Servicio diario - 21 de marzo de 2018


 

Dublín 2018: El Papa irá al Encuentro Mundial de las Familias
Rosa Die Alcolea

En la comunión "nos dejamos transformar por quien recibimos"
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: El Papa exhorta "a la comunión frecuente"
Rosa Die Alcolea

El Papa celebra la primavera: "Si no tienes raíces, no podrás florecer"
Rosa Die Alcolea

Audiencia General, 21 marzo 2018 — Texto completo
Redacción

El Papa pide a los jóvenes una lucha: por la dignidad de las mujeres
Rosa Die Alcolea

Secretaría para la Comunicación: Dimisión de Mons. Viganó
Anne Kurian

P. Antonio Rivero: "Cruz y gloria van juntos en la vida"
Antonio Rivero

Mons. Felipe Arizmendi: "La tierra gime con dolores de parto"
Felipe Arizmendi Esquivel

San Nicolás Owen, 22 de marzo
Isabel Orellana Vilches


 

 

21/03/2018-10:03
Rosa Die Alcolea

Dublín 2018: El Papa irá al Encuentro Mundial de las Familias

(ZENIT — 21 marzo 2018).- El Papa Francisco ha confirmado que asistirá al IX Encuentro Mundial de las Familias, que se celebrará en Dublín del 21 al 26 de agosto bajo el lema "El Evangelio de la Familia: Alegría para el Mundo".

El Pontífice lo ha comunicado al final de la Audiencia General de esta mañana, 21 de marzo de 2018, en la plaza de San Pedro, ante los miles de fieles provenientes de países de todo el mundo.

"En ocasión del próximo Encuentro Mundial de las Familias, tengo la intención de viajar a Dublín, del 25 al 26 de agosto de este año. Agradezco desde ahora a las autoridades civiles, a los Obispos, al Obispo de Dublín y a todos los que colaboran para preparar este viaje ¡Gracias!", han sido las palabras del Santo Padre.

El Santo Padre ha saludado de modo particular a los peregrinos irlandeses que acompañan al icono del IX Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar en Dublín del 21 al 26 agosto.

Las familias irlandesas Tobin de Co Kildare y Bushell, residentes en Roma, han presentado al Papa el Icono de la Sagrada Familia del Encuentro Mundial de las Familias 2018 , durante su Audiencia General semanal con los fieles en Roma mañana, miércoles 21 de marzo de 2018.

 

 

21/03/2018-10:44
Rosa Die Alcolea

En la comunión "nos dejamos transformar por quien recibimos"

(ZENIT — 21 marzo 2018).- "Celebramos la Misa para nutrirnos de Cristo, que se nos da en la Palabra y en el Sacramento del Altar", Francisco ha hablado de la comunión sacramental.

En la Audiencia General, celebrada este mañana, primer día de la primavera, 21 de marzo, el Papa Francisco ha dedicado la catequesis a la comunión, como parte de la Liturgia eucarística, y parte central de la Santa Misa, tema al que dedica sus catequesis estos meses.

Francisco ha destacado que en el momento de la comunión que hoy contemplamos, "Jesús se nos sigue dando en su Cuerpo y en su Sangre, por el ministerio de la Iglesia, como hizo con los discípulos en la Última Cena".

 

"Dejarnos transformar"

"Caminamos hacia el altar para nutrirnos de la Eucaristía, para dejarnos transformar por quien recibimos", ha recordado el Papa.

Así, después de la Fracción del Pan —ha aclarado— el sacerdote nos invita a mirar «al Cordero que quita el pecado del mundo», reconociendo la distancia que nos separa de la santidad de Dios y de su bondad al darnos como medicina su preciosa Sangre, derramada para el perdón de los pecados.

Somos, por tanto, convocados «al banquete de bodas del Cordero», reconociéndonos indignos de que entre en nuestra casa, pero confiados en la fuerza de su Palabra salvadora.

 

Medicina en nuestra debilidad

Francisco ha citado las palabras de san Agustín: «Yo soy el alimento de las almas adultas; crece y me comerás. Pero no me transformarás en ti como asimilas los alimentos de la carne, sino que tú te transformarás en mí».

La Liturgia eucarística se concluye con la oración de la comunión: En ella damos gracias a Dios por este inefable don y le pedimos también que transforme nuestra vida, siendo medicina en nuestra debilidad, que sane las enfermedades de nuestro espíritu y nos asegure su constante protección.

