Servicio diario - 23 de noviembre de 2017


 

Sudán del Sur y Congo: "La plegaria actúa con la fuerza de Dios"
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa invita a "custodiar la memoria"
Rosa Die Alcolea

Franciscanos: "La minoridad es un lugar de encuentro con Dios"
Rosa Die Alcolea

Arabia Saudí: El Papa recibe al ministro consejero Abdullah bin Fahad Al Eidan
Anita Bourdin

Vídeo Mensaje del Papa: "La fidelidad activa procesos"
Redacción

La Virgen de Valme ha presidido la vigilia de oración por la paz
Rosa Die Alcolea

México: "Reconstruyamos con la confianza puesta en el Señor"
Rosa Die Alcolea

EEUU: La Conferencia Episcopal otorga ayuda a proyectos misioneros
Enrique Soros

Beata María Anna Sala, 24 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

23/11/2017-18:08
Rosa Die Alcolea

Sudán del Sur y Congo: "La plegaria actúa con la fuerza de Dios"

(ZENIT — 23 Nov. 2017).- "La plegaria actúa con la fuerza de Dios, para quien nada es imposible", ha asegurado el Papa Francisco.

El Papa Francisco ha presidido esta tarde, del jueves 23 de noviembre de 2017, en la Basílica de San Pedro la oración por la paz en Sudán del Sur y República Democrática del Congo, así como en todas las partes del mundo que sufren por la guerra.

El Santo Padre ha dicho que había decidido visitar Sudán del Sur, pero no ha sido posible. Sin embargo –ha señalado– sabemos que la oración es más importante, porque es más poderosa: “la plegaria actúa con la fuerza de Dios, para quien nada es imposible”.

Así, Francisco ha exhortado a que seamos “artesanos de paz” allí donde estemos, en la familia, en la escuela, en el trabajo, en las comunidades, en cualquier ambiente.

La celebración, en la que han participado fieles africanos, sacerdotes, religiosos y laicos, así como representantes de otras religiones, ha comenzado con un cántico en “lengua suajili”, interpretado por un coro formado por personas de África.

La imagen de la Virgen de Valme ha presidido la celebración y junto al altar, llamativas imágenes de niños y familias de Sudán del Sur y República del Congo adornaban el presbiterio.

Entre cantos de plegaria y lecturas de la Santa Biblia, han orado al Señor por las víctimas de la violencia y de la guerra, especialmente las inocentes, por los políticos y gobernantes de estos países, y por "nuestra conversión, para poder superar la indiferencia y la división", así como la ayuda al Señor para superar todo aquello "que nos divide y nos separar de los demás", como el tribalismo, política, el juicio y los prejuicios.

El Papa ha bendecido dos imágenes de la Virgen de Valme, que se llevarán a Sudán del Sur y a la República Democrática del Congo, como "signo de fraternidad y empeño de la búsqueda de la paz", han anunciado en la celebración.

RD

 

Homilía del Papa Francisco

Esta tarde, queremos esparcir con nuestra oración semillas de paz en la tierra de Sudán del Sur y de la República Democrática del Congo, así como en todas las partes del mundo que sufren por la guerra. Había decidido visitar Sudán del Sur, pero no ha sido posible. Sin embargo sabemos que la oración es más importante, porque es más poderosa: la plegaria actúa con la fuerza de Dios, para quien nada es imposible.

Por eso agradezco de corazón a quienes han ideado esta vigilia y se han esforzado en llevarla a cabo.

«Cristo resucitado nos invita. Aleluya». Estas palabras del canto en lengua suajili han acompañado la procesión de entrada, con algunas imágenes de los dos países por los que estamos rezando especialmente. Los cristianos creemos y sabemos que la paz es posible porque Cristo ha resucitado. Él nos da el Espíritu Santo, a quien hemos invocado.

Como san Pablo nos ha recordado hace unos instantes, Jesucristo «es nuestra paz» (Ef 2,14). En la Cruz, ha cargado con todo el mal del mundo, también con los pecados que generan y fomentan las guerras: la soberbia, la avaricia, la sed de poder, la mentira... Jesús ha vencido todo esto con su resurrección. Cuando se apareció en medio de sus amigos les dijo: «Paz a vosotros» (Jn 20,19.21.26). Nos lo repite también a nosotros aquí, en esta noche: «Paz a vosotros».

Sin ti, Señor, vana sería nuestra oración y engañosa nuestra esperanza de paz. Pero tú estás vivo y obras para nosotros y con nosotros; tú, nuestra paz.

Que el Señor resucitado derribe los muros de la enemistad que dividen hoy a los hermanos, especialmente en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo.

Que socorra a las mujeres víctimas de la violencia en las zonas de guerra y en cualquier parte del mundo.

Que salve a los niños que sufren a causa de conflictos que no tienen que ver con ellos, pero que les roban su infancia y a veces también la propia vida. ¡Cuánta hipocresía cuando se niegan las masacres de mujeres y niños! Aquí la guerra muestra su rostro más horrible.

Que el Señor ayude a los humildes y a los pobres del mundo a seguir creyendo y esperando en que el Reino de Dios está cerca, que está en medio de nosotros, y es «justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Rm 14,17). Que sostenga a todos los que, día tras día, se esfuerzan por combatir el mal con el bien, con gestos y palabras de fraternidad, de respeto, de encuentro, de solidaridad.

