Servicio diario - 04 de marzo de 2018


 

Ángelus "Un grave peligro"
Raquel Anillo

Finanzas: El Vaticano abre el proceso de dos antiguos responsables
Anita Bourdin

Comisión para América Latina: "La mujer, pilar de la edificación de la Iglesia y de la sociedad"
Anita Bourdin

San Juan José de la Cruz, 5 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

 

04/03/2018-16:26
Raquel Anillo

Ángelus "Un grave peligro"

(ZENIT — 4 marzo de 2017).- "Jesús ha utilizado esta vez maneras fuertes' para librarnos de este peligro mortal", explica el papa Francisco.

El Papa ha comentado, antes del Ángelus de este tercer domingo de Cuaresma, 4 de marzo de 2018, el Evangelio de San Juan que cuenta la purificación del Templo de Jerusalen: Jesús echó a los mercaderes del Templo.

Unas 20.000 personas estaban reunidas en la Plaza San Pedro, según las cifras de la Gendarmería del Vaticano.

Este "grave" peligro "extremo", o "mortal" dice el Papa, es "el peligro de hacer de nuestra alma, que es la morada de Dios, un lugar de mercado, viviendo en la búsqueda continua de nuestro provecho en lugar de en un amor solidario y generoso".

El Papa precisa: "Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solamente para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, para las comunidades civiles y para las sociedades. En efecto, es común la tentación de aprovecharse de las actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos.

Entendemos que el Papa tiene un ejemplo ante los ojos, con la apertura, el 15 de marzo, del juicio de dos ex funcionarios responsables del Instituto Financiero del Vaticano por malversación de fondos y blanqueo de dinero.

Después del Ángelus, el Papa ha saludado a diferentes grupos, de jóvenes italianos que se preparan para el sacramento de la Confirmación.

Esta es nuestra traducción rápida de trabajo, de las palabras pronunciadas por el Papa en italiano.

AB

 

Palabras del Papa Francisco.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy presenta, en la versión de Juan el episodio en el que Jesús echaba a los vendedores del templo de Jerusalén (Jn 2, 13-25) Él realizó este gesto ayudándose con un látigo de cuerdas, volcó las mesas y dijo: "no conviertan en un mercado la casa de mi Padre" (v. 16). Esta acción decisiva, llevada a cabo al acercarse la Pascua, suscitó gran impresión en la muchedumbre y despertó la hostilidad de las autoridades religiosas y de aquellos que se sintieron amenazados por sus intereses económicos. Pero ¿Cómo debemos interpretarlo? Ciertamente no era una reacción violenta, por lo que no provocó la intervención de los representantes del orden público, la policía. ¡No! Pero fue entendida como una acción típica de los profetas, quienes con frecuencia denunciaban en nombre de Dios, abusos y excesos. La cuestión que se planteó era la de la autoridad. De hecho, los judíos le preguntaron a Jesús ¿Qué signos nos muestras para obrar así? (v.18), es decir ¿Qué autoridad tienes para hacer esto? Como pidiéndole la demostración de que él obraba verdaderamente en nombre de Dios.

Para interpretar el gesto de Jesús para purificar la casa de Dios, sus discípulos se sirvieron de un texto bíblico tomado del Salmo 69: "El celo por tu casa me consumirá", (v.17). El salmo dice esto: "El celo por tu casa me devorará", este salmo es una invocación de ayuda en una situación de un peligro extremo a causa del odio de los enemigos: una situación que Jesús vivirá en su pasión. El celo por el Padre y por su casa lo llevará hasta la cruz, el suyo es el celo del amor que conduce al sacrificio de sí mismo, no ese falso (celo) que pretende servir a Dios mediante la violencia. En efecto, el "signo" que Jesús dará como prueba de su autoridad será precisamente su muerte y resurrección "Destruid este templo, dice, y en tres días lo levantaré" (v.19). Y el evangelista señala: "Él hablaba del templo de su cuerpo" (v.21). Con la Pascua de Jesús un culto nuevo comienza, el culto del amor, y un templo nuevo que es Él mismo.

La actitud de Jesús relatada en el pasaje evangélico de hoy, nos exhorta a vivir nuestra vida no en la búsqueda de nuestros beneficios e intereses, sino por la gloria de Dios que es el amor. Estamos llamados a tener siempre presentes estas palabras fuertes de Jesús.