 

 

21/03/2018-10:22
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: El Papa exhorta "a la comunión frecuente"

(ZENIT — 21 marzo 2018).- El Papa Francisco ha exhortado a la comunión frecuente "haciendo presente el misterio de amor que se encierra en el Sacramento".

Así lo ha dicho en la Audiencia General, celebrada esta mañana, miércoles 21 de marzo de 2018, en su saludo a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina.

"Exhorto a la comunión frecuente, haciendo presente el misterio de amor que se encierra en el Sacramento, para que la unidad con Cristo y con su Iglesia se manifieste en nuestro actuar cotidiano y testimonie nuestra vida nueva en Cristo", han sido sus palabras.

El Santo Padre ha dedicado la catequesis a la comunión, como parte de la liturgia eucarística, continuando así su ciclo de catequesis sobre la Santa Misa.

"En el momento de la comunión que hoy contemplamos, Jesús se nos sigue dando en su Cuerpo y en su Sangre, por el ministerio de la Iglesia, como hizo con los discípulos en la Última Cena", ha recordado Francisco.

 

 

21/03/2018-17:27
Rosa Die Alcolea

El Papa celebra la primavera: "Si no tienes raíces, no podrás florecer"

(ZENIT — 21 marzo 2018).- El Papa ha celebrado el primer día de primavera, 21 de marzo, invitando a todos los peregrinos presentes en la plaza de San Pedro a "no cortar las raíces con Jesús" para "florecer, así como las plantas y árboles lo hacen en esta estación.

Francisco ha comenzado así su catequesis, en italiano, esta mañana, 21 de marzo de 2018, ante los miles de visitantes que participaban en la Audiencia general.

¿Qué pasa en primavera? —ha preguntado el Papa— Las plantas florecen, los árboles florecen. Os haré algunas preguntas. Un árbol o una planta enfermos, ¿florecen bien si están enfermos? ¡No! Un árbol, una planta que no es regada por la lluvia o artificialmente, ¿puede florecer bien? No. Y un árbol y una planta de la que se han arrancado las raíces o que no tiene raíces, ¿puede florecer? No. Pero sin raíces, ¿se puede florecer? ¡No!

 

Raíces con Jesús

El Papa ha lanzado un mensaje a todos los cristianos: "La vida cristiana debe ser una vida que debe florecer en obras de caridad, en hacer el bien" y ha aclarado: "Si no riegas tu vida con la oración y los sacramentos, ¿tendrás flores cristianas? ¡No! Porque la oración y los sacramentos riegan las raíces y nuestra vida florece".

"Nunca cortéis las raíces con Jesús" —ha exhortado el Papa—. "Si no tienes raíces, no podrás florecer, y la raíz ¿quién es? ¡Jesús! Si no estás con Jesús, allí, en la raíz, no florecerás".

Así, el Pontífice ha deseado a todos una "primavera florida para vosotros, como será la Pascua florida". Florida de buenas obras, de virtud, de hacer el bien a los demás. Recordad esto, este es un verso muy hermoso de mi país: "Lo que el árbol tiene de flor, viene de lo que tiene enterrado", ha contado el Papa.

 

 

21/03/2018-17:05
Redacción

Audiencia General, 21 marzo 2018 — Texto completo

(ZENIT — 21 marzo 2018).- "Alimentarse de la Eucaristía significa dejarse cambiar en cuanto recibimos", explica el Papa Francisco: "¡Hay un encuentro con Jesús!"

El Santo Padre ha celebrado esta mañana, en el primer día de la primavera, 21 de marzo, la Audiencia general, a las 9:30 horas en la Plaza de San Pedro, para miles de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.

El Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la santa misa y en el ámbito de la Liturgia Eucarística ha hablado hoy de la Comunión.

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes y, sucesivamente, ha anunciado su viaje a Dublín con motivo del IX Encuentro Mundial de las Familias.

En la catequesis, Francisco ha destacado que “celebramos la Eucaristía para alimentarnos de Cristo, que se nos da tanto en la Palabra como en el Sacramento del altar, para conformarnos a él”.