Que el Señor afiance en los gobernantes y en todos los que tienen responsabilidades un espíritu noble y recto, firme y valiente en la búsqueda de la paz, mediante el diálogo y la negociación.

Que el Señor nos conceda a todos nosotros ser artesanos de paz allí donde estemos, en la familia, en la escuela, en el trabajo, en las comunidades, en cualquier ambiente; «lavándonos los pies» unos a otros, a semejanza de nuestro Maestro y Señor. A Él la gloria y la alabanza, hoy y por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

23/11/2017-21:53
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa invita a "custodiar la memoria"

(ZENIT — 23 Nov. 2017).- "La memoria es la que nos ayuda a vencer cada sistema educativo perverso. Recordar. Recordar los valores, recordar la Historia, recordar las cosas que hemos aprendido", aconseja el Papa Francisco.

Reflexión del Papa en la Eucaristía matutina celebrada esta mañana, del 23 de noviembre de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta, inspirándose, una vez más, en las Lecturas de la semana, que narran la persecución del rey Antíoco Epífanes contra los Macabeos fieles a la ley de los Padres.

"Custodiar la memoria: la memoria de la salvación, la memoria del pueblo de Dios, aquella memoria que hacía fuerte la fe de este pueblo perseguido por esta colonización ideológico-cultural. La memoria es la que nos ayuda a vencer cada sistema educativo perverso. Recordar. Recordar los valores, recordar la Historia, recordar las cosas que hemos aprendido".

"Suprimir la libertad, borrar la memoria, adoctrinar a los jóvenes: son los tres indicadores de las colonizaciones culturales e ideológicas de todos los tiempos", ha anunciado el Papa Franciscano.

"Se quita la libertad, se deshace la historia, la memoria del pueblo y se impone un sistema educativo a los jóvenes. Todos, todos hacen así. Todas, todas hacen así", ha comentado el Papa: "Borran las diferencias, borran la historia: a partir de hoy se comienza a pensar así. El que no piensa así, es dejado de lado, e incluso perseguido".

El Obispo de Roma explicó que esto también sucedió al pueblo de Dios, y pasa cada vez que en la tierra surge una nueva dictadura cultural o ideológica. "Piensen sin dar nombres —dijo Francisco— en lo que hicieron las dictaduras del siglo pasado en Europa" y en las "escuelas de adoctrinamiento" que nacieron.

"Los que se oponía a las dictaduras genocidas, eran perseguidos", eran amenazados y privados de la libertad —ha indicado Francisco— lo que corresponde después "a otra forma de tortura". Y además de la libertad, las colonizaciones ideológicas y culturales quitan la memoria, reduciéndola a "fábulas", a "mentiras", a "cosas de viejos".

El Pontífice habló del papel único de la mujer en la custodia de la memoria y de las raíces históricas: Son ellas, las mamás y las mujeres, las que custodian la memoria, el dialecto, "capaces de defender la historia de un pueblo" capaces "de transmitir la fe" que "después los teólogos explicarán".

 

 

23/11/2017-20:06
Rosa Die Alcolea

Franciscanos: "La minoridad es un lugar de encuentro con Dios"

(ZENIT — 23 Nov. 2017).- "La minoridad franciscana se presenta a vosotros como un lugar de encuentro y comunión con Dios; como un lugar de encuentro y comunión con los hermanos y con todos los hombres y mujeres; finalmente, como un lugar de encuentro y comunión con la creación", ha dicho el Papa Francisco.

El Santo Padre Francisco se ha encontrado en audiencia esta mañana, 23 de noviembre de 2017, en la Sala Clementina del Palacio apostólico con los miembros de la Familia Franciscana de la Primera Orden y de la Tercera Orden Regular.

El Papa les ha pedido que "por favor", cuando hagan alguna actividad para los "más pequeños", los excluidos y los últimos, nunca lo hagan desde un pedestal de superioridad. "Pensad, más bien, que todo lo que hacéis por ellos es una forma de restituir lo que habéis recibido gratis", ha dicho.

Al final del encuentro, el Santo Padre hizo una pausa para saludar a cada hermano, mientras que espontáneamente todos los hermanos cantaban "Dios Alto y Glorioso", "Rezando a Dios Altísimo", "Dulce de escuchar", y otras canciones, indica el portal `Assisi.ofm.it, de la comunidad de franciscanos de Umbría.

El Papa Francisco recibió dos regalos de los hermanos franciscanos: una botella de aceite obtenido del árbol que fue plantado en Asís por Juan Pablo II y una piedra del repique de San Francisco con una reliquia del pobre de Asís, informa la página `Assisi.ofm.it.'

RD

 

Palabras del Papa Francisco

Queridos hermanos,

El "Señor Papa", como lo llamaba San Francisco, os recibe con alegría y recibe en vosotros a los hermanos franciscanos que viven y trabajan en todo el mundo. Gracias por lo que sois y por lo que hacéis, especialmente a favor de los más pobres y desfavorecidos.

"Todos sin excepción llámense hermanos menores", se lee en la Regla no Bulada. Con esta expresión, San Francisco no habla de algo facultativo para sus hermanos, sino que manifiesta un elemento constitutivo de su vida y misión.

De hecho, en vuestra forma de vida, el adjetivo "menor" califica al sustantivo "hermano", dando al vínculo de la fraternidad una cualidad propia y característica: no es lo mismo decir "hermano" que decir "hermano menor". Por lo tanto, al hablar de fraternidad hay que tener en cuenta esta típica característica franciscana de la relación fraterna que os exige una relación de "hermanos menores".

