Servicio diario - 06 de diciembre de 2017


 

`Rohingyas': "Quien no sufre con su hermano, debe cuestionar su fe"
Rosa Die Alcolea

Audiencia: "Preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene"
Rosa Die Alcolea

Audiencia general — 6 de diciembre de 2017 (Texto completo)
Redacción

Jerusalén: El Papa llama al compromiso de todos por la paz
Rosa Die Alcolea

Jóvenes: "Pongan por encima de todo la búsqueda de Dios y su amor"
Rosa Die Alcolea

Palestina y Santa Sede: Establecen un grupo de diálogo mixto
Redacción

Tierra Santa: "Es la tierra por excelencia del diálogo entre Dios y la humanidad"
Rosa Die Alcolea

Mons. Felipe Arizmendi: "El ambiente político se caldea"
Felipe Arizmendi Esquivel

Santa María Josefa Rosselló, 7 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

06/12/2017-18:38
Rosa Die Alcolea

`Rohingyas': "Quien no sufre con su hermano, debe cuestionar su fe"

(ZENIT — 6 Dic. 2017).- "Quien no sufre con su hermano sufriente, aunque sea diferente que él por su raza, religión, idioma o cultura, debe cuestionarse por la sinceridad de su fe y su humanidad", ha advertido el Papa Francisco.

Lo ha dicho esta mañana, 6 de diciembre de 2017, en la audiencia general, al saludar a los visitantes de lengua árabe. El Santo Padre ha enviado un saludo, en particular, a aquellos provenientes de Jordania, de Tierra Santa y de Oriente Medio.

"Me conmovió mucho la reunión con los refugiados 'Rohingya' —ha confesado el Papa—les pedí que nos perdonen por nuestras faltas y nuestro silencio, pidiendo a la comunidad internacional que los ayude y ayude a todos los grupos oprimidos y perseguidos presentes en el mundo".

"¡El Señor os bendiga a todos y os proteja del maligno!", concluyó Su Santidad.

 

 

06/12/2017-10:34
Rosa Die Alcolea

Audiencia: "Preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene"

(ZENIT — 6 Dic. 2017).- El Papa Francisco ha celebrado esta mañana, 6 de diciembre de 2017, la Audiencia general en el Aula Pablo VI, recordando su reciente visita a Myanmar y Bangladesh, el 21° viaje apostólico del Pontífice.

El Santo Padre ha saludado a los visitantes de habla española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica, y les ha dirigido unas palabras en castellano, resumen de la catequesis principal de la Audiencia general de hoy.

Les ha animado, en este tiempo de Adviento, a "fortalecer su vida cristiana con la oración, la escucha de la Palabra de Dios y las obras de caridad, y, siguiendo el ejemplo de la Inmaculada Virgen María, cuya solemnidad celebraremos pasado mañana, preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene".

Ante cientos de visitantes y peregrinos, llegados de Italia y de otros países, como Argentina, México, España, Brasil, Polonia, Alemania, Jordania y Oriente Medio, el Papa ha querido compartir con ellos y dar gracias a Dios por el viaje apostólico.

"Mi visita a Myanmar ha sido la primera de un Papa a aquel país; una nación que a pesar de haber sufrido mucho, se encamina hacia una nueva realidad de paz y libertad". Allí —ha explicado Francisco— la comunidad cristiana "es un pequeño fermento del Reino de Dios, que ha sabido dar testimonio de la fe y que cuenta con una juventud llena de esperanza y de alegría".

Asimismo, el Santo Padre ha narrado su encuentro con el Consejo Supremo de los monjes budistas, con el que ha querido manifestar su deseo "de que trabajemos unidos para ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando todo tipo de violencia", ha indicado el Pontífice.