"No hagáis de la casa de mi Padre un mercado" (v. 26), es muy feo cuando la Iglesia se pone en esta actitud de hacer de la casa de Dios un mercado. Estas palabras nos ayudan a rechazar el peligro de hacer de nuestra alma, que es morada de Dios, un lugar de mercado viviendo en la búsqueda continua de nuestro interés en lugar del amor generoso y solidario. Esta enseñanza de Jesús es siempre actual, no solo para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos; para las comunidades civiles y para la sociedad. En efecto, es común la tentación de aprovecharse de las actividades buenas, a veces necesarias, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos. Es un grave peligro, especialmente cuando se instrumentaliza a Dios y al culto debido a Él o al servicio al hombre y su imagen. Por eso Jesús usa a veces modos bruscos para sacudir de este peligro mortal.

Que la Virgen María nos sostenga en nuestro compromiso para hacer de la Cuaresma una buena ocasión de reconocer a Dios como el único Señor de nuestra vida, y quitando de nuestro corazón y de nuestras obras toda forma de idolatría.

 

Palabras del Papa Francisco después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo a todos, venidos de Roma, de Italia y de diferentes países, en particular a los peregrinos de las diócesis de Granada, Málaga y Córdoba en España.

Saludo a los numerosos grupos parroquiales, los fieles venidos de Spinaceto, Milán y Nápoles, lo mismo que a los jóvenes de Azzano Mella y a los confirmandos de la diócesis de Vicence, a los que animo a testimoniar con la alegría del Evangelio, sobre todo entre los suyos.

Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de orar por mi. ¡Buen provecho y hasta luego!.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

04/03/2018-18:37
Anita Bourdin

Finanzas: El Vaticano abre el proceso de dos antiguos responsables

(ZENIT — 4 marzo 2018).- El juicio de dos ex funcionarios del Instituto Financiero de la Santa Sede se abrirá el 15 de marzo de 2018 ante el Tribunal del Vaticano, anuncia el Instituto para las obras de religión (IOR)

Se trata de Angelo Caloia, 78 años, ex presidente del IOR, y del abogado Gabriele Liuzzo, 94 años, su asesor legal. Se les acusa de malversación de fondos y blanqueo de dinero durante el período 2001-2008 en el contexto de las transacciones inmobiliarias. El ex director general, Lelio Scaletti, también sospechoso, ha fallecido hoy.

Sus cuentas fueron tomadas en diciembre de 2014 se habría cedido una parte considerable de los activos inmobiliarios del Instituto (unos treinta inmuebles), embolsando los beneficios y los daños en general se han estimado en más de 50 millones de euros.

La decisión de devolución ha sido tomada después de una investigación llevada a cabo en 2014 por el Abogado Legal del Vaticano (fiscal), Gian Piero Milano, después de una queja presentada por IOR.

El instituto "ha decidido unir una acción civil al procedimiento penal, que comenzará el 15 de marzo de 2018", indica la misma fuente.

EL IOR subraya que esta nueva etapa es el resultado de su voluntad de transparencia: "esta etapa importante demuestra una vez más el compromiso significativo tomado por la dirección de IOR en el curso de los cuatro últimos años con el fin de colocar una gobernanza fuerte y transparente, conforme a las normas internacionales más rigurosas. EL IOR tiene la intención de perseguir por procedimientos judiciales civiles y penales toda actividad ilícita realizada en su detrimento, dondequiera que se haya producido y cualquiera que sea la persona que hubiera actuado".

En el Ángelus de este domingo, 4 de marzo de 2018, comentando el episodio de los vendedores expulsados del Templo de Jerusalén por Jesús, el Papa Francisco justamente ha evocado este peligro "grave", "extremo", "mortal": " el peligro de hacer de nuestra alma, que es la morada de Dios, un lugar de mercado, viviendo en la búsqueda continua de nuestro beneficio más que en un amor generoso y solidario y "la tentación de sacar provecho de actividades buenas, para cultivar intereses privados, incluso ilícitos".

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

04/03/2018-17:51
Anita Bourdin

Comisión para América Latina: "La mujer, pilar de la edificación de la Iglesia y de la sociedad"

(ZENIT — 4 marzo de 2018).- "La mujer, pilar de la edificación de la Iglesia y de la sociedad en América Latina": es el tema de la asamblea plenaria de la Comisión pontificia para América Latina (CAL) sobre las mujeres que tendrá lugar en Roma del 6 al 9 de marzo, indica un comunicado. Una fecha significativa porque la jornada Internacional de la Mujer será el 8 de marzo.

El Papa debe recibir a los participantes a lo largo de una audiencia, el viernes, 9 de marzo. Esto significa que el Papa mismo tomará la palabra una vez más esta semana sobre el tema de la misión de la mujer en la Iglesia y en la sociedad.