¿De dónde le vino a Francisco la inspiración de poner la minoridad como un elemento esencial de vuestra fraternidad?

Puesto que Cristo y el Evangelio eran la opción fundamental de su vida, con toda certeza podemos decir que la minoridad, aunque no carente de razones ascéticas y sociales, surge de la contemplación de la encarnación de Dios el Hijo, y la resume en la imagen del hacerse pequeño como una semilla. Es la misma lógica que "se hizo pobre de rico cómo era" (véase 2 Cor 8: 9). La lógica de la "expoliación", que Francisco puso en práctica literalmente cuando se "despojó hasta la desnudez de todos los bienes terrenales, para darse por entero a Dios y a los demás".

La vida de Francisco estuvo marcada por el encuentro con Dios pobre presente en medio de nosotros en Jesús de Nazaret: una presencia humilde y oculta que el Poverello adora y contempla en la Encarnación, en la Cruz y en la Eucaristía. Por otro lado, se sabe que una de las imágenes evangélicas que más impresionaron a Francisco es el lavado de los pies de los discípulos en la Última Cena.

La minoridad franciscana se presenta a vosotros como un lugar de encuentro y comunión con Dios; como un lugar de encuentro y comunión con los hermanos y con todos los hombres y mujeres; finalmente, como un lugar de encuentro y comunión con la creación.

 

La minoridad es un lugar de encuentro con Dios

La minoridad caracteriza de forma especial vuestra relación con Dios. Para San Francisco, el hombre no tiene nada suyo excepto su propio pecado, y vale cuánto vale ante Dios y nada más. Por eso vuestra relación con Él debe ser la de un niño: humilde y confiada y, como la del publicano del Evangelio, consciente de su pecado. Y atención al orgullo espiritual, al orgullo farisaico: es la mundanidad peor.

Una característica de vuestra espiritualidad es la de ser una espiritualidad de restitución a Dios. Todo lo bueno que hay en nosotros, o que podemos hacer, es un don de Aquel que para San Francisco era el Bien, "todo el Bien, el sumo Bien" y todo se restituye al "Altísimo, Omnipotente y Buen Señor". Hacemos esto a través de la alabanza, lo hacemos cuando vivimos de acuerdo a la lógica del don del Evangelio, que nos lleva a salir de nosotros mismos para encontrar a los demás y acogerlos en nuestras vidas.

 

La minoridad es un lugar de encuentro con los hermanos y con todos los hombres y mujeres

La minoridad se vive ante todo en la relación con los hermanos que el Señor nos ha dado. ¿Cómo? Evitando cualquier comportamiento de superioridad. Esto significa erradicar los juicios fáciles sobre los demás y el hablar mal de los hermanos a sus espaldas- ¡esto está en las Admoniciones! -rechazar la tentación de usar la autoridad para someter a otros; evitar "hacernos pagar" los favores que hacemos a los demás, mientras que los de los demás los consideramos como debidos; alejar de nosotros la ira y la turbación por el pecado del hermano.

La minoridad se vive como una expresión de la pobreza que habéis profesado al cultivar un espíritu de no apropiación en las relaciones; cuando se valora lo positivo que existe en el otro, como un don que proviene del Señor; cuando, especialmente los ministros, ejercen el servicio de la autoridad con misericordia, como expresa magníficamente la Carta a un Ministro, la mejor explicación que nos ofrece Francisco de lo que significa ser menor respecto a los hermanos que le han sido confiados. Sin misericordia no hay fraternidad ni minoridad.

La necesidad de expresar vuestra fraternidad en Cristo hace que vuestras relaciones interpersonales sigan el dinamismo de la caridad, de modo que, mientras la justicia os llevará a reconocer los derechos de cada uno, la caridad trasciende estos derechos y os llama a la comunión fraterna; porque no son los derechos lo que vosotros amáis, sino los hermanos, a quienes debéis acoger con respeto, comprensión y misericordia. Lo importante son los hermanos, no las estructuras.

La minoridad se vive también en relación a todos los hombres y mujeres con quienes os encontráis en vuestro ir por el mundo, evitando con la máxima atención cualquier actitud de superioridad que os pueda conducir lejos de los demás. San Francisco expresa claramente esta instancia en los dos capítulos de la Regla no Bulada donde pone en relación la decisión de no apropiarse de nada (vivir sine proprio) con la acogida benévola de cada persona hasta compartir la vida con los más despreciados, con los que son realmente los menores de la sociedad: "Guárdense los hermanos, dondequiera que estén, [...], de apropiarse ningún lugar ni de defenderlo contra nadie que no tomarán ningún lugar ni se enfrentarán a nadie". Y cualquiera que venga a ellos, amigo o adversario, ladrón o bandolero, sea recibido benignamente". Y también: "Y deben gozarse cuando conviven con personas de baja condición y despreciadas, con pobres y débiles y enfermos y leprosos y los mendigos de los caminos".

Las palabras de Francisco nos empujan a preguntarnos como fraternidad: ¿Dónde estamos? ¿Con quién estamos? ¿Con quién tratamos? ¿Quiénes son nuestros favoritos? Y dado que la minoridad interpela no solo a la fraternidad sino a cada uno de sus miembros, es apropiado que cada uno haga un examen de conciencia de su propio estilo de vida; de los gastos, de la ropa, de lo que considera necesario; de su dedicación a los demás, del rechazo del espíritu de cuidarse demasiado uno mismo, también de la propia fraternidad.

