Servicio diario - 07 de enero de 2018


 

La Transmisión de la fe se hace “en el dialecto de la familia”
Raquel Anillo

Ángelus: el Bautismo, día de fiesta, gran perdón
Raquel Anillo

El Papa confía a los cristianos “Deberes para hacer en casa”
Raquel Anillo

San Lorenzo Giustiniani, 8 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

07/01/2018-17:25
Raquel Anillo

La Transmisión de la fe se hace "en el dialecto de la familia"

(ZENIT — 7 enero 2018).- "La transmisión de la fe solo se puede hacer "en dialecto", en el dialecto de la familia, en el dialecto del padre y de la madre, del abuelo y de la abuela....si en casa no se habla esta lengua del amor entre los padres, la transmisión no es fácil, no se podrá hacer. "Es lo que afirma el Papa Francisco celebrando el bautismo de 34 recién nacidos, 16 niños y 18 niñas — de los cuales, dos pares de gemelos — este 7 de enero de 2018.

Como es tradición en el día de la fiesta litúrgica del Bautismo del Señor, el Papa ha bautizado a los niños de los empleados del Vaticano, en la Capilla Sixtina del palacio apostólico. Bromeando sobre el "concierto" de los bebés llorando, el Papa ha asegurado a los padres: es "la lengua que agrada tanto a Jesús". "Si tienen hambre, ha animado, dadles de mamar, sin miedo, dadles de comer, porque esto también es un lenguaje de amor".

Esta es nuestra traducción completa de la homilía que el Papa ha pronunciado de la abundancia de su corazón.

A.K.

 

Homilía del Papa Francisco

Queridos padres, vosotros traéis a vuestros niños al Bautismo, es el primer paso del deber que tenéis, el deber de la transmisión de la fe. Pero tenemos necesidad del Espíritu Santo para transmitir la fe, solos no podemos. Poder transmitir la fe es una gracia del Espíritu Santo, la posibilidad de transmitirla; y es por esto que traéis a vuestros hijos, para que reciban el Espíritu Santo, que reciban la Trinidad — el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo — que habitará en sus corazones.

Quisiera deciros solo una cosa, que os concierne: la transmisión de la fe solo se puede hacer "en dialecto", en el dialecto de la familia, en el dialecto del papá y de la mamá, del abuelo y de la abuela. Después los catequistas desarrollarán esta transmisión, con ideas, con explicaciones....Pero no os olvidéis: se hace" en dialecto", y si falta el dialecto, si en casa no se habla este lenguaje del amor entre los padres, la transmisión no es fácil, no podrá hacerse. No lo olvidéis. Vuestro deber es transmitir la fe pero hacerlo por el dialecto del amor en vuestro hogar, de la familia.

Ellos también [los niños] tienen su "dialecto", que nos hacen entender ¡Ahora están todos en silencio, pero es suficiente que uno de ellos dé tono y toda la orquesta seguirá! ¡El dialecto de los niños! Y Jesús nos aconseja que seamos como ellos, que hablemos como ellos. No debemos olvidar esta lengua de los niños, que hablan como ellos pueden, pero es el lenguaje que le gusta tanto a Jesús. Y en vuestras oraciones, sed sencillos como ellos, decid a Jesús lo que os viene al corazón como lo hacen ellos. Hoy lo dirán llorando, si, como lo hacen los niños. El dialecto de los padres que es el amor para transmitir la fe, y el dialecto de los niños que debe ser acogido por los padres para crecer en la fe. Ahora vamos a continuar la ceremonia; y si comienzan a hacer un concierto es porque no están instalados confortablemente, o que tienen mucho calor, o no se sienten a gusto, o que tienen hambre....Si tienen hambre, amamantadlos, sin miedo, dadles de comer, porque este también, es un lenguaje de amor.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

07/01/2018-15:50
Raquel Anillo

Ángelus: el Bautismo, día de fiesta, gran perdón

(ZENIT — 7 enero, 2018).- El Papa Francisco aconseja al cristiano que tenga en cuenta su fecha bautismal, "porque es una fecha de fiesta, es la fecha de nuestra santificación inicial, es la fecha en que el Padre nos ha dado el Espíritu Santo que nos impulsa a caminar, es la fecha del gran perdón".