La elección del Papa se hace eco de la llamada de los 60 obispos latino americanos reunidos por el CELAM en Bogotá: "¡La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino!". Es un compromiso serio para comprender, respetar, valorar y promover la fuerza eclesial y social de lo que ellas realizan. Sin las mujeres, la Iglesia del continente perdería su fuerza para renacer continuamente".

La CAL recuerda la llamada del Papa en su último viaje a América Latina: "Las palabras del Papa en Perú reiteraron las situaciones de injusticia que sufren las mujeres, incluso a causa del "machismo" en la región, sea porque son abandonadas, como madres que deben ellas solas hacerse cargo del cuidado y de la educación de los hijos, o por el hecho de la discriminación odiosa que ellas sufren en su lugar de trabajo y porque pesa sobre ellas especialmente las situaciones de pobreza y de privación y toda clase de violencia que termine en muchos casos de "feminicidio".

Los miembros de la Comisión son cardenales y obispos, razón por la cual la Comisión declara que ha invitado a un pequeño grupo de mujeres de América Latina que tienen responsabilidades sociales y eclesiales.

"Su presencia, sus habilidades y sus experiencias serán fundamentales para enriquecer las reflexiones y el intercambio de ideas durante la Asamblea", dijo la comisión.

El programa incluye cuatro conferencias: la Sra Ana María Bidegain tratará "los obstáculos y las fuerzas para la "promoción" de las mujeres en la realidad latino americana; el Sr. Guzmán Carriquiry Lecour, secretario de la CAL, hablará de las mujeres que han marcado "la vuelta de una transformación cultural "; el Cardenal Francisco Robles Ortegan Arzobispo de La Habana (Cuba) presentará el tema " la presencia de la Virgen Marie y el papel de las mujeres en la evangelización de los pueblos latinoamericanos", y el Cardenal Marc Ouellet, presidente de CAL, "la mujer a la luz del misterio de la Trinidad y la Iglesia".

Tendrán lugar seminarios sobre la realidad de la mujer, "pilar de la familia y hacerse cargo de la vida" "como educadora y catequista" sobre el lugar de trabajo y en política, en el compromiso de "solidaridad con los pobres, el cuidado de la casa común" (protección medioambiental) y "la construcción de la Iglesia".

Para señalar el 8 de marzo, se ha organizado una cena, con la participación, simbólicamente fuerte, de 40 de las 700 mujeres que trabajan en diferentes puestos de responsabilidad en Vaticano.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

04/03/2018-07:53
Isabel Orellana Vilches

San Juan José de la Cruz, 5 de marzo

«La vida de este franciscano estuvo signada por la penitencia. Fue especialmente devoto de la Pasión de Cristo y eligió como modelos para su austeridad y mortificaciones a san Francisco de Asís y a san Pedro de Alcántara»

Aunque desde la infancia su vida estuvo marcada por signos que revelan una precocidad y profundidad en la experiencia espiritual inusuales en esa etapa, por la época en la que nació: siglo XVII, hemos de creer que el relato de su acontecer trazado por los biógrafos tiene sólidos fundamentos, y no estamos ante una construcción idealizada, fantasiosa, y alejada de la realidad. Que hay elementos para corroborar su itinerario lo prueba el ejemplo de una familia tan religiosa como la suya, forjada con tal mimo por sus padres José Calosirto y Laura Gargiulo, que cinco de sus hermanos fueron consagrados. Y él alcanzó las altas cumbres de la santidad. Algo grande debía haber en ese hogar bendecido de ese modo por Dios.

Carlo Gaetano nació el 15 de agosto de 1654 en Ischia, isla situada a la entrada del golfo de Nápoles, Italia. Creció en el seno de esta familia noble y pudiente alimentando su querencia por el silencio y la oración. Los juegos infantiles no le decían mucho. Prefería acudir a las iglesias a retirarse a orar. En su tierno corazón ocupaba un lugar especialísimo la Virgen María y en su honor había erigido un pequeño altar en su habitación; ante él recitaba el rosario y las letanías. Sus gestos eran los de una persona abocada de forma natural a seguir a Dios con signos preclaros de una prematura vocación expresada palpablemente a todos los niveles.