Y, por favor, cuando hagáis alguna actividad para los "más pequeños", los excluidos y los últimos, nunca lo hagáis desde un pedestal de superioridad. Pensad, más bien, que todo lo que hacéis por ellos es una forma de restituir lo que habéis recibido gratis. Como advierte Francisco en la Carta a toda la Orden: "Nada de vosotros retengáis para vosotros". Haced un espacio acogedor y disponible para que entren en vuestra vida todos los menores de vuestro tiempo: los marginados, hombres y mujeres que viven en nuestras calles, en los parques o estaciones; los miles de desempleados, jóvenes y adultos; muchas personas enfermas que no tienen acceso a las curas adecuadas; tantos ancianos abandonados; las mujeres maltratadas; los migrantes que buscan una vida digna; todos aquellos que viven en las periferias existenciales, privados de dignidad y también de la luz del Evangelio.

Abrid vuestros corazones y abrazad a los leprosos de nuestro tiempo, y, habiendo comprendido la misericordia que el Señor os ha usado, usad con ellos misericordia, como la usó vuestro padre San Francisco; y, como él, aprended a ser "enfermo con los enfermos, afligido con los afligidos". Todo esto, lejos de ser un sentimiento vago, indica una relación entre las personas tan profunda que, transformando vuestro corazón, os llevará a compartir su mismo destino.

 

La minoridad es un lugar de encuentro con la creación

Para el Santo de Asís, la creación era "como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad". La creación es "como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos".

Hoy, -lo sabemos- esta hermana y madre se rebela porque se siente maltratada. Ante el deterioro mundial del medio ambiente, os pido que como hijos del Poverello entréis en diálogo con toda la creación, prestándole vuestra voz para alabar al Creador, y, como hacía San Francisco, tened por ella un cuidado especial, superando cualquier cálculo económico o romanticismo irracional. Colaborad con diversas iniciativas para cuidar la casa común recordando siempre la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, entre economía, desarrollo, cuidado de la creación y opción por los pobres.

Queridos hermanos, os renuevo la petición de San Francisco: Y sean menores. Dios guarde y haga que crezca vuestra minoridad .

Sobre todos vosotros invoco la bendición del Señor. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

23/11/2017-17:54
Anita Bourdin

Arabia Saudí: El Papa recibe al ministro consejero Abdullah bin Fahad Al Eidan

(ZENIT — 23 nov. 2017).- El Papa Francisco recibió en audiencia a un representante de Arabia Saudí, en la "salita" contigua a la Sala Pablo VI, el miércoles por la mañana 22 de noviembre de 2017, antes de la audiencia general en la plaza San Pedro.

Se trata de la visita de Abdullah bin Fahad Al Eidan, ministro consejero para los asuntos musulmanes de Arabia Saudí: una audiencia solicitada por la parte saudita y que se desarrolló en un ambiente cálido.

El ministro saudí estuvo acompañado de una quincena de personas, una señora, vestida de negro, que es el protocolo del Vaticano para las audiencias papales, con algún motivo decorativo blanco.

Según Rome Reports que filmó la llegada del ministro, le expresó al Papa "la admiración y la estima" que suscita en el Reino de Arabia. El Papa le agradeció sus palabras deseándole la "bienvenida" y diciéndole que estaba "feliz" de "conocerlo", "muy feliz".

El Papa se expresó en italiano y fue traducido por su secretario egipcio, Mons. Yoannis Lahzi Gaid, sacerdote copto, que participó en la entrevista: "Me olvidé de mi árabe, dijo el Papa" sentándose en el despacho de la Sala Pablo VI, "por eso tengo necesidad de un traductor".

Al final de la entrevista, siempre en un salita del salón Pablo VI, el ministro ofreció al Papa una miniatura representando a La Meca. En la tapa del cofre, una inscripción agradece al Papa por ser un "promotor de la paz y de la coexistencia en el mundo". El ministro ha ofrecido también un cofre que contenía botellas de perfume del país y un "rosario musulmán" en el que los musulmanes recitan los 99 nombres de Dios "el Misericordioso".

El Papa abrazó al ministro para agradecerle por sus presentes, y le ofreció las tres medallas del pontificado, en bronce, en plata y en oro.

El encuentro se terminó después de la tradicional foto del Papa con la delegación de 14 personas.

 

Paz en Siria

La audiencia parece ser aún más importante en el contexto internacional de la búsqueda de la paz en Siria, de la crisis en el Líbano —el domingo pasado el Papa lanzó una llamada en favor del Líbano— y el hecho de que Arabia Saudí no mantiene aún relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

"Renuevo a la comunidad internacional una llamada angustiada para hacer todos los esfuerzos posibles para favorecer la paz, en particular en el Oriente Medio" declaró el Papa, el 19 de noviembre, después del Ángelus. El Papa también ha dirigido "un pensamiento especial al querido pueblo libanés": "Oro por la estabilidad del país, para que pueda seguir siendo un "mensaje" de respeto y de coexistencia para toda la Región y para el mundo entero".

Parece que hay una intensa actividad diplomática actualmente en Arabia Saudí, incluida la visita del patriarca maronita y el cardenal libanés Béchara Boutros Rai. Ha sido recibido con su cruz pectoral bien visible, incluso en su encuentro con el príncipe heredero Mohamed bin Salman, el 13 de noviembre.