A continuación, les ofrecemos la catequesis completa del Papa Francisco en la Audiencia general:

RD

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Y hoy es el primer día de la primavera: ¡buena primavera! ¿Pero qué pasa en primavera? Las plantas florecen, los árboles florecen. Os haré algunas preguntas. Un árbol o una planta enfermos, ¿florecen bien si están enfermos? ¡No! Un árbol, una planta que no es regada por la lluvia o artificialmente, ¿puede florecer bien? No. Y un árbol y una planta de la que se han arrancado las raíces o que no tiene raíces, ¿puede florecer? No. Pero sin raíces, ¿se puede florecer? ¡No! Y este es un mensaje: la vida cristiana debe ser una vida que debe florecer en obras de caridad, en hacer el bien. Pero si no tienes raíces, no podrás florecer, y la raíz ¿quién es? Jesús! Si no estás con Jesús, allí, en la raíz, no florecerás. Si no riegas tu vida con la oración y los sacramentos, ¿tendrás flores cristianas? ¡No! Porque la oración y los sacramentos riegan las raíces y nuestra vida florece. Os deseo que esta primavera sea una primavera florida para vosotros, como será la Pascua florida. Florida de buenas obras, de virtud, de hacer el bien a los demás. Recordad esto, este es un verso muy hermoso de mi país: "Lo que el árbol tiene de flor, viene de lo que tiene enterrado". Nunca cortéis las raíces con Jesús.

Y hoy es el primer día de la primavera: ¡buena primavera! ¿Pero qué pasa en primavera? Las plantas florecen, los árboles florecen. Os haré algunas preguntas. Un árbol o una planta enfermos, ¿florecen bien si están enfermos? ¡No! Un árbol, una planta que no es regada por la lluvia o artificialmente, ¿puede florecer bien? No. Y un árbol y una planta de la que se han arrancado las raíces o que no tiene raíces, ¿puede florecer? No. Pero sin raíces, ¿se puede florecer? ¡No! Y este es un mensaje: la vida cristiana debe ser una vida que debe florecer en obras de caridad, en hacer el bien. Pero si no tienes raíces, no podrás florecer, y la raíz ¿quién es? Jesús! Si no estás con Jesús, allí, en la raíz, no florecerás. Si no riegas tu vida con la oración y los sacramentos, ¿tendrás flores cristianas? ¡No! Porque la oración y los sacramentos riegan las raíces y nuestra vida florece. Os deseo que esta primavera sea una primavera florida para vosotros, como será la Pascua florida. Florida de buenas obras, de virtud, de hacer el bien a los demás. Recordad esto, este es un verso muy hermoso de mi país: “Lo que el árbol tiene de flor, viene de lo que tiene enterrado”. Nunca cortéis las raíces con Jesús.

Y continuemos ahora con la catequesis de la santa misa. La celebración de la misa, de la que estamos recorriendo los varios momentos, se ordena a la Comunión, es decir a unirnos con Jesús. La comunión sacramental, no la comunión espiritual, que puedes hacer en casa diciendo: “Jesús, yo querría recibirte espiritualmente”. No, la comunión sacramental, con el cuerpo y la sangre de Cristo. Celebramos la Eucaristía para alimentarnos de Cristo, que se nos da tanto en la Palabra como en el Sacramento del altar, para conformarnos a él. Lo dice el Señor mismo: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él “(Jn 6:56). Efectivamente, el gesto de Jesús  que dio a sus discípulos su Cuerpo y su Sangre en la Última Cena, continúa todavía hoy a través del ministerio del sacerdote y del diácono, ministros ordinarios de la distribución a los hermanos del Pan de la vida y del Cáliz de la salvación.

En la misa, después de haber partido el Pan consagrado, es decir, el cuerpo de Jesús, el sacerdote lo muestra a los fieles, invitándolos a participar en el banquete eucarístico. Conocemos las palabras que resuenan en el altar sagrado: "Bienaventurados los invitados a la Cena del Señor: este es el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo". Inspirado por un paso del Apocalipsis — "Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero" (Ap 19,9): dice "bodas" porque Jesús es el esposo de la Iglesia, — esta invitación nos llama a experimentar la unión íntima con Cristo, fuente de alegría y santidad. Es una invitación que alegra y al mismo tiempo empuja a un examen de conciencia iluminado por la fe. Si, por un lado, vemos la distancia que nos separa de la santidad de Cristo, por otra, creemos que su Sangre es "derramada para la remisión de los pecados". Todos nosotros hemos sido perdonados en el bautismo, y todos nosotros somos perdonados o seremos perdonados cada vez que nos acercamos al sacramento de la penitencia. Y ¡no lo olvidéis! Jesús perdona siempre. Jesús no se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Precisamente pensando en el valor salvífico de esta Sangre, San Ambrosio exclama: "Yo que siempre peco, siempre debo disponer de la medicina" (De sacramentis, 4, 28: PL 16, 446A). En esta fe, también nosotros dirigimos la mirada al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo y le invocamos: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme". Esto lo decimos en cada misa.