 

Bangladesh

Siguiendo las huellas del beato Pablo VI y de san Juan Pablo II, el Papa Francisco visitó Bangladesh: "Ha sido un paso más en favor del respeto y del diálogo entre el islam y el cristianismo. Ahí también quise expresar también mi solidaridad con Bangladesh en su compromiso por socorrer a los prófugos 'Rohingya"', ha contado en la Audiencia general, esta mañana.

Dos momentos de particular alegría han sido: la ordenación de 16 sacerdotes y el encuentro con los jóvenes, quienes con sus cantos y danzas manifestaron la alegría del Evangelio, ha descrito Francisco. "Fue muy significativo que estuvieran también presentes allí jóvenes musulmanes y de otras religiones, siendo un signo éste de esperanza para Bangladesh, para Asia y para el mundo entero".

 

 

06/12/2017-11:31
Redacción

Audiencia general — 6 de diciembre de 2017 (Texto completo)

(ZENIT — 6 Dic. 2017).- "Ha sido un gran regalo de Dios, y por eso le doy gracias por todo, especialmente por los encuentros que tuve": El Papa Francisco ha dedicado la audiencia general celebrado hoy, 6 de diciembre de 2017, a su reciente viaje en Myanmar y Bangladesh.

La audiencia general ha tenido lugar esta mañana a las 9:15 horas en el Aula Pablo VI, donde el Papa Francisco se ha encontrado con los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.

"Un gracias de todo corazón' a los birmanos y a los bengalíes, que me han demostrado tanta fe y tanto cariño: ¡gracias!" ha dicho el Papa en la audiencia, y ha expresado su gratitud a las autoridades de los dos países y a los respectivos obispos por la acogida.

En Myanmar, el Santo Padre quiso "expresar la cercanía de Cristo y de la Iglesia a un pueblo que ha sufrido a causa de conflictos y represiones, y que ahora lentamente camina hacia una nueva condición de libertad y paz", un pueblo —ha añadido Francisco— donde los cristianos están "presentes como un pequeño rebaño y como levadura del Reino de Dios".

Asimismo, el Papa se reunió con las autoridades de Myanmar "alentando los esfuerzos de pacificación del país y esperando que todos los diferentes componentes de la nación, ninguno excluido, puedan cooperar en este proceso en el respeto mutuo", ha aclarado.

 

Libertad religiosa

El Papa estuvo también en Bangladesh, país visitado por Pablo VI y san Juan Pablo II, "un paso más a favor del respeto y el diálogo entre el cristianismo y el Islam".

En Bangladesh, el Papa recordó a las autoridades del país que la Santa Sede sostuvo desde el principio "la voluntad del pueblo bengalí de constituirse como una nación independiente, así como la necesidad de salvaguardar siempre en ella la libertad religiosa".

Allí, el Pontífice expresó su solidaridad con Bangladesh en su esfuerzo de socorrer a los refugiados `Rohingya' llegados en masa a su territorio, donde la densidad de población es ya una de las más altas del mundo.

También, el Papa ha narrado en la audiencia: "En Dacca vivimos un momento fuerte de diálogo interreligioso y ecuménico, que me dio la oportunidad de subrayar la apertura del corazón como base de la cultura del encuentro, de la armonía y de la paz".

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado a los grupos de fieles presentes y a continuación ha lanzado un llamamiento por Jerusalén. La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.

RD

Sigue el texto completo de la catequesis del Papa Francisco en la audiencia general:

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy me gustaría hablar sobre el viaje apostólico que hice en los últimos días a Myanmar y Bangladesh. Ha sido un gran regalo de Dios, y por eso le doy gracias por todo, especialmente por los encuentros que tuve. Renuevo la expresión de mi gratitud a las autoridades de los dos países y a los respectivos obispos, por todo el trabajo de preparación y por la acogida que me reservaron junto con mis colaboradores. Un "gracias de todo corazón" a los birmanos y a los bengalíes, que me han demostrado tanta fe y tanto cariño: ¡gracias!