En 2007, bajo el pontificado de Benedicto XVI tuvo lugar la primera visita de un rey de Arabia Saudí en el Vaticano, para "un nuevo paso adelante", había estimado entonces el Padre Federico Lombardi, director de la Oficina de prensa de la Santa Sede: el rey Abdallah bin Abdulaziz Al Saud, guardian de los lugares santos del islam (la Meca y Medina) había pedido ser recibido "para promover, de común acuerdo, la defensa de los valores religiosos, morales y pacíficos, en un mundo donde la irreligiosidad y el desorden moral son causa de destrucción, y donde la violencia y la guerra siguen castigando".

©Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

23/11/2017-21:16
Redacción

Vídeo Mensaje del Papa: "La fidelidad activa procesos"

(ZENIT — 23 Nov. 2017).- "Parece una contradicción, pero la fidelidad es este camino que activa procesos y no nos permite detenernos en los espacios que nos defienden de cualquier creatividad, espacios que eventualmente van en la dirección del siempre se ha hecho así", dice el Papa Francisco.

El Papa ha enviado un mensaje en vídeo a los participantes de la séptima edición del Festival de la Doctrina Social de la Iglesia que se celebra en Verona (Italia) y cuyo título este año es "La fidelidad es cambio".

"La fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre convergen en un movimiento dinámico que toma la forma del cambio de nosotros mismos y del cambio de la realidad, superando inmovilismos y conveniencias, creando espacios y trabajo para los jóvenes y para su futuro", señala el Pontífice.

Sigue el texto completo del mensaje que ha enviado el Papa a los participantes del Festival.

 

Mensaje del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas:

Saludo a todos vosotros, participantes en el 7° Festival de Doctrina Social de la Iglesia, que este año se titula "La fidelidad es cambio". Esta expresión, que intencionalmente suscita una cierta sorpresa "lógica", nos lleva a considerar que, en realidad, ser fieles comporta la capacidad de cambiar.

Pensemos en la experiencia de Abraham, que la Biblia nos muestra como un modelo de fe. Cuando ya era anciano, Dios le dijo, "Vete de tu tierra y de tu patria y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande, y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y sé tu una bendición "(Génesis 12: 1-2). Para ser fiel, Abraham tuvo que cambiar, partir. La Palabra de Dios nos ayuda a distinguir las dos "caras" del cambio: la primera es la confianza, la esperanza, la apertura a lo nuevo; la segunda es la dificultad de dejar la seguridad para salir al encuentro de lo desconocido. En efecto, nos sentimos más tranquilos quedándonos en nuestro recinto, conservando, repitiendo palabras y gestos habituales — esto hace que nos sintamos más seguros. en lugar de salir, partir y comenzar nuevos procesos.

Preguntémonos entonces, qué sucede si mantenemos nuestra fidelidad a Dios y al hombre. Hemos visto en la historia de Abraham el efecto de la llamada del Señor: le cambió radicalmente la vida, lo hizo entrar en una nueva historia, le abrió horizontes inesperados con nuevos cielos y nuevas tierras. Cuando se responde a Dios, siempre se activa un proceso: ocurre algo inédito que nos lleva a donde nunca hubiéramos imaginado. Esto es importante: siempre se activa un proceso, se va adelante, no se ocupan espacios, se activan procesos.

Fidelidad al hombre significa salir de sí mismo para encontrarse con la persona concreta, con su rostro, su necesidad de ternura y misericordia, para sacarla del anonimato, de las periferias de la existencia. Fidelidad al hombre significa abrir los ojos y el corazón a los pobres, los enfermos, a los que no tienen trabajo, a los muchos heridos por la indiferencia y por una economía que descarta y asesina, abrirse a los prófugos que huyen de la violencia y la guerra. Fidelidad al hombre significa vencer a la fuerza centrípeta de los propios intereses, intereses egoístas y dar cabida a la pasión por el otro, rechazar la tentación de la desesperación y mantener viva la llama de la esperanza.

De esta manera, la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre convergen en un movimiento dinámico que toma la forma del cambio de nosotros mismos y del cambio de la realidad, superando inmovilismos y conveniencias, creando espacios y trabajo para los jóvenes y para su futuro. Porque el cambio es saludable no solo cuando las cosas van mal, sino también cuando todo funciona bien y estamos tentados de acomodarnos sobre los resultados obtenidos. Expandir nuestro servicio, hacer que otros sean parte de nuestros proyectos, dilatar los espacios de la creatividad significa aceptar el desafío del cambio precisamente para permanecer fieles a Dios y al hombre. Parece una contradicción, pero la fidelidad es este camino que activa procesos y no nos permite detenernos en los espacios que nos defienden de cualquier creatividad, espacios que eventualmente van en la dirección del siempre se ha hecho así.

Enviándoos este breve mensaje, dirijo también un saludo fraterno a Su Excelencia Monseñor Zenti, obispo de Verona, ciudad anfitriona del Festival de la Doctrina Social de la Iglesia, a Don Vincenzi y todos los colaboradores, relatores y voluntarios. Ojalá esta iniciativa contribuya a animar y sostener la misión evangelizadora de la Iglesia en el mundo del trabajo, de la economía y de la política.

Os bendigo y os pido por favor que recéis por mí. ¡Gracias!

