no puede colaborar a una práctica que perjudica claramente la salud de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año el tabaco es la causa de más de siete millones de muertes en todo el mundo".

A pesar de que los cigarrillos vendidos, a precio descontado, a los empleados y pensionistas del Vaticano sean una fuente de ingresos para la Santa Sede —indica el periodista— ningún beneficio puede ser legítimo si pone en peligro la vida de las personas.

 

 

09/11/2017-09:11
Isabel Orellana Vilches

San Andrés Avelino (o Andrea Avellino), 10 de noviembre

«Alcance espiritual del arrepentimiento. Este teatino, cuando era sacerdote secular cometió un desliz en el ejercicio de la abogacía, y al reparar en su debilidad, impulsado por su aflicción, no cejó en su búsqueda de la santidad»

El reconocimiento de las propias debilidades conlleva siempre una cascada de bendiciones. Lacenllotto, que era su nombre de pila, nació en la localidad italiana de Castronuovo di Sant'Andrea, Basilicata, el año 1521. Su infancia y adolescencia discurrió sin mayores contratiempos. Generoso e inclinado a la piedad, gozosamente compartía con otros muchachos de su entorno la fe que había recibido en su hogar a través de sus cristianos padres, Giovanni y Margherita. En ese gesto ya se adivinaban los rasgos de un gran apóstol. También su responsabilidad y madurez, en cuyo desarrollo contribuyó un tío arcipreste. Estas características le hicieron propicio para dejar en sus manos la administración del hogar cuando tenía 16 años.

En la juventud se aferró a la gracia divina para mantenerse indemne ante las tentaciones que le asaltaban. Quería ser sacerdote, y en su ánimo —aunque fuese de forma inconsciente— añadiría el calificativo rotundo, definitorio, de un camino al que se sentía llamado en medio de las turbulencias juveniles: ser sacerdote santo. Ahora bien, aunque ese anhelo alentó su carrera sacerdotal, no se hizo manifiesto en un primer momento, como él mismo manifestó. En 1545 ya ordenado, inició en Nápoles la carrera de derecho. En 1548 realizó provechosamente los ejercicios espirituales que predicó el jesuita Santiago Laínez, pero las expectativas de ciertas glorias y honores efímeros, que fenecen cuando culmina nuestra peregrinación en la tierra, invadían su mente y quedaba atrapado por ellas. Vanagloria, dignidades, ambiciones, fama, etc., eran caldo de cultivo en un ambiente que no propiciaba precisamente la radicalidad evangélica, elemento indispensable y esencial para llegar a la santidad.

Sabemos que todavía no se había propuesto formalmente escalar las cumbres de la perfección en esos años, porque él mismo lo confesó a Hippolita Caracciola en 1595.

Además, en 1597 a la condesa de Altavilla le decía que hasta los 27 años había estado devaneando. En síntesis, ante ambas reconoció haber vivido «hinchado de soberbia y ambición, deseando ser superior a todos y a nadie sujeto, lleno de presunción y de vana gloria, porque no conocía la verdadera», «deseando y buscando estas vanas grandezas, riquezas, honores y dignidades». Se sintió arrastrado por tendencias que veía a su alrededor: «Yo creía obrar bien viendo a los demás, tanto eclesiásticos como seglares, buscar estas cosas», «no habiendo encontrado nunca confesor que me reprendiese y me encaminase por el seguro camino de la humildad».

Echaba en falta la necesidad de dirección espiritual, clave para iniciar el camino y sostenerse en él con la gracia de Cristo. Entonces el padre Laínez le instó a meditar en la vida y Pasión de Cristo. Pero ello no doblegó enseguida su ánimo, hasta que siendo un reputado jurista mintió en el fragor de la defensa de una causa que tenía entre manos por recomendación del arzobispado de Nápoles. Una página concreta de las Sagradas Escrituras tuvo en él un efecto taumatúrgico definitivo. Porque esa misma noche, al abrir el texto sagrado, quedó impresionado. El Libro de la Sabiduría sacudió su conciencia con este pasaje: «Os quod mentitur occidit animam (una boca mentirosa da muerte al alma)» (Sap. 1,11). Inundado de amargura, con auténtico espíritu de aflicción por su debilidad, abandonó el ejercicio de la abogacía y tomó el rumbo debido:

«Reflexioné sobre mí mismo diciendo: ¿Por ayudar a otros he amenazado a mi alma? Y llorando la falta cometida, resolví dejar mi oficio y hacerme religioso». Por fin había entendido que Cristo ha venido a sanar a los pecadores, y volvió hacia Él sus ojos.

Ya había renunciado a sus bienes, y abandonado su actividad profesional, cuando desde la curia le rogaron que regresara a Nápoles a fin de ocuparse de la delicada tarea de reformar diversos conventos de religiosos y de religiosas. Su celo le atrajo muchos sinsabores, y no segó su vida porque Dios lo impidió, pero en 1556 le asestaron varias cuchilladas y fue conducido a la casa de los padres teatinos donde se restableció sin develar nunca la identidad de su agresor. El beato Juan Marinoni le sugirió que se integrase en esa Orden de Clérigos Regulares. Y el 30 de noviembre de ese año 1556 tomó el hábito y nombre de Andrés, celebración del día, que le evocaba, además, el amor a la Cruz compartido con el santo apóstol. Al profesar dos años más tarde, se propuso «no hacer nunca su propia voluntad, y no dejar pasar ni un solo día sin progresar en la perfección».

Fue admirable en la vivencia de su consagración, y ejemplar en la entrega debida a la misión que le confiaron. Se convirtió en un gran predicador y confesor, maestro de novicios, director espiritual del seminario, profesor de teología y filosofía, visitador y superior de varias casas de la Orden, etc. Instruía con esa sabiduría que brota de dentro del corazón, alimentada por la Eucaristía, la oración y la penitencia. Desarrolló su ministerio siendo fiel a la vivencia de su regla de la que fue estricto observante, fidelidad que infundió a los religiosos. Humildemente declinó convertirse en obispo, dignidad que quisieron para él los pontífices. Fue caritativo con todos, desviviéndose por los necesitados, como se constató especialmente durante la peste que asoló Milán en 1576.

Le sobrevino la muerte el 10 de noviembre de 1608 cuando se hallaba a punto de oficiar la santa misa. Después, su cuerpo fue expoliado por la gente que acudió en masa a venerarle. De sus heridas manó sangre fresca dos días más tarde, prodigio que se repitió durante años en el aniversario de su muerte. Fue beatificado por Urbano VIII el 14 de octubre de 1624, y canonizado por Clemente XI el 22 de mayo de 1712.