Era la primera vez que un sucesor de Pedro visitaba Myanmar, y ha sido poco después de que se establecieran las relaciones diplomáticas entre ese país y la Santa Sede.

También en este caso quise expresar la cercanía de Cristo y de la Iglesia a un pueblo que ha sufrido a causa de conflictos y represiones, y que ahora lentamente camina hacia una nueva condición de libertad y paz. Un pueblo en el que la religión budista está fuertemente enraizada, con sus principios espirituales y éticos, y donde los cristianos están presentes como un pequeño rebaño y como levadura del Reino de Dios. Tuve el gozo de confirmar en la fe y en la comunión a esta Iglesia, viva y ferviente, durante el encuentro con los obispos del país y en las dos celebraciones eucarísticas. La primera fue en la gran zona deportiva en el centro de Yangon, y el Evangelio de ese día recordó que las persecuciones por la fe en Jesús son normales para sus discípulos, como ocasión de testimonio , pero que "ni siquiera uno de sus cabellos se perderá " (ver Lc 21: 12-19). La segunda misa, el último acto de la visita a Myanmar, estuvo dedicada a los jóvenes: un signo de esperanza y un regalo especial de la Virgen María, en la catedral que lleva su nombre. En los rostros de esos jóvenes, llenos de alegría, vi el futuro de Asia: un futuro que no será de los que construyen armas, sino de los que siembran fraternidad. Y siempre en señal de esperanza, bendije las primeras piedras de 16 iglesias, del seminario y de la nunciatura: ¡dieciocho!

Además de la comunidad católica, pude reunirme con las autoridades de Myanmar, alentando los esfuerzos de pacificación del país y esperando que todos los diferentes componentes de la nación, ninguno excluido, puedan cooperar en este proceso en el respeto mutuo. Con este espíritu, quise encontrarme con los representantes de las diferentes comunidades religiosas presentes en el país. En particular, en el Consejo Supremo de monjes budistas expresé la estima de la Iglesia por su antigua tradición espiritual y la confianza de que juntos cristianos y budistas puedan ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando toda violencia y oponiéndose al mal con el bien.

Dejado Myanmar, fui a Bangladesh, donde, en primer lugar, rendí homenaje a los mártires de la lucha por la independencia y al "Padre de la Nación". La población de Bangladesh es en gran medida de religión musulmana, por lo que mi visita, -siguiendo las huellas de las del beato Pablo VI y de San Juan Pablo II- fue un paso más a favor del respeto y el diálogo entre el cristianismo y el Islam.

Recordé a las autoridades del país que la Santa Sede sostuvo desde el principio la voluntad del pueblo bengalí de constituirse como una nación independiente, así como la necesidad de salvaguardar siempre en ella la libertad religiosa. En particular, quise expresar mi solidaridad con Bangladesh en su esfuerzo de socorrer a los refugiados Rohingya llegados en masa a su territorio, donde la densidad de población es ya una de las más altas del mundo.

La misa celebrada en un parque histórico en Dacca se enriqueció con la ordenación de dieciséis sacerdotes, y este fue uno de los eventos más significativos y alegres del viaje.

Efectivamente, tanto en Bangladesh como en Myanmar y en otros países del sudeste asiático, gracias a Dios, vocaciones no faltan; un signo de comunidades vivas donde resuena la voz del Señor que llama a seguirlo. Compartí esta alegría con los obispos de Bangladesh, y los alenté en su generoso trabajo en favor de las familias, los pobres, la educación, el diálogo y la paz social. Y compartí esta alegría con tantos sacerdotes, consagrados yconsagradas del país, así como con los seminaristas, las novicias y novicios, en quienes vi los brotes de la Iglesia en esa tierra.