© Librería Editorial Vaticano

 

 

23/11/2017-18:44
Rosa Die Alcolea

La Virgen de Valme ha presidido la vigilia de oración por la paz

(ZENIT — 23 Nov. 2017).- La imagen de la Virgen de Valme ha presidido el Altar de la Cátedra de San Pedro en la oración por la paz en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo que ha celebrado el Papa Francisco esta tarde, en la Basílica de San Pedro.

Al final de la celebración, el Papa ha bendecido dos imágenes en miniatura de la Virgen de Valme, que se llevarán a Sudán del Sur y a la República Democrática del Congo, como “signo de fraternidad y empeño de la búsqueda de la paz”, han anunciado en la ceremonia.

Esta imagen es una réplica de la imagen original de la Virgen de Valme, en Dos Hermanas (Sevilla) que se hizo para la parroquia “Nostra Signora di Valme” en Roma, realizada por el imaginero sevillano José Antonio Navarro Arteaga y bendecida por el Papa Emérito Benedicto XVI, que fue instalada en el templo en 2010.

La parroquia de "Nostra Signora di Valme de Roma" fue inaugurada el 28 de febrero de 1982 —informa ABC Sevilla— con asistencia de numerosos fieles venidos expresamente desde Dos Hermanas en peregrinación. Desde su origen en el presbiterio del templo hubo un cuadro de la Virgen de Valme que fue donado y llevado hasta Roma por la hermandad el día de su inauguración.

 

Sudán del Sur

Paralelamente a la realización de la talla, en el año 2009, se puso en marcha una campaña para recaudar fondos que se destinarían a ayudar a miles de niños en Sudán del Sur donde hay varias zonas, con escuelas y orfanatos, bajo el nombre de Valme, según señala la Archidiócesis de Sevilla.

Recientemente, el 6 de febrero de 2016 peregrinó la Virgen de Valme desde su parroquia en Roma situada en la zona portuense de Villa Bonelli hasta la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Fue trasladada en un paso de tumbillas para presidir la misa de peregrinación de las parroquias romanas en el Baldaquino de San Pedro con motivo del Año Jubilar de la Misericordia.

 

 

23/11/2017-11:11
Rosa Die Alcolea

México: "Reconstruyamos con la confianza puesta en el Señor"

(ZENIT — 23 Nov. 2017).- "Es tiempo de reconstruir espiritual, psicológica y emocionalmente a cada persona y a cada pueblo", afirman los obispos mexicanos.

Los Obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano celebraron su CIV Asamblea Plenaria del 13 al 17 de noviembre, en Casa Lago Cuautitlán Izcalli, Sede CEM, donde los Obispos en Pleno se reunieron para rezar, convivir y tratar los temas más apremiantes que preocupan y ocupan a la Iglesia que peregrina en México en este momento de su historia.

El 'Proyecto Global Pastoral 2031 — 2033', la reconstrucción de las casas, escuelas, y templos, así como la "reconstrucción de la Patria", con ocasión de los próximos comicios electorales, son los principales objetivos que se proponen los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano después de celebrar su CIV Asamblea Plenaria.

RD

 

A continuación sigue el mensaje final de esta CIV Asamblea Plenaria, redactado por los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano:

1. Los obispos de México reunidos en nuestra CIV Asamblea saludamos a todos los fieles creyentes y hombres y mujeres de buena voluntad. Les expresamos nuestro afecto, cariño y cercanía.

2. Hemos vivido días de mucha tristeza y sufrimiento. Los sismos y huracanes nos han golpeado fuertemente; sin embargo, Dios ha estado con nosotros. No ha sido Él quien nos ha golpeado. Él ha hecho salir lo mejor de nosotros mismos. Porque Él está a nuestro lado, fortalezcamos nuestra esperanza: "¿Qué nación grande hay que tenga un dios tan cerca de ella como está el Señor nuestro Dios siempre que le invocamos?" (Dt 4,7).

3. Hemos sido testigos de la bondad que Dios ha puesto en el corazón de cada hombre y mujer. Otra vez nos ha impresionado y edificado la generosidad de tantos jóvenes que, al lado de muchas personas mayores, ofrendaron manos y recursos en los momentos inmediatos de las tragedias. Pronto se sumaron, de manera muy solidaria, grupos y personas de toda nuestra patria, así como instituciones nacionales e
internacionales. A todos ellos nuestra admiración y gratitud.

4. La caridad nos sigue urgiendo. Es tiempo de reconstruir nuestras casas, nuestras escuelas y nuestros templos, así como otros lugares donde también se consolida, fortalece y alimenta nuestra identidad personal, familiar y comunitaria. Es tiempo de reconstruir espiritual, psicológica y emocionalmente a cada persona y a cada pueblo. Pongamos lo mejor de nosotros en esta tarea. Ningún recurso se desvíe de su intención.

5. También es tiempo de reconstruir nuestra Patria. Con profundo dolor y preocupación constatamos que siguen presentes esas otras calamidades que cimbran, derrumban y destruyen nuestra gran nación: la injusticia e inequidad, la corrupción e impunidad, las violencias, el narcotráfico, los asesinatos y desaparecidos, la inseguridad y extorsión, los atentados a la familia, a la niñez y a la juventud. Confiamos al Señor, que "es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" (Salmo 46, 1), nos conceda vernos de pie y consolidados en la justicia y en la caridad. Todos y cada uno según nuestra propia vocación, somos necesarios para construir una sociedad más justa, próspera y en paz. Nadie se sienta excluido, todos somos parte en la solución.

