Editorial | ForumLibertas

El conflicto catalán necesita de Dios

 

 

20/11/2017 | por ForumLibertas en Editorial


 

 

El conflicto político, como todo lo humano, necesita ser mirado desde Dios, desde el centro de la realidad hacia la periferia. Esta forma de ver los hechos nos permite percibir la causa profunda, no inmediata, pero viva, activa, de porque la situación en Cataluña es mala, como lo es en su relación con el resto de España. La razón fundamental es porque rechaza el amor, que es el signo distintivo de Dios hacia lo creado, y a partir de esta carencia sigue la degradación de la vida social, hasta alcanzar en demasiadas personas la pérdida del mutuo respeto, lo más elemental para estar juntos. Las redes sociales, que muestran simultáneamente catarsis personales, emociones tóxicas y manipulaciones organizadas, nos dan una visión privilegiada de aquel descenso a la oscuridad. No es una exclusiva de unos u otros, porque todos, como advierte Jesús, ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Como escribe Baltasar en su gran obra “Gloria” en el volumen “Nuevo Testamento”, la idea de la existencia de un mundo contingente junto al Absoluto autosuficiente por definición, fracasan si no aceptamos que el Cosmos es “el fruto de una bondad original que se difunde sin envidia”. Nosotros somos fruto de esta verdad, y cuando la rechazamos nos negamos a nosotros mismos. Asumida esta realidad y la condición necesaria de la relación con Dios, si comprehedis, non est Deu, que exige la humildad como virtud humana, la mirada de realidad se vuelve completa a la vez que se hace sencilla, señala el camino a seguir.

En el ámbito personal lo obvio y difícil es dejar de comportarse como paganos, porque ya ha sido advertido por Jesús (aquel que une materialmente lo contingente con lo Absoluto) que si solo amas a los que te aman ¿qué mérito tienes ante Dios? Acrecentar el amor, la amistad civil, esto es la concordia, forma parte del camino. Amar a quienes te rechazan, persiguen e injurian. Difícil, cierto, pero ¿no lo son la mayoría de esfuerzos cotidianos, en el trabajo, en la dieta, en el ejercicio físico? ¿Por qué entonces algo tan importante debía resultarte fácil? Son necesarios el empeño y la constancia, que piden la gracia de Dios. Con ella todo se puede.

Pero un problema político necesita por definición una respuesta colectiva. Y esta solo es viable si somos capaces de construir un relato alternativo al construido por desencadenante del conflicto, que aporte a todos los catalanes, a la gran mayoría, una nueva ilusión junto con una satisfacción razonable de sus cuitas. Y este proyecto solo puede nacer de entre los catalanes mismos. Y también el conjunto de los españoles debe realizar una gran tarea, un proyecto de vida en común valido para todos, que vaya más allá del mantra de la ley, que no confunda la prudencia con el vuelo gallináceo. La justicia es la base de la convivencia, pero cuando se sacraliza provoca la misma actitud que la de los saduceos y fariseos en tiempos de Jesús. De la ley solo ven la letra, pero no su espíritu.

El espíritu del 78”, que es una de las buenas realizaciones de la vida española, y cuyo sentido es evidente: reconciliación, reconstrucción de la convivencia para todos, adaptación de la norma a estos fines, acicate para mejorar en una vida en común.

Creemos que todo ello no será posible si no introducimos el relato de Dios en el relato de los hombres, porque esta es la razón primordial de la cual surge el amor. Dios, Jesucristo, su Espíritu Santo, debe formar parte del marco de referencia, del conjunto de ideas maestras con las que vivimos, formamos criterio, elaboramos juicios, actuamos.

Es la única forma de huir de la esclavitud del conflicto.