En Dacca vivimos un momento fuerte de diálogo interreligioso y ecuménico, que me dio la oportunidad de subrayar la apertura del corazón como base de la cultura del encuentro, de la armonía y de la paz. También visité la "Casa Madre Teresa", donde se alojaba la santa cuando estaba en esa ciudad, y que acoge a muchos huérfanos y personas con discapacidades. Allí, de acuerdo con su carisma, las hermanas viven todos los días la oración de adoración y el servicio a Cristo, pobre y que sufre. Y nunca, nunca, de sus labios falta la sonrisa: monjas que rezan tanto, que sirven a los que sufren y continuamente con una sonrisa. Es un hermoso testimonio. Muchas gracias a estas hermanas.

El último evento fue con los jóvenes bengalíes, repleto de testimonios, canciones y danzas. ¡Pero qué bien bailan, estos bengalíes! ¡Saben bailar muy bien! Una fiesta que manifestó la alegría del Evangelio acogido por esa cultura; una alegría fecundada por los sacrificios de tantos misioneros, de tantos catequistas y padres cristianos. En el encuentro había también jóvenes musulmanes y de otras religiones : un signo de esperanza para Bangladesh, Asia y el mundo entero. Gracias.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

06/12/2017-09:59
Rosa Die Alcolea

Jerusalén: El Papa llama al compromiso de todos por la paz

(ZENIT — 6 Dic. 2017).- El Papa Francisco expresa su "profunda preocupación" por la situación que se ha creado en Jerusalén en estos últimos días, y hace un llamamiento para que "el compromiso de todos sea respetar el 'status quo' de la ciudad, de acuerdo con las Resoluciones pertinentes de la ONU".

El Santo Padre ha pronunciado estas palabras al final de la Audiencia general, celebrada esta mañana, 6 de diciembre de 2017, en el Aula Pablo VI del Palacio Vaticano.

"Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los judíos, cristianos y musulmanes, que adoran los Santos Lugares de sus respectivas religiones, y tiene una vocación especial para la paz", ha asegurado el Papa.

El Papa Francisco exhorta a rezar por la ciudad sagrada: "Ruego al Señor que tal identidad sea preservada y reforzada en beneficio de Tierra Santa, de Oriente Medio y del mundo entero; y que prevalezcan la sabiduría y la prudencia, para evitar que se añadan nuevos elementos de tensión a un panorama mundial ya convulsionado y marcado por tantos y crueles conflictos".

 

 

06/12/2017-14:22
Rosa Die Alcolea

Jóvenes: "Pongan por encima de todo la búsqueda de Dios y su amor"

(ZENIT — 6 Dic. 2017).- El Papa Francisco ha dirigido un pensamiento especial para los jóvenes, los enfermos y los recién casados, en la fiesta de San Nicolás de Bari, el 6 de diciembre de 2017, en conmemoración de su muerte.

"Queridos jóvenes, pongan por encima de todo la búsqueda de Dios y su amor; queridos enfermos, el ejemplo de los santos será de ayuda y consuelo en los momentos de mayor necesidad; y ustedes, queridos recién casados, con la gracia de Dios hagan su unión más fuerte y más profunda todos los días", ha dicho el Santo Padre en italiano durante la audiencia general.

 

San Nicolás de Bari

San Nicolás de Myre — o de Bari — nació en Patare, en Licia (actual Turquía), entre alrededor de 270 de padres cristianos. Como la plaga se había llevado a sus padres y lo había dejado joven a la cabeza de una rica herencia, Nicolás dedicó su fortuna a las buenas obras. Cuando el obispo de Myre murió, los obispos de la provincia llamaron a Nicolás para sucederlo.

Durante su episcopado, además de sus muchas obras pastorales, luchó contra los errores de Arrio, y fue uno de los 318 obispos que condenaron el arrianismo en el primer concilio de Nicea. Su muerte se produjo poco después, alrededor de 325, y desde su tumba corrió un aceite milagroso.

Alrededor de 1087, como la ciudad de Myre estaba en poder de los turcos, los corsarios-mercaderes de Bari sacaron las reliquias sagradas y las llevaron a su ciudad donde se construyó una iglesia en honor de San Nicolás.