6. Los próximos comicios electorales son una privilegiada ocasión para comprometernos en la reconstrucción de nuestra patria. Busquemos hacer "el bien posible" esto es: "impulsar todo lo que aporte al bien común, a la paz, a la seguridad, a la certidumbre, a la justicia, al respeto de los derechos humanos y a la solidaridad real con los más pobres y excluidos". Nuestra patria requiere la responsable participación de cada uno.

7. En esta obra de reconstrucción, el Espíritu del Señor nos impulsa a través de la I Jornada mundial de los pobres, que viviremos el próximo domingo, a hacer de la misericordia nuestro estilo de vida. Además, el Año de la Juventud que hemos establecido en nuestra patria, como preparación al Sínodo de los Obispos en el 2018, nos compromete a impulsar a nuestros jóvenes a ser protagonistas de la Nueva Evangelización a compartir la fe que han recibido y discernir su vocación en el seguimiento de Jesús.

8. Confiamos al Señor y a la intercesión maternal de la Virgen María de Guadalupe y de los Santos Niños Mártires Tlaxcaltecas recientemente canonizados, el Proyecto Global de Pastoral 2031 — 2033 que estamos elaborando, como nos lo ha pedido e inspirado el Santo Padre Papa Francisco el año pasado. A fin de que propicie la conversión pastoral de todos los agentes, particularmente de nosotros obispos, para que cercanos a ustedes y con un renovado espíritu sigamos construyendo el Reino de Dios.

 

 

23/11/2017-10:23
Enrique Soros

EEUU: La Conferencia Episcopal otorga ayuda a proyectos misioneros

(ZENIT — 24 Nov. 2017).- La Iglesia de Estados Unidos está muy comprometida con el desarrollo de los países más necesitados. Así, el subcomité para la Iglesia en América Latina, de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), ha otorgado este año seis millones de dólares a 23 países de la región, para 244 proyectos pastorales y de desarrollo.

Unos de los proyectos que reciben el apoyo de Iglesia en América Latina, son talleres que dicta Mission Project Service (MPS), una plataforma de capacitación para misioneros que entrena a los mismos a efectivizar la búsqueda de apoyo financiero para potenciar su eficacia misionera. Su método es ir al país donde son requeridos, para dar talleres de aprendizaje, con el objeto de que los mismos misioneros encuentren fuentes óptimas de financiación de sus actividades y proyectos misioneros.

Consultamos al P. Juan Molina, director de Iglesia en América Latina por USCCB, quien afirma que "hemos decidido colaborar con el MPS para realizar estos talleres porque el subcomité desea ayudar a mejorar la calidad de diagnóstico, preparación, implementación y reporte de los proyectos." Y agrega: "Hemos notado que a veces se necesita un poco más de conocimiento para presentar proyectos que sean realistas, que respondan a las necesidades de los fieles y que puedan no solo obtener recursos sino lograr también que sean sostenibles."

Sobre la amplitud de visión de los talleres de MPS, expresó que "un punto importante acerca de los cursos es que no solamente sirven para pedir ayuda a agencias en el extranjero, sino que el conocimiento adquirido puede aplicarse a la búsqueda de recursos locales por medio de gobiernos, fundaciones u organizaciones locales en cada región o país".

El subcomité para la Iglesia en América Latina ha estado en diálogo con líderes de la Iglesia en cada país donde esos talleres se han llevado a cabo y desean continuarlo y aun comenzarlo en otros países.

 

Talleres de Mission Project Service en América Latina y el Caribe

MPS ha dado talleres de capacitación en diversos países, como Paraguay, Uruguay, Perú, Colombia y Haití. Su objetivo es guiar a los participantes en la búsqueda de instituciones que apoyen financieramente sus proyectos de misioneros. Sobre su presencia en Haití, expresa Arthur Pingolt Jr., director ejecutivo de MPS, que "dicha institución ha dado un taller en Puerto Príncipe, teniendo a la Conferencia de Religiosos Haitianos como anfitriona, la que incluye a misioneros de toda la nación. El mismo constó de tres días, en los cuales se enseñó cómo encontrar organizaciones, tanto en Estados Unidos como en Europa, que ofrecen apoyo económico a proyectos misioneros." Y agregó: "También se guía a los participantes en la capacidad de determinar qué proyectos pueden ser atractivos para algunos donantes, o pueden no serlo, y se presentan cartas modelo para solicitar ayuda económica a potenciales donantes."

Al respecto de dos elementos a tener en cuenta a la hora de presentar una solicitud de ayuda financiera para un proyecto misionero, Pingolt expresó: "la Fundación Raskob, de Estados Unidos, viajó conmigo para este taller, y su representante compartió con los asistentes que una solicitud de ayuda financiera exitosa debe contar, entre otros, con dos elementos. Tiene que expresar cómo el mismo tendrá un impacto positivo en la población local, y debe demostrar que quien solicita la ayuda para el proyecto misionero, cuenta con la capacidad y recursos para ejecutar correctamente el proyecto."

Para recibir este tipo de talleres en América Latina, Arthur Pingolt ofrece su asistencia. Es posible contactarse con él a través de la página web de Mission Project Service.