Si somos nosotros los que vamos en procesión para hacer la Comunión, nosotros vamos en procesión hacia el altar para comulgar, en realidad es Cristo quien viene a nosotros para asimilarnos a él. ¡Hay un encuentro con Jesús!. Alimentarse de la Eucaristía significa dejarse cambiar en cuanto recibimos. San Agustín nos ayuda a entenderlo, cuando nos habla de la luz que recibió cuando sintió que Cristo le decía: “Yo soy el alimento de los grandes. Crece, y me comerás. Y no serás tú el que me transformará en ti, como el alimento de tu carne; sino que tú serás transformado en mí “(Confesiones VII, 10, 16: PL 32, 742). Cada vez que comulgamos, nos asemejamos más a Jesús, nos transformamos más en Jesús. Así como el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor, del mismo modo los que los reciben con fe se transforman en Eucaristía viviente. Al sacerdote que, cuando distribuye la Eucaristía, te dice: “El Cuerpo de Cristo”, tu respondes: “Amén”, es decir, reconoces la gracia y el compromiso que conlleva convertirse en el Cuerpo de Cristo. Porque cuando tu recibes la Eucaristía te vuelves cuerpo de Cristo. ¡Es hermoso esto; es muy hermoso! Al mismo tiempo que nos une a Cristo, arrancándonos de nuestro egoísmo, la Comunión nos abre y nos une a todos aquellos que son uno en Él. Este es el prodigio de la Comunión: ¡nos convertimos en lo que recibimos!

La Iglesia desea fervientemente que los fieles también reciban el Cuerpo del Señor con las hostias consagradas en la misma misa; y el signo del banquete eucarístico es más completo si la santa Comunión se hace bajo las dos especies, aun sabiendo que la doctrina católica enseña que también bajo una sola de las dos especies se recibe a  Cristo todo e íntegro (cf. Instrucción General del Misal Romano, 85; 281-282). Según la práctica eclesial, el fiel se acerca a la Eucaristía normalmente en forma de procesión, como hemos dicho, y comulga de pie con devoción, o de rodillas, tal como establece la Conferencia Episcopal, recibiendo el Sacramento en la boca o, donde haya sido concedido, en la mano, según desee (ver OGMR, 160-161). Después de la Comunión, nos ayuda a custodiar en nuestros corazones el don recibido el silencio, la oración silenciosa. Alargar un poco ese momento de silencio, hablando con Jesús en el corazón nos ayuda mucho, así como un salmo o un himno de alabanza (IGMR, 88) que nos ayude a estar con el Señor. (véase IGMR, 88).

La Liturgia Eucarística se concluye con la oración después de la Comunión. En ella, en nombre de todos, el sacerdote se dirige a Dios para agradecerle de habernos hecho invitados suyos y para pedir que lo que se ha recibido transforme nuestra vida. La Eucaristía nos hace fuertes para dar frutos de buenas obras y para vivir como cristianos. Es significativa la oración de hoy, en la que pedimos al Señor que "el sacramento que acabamos de recibir sea medicina para nuestra debilidad, sane las enfermedades de nuestro espíritu y nos asegure tu constante protección" (Misal Romano, miércoles de la 5a semana de Cuaresma). Acerquémonos a la Eucaristía: recibir a Jesús que nos transforma en Él nos hace más fuertes. ¡Qué bueno y qué grande es el Señor!.

 

 

21/03/2018-17:56
Rosa Die Alcolea

El Papa pide a los jóvenes una lucha: por la dignidad de las mujeres

(ZENIT — 21 marzo 2018).- ¿Cómo ayudar a los jóvenes a tomar conciencia de este "crimen contra la humanidad"?: Fue una de las preguntas que la joven nigeriana Blessing Okoedion, víctima de la trata de seres humanos, preguntó al Papa Francisco.

El pasado lunes, 19 de marzo, el Papa Francisco participó en la reunión pre-sinodal con los jóvenes, y respondió a las preguntas formuladas por cinco jóvenes: Una muchacha nigeriana liberada de la calle, un francés ateo, una argentina que enseña en Scholas Occurrentes, un seminarista ucraniano y una joven religiosa china.