Con Anne Kurian

 

 

06/12/2017-19:05
Redacción

Palestina y Santa Sede: Establecen un grupo de diálogo mixto

(ZENIT — 6 Dic. 2017).- El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y la Comisión Palestina para el Diálogo Interreligioso han decidido establecer un Grupo de Trabajo Conjunto para el Diálogo y han firmado un Memorando de Entendimiento.

El martes, 5 de diciembre de 2017, tuvo lugar en Roma una reunión entre las dos partes, así lo indica el Consejo para el Diálogo Interreligioso a través de un comunicad.

La delegación del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso estuvo encabezada por Su Eminencia el cardenal Jean-Louis Tauran, Presidente. La Comisión Palestina para el Diálogo Interreligioso por Shaykh Mahmoud Al-Habbash, Juez Supremo del Estado de Palestina y Presidente de la misma Comisión.

Los demás participantes del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso fueron Mons. Miguel Ángel Ayuso Guixot, Secretario, y Monseñor Khaled Akasheh, Jefe de la Oficina para el Islam.

Los otros miembros de la delegación palestina fueron Ziad Al-Bandak, Ministro y Consejero del Presidente para Asuntos de la Iglesia, Adnan Al-Husseini, Gobernador de Jerusalén y miembro del Consejo Superior Islámico, Issa Kassissieh, Embajador del Estado de Palestina ante la Santa Sede, y Ammar Al-Nisnas, Consejero de la Embajada.

Ambas delegaciones se complacieron en reunirse con Su Santidad el Papa Francisco, el miércoles 6 de diciembre, quien expresó su alegría por el establecimiento del Grupo de Trabajo Conjunto, deseándole éxito en su misión.

 

 

06/12/2017-15:07
Rosa Die Alcolea

Tierra Santa: "Es la tierra por excelencia del diálogo entre Dios y la humanidad"

(ZENIT — 6 Dic 2017).- "Para nosotros, los cristianos —ha señalado el Papa Francisco—la Tierra Santa es la tierra por excelencia del diálogo entre Dios y la humanidad".

"Un diálogo culminado en Nazaret entre el ángel Gabriel y la Virgen María, un evento al que también se refiere el Corán", ha explicado el Santo Padre.

"Si para la Iglesia Católica es siempre una alegría construir puentes de diálogo con comunidades, personas y organizaciones, ciertamente es una alegría especial hacerlo con personalidades religiosas e intelectuales palestinas", ha expresado Francisco.

Esta mañana, a las 9 horas, en la sala adyacente al Aula Pablo VI el Santo Padre ha recibido en audiencia a los participantes en la reunión del Comité Permanente de Diálogo con personalidades religiosas de Palestina, organizado por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. La delegación palestina estaba formada por Mahmoud Al-Habbash, Ziad Al-Bandak, Adman Al-Husseini, Isaa Kassinieh, y por Ammar Al-Nisous.

Además de los miembros de la delegación palestina también estaba presente la embajadora del Estado de Palestina en Italia, May Al-Kaila. Por parte del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso participaron en la audiencia el cardenal Jean-Louis Tauran, Mons. Miguel Ayuso y Mons. Khaled Akasheh.

RD

Publicamos a continuación el texto del discurso que el Santo Padre ha dirigido a los presntes durante el encuentro.

 

Discurso del Papa Francisco

Distinguidos señores y señoras:

Me complace recibir a su delegación, invitada por el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, venida al Vaticano para explorar los caminos para instituir un Grupo de trabajo permanente de diálogo entre ese dicasterio y la Comisión Palestina de Diálogo Interreligioso.

Si para la Iglesia Católica es siempre una alegría construir puentes de diálogo con comunidades, personas y organizaciones, ciertamente es una alegría especial hacerlo con personalidades religiosas e intelectuales palestinas.