 

 

23/11/2017-08:59
Isabel Orellana Vilches

Beata María Anna Sala, 24 de noviembre

«Religiosa marcelina. La premura en el ejercicio de la caridad fue una de las numerosas virtudes que la adornaron. Era una brillante pedagoga que supo infundir en las alumnas el amor de Dios. La madre de Pablo VI fue una de ellas»

Esta beata nació en la localidad italiana de Brivio, Lecco, el 21 de abril de 1829. Fue la quinta de ocho hermanos de una honrada familia acomodada. Sus padres Johann María Sala y Giovannina Comi, ambos católicos comprometidos, dieron a todos sus hijos una sólida formación cristiana. Johann era un exitoso industrial maderero, y su excelente situación económica le permitió enviar a la beata a la escuela privada, en la que su profesora Alessandrina apreció su viva inteligencia y singulares cualidades para el aprendizaje.

Uno de los lugares que María Anna solía frecuentar era el Oratorio de San Leonardo, erigido en un lugar cercano a Brivio. Allí, junto a su hermana, en unos instantes de suma angustia suplicó la intercesión de la Virgen para que su madre sanase de una grave enfermedad. Las dos oraron con tanta fe que mientras elevaban sus plegarias, la Virgen se apareció a Giovanna, la bendijo y sanó. En esa época el beato Luigi Biraghi había puesto las bases de la fundación de la Congregación de las Hermanas Marcelinas con el objetivo de procurar una formación integral cristiana a las jóvenes a través de centros educativos. Las consideró de antemano como unas fieles transmisoras de los valores cristianos a las familias que pudieran formar, juzgándolas clave para el progreso de la sociedad. Una magnífica percepción.

En 1842 a Maria Anna, que había mostrado excelente aptitud para los estudios, sus padres la matricularon en el pensionado que estas religiosas inauguraron en Vimercate, como después harían con otras dos de sus hijas. La colaboradora del padre Luigi Biraghi, madre Marina Videmari, seguía atentamente la formación de la beata que no solo completó los estudios con éxito, graduándose en 1846, sino que sintió la llamada de la vocación. Circunstancias familiares inesperadas como la enfermedad de su madre y el grave fraude asestado a su padre, que conllevó la pérdida de los bienes económicos, hicieron necesaria su presencia en el hogar. Ante este imprevisto varapalo ella fue un bálsamo para todos. Pero el 13 de febrero de 1848 inició el noviciado en Vimercate con las Hermanas Marcelinas. Su buen carácter, firmeza, equilibrio y sensibilidad, engarzada en una sólida vida interior y celo apostólico, hicieron de ella una ejemplar religiosa.

Las circunstancias políticas que impedían establecer formalmente el Instituto difirieron el instante de su profesión, que al fin se produjo el 13 de septiembre de 1852. Se santificó con el lema «Voy en seguida», expresión externa de su premura por agradar a Cristo en los demás, acudiendo prontamente a cualquier llamada, para lo cual dejaba al punto lo que estuviera haciendo por importante que fuese. Su obediencia no tuvo acepción de personas ni fue selectiva. Nunca consideró si era relevante el motivo que le privaba de un tiempo precioso que hubiera colmado su alma contemplativa. Su servicialidad evangélica, pobreza y humildad rezumaban en las lecciones que impartía en el aula.

La presencia de Dios que latía en lo más hondo de su ser y que alimentaba todos los momentos de su día a día traspasaba a sus alumnas que no ocultaron su dilección por ella. Una de sus mejores discípulas fue Judith Alghisi, la madre del beato Pablo VI. Su apostolado se hizo patente en los colegios de Cernusco, Milán, Génova y Saboya. Aunque le costaba desprenderse de sus superiores, hermanas y alumnas, ese rasgo de presteza que le caracterizaba se manifestaba en su plena aquiescencia con la voluntad de sus superiores, y partía complacida a su destino. Si bien, madura y sincera, reconocía humildemente: «Siento la separación, pero Dios es bueno conmigo».

Afligida y serena, con un espíritu abierto a la voluntad divina, alimentado por la oración, acogió todas las pruebas a las que fue sometida. Fue dulce y firme a la par, con religiosa claridad, reclamada por su virtud y acertados consejos, como se percibe en fragmentos de sus cartas: «...intenta mantenerte fuerte y en salud porque es así como podremos realizar mejor nuestro trabajo. Mantén tu alegría y piensa que Dios realmente tiene preferencia por ti y te ayudará más de lo que piensas en la labor de educar y enseñar correctamente a tus alumnas. No pienses que tu labor es tiempo perdido, aunque no veas inmediatamente el fruto de tu trabajo, ten paciencia y con la ayuda de Dios, tu labor en la viña del Señor se verá recompensada [...]. Dios no nos dará nunca un trabajo superior a nuestras fuerzas».

Probada en el sufrimiento, contrajo un cáncer de garganta, aludiendo a él como «su collar de perlas». A menudo, el dolor le impedía dar las lecciones. Exquisita en el trato, aunque el impedimento para atender debidamente a sus alumnas era la tos, presentaba sus excusas. Y siguió cumpliendo su misión con serena sonrisa considerando que, en su entrega, Dios le ayudaría a ser santa. Era su camino de perfección, amasado fielmente en las circunstancias cotidianas que tuvo que afrontar. Al llegar el otoño de 1891 durante quince días la enfermedad pudo con ella física y anímicamente, y sufrió con indecible intensidad. Y el 24 de noviembre de ese año murió diciendo «Regina Virginum». En 1920 se halló su cuerpo incorrupto. Fue beatificada por Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980.