Les ofrecemos la pregunta de la joven Blessing Okoedion y la respuesta que le dio el Papa Francisco:

***

 

Blessing OKOEDION, joven nigeriana víctima de la trata

Mi nombre es Blessing Okoedion y soy nigeriana. Hace cuatro años llegué a Italia involucrada con engaño en la trata de seres humanos. Una experiencia dramática, de aniquilación total de mi dignidad. Pero con la fe en un "Dios que no duerme", encontré el coraje de denunciar y salir de ese infierno. En una comunidad de monjas, redescubrí mi resurrección. Pero es precisamente por esta libertad conquistada que siento fuerte y hago mía la llamada de auxilio y liberación de tantas mujeres jóvenes, mis hermanas, todavía humilladas y esclavizadas hoy en nuestras calles y me pregunto: ¿Cómo ayudar a los jóvenes a tomar conciencia de este "crimen contra la humanidad", como lo definiste tú, Papa Francisco. ¿Cómo podemos ayudarlos a ser humanos y luchar y superar una mentalidad enfermiza que reduce a las mujeres a esclavas, a ser propiedad del hombre, a mercadería o para obtener ganancias o para su propio placer egoísta?

Querido Papa Francisco, lo que más me inquieta es precisamente la demanda: los muchos clientes y tantos de ellos, como se ha dicho, son católicos. Me pregunto y te pregunto, pero la Iglesia, aún demasiado machista, ¿Puede interrogarse verdaderamente sobre la gran demanda de los clientes? ¿Puede ser creíble a la hora de proponer a los jóvenes caminos de relación entre hombres y mujeres libres y liberadores?

[Sra. Blessing OKOEDION, joven víctima de la trata. Narró su historia en el libro "El valor de la libertad", Ed. Paoline (Nigeria)]

 

Papa Francisco:

La pregunta es sin anestesia, pero es la realidad, es realidad. El año pasado fui a visitar una de las casas de las chicas que fueron liberadas de esta esclavitud: no se puede creer. Una fue secuestrada en Moldavia y transportada en automóvil, detrás, donde se guarda el equipaje, atada, toda una noche hasta llegar a Roma, amenazada, si se escapaba, con que matarían a sus padres. Después, las que se resisten — lo escuchamos en la primera intervención en África — hay días de ablandamiento — en español decimos el ablande: te golpean, te torturan y al final vencen. Entonces — esto me dijeron las chicas -, empieza el trabajo, y en ese momento, para defenderse, hacen lo que llamo — no sé si es científico, pero yo lo llamo así — un esquizofrenia defensiva: aislar el corazón, aislar la mente y decir: "Este es mi trabajo", pero no se involucran, para salvar lo que pueden de su dignidad interna, pero la dignidad social y externa está por los suelos. Y así se defienden. Pero sin ninguna esperanza Algunas han logrado escapar, pero la mafia de estas personas, las bandas entre ellos, las persiguen; las encuentran y a veces se vengan. A las que son, por ejemplo, de África y de un país europeo — al menos eso es lo que sé — las engañan con un trabajo, no sólo las secuestran, también las engañan : con [la promesa] de un trabajo de azafata o auxiliar de aviones, y aquí las meten enseguida en esa otra vida. Pero cuando se liberan, no tienen el valor para volver a casa, porque existe la dignidad de la familia, y no tienen valor para decir la verdad, no pueden. Pero no porque sean cobardes, porque aman tanto a la familia que esto impide que sus padres, sus hermanos y hermanas sean ensuciados con esta historia. Y no pueden regresar. Y siguen dando vueltas como pueden, encontrando otro trabajo ... Una de las chicas dijo que cuando dos veces no llevó el dinero que tenía que llevar ese día, le cortaron la oreja; a otras les rompen los dedos, y estas cosas, la tortura, si no lo hacen. Esta es una esclavitud de hoy. Y creo que aquí en Italia, hablando de clientes, creo que — hago un cálculo sin fundamento, pero creo que es probable — el 90% son bautizados, es decir, como ella dijo, católicos. Pienso al asco que deben sentir estas chicas cuando esos hombres les obligan a hacer estas cosas ... Recuerdo una vez, hubo un accidente en Buenos Aires, en una discoteca, 200 personas murieron. Fui a ver a los heridos en el hospital y en una unidad de cuidados intensivos había dos ancianos: se habían desmayado, sufrieron un derrame cerebral. Me dijeron: "A estos dos fueron les trajeron del burdel". Ancianos, jóvenes ... estas chicas lo soportan todo ... Hablé con ellas, -una buena reunión-, en una de las casas de Don Benzi, un sacerdote que ha hecho una gran labor para rescatar a estas chicas; ellos tienen un método. Vigilan a las chicas; uno de ellos se acerca y comienza a hablar, aparentemente para ponerse de acuerdo sobre el precio, pero en lugar de decir: "¿Cuánto cuesta?", le preguntan: "¿Cuánto sufres?". La chica escucha, él le habla brevemente, le da una nota: "Te llevaremos lejos, nadie te encontrará", con un número de teléfono. Y el 80% de las chicas llaman. "Está bien, no te preocupes: ¿qué día es el más seguro para ti?" — "Tal" — "En ese sitio a tal hora ", pasa con el coche ... y la sacan de Roma. Tienen casas, y la terapia comienza allí. Es una hermosa terapia que hacen .Y luego la inserción. Es una de las obras que se hacen aquí en Roma, que yo conozco, que me involucró; pero hay muchas. Luego hablo sobre el fenómeno, pero quería comenzar con este [aspecto] positivo. Es interesante: en esa reunión estuvieron el capellán y dos voluntarios. Cuando una chica contó su historia, el voluntario que estaba a su lado, uno de los que la ayudó a recuperarse ... ¡era su marido! Se enamoraron, se casaron. Y el otro era el novio de la otra. Era una hermosa reintegración. Pero vuelvo aquí a lo que usted dijo: es un crimen contra la humanidad, es un crimen contra la humanidad y proviene de una mentalidad enfermiza: la mujer debe ser explotada. Y hoy en día no hay feminismo que haya logrado eliminar esto de la conciencia, del inconsciente más profundo o del imaginario colectivo, digámoslo así. La mujer debe ser explotada, de una forma u otra. Y así se explica esta ... enfermedad de la humanidad, es una enfermedad de una forma social de pensar, es un crimen contra la humanidad.

