Editorial

 

Envejecimiento y desvinculación

 

 

20/12/2017 | por ForumLibertas


 

 

La Universidad de Harvard ha llevado a cabo un estudio sobre la salud, realmente extraordinario por la amplitud del número de años observados. Se inició nada menos que en 1938 y comenzó analizando la salud de 268 estudiantes de segundo año que, con el paso del tiempo se ampliaron y se ramificaron. Es uno de los estudios más largos del mundo sobre la vida adulta, y los investigadores han recopilado una gran cantidad de datos sobre su salud física y mental. Se trata del Harvard Study of Adult Development, almost 80 years old, has proved that embracing community helps us live longer, and be happier, y aborda algo tan decisivo como los problemas del envejecimiento.

Los científicos ampliaron sus investigaciones para incluir a los descendientes de los hombres, que ahora suman 1.300 y tienen entre 50 y 60 años, para descubrir cómo, con el tiempo, las experiencias de la vida temprana afectan a la salud y al envejecimiento. Durante las décadas intermedias, los grupos de control se han expandido. En la década de 1970, 456 residentes del centro de Boston fueron alistados como parte del Estudio

Las conclusiones son muy evidentes, y mientras para unos en realidad no expresan nada que no creyeran o intuyeran, otros prefieren relegarlo insensatamente en el olvido, porque cuestiona de manera radical el modelo cultural y social que impera.

Los investigadores han estudiado las trayectorias de salud de los participantes y sus vidas, incluidos sus triunfos y fracasos en las carreras y el matrimonio. La conclusión ha sido que nuestras relaciones y lo felices que somos en ellas tienen una poderosa influencia en la salud. Son tan importantes como cuidar al cuerpo. Son las relaciones más próximas las que aportan felicidad y salud, más que el dinero o la fama. Esos vínculos protegen a las personas de los descontentos de la vida, ayudan a retrasar el deterioro mental y físico y son mejores predictores de vidas largas y felices que la clase social, el cociente intelectual o incluso los genes. Ese hallazgo resultó ser cierto en todos los ámbitos. Varios estudios encontraron que el nivel de satisfacción de las personas con sus relaciones a los 50 años era un mejor predictor de la salud física que sus niveles de colesterol. Las personas que fueron las más satisfechas en sus relaciones a los 50 años fueron las más saludables a los 80.

La satisfacción matrimonial tiene un efecto protector sobre la salud mental de las personas. Parte de un estudio encontró que las personas que tenían matrimonios felices, a sus 80 años informaron que sus estados de ánimo no sufrieron incluso en los días en que tenían más dolor físico. Aquellos que tuvieron matrimonios infelices sintieron dolor emocional y físico.  En parte de un estudio reciente, los investigadores encontraron que las mujeres que se sentían firmemente unidas a sus parejas estaban menos deprimidas y más felices en sus relaciones, y también tenían mejores funciones de memoria que aquellas con frecuentes conflictos maritales.

Quienes mantuvieron relaciones cálidas vivieron más tiempo y más felices. “La soledad mata”. “Es tan poderosa como fumar o el alcoholismo”.

También aquellos que vivieron más tiempo y disfrutaron de buena salud evitaron fumar y beber alcohol en exceso. Quienes contaban con un fuerte apoyo social experimentaron menos deterioro mental a medida que envejecían.

Pero ¿qué significa tener buenas relaciones? No se trata de imaginar un campo de rosas, sino más bien el amor que se verifica en la compañía y el compromiso mutuo: “esas buenas relaciones no tienen que ser fluidas todo el tiempo. Algunas de nuestras parejas octogenarias podían discutir entre ellas día tras día, pero siempre y cuando sintieran que realmente podían contar con la otra cuando las cosas se ponían difíciles, esos argumentos no afectaban sus recuerdos“. Su nombre es fidelidad; el tipo de vínculo básico de toda pareja

Los investigadores advierten además sobre la importancia del vínculo desde la infancia porque el envejecimiento es un proceso continuo que se inicia con el nacimiento. Cuidarse bien a una edad temprana puede establecer un mejor curso para el envejecimiento.  Y ese cuidarse se concreta en seis factores (1) Actividad física, (2) Ausencia de abuso de alcohol (3) Tabaco (4) Mecanismos maduros para enfrentar los altibajos de la vida, donde los vínculos y el sistema de valores cobra una singular importancia (5) Disfrutar de un peso saludable (6) Un matrimonio estable. Además, para los hombres la educación era un factor adicional.

Cuantos más factores de estos seis se reunían, mejores eran las probabilidades de que tuvieran vidas más largas y felices

Y contradiciendo el tópico determinista, la genética resultó ser menos importante para la longevidad que el nivel de satisfacción con las relaciones en la mediana edad, ahora reconocido como un buen predictor del envejecimiento saludable.  También contradice otra forma de predestinación, dado que el estudio mostró que se puede cambiar para bien, y que una mala trayectoria hasta los treinta años puede ser recuperada y disfrutar de una buena vejez con un cambió a tiempo. Y a la inversa, el alcoholismo y la depresión podrían llevar a las personas que comenzaron su vida de manera triunfadora o alegre, a dejarlas destruidas al final de sus vidas.

Lo que nos dice el estudio sin pretenderlo es algo que no está lejos del trasfondo que señala la ley natural:  La importancia de la comunidad y el vínculo; del compromiso y del cuidar, que son su fundamento. Del matrimonio estable, y la capacidad de vivir juntos, cuidarse y atenderse. También de los valores y virtudes que permiten los buenos hábitos, la moderación en el vivir, la templanza en términos de virtud conocida. Y todo ello nos conduce al sistema de vida que hoy lo hace posible, y que fundamentalmente, sin pretensión exclusiva, pero si en lo que atañe a los que son grandes mayorías, no es otro que el cristianismo.

Una vez más, los análisis empíricos nos muestran que la sociedad desvinculada y la ideología que promueve es la causa fundamental del malestar social y personal, al tiempo que nos señala el camino de la vida buena.