Para nosotros, los cristianos, la Tierra Santa es la tierra por excelencia del diálogo entre Dios y la humanidad. Un diálogo culminado en Nazaret entre el ángel Gabriel y la Virgen María, un evento al que también se refiere el Corán.

El diálogo continúa después de manera singular entre Jesús y su pueblo en representación de toda la humanidad. De hecho, Jesús es la Palabra de Dios y su hablar con hombres y mujeres es, para retomar las palabras de un exponente musulmán, "el diálogo de Dios con la humanidad".

El diálogo se instaura en todos los niveles: con uno mismo, a través de la reflexión y la oración, en la familia, en la comunidad religiosa, entre las diferentes comunidades religiosas y también con la sociedad civil. Su condición principal es el respeto mutuo y, al mismo tiempo, la aspiración a consolidar este respeto con el fin de reconocer a todas las personas, estén donde estén, sus derechos. Del diálogo surge un mayor conocimiento mutuo, una mayor estima mutua y una colaboración para el logro del bien común y para una acción sinérgica hacia los necesitados, brindándoles toda la asistencia necesaria.

Espero que sus consultas desemboquen en la creación de un espacio de diálogo sincero a favor de todas las componentes de la sociedad palestina, en particular de la cristiana, dada su exigua consistencia numérica y los desafíos a los que está llamada a responder, especialmente en lo que respecta a la emigración.

Soy consciente de la atención que las Autoridades del Estado de Palestina, en particular el Presidente Mahmoud Abbas, reservan a la comunidad cristiana, reconociendo su lugar y su papel en la sociedad palestina.

Invoco abundantes bendiciones sobre todos ustedes y deseo paz y prosperidad para el pueblo palestino, para Tierra Santa y para todo el Medio Oriente, tan querido para mí y para la Iglesia Católica.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

06/12/2017-08:44
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: "El ambiente político se caldea"

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Administrador Apostólico de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

En la medida en que avanzamos hacia las elecciones federales, estatales y municipales del 1 de julio de 2018, se van aclarando los panoramas, se van definiendo las candidaturas, se consolidan las alianzas, se presentan varias alternativas. Sin embargo, muchos ciudadanos se sienten desconcertados, porque no saben por quién inclinarse. Nos abruman y nos saturan con tal cantidad de anuncios partidistas, que llegan a causar repulsión, rechazo, fastidio, cansancio y desconfianza. Pareciera que la verdad y el bien dependen de la astucia para difundir propaganda a favor de determinada opción, y no tanto de las propuestas, o de la calidad de las personas. Y lo peor: es la fuerza del dinero la que se impone. Quien tiene más recursos económicos, puede pagar más espacios publicitarios en los medios comunes y en las redes sociales. Hay quienes fincan sus esperanzas de triunfo en regalar dinero a los pueblos pobres, que no fácilmente vencen la tentación de apoyar a quien les obsequia más cosas, o les promete lo que es difícil cumplir. Hasta la fecha, tenemos problemas en varias partes, porque los ciudadanos no han recibido lo que, en campañas pasadas, les prometieron. Y aún más lamentable es que hay quienes aspiran a un puesto público y se cuelgan del que parece que va a ganar. No lo hacen por opción de servicio, ni por convicción partidista, sino por asegurar un sueldo en el sexenio venidero. Esto es degradar la política a una inversión económica.

En un mensaje que recibí en un programa de radio, alguien me dijo: "Aquí en USA, nos dijeron que si votábamos por Hillary Clinton, la cual apoya el aborto y quería dar dinero de nuestros impuestos para tales asesinatos, seríamos cómplices del pecado. Usted puede hacer lo mismo: abrir los ojos con los candidatos que hay en estos momentos en México". Le respondí que yo ni puedo ni quiero hacer campaña a favor o en contra de candidatos o partidos. Es la ciudadanía la que debe madurar y discernir, para saber qué persona es la más digna de crédito, tanto por sus propuestas, como sobre todo por su personalidad, su experiencia, su honradez y coherencia, sus criterios y comportamientos, su capacidad de integrar y crear puentes de colaboración. A nosotros, como pastores de la comunidad creyente, nos toca ofrecer algunos principios orientadores, pero nunca casarnos con una opción partidista, pues los partidos, como lo dice su nombre, parten, dividen, confrontan; y la Iglesia convoca a la unidad, que no es uniformidad; a la armonía, no al pleito y las divisiones; al respeto mutuo, no a las ofensas y descalificaciones; al amor a los pobres, no a usar el poder para oprimir y excluir. Son los principios del Evangelio.