Hablé sobre los métodos [para ayudarlas]. Las que pueden ayudar mejor a estas chicas son las mujeres, las monjas. ¡Pero también hay mujeres que las venden! Supe la historia de una de África, una chica que había terminado una parte de la universidad y quería trabajar; y una señora, no recuerdo si ella era una consagrada de una parroquia o una señora de Acción Católica en esa parroquia, se interesó: "Te pongo en contacto... te doy todos los contactos ...", y la esperaban en el aeropuerto y desde el aeropuerto a trabajar. La engañaron. Luego fue rescatada por uno de estos grupos y la llevaron a una casa para que se recuperara. Salió la superiora : "¡No!", Gritó [esa chica]; Vio a una monja y dijo "¡No!" porque la habían vendido. No sé si fue una monja, tal vez ... ella dijo que era una mujer, una mujer laica, una católica, pero de la parroquia. Y al final ella se quedó allí y ayudó mucho. Pero también las personas que dicen que son católicos ... tal vez una minoría... es una enfermedad (...). Me alegra que los jóvenes luchen por esta causa. Esta es una de las luchas que les pido a los jóvenes que hagan: por la dignidad de las mujeres. Por la dignidad, que es más que el hecho de que la mujer puede hacer esto o no, que puede convertirse en esto o aquello, no: Ella es digna, es hija de Dios. Más: en la historia de la Creación fue la que asombró al hombre: ¡ah, la belleza, la belleza de la mujer! Y luego, termina así. Algunos gobiernos intentan cobrar multas a los clientes, pero según los datos que tengo esto no funciona. El problema que dijiste es grave, grave ,grave y me gustaría que luchaseis por él. Jóvenes. Y por favor, si un joven tiene este hábito, ¡que lo corte! Es un criminal. Quien hace esto es un criminal "Pero padre, ¿no se puede hacer el amor?" No, no, esto no es hacer el amor. Esto es torturar a una mujer. No confundamos los términos. Esto es criminal. Mentalidad enferma. Y quiero aprovechar este momento, porque ha hablado de cristianos bautizados, para pedir perdón a vosotros y a la sociedad, por todos los católicos que cometen este crimen.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

21/03/2018-12:15
Anne Kurian

Secretaría para la Comunicación: Dimisión de Mons. Viganó

(ZENIT — 21 marzo 2018).- El Papa Francisco ha aceptado la renuncia de Mons. Dario Edoardo Viganó, Prefecto de la Secretaría para la Comunicación (SPC), una decisión —explica Mons. Viganó en una carta— para no retrasar el proceso de reforma.

En un comunicado emitido el 21 de marzo a mediodía, el director de la Oficina de Prensa, Greg Burke, ha dicho que el obispo Lucio Adrián Ruiz, el secretario del dicasterio, dirigirá la Secretaría hasta la designación de un nuevo prefecto.

En una carta publicada el mismo día, el Papa Francisco ha aceptado la renuncia "después de haber reflexionado durante mucho tiempo y sopesar cuidadosamente las motivaciones de su solicitud para dar 'un paso atrás" en la responsabilidad directa del Dicasterio para la comunicación", aclara.