Su inclinación a la penitencia, uno de los rasgos característicos que le acompañaron hasta el fin, se puso de manifiesto en esta etapa. Junto a obras de piedad como dar limosna a los pobres, incluía la mortificación y disciplinas; se flagelaba llevado por su devoción a la Pasión de Cristo. Pero como a pesar de la edad de algún modo intuía que lo esencial es el ayuno de las pasiones, también aprovechaba situaciones que se le presentaban para crecer espiritualmente. Cuando uno de sus hermanos le abofeteó, se arrodilló ante él, le rogó su perdón y rezó un Padrenuestro. Incluso el ornato externo develaba su espíritu austero y el afán de imitar a Cristo que latía en lo más profundo de su ser. Huía de la ostentación, aunque la alta posición de su familia le habría permitido vestir elegantemente.

Los pasos que fue dando estaban perfectamente medidos por el compás religioso. A los 17 años tuvo claro que habría de consagrarse. Y cuando se planteó dilucidar en qué Orden debía ingresar dedicó una novena al Espíritu Santo. Se sentía llamado a formar parte de aquellas que tuvieran una regla rigurosa, y tomó contacto con Juan de San Bernardo, un franciscano descalzo perteneciente a los reformados que impulsó san Pedro de Alcántara. Precisamente Juan provenía de España y había recalado en Ischia con el fin de establecer allí una nueva rama de la Orden. Para Carlo el encuentro con este religioso fue completamente esclarecedor. Él, que ya estaba habituado a la vida de entrega en la que se hallaba inmerso, cuando vio las virtudes de las que estaba adornado el franciscano no tuvo duda de que quería abrazarse a ese carisma. Se dirigió a Nápoles, al convento de Santa Lucía del Monte, donde fue admitido.

Profesó en 1671 tomando el nombre de Juan José de la Cruz. En él sintetizaba su devoción a la Pasión de Cristo, a san José y su amor a san Juan Bautista. Como era previsible, dada su trayectoria, el noviciado estuvo caracterizado por grandes austeridades y mortificaciones. Tenía como excelsos modelos a san Francisco de Asís y a san Pedro de Alcántara. Extremadamente exigente consigo mismo, ayunaba y se aplicaba cilicios, realizando severas penitencias. El descanso lo tenía prácticamente postergado. Tan edificante era su vida que en 1674 los superiores lo consideraron más que apto para iniciar una nueva fundación. Y lo trasladaron a Piedimonte de Afila. La construcción del convento, ardua labor, fue otra vía para disciplinarse. Acarreó tan pesadas piedras y se entregó al trabajo con tal brío que su organismo se dañó seriamente. Comenzó a tener vómitos de sangre, pero la protección de María que vino en su auxilio le devolvió la salud.

Era tan humilde que se sentía indigno de recibir el sacramento del orden, aunque lo aceptó por obediencia cuando tenía 23 años. Otro tanto le sucedió al ser designado confesor y maestro de novicios a los 27. Como le ha ocurrido a otros santos el rigor disciplinar lo reservaba para él; a los demás los trataba con delicadeza y bondad actuando incluso con cierta flexibilidad. Era guardián del convento de Piedimonte, una misión que desempeñaba admirablemente, pero de nuevo llevado de su humildad, rogó a sus superiores que le relevaran de la misión. Su petición fue escuchada. Sin embargo, en 1684 los componentes del capítulo provincial volvieron a encomendarle esa responsabilidad. No fue la única. En 1690 le nombraron definidor de la Orden. Silencio y recogimiento eran las divisas de vida que difundió entre sus hermanos extremando el cumplimiento de la regla, que personalmente había acatado siempre con toda fidelidad. Quería que la casa excediese en rigor a la fundada en Extremadura, España, por san Pedro de Alcántara.

Su vida ascética estuvo marcada por grandes pruebas. Le asaltaron oscuridad y dudas que sufrió pacientemente. Dios le bendijo con numerosos favores. Su primer arrobamiento fue un éxtasis integral que le mantuvo suspendido en el aire mientras se hallaba en la capilla de Piedimonte celebrando un oficio. A éste le sucedieron otros muchos. En algunos se le concedió tomar al Niño Jesús en sus brazos. De María recibió distintas locuciones en diversas apariciones suyas. Fue agraciado con los dones de bilocación, profecía y milagros. En los últimos 30 años de su vida no ingirió vino, agua, ni otra bebida. Ni su avanzada edad ni su delicada salud fueron motivo para que moderase sus penitencias, como le sugirieron. Le fue dada a conocer de antemano la fecha de su muerte que se produjo el 5 de marzo de 1734. Tras el deceso se apareció a varias personas. Fue canonizado por Gregorio XVI el 26 de mayo de 1839.