En la celebración del Ángelus en la Plaza San Pedro, este 7 de enero de 2018, en presencia de unas 20.000 personas, el Papa, ha preguntado, "¿Conocéis la fecha de vuestro bautismo?", si no conocéis la fecha, o bien la habéis olvidado, cuando volváis a casa, preguntad a vuestra madre, abuela, tío, tía, abuelo, madrina, etc."

Con motivo de la fiesta del bautismo del Señor, celebrada este domingo en el Vaticano, ha deseado "que todos los cristianos puedan entender cada vez más el don del Bautismo y comprometerse a vivirlo con coherencia".

Esta es nuestra traducción íntegra de las palabras del Papa antes de la oración mariana.

A.K

 

Palabras del Papa antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Con la fiesta de hoy del Bautismo del Señor, concluye el tiempo de Navidad y nos invita a pensar en nuestro bautismo, Jesús ha querido recibir el bautismo predicado y administrado por Juan Bautista en el rio Jordán. Se trataba de un bautismo de penitencia, los que se acercaban experimentaban el deseo de ser purificados de sus pecados y con la ayuda de Dios se comprometían a iniciar una vida nueva.

Entendemos ahora la gran humildad de Jesús, aquél que no tenía pecado se puso en fila con los penitentes, mezclado entre ellos para ser bautizado en las aguas del rio, haciendo así, Él ha manifestado lo que hemos celebrado en la Navidad: la disponibilidad de Jesús a sumergirse en el rio de la humanidad, para asumir sobre sí las faltas y las debilidades de los hombres, para compartir su deseo de liberación y de superación de todo lo que aleja de Dios y nos hace extraños a los hermanos. Como en Belén, también a lo largo de la orilla del Jordán, Dios mantiene la promesa de hacerse cargo de la suerte del ser humano, y Jesús es el signo tangible y definitivo. Él se ha hecho cargo de todos nosotros, se hace cargo en la vida, en las jornadas.

El evangelio de hoy subraya que Jesús, "saliendo del agua ve abrirse los cielos y al Espíritu descender sobre él como una paloma" (Mc 1:10). El Espíritu Santo que había obrado desde el comienzo de la creación y había guiado a Moisés y al pueblo en el desierto, ahora desciende en plenitud sobre Jesús, para darle la fuerza de cumplir su misión en el mundo.

Es el Espíritu el artífice del bautismo de Jesús y también de nuestro bautismo. Es el Espíritu el que abre los ojos del corazón a la verdad, toda la verdad. Es el Espíritu el que mueve nuestra vida en el camino de la caridad. Es el Espíritu el don que el Padre ha dado a cada uno de nosotros en el día de nuestro bautismo. El Espíritu nos transmite la ternura del perdón divino. Es también el Espíritu, el que nos hace resonar la Palabra reveladora del Padre: "Tú eres mi Hijo muy amado" (v.11).

La fiesta del bautismo de Jesús invita a cada cristiano a recordar su bautismo. No os puedo hacer la pregunta de cuándo fuisteis bautizados porque la mayoría erais pequeños, niños cuando fuisteis bautizados, pero os hago otra pregunta: ¿Sabes el día de tu bautismo? ¿Conoces qué día fuisteis bautizados?, que cada uno piense. Y si no conocéis la fecha o la habéis olvidado, cuando volváis a casa, preguntad a vuestra madre o al abuelo, la abuela, padrino o madrina... y esa fecha tenemos que tenerla en la memoria, porque es una fecha de fiesta, de nuestra santificación inicial, en la cual el Padre nos ha dado el Espíritu Santo que nos empuja a caminar, es la fiesta del gran perdón, no os olvidéis: cuál es el día de mi bautismo!.