"Les pido que continúe quedándose en el Dicasterio, nombrándolo como Concejal del Departamento de Comunicación para poder dar su contribución humana y profesional al nuevo Prefecto poder aportar su contribución humana y profesional al nuevo Prefecto", escribe el Papa en una carta dirigida a Mons. Viganó.

Una reforma, señala el Papa, que llega a su conclusión con la inminente fusión de L'Osservatore Romano y la tipografía del Vaticano dentro del sistema de comunicación.

El Papa saluda el "gran compromiso" y el "estilo de confrontación disponible y la docilidad" del obispo Vigano con los colaboradores de la Curia y enfatiza: "La reforma eclesiástica no es principalmente un problema de organigramas sino más bien la adopción de un espíritu de servicio". Agradeció la renuncia del prefecto por su "humildad" y su "profundo sensus ecclesiae".

 

 

21/03/2018-08:56
Antonio Rivero

P. Antonio Rivero: "Cruz y gloria van juntos en la vida"

DOMINGO DE RAMOS
Ciclo B

Textos: Is 50, 4-7; Fp 2, 6-11; Mc 14, 1 —15, 47: Pasión según Marcos.

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Cruz y gloria van juntos en nuestra vida, como en la vida de Cristo.

Síntesis del mensaje: Entramos hoy en la "Semana Santa" o "Semana Mayor", que es mitad cuaresma (hasta la Eucaristía del Jueves) y mitad Triduo Pascual (desde esa Eucaristía hasta la Vigilia Pascual y luego todo el domingo). Y entramos envueltos en una paradoja: procesión con hosannas y aplausos victoriosos y la pasión con llantos compartidos.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, la Cruz está ahí pendiente, como espada de Damocles, desde que nacemos hasta que morimos, porque somos seguidores de Cristo y la única señal del cristiano es la santa Cruz. Así aprendimos en el catecismo de nuestra infancia. El lema de los cartujos nos confirma que muchas cosas cambiarán, pero ahí está la Cruz siempre firme:"Stat Crux dum volvitur orbis" (la Cruz está constante y en pie, mientras el mundo cambia). Nuestro mundo es un bosque de cruces morales, físicas, afectivas...., diarias, personales, familiares, sociales, políticas..., nacionales, internacionales, planetarias. Y en cada una, un cristo: el prisionero sin esperanza, el revolucionario fracasado, el condenado por SIDA, el mártir de las estructuras opresoras sin poder revolucionarlas, la madre del drogadicto, el hijo abusado por un pedófilo, el moribundo por falso diagnóstico. Cruces y más cruces: los 15 millones y pico de leprosos; los 800 millones de analfabetos, los 1.500 millones sin derechos humanos, los 3.500 millones de hambrientos en un mundo hoy con 5.800 millones de inquilinos. La terrible historia de la cruz del sufrimiento humano: injusticia, desigualdad, miseria social, enfermedades, culpas, destino ciego, maldad absurda. Oleaje sin fin de sangre, sudor y lágrimas, dolor, tristeza y miedo, abandono, desesperación y muerte. Y, Tú, Cristo, ¿qué nos dices, qué haces? Sólo el Padre responde: "Mira a mi Hijo en la cruz, y atrévete a rezar gritando, pero no a blasfemar".

En segundo lugar, pero esa Cruz es el Árbol de la Vida, del que pendió Cristo Redentor, Victorioso y Salvador. Cruz para llegar a la Gloria. Hay una cruz ciclópea y gris en California, alzada en las colinas de Los Ángeles: al amanecer por las montañas alarga su sombra sobre las playas mundanales de Malibú y, al marcharse el sol hacia Hawai, Samoa y Pago-Pago, proyecta su sombra perdonadora sobre los chalets de los dioses y diosas de Hollywood. Hay una cruz cobriza, clavada en la cumbre fronteriza de Suiza, Alemania y Austria —en el Zugspitze, 2.960 metros-, que en verano destella al sol y en invierno se abriga de hielo, y que allí señala a los alpinistas de la vida la última cumbre por conquistar: el cielo. El navegante portugués Vasco de Gama en 1498 hincó una cruz roja en las costas de Kenia, y cuando Francisco Javier la vio de camino a la India escribió a sus hermanos jesuitas de Roma: "En verla, sólo Dios sabe cuánta consolación recibimos, conociendo cuán grande es la virtud de la cruz, viéndola así sola y con tanta victoria entre tanta morería". Sí, la cruz nos trae la victoria de Cristo sobre el pecado, el demonio y la muerte. Por eso podemos cantar "Hosannas", aunque la cruz penda del techo de nuestra vida, porque la cruz es remedio y medicina, es alivio y consuelo, si la llevamos con Cristo. La cruz vendrá acompañada de Pascua, no lo olvidemos. Así leemos en la monición de entrada hoy, antes de la procesión: "recordando con fe y devoción la entrada triunfal de Jesucristo en la ciudad santa, le acompañemos con nuestros cantos, para que, participando ahora de su cruz, merezcamos un día tener parte en su resurrección y en su vida". Hosannas cantamos cuando alguien se casa ante el altar del Señor, o una pareja tiene un niño, o ese matrimonio se reconcilia, o ese joven se gradúa con excelente nota o se ordena de sacerdote, o supera una operación complicada, o esa religiosa entra en el convento después de algunas dificultades o hace sus votos solemnes. Hosannas debemos entonar cuando un pecador vuelve a Dios o perdona a su enemigo.

Finalmente, comencemos esta Semana Santa con los mismos sentimientos de Cristo Jesús, como nos recomienda san Pablo en la segunda lectura de hoy: aceptación del plan de Dios con obediencia heroica, amor infinito y misericordioso para con los hombres. Llevemos nuestra cruz mirando de reojo a Cristo, que camina a nuestro lado, compartiendo su cruz con nuestros hermanos que también sufren y llevan su cruz, al igual que nosotros.

Para reflexionar: ¿Cómo llevo mi cruz? ¿A regañadientes y protestando, con paciencia y resignación, con amor y unida a Cristo?

Para rezar: Te saludo, oh cruz, mi única esperanza. En tu cruz, Señor, quiero poner mis astillas y mis pequeñas cruces, consciente de que a la Gloria llegaré a través de la cruz.

 

 

21/03/2018-15:40
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: "La tierra gime con dolores de parto"

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de SCLC

 

VER

Esta es una frase inspirada en lo que dice el apóstol Pablo en su carta a los romanos (8,22), que adquiere ahora una implicación ecológica.

En efecto, en todo el mundo nuestra hermana madre tierra está sufriendo una devastación progresiva, con graves consecuencias para la humanidad. Donald Trump, contra todas las pruebas científicas, se obstina en negar esta realidad, porque sus intereses son meramente economicistas; lo que le importa es producir y ganar dinero, aunque su país siga destruyendo la naturaleza. ¡El dinero cierra la mente y el corazón!

Mi pueblo natal está asentado en una región que ha abandonado los cultivos tradicionales de maíz, frijol, habas, chícharos, trigo, durazno y aguacate, y está invadido por invernaderos para producir flor, jitomate, chile, pepino y otras legumbres, a base de agroquímicos. Han abandonado el durazno criollo, por otras variedades injertadas y reproducidas con ayuda de la química. Casi nadie siembra maíz; se compra y se consume el transgénico. Como consecuencia, se multiplican los casos de personas atacadas por el cáncer. Hay regiones donde el aire que se respira está contaminado por todos los componentes químicos que se aplican a los nuevos cultivos. Eso sí, la gente sigue entusiasmada, porque en poco tiempo sacan su producción, con buenos ingresos. Pero, ¡a qué costo! Aumentan enfermedades que eran desconocidas, y ahora casi en todas las familias se presentan casos. Les digo a mis paisanos que adviertan estos daños ecológicos, pero predomina el dinero que llega a sus bolsillos.

 

PENSAR

Sobre estos delicados asuntos, aunque en otro contexto, el Papa Francisco, en su visita a la selva amazónica de Perú, en Puerto Maldonado, dijo:

"Probablemente los pueblos originarios amazónicos originarios nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora. La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales. Esta problemática provoca asfixia a sus pueblos y migración de las nuevas generaciones ante la falta de alternativas locales. Hemos de romper con el paradigma histórico que considera la Amazonia como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes. Sabemos del sufrimiento que algunos de ustedes padecen por los derrames de hidrocarburos que amenazan seriamente la vida de sus familias y contaminan su medio natural.

Existe otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal. Me refiero a la trata de personas: la mano de obra esclava o el abuso sexual. La violencia contra las adolescentes y contra las mujeres es un clamor que llega al cielo. Nuestra Iglesia nunca dejará de clamar por los descartados y por los que sufren.

El consumismo alienante de algunos no logra dimensionar el sufrimiento asfixiante de otros. Es una cultura anónima, sin lazos y sin rostros, la cultura del descarte. Es una cultura sin madre, que lo único que quiere es