 

PENSAR

El Papa Francisco, hablando sobre algunos principios para el futuro de Europa, dijo algo que viene muy bien para los momentos que estamos viviendo en el país:

"Favorecer el diálogo -cualquier diálogo- es una responsabilidad fundamental de la política; pero, lamentablemente, se nota demasiado a menudo cómo ésta se transforma más bien en un lugar de choque entre fuerzas opuestas. Los gritos de las reivindicaciones sustituyen a la voz del diálogo. Desde varios lugares se tiene la sensación de que el bien común ya no es el objetivo primario a perseguir, y ese desinterés lo perciben muchos ciudadanos. Encuentran así terreno fértil en muchos países las formaciones extremistas y populistas, que hacen de la protesta el corazón de su mensaje político, sin ofrecer un proyecto político como alternativa constructiva. El diálogo viene sustituido por una contraposición estéril, que puede también poner en peligro la convivencia civil, o por una hegemonía del poder político que enjaula e impide una verdadera vida democrática. En un caso se destruyen puentes, y en el otro se construyen muros.

Los cristianos están llamados a favorecer el diálogo político, especialmente allí donde está amenazado y prevalece el enfrentamiento. Los cristianos están llamados a dar nueva dignidad a la política, entendida como máximo servicio al bien común y no como una ocupación de poder. Esto requiere también una adecuada formación, porque la política no es el arte de la improvisación, sino una alta expresión de abnegación y entrega personal en beneficio de la comunidad. Ser líder exige estudio, preparación y experiencia" (18-X-2017).

 

ACTUAR

Analicemos opciones partidistas, pero que nadie se deje comprar por el dinero, por los regalos, por las promesas, por la publicidad. Sepamos discernir y decidir pensando en el bien del pueblo, sobre todo de los pobres y excluidos. Importa el país, no el interés egoísta.

 

 

06/12/2017-08:08
Isabel Orellana Vilches

Santa María Josefa Rosselló, 7 de diciembre

«Esta fundadora fue un apóstol infatigable, una maestra de la misericordia y de la ternura. Luchó por su vocación y venció toda contrariedad. Emprendió grandes obras, entre otras un seminario para fomento de vocaciones al sacerdocio»

La vida santa muestra a cada paso que la llamada a la vocación es una invitación divina cuya respuesta tiene carácter irreversible, a pesar de los contratiempos y dificultades que se presenten. El amor, tanto el humano como el divino, cuando está fuertemente afianzado no hay quien lo derroque. María Josefa, que no tuvo una fácil existencia, perseveró en su religioso empeño alimentando sin descanso su más alto ideal: alcanzar la unión plena con la Santísima Trinidad. Dócil a la voluntad divina, a su tiempo halló el camino que debía seguir.

Era la cuarta de diez hermanos, y nació en la localidad italiana de Albisola Marina, Savona, el 27 de mayo de 1811. Sus padres, humildes alfareros, no disponían de recursos económicos y fueron sacando adelante a sus hijos en medio de múltiples carencias, sin descuidar la fe. Benita, nombre que dieron a la futura santa, era una niña despierta, con empuje, buena trabajadora. De ahí que la madre se apoyase en ella para cuidar al resto de los hijos que iban llegando. Cristo y la Virgen María eran el sostén de la muchacha que ya en su juventud se afilió a la Orden Terciaria Franciscana. En ese tiempo, el anhelo de ser santa latía en lo más íntimo de su ser, pensaba consagrar su vida, pero la escasez económica de la familia le imponía la responsabilidad de ayudarles.

Durante siete años sirvió en el hogar de los Monleone, una acomodada familia de Savona, atendiendo a un paralítico con tanta delicadeza y abnegación que se ganó el cariño y la confianza de todos. Al enviudar la señora Monleone le abrió su corazón haciéndole saber que si permanecía junto a ella heredaría su fortuna. Pero como Benita tenía otras inquietudes, rehusó la oferta y acudió al Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de las Nieves con la idea de compartir su vida con ellas, sabiendo que su carisma era la atención a los pobres por los que sentía dilección. Pero no poseía la dote requerida y la rechazaron. Fue una respuesta dolorosa para ella que anhelaba la oración y el silencio, aunque su confesor, que conocía su creatividad y dotes de iniciativa, consideraba que su futuro debía ser otro.

En años sucesivos se añadieron nuevos sufrimientos a su vida: perdió a sus padres, a un hermano y a una hermana. Con estas circunstancias, el sostenimiento de su familia fue mucho más acuciante para ella superando con creces la preocupación que tuvo por este motivo en vida de sus progenitores. Sus proyectos quedaron maniatados hasta los 27 años. A esta edad supo que la intención del prelado Agustín de Marí era impulsar una acción apostólica para ayudar a jóvenes pobres librándolas de una vida disoluta, y se ofreció para ayudarle. Junto a tres de ellas dispuestas a vincularse a esta labor en la casa que les proporcionó el obispo, en 1837 fundó la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, que también tenía entre sus prioridades la asistencia a los enfermos. Uno de los dictámenes que estableció fue erradicar la dote como requisito para ingresar en ella.

Profesó en octubre de ese año y tomó el nombre de María Josefa. Desempeñó las misiones de maestra de novicias, vicaria y ecónoma. En 1839 fue elegida superiora general de forma unánime, cargo que ostentó cerca de cuarenta años, un periodo de gran fecundidad para el Instituto que comenzó a expandirse. En 1856 añadió a sus fines el rescate de esclavos africanos, y con la ayuda de dos sacerdotes, que compraban o «robaban» a muchachas negras, pudieron auxiliar a muchas de las que habían llevado vida descarriada, educándolas e insertándolas en la sociedad. En 1869 abordó una delicada misión creando un seminario para fomento de vocaciones al sacerdocio, dedicado a aspirantes pobres, fundación que le acarreó numerosos sinsabores. Fue pionera en el establecimiento de escuelas populares gratuitas. Otra de las obras que forjó, y que se materializó tras su muerte, fue la Casa de las Penitentes para jóvenes que habían caído en las redes de la prostitución. En 1875 envió un nutrido grupo de religiosas a fundar Argentina. Mientras, seguía abriendo casas en Italia.

El lema que transmitió a sus hijas, fue: «Tu corazón a Dios y tus manos al trabajo». Tenía claro que la santidad se alcanza realizando «exactamente» los «deberes diarios» . Y en ella, estos «deberes», además de atender su alta misión, fueron las tareas domésticas: lavar, barrer, etc., y cuidar enfermos atendiendo especialmente a los que padecían enfermedades desagradables. Siempre confió en la Providencia y encomendó lo que hacía a la Virgen María y a san José. Con inquebrantable fe encaró las dificultades económicas solventadas con la copiosa herencia que le dejó al morir la señora Monleone, legado que le permitió abrir otras nuevas fundaciones. Los últimos años de su vida, llena de enfermedades se enfrentó a los escrúpulos que le sobrevinieron infundiéndole el temor de su condena. Se dijo: «Amemos a Jesús. Lo más importante es amar a Dios y salvar el alma».

Murió el 7 de diciembre de 1880. Pío XII la canonizó el 12 de junio de 1949.