Invocamos la materna protección de María Santísima para que todos los cristianos puedan comprender siempre más el don del bautismo, y comprometerse a vivirlo con coherencia, dando testimonio del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

© Traducción de Zenit, Raquel Anillo

 

 

07/01/2018-16:17
Raquel Anillo

El Papa confía a los cristianos "Deberes para hacer en casa"

(ZENIT — 7 enero 2018).- El Papa Francisco ha confiado a los cristianos "Deberes para casa", en el Ángelus de este 7 de enero de 2018: Informarse sobre la fecha de su bautismo.

En esta oración mariana en el día de la fiesta litúrgica del Bautismo del Señor, el Papa en efecto ha invitado a celebrar su bautismo, día de fiesta y de gran perdón.

No es la primera vez que el Papa manda deberes a los peregrinos del Ángelus o e la Audiencia General.

A.K

 

Palabras del Papa después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Saludo a todos, fieles de Roma y peregrinos de Italia y de diversos países. Saludo en particular a los fieles provenientes de Corea del Sur y a los de Biella.

También este año en la fiesta del Bautismo de Jesús, he tenido la alegría de bautizar a algunos niños. Treinta y cuatro. Sobre estos y sobre todos los niños que han sido bautizados recientemente, invoco la protección maternal de la Madre de Dios, para que, con la ayuda del ejemplo de los padres, de los padrinos,y de las madrinas, crezcan como discípulos del Señor.

A todos, os deseo un buen domingo y un buen camino en el año recientemente iniciado, gracias a la luz que nos ha dado Jesús en su nacimiento, no os olvidéis de la tarea que os he dado para casa, ¿Cuál es fecha en que fui bautizado?. Por favor, no os olvidéis orar por mí. Buen almuerzo y hasta la próxima.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

07/01/2018-08:00
Isabel Orellana Vilches

San Lorenzo Giustiniani, 8 de enero

«Patriarca de Venecia, modélico Pastor de la Iglesia que dio un constante ejemplo de piedad y de caridad. Aunque pertenecía a la nobleza, no dudó en hacerse pobre con los pobres. Fue gran orador y confesor»

Juan )0011, que fue patriarca de Venecia al igual que Lorenzo, tomó a éste como ejemplo de buen gobierno y modelo para su pontificado. Nació en Venecia, Italia, el 1 de julio de 1381 al inicio del Renacimiento. Sus padres pertenecían a la nobleza. Bernardo, su progenitor, falleció siendo Lorenzo un niño, y su madre se ocupó de la educación de él y de sus hermanos. Muy bien lo hizo Querina, llenando el acontecer de sus hijos con sumas muestras de piedad. En Lorenzo vio plasmados signos preclaros de virtud que eran ya atisbos de la santidad a la que tempranamente se sintió llamado. Con todo, la buena madre pensó en casarlo convenientemente, aunque los planes de Lorenzo eran diametralmente opuestos.

Alrededor de sus 20 años perseguía con celo todo lo que condujera a la ciencia y al amor de Dios. Había sido María quien, en una aparición, cuando aún no se habían disipado las glorias de este mundo con las que Lorenzo soñó, le abordó con estas palabras: «¡Oh joven amable, ¿por qué derramas tu corazón en tantas cosas inútiles? Lo que buscas tan desatinadamente te lo prometo yo si quieres tomarme por esposa». Pregúntola por su nombre y por su alcurnia, y ella me dijo que era la sabiduría de Dios. Le di mi palabra sin vacilación alguna, y, después de abrazarnos, desapareció». Gran penitente se caracterizaba por sus severas mortificaciones efectuadas en un estado de oración continua, al punto que su madre temía por su salud. Lorenzo se trasladó a san Giorgio in Alga, donde un tío suyo era canónigo, y sus sabios consejos le dieron luz para discernir entre la oferta del mundo y su renuncia al mismo por amor a Dios. Afrontó valientemente la propuesta que le hizo su pariente de sopesar ambas opciones:

«¿Tengo el valor de despreciar estos deleites para aceptar una vida de penitencia y mortificación?». Mirando al crucifijo, no tuvo dudas: «Tú, ¡oh Señor! eres mi esperanza. En Ti encontraré el árbol de la fortaleza y el consuelo».

«Veo que los mártires caminaron al cielo derramando la sangre y los confesores macerando la carne; no encuentro más caminos».

En Alga tuvo la fortuna de hallar a otros jóvenes, pertenecientes también a la nobleza, con los que compartió sus ideales y forma ejemplar de vida. Uno de ellos sería el futuro pontífice Eugenio IV. En 1404 fundaron la Congregación de san Giorgio de canónigos seculares. El joven, nacido en buena cuna, tomó el hatillo y se dispuso a recorrer de punta a punta la ciudad, pidiendo limosna para los pobres, sin excluir las puertas de su casa materna. No hubiera podido ser distinguido fácilmente porque su atuendo era el de un pobre casi harapiento. Cuando la persona que le acompañaba quería eludir los lugares principales para pasar desapercibidos, Lorenzo le decía: «Caminemos
valientemente. Nada adelantamos con renunciar al mundo de palabra si no le despreciamos también con los hechos. Llevemos el saco como una cruz, y triunfemos así de nuestro enemigo».

Puso todo su esfuerzo en derrocar sus hábitos como el de la autojustificación y disculpa cuando era reconvenido por algo que juzgaba injusto; para ello se mordía los labios, hasta que venció su tendencia. Sería modélico también por su humildad. Fue un gran predicador y confesor. Entre otros favores, como el éxtasis, recibió el don de lágrimas que no podía contener cuando oficiaba la Santa Misa. Sabedor de sus virtudes, Gregorio XII le encomendó el priorato de san Agustín de Vicenza a cuyo frente estuvo hasta 1409 fecha en la que fue elegido prior de la Congregación que había fundado. En 1423 dio heroico testimonio prestando auxilio y consuelo a los damnificados por la epidemia de peste. Al año siguiente fue designado general de su Orden.

En 1443 fue nombrado arzobispo de Castello por el papa Eugenio IV y continuó dando ejemplo de piedad y de caridad, asistiendo de forma particular a los pobres, amén de emprender una fecunda reforma. En 1451 Nicolás V lo nombró patriarca de Venecia (a su pesar, porque hubiese deseado no ejercer un cargo para el que no se sentía dotado) y en su ejercicio pastoral prosiguió con la misma característica: austeridad de vida sellada por la caridad, paciencia, sabiduría y celo apostólico. Ni se arredró por las acusaciones y críticas que recibió, ni aceptó halagos de ningún tipo. La gente en masa iba a escucharle, a pedirle consejo, y él dispensaba a manos llenas bienes materiales (particularmente en especies, para que no malgastaran el dinero), y espirituales.

Fueron años intensos de oración, trabajo y estudio. Escribió diversos tratados de ascesis, el último «Los grados de perfección» cuando tenía 74 años. Al concluirlo le asaltó una grave enfermedad, y se negó a admitir un trato especial: «¿Disponéis ese lecho de plumas para mí?», preguntó. Ante la obvia respuesta de sus seres cercanos, replicó: «¡No! Eso no debe ser así ... Mi Señor fue recostado sobre un madero duro y basto. ¿No recordáis que san Martín, en sus últimos momentos, afirmó que un cristiano debe morir envuelto en telas burdas y sobre un lecho de cenizas?». Y tendido sobre un jergón de paja, bendijo a la multitud que se acercó a visitarle. Falleció el 8 de enero de 1456. Fue canonizado por Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690.