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P. Fornos: luchar concretamente contra la corrupción en lo cotidiano

 

El P. Frédéric Fornos SJ, Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa explica la intención de oración del Pontífice en El Video del Papa, co-producido este mes en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

 

 

07 febrero 2018, 16:21


 

 

¿Vieron ya El Video del Papa contra la corrupción? El Papa denuncia los males de la corrupción y del crimen organizado: “Debemos hablar de ella, denunciar sus males, comprenderla para poder mostrar la voluntad de hacer valer la misericordia sobre la mezquindad, la belleza sobre la nada”. En otras palabras: “La corrupción no se combate con el silencio”. Palabras e imágenes fuertes de El Video del Papa. Una invitación este mes a abrir los ojos, a rezar y movilizarnos contra esta “plaga” y “cáncer” en la sociedad y en la Iglesia.

Es por eso que el Papa consagra todo un mes de oración a este desafío de la humanidad y de la misión de la Iglesia.

Este mes, El Video del Papa es una co-creación entre la Red Mundial de Oración del Papa y el Dicastero para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Con el Cardenal Turkson hicimos una conferencia de prensa el jueves 1° de febrero para presentarlo. El Video del Papa contra la corrupción se suma a varias acciones del Dicasterio, por ejemplo la publicación del libro Corrosione, del cardenal Turkson con Vittorio V. Alberti y prologado por el Papa Francisco. Este sábado 3 de febrero, hubo también un debate sobre la corrupción en Scampia, Napolés. El Cardinal Peter Turkson, Prefecto del Dicastero, en la Conferencia de prensa, clarificó algo muy importante: “El Papa va más allá de la mera denuncia, para confiar este desafío de la humanidad en las manos del Señor, pidiéndole la gracia de vencer el mal que más sufren los pobres” Y prosiguió: “Es una exhortación para que toda la Iglesia universal ore con él para que la humanidad encuentre la fuerza de luchar contra la corrupción en la vida, en la Iglesia y en la sociedad"

Hay que luchar concretamente contra la corrupción allí donde estamos, y rezar por las personas que tienen “poder material, político o espiritual” para que “no se dejen dominar por la corrupción”, pero sin pensar que esta tentación sólo sucede a las personas que tienen altos cargos. En mucho más insidioso, la corrupción se adentra en las relaciones más cotidianas.

“¿Qué es lo que está en el origen de la explotación del hombre sobre otro hombre? ¿Qué hay en el origen de la degradación y de la falta de desarrollo? ¿Qué hay en el origen de la trata de personas, de las armas, de las drogas? ¿Qué en el origen de la injusticia social (…) de la esclavitud, del desempleo, del abandono de la ciudad, de los bienes comunes y la naturaleza?” pregunta el Cardinal Turkson en el libro intitulado “Corrosión”.

«Nuestra corrupción – dice el Papa Francisco – es la mundanidad espiritual, la tibieza, la hipocresía, el triunfalismo, el hacer prevalecer sólo el espíritu del mundo en nuestras vidas, el sentido de la indiferencia”. “Pecadores sí, corruptos no” decía el Papa en una homilía en Santa Marta (11 noviembre 2013). “Donde hay engaño no está el Espíritu de Dios. Ésta es la diferencia entre pecador y corrupto”.

“ Porque sabemos que esta lucha contra la peste de la corrupción, es insidiosa y difícil en nuestras vidas, en la sociedad y en la Iglesia, tenemos que pedir la ayuda del Señor ”

Por eso rezamos para recibir la fuerza de arriba, para que el Espíritu del Señor venga a apoyar las personas que luchan contra la corrupción para que no se dejen dominar por ella, para que no encuentre en nosotros la más mínima connivencia.

Por eso rezamos. No son únicamente palabras. Muchas veces olvidamos la importancia de la oración porque no vemos resultados inmediatos. En realidad la oración tiene una gran fecundidad. Sin la oración, la misión de la Iglesia sería imposible. Por eso el Papa Francisco tantas veces pide rezar por él, por el mundo, por los otros, por eso nos confía sus intenciones de oración. La fecundidad de la oración no se ve inmediatamente, pero es como la semilla en la tierra, su fecundidad es inmensa, y primero en nuestras vidas: 30 por 1, 60 por 1, 100 por 1, como dice el Evangelio.

Recemos pues “para que aquellos que tienen un poder material, político o espiritual no se dejen dominar por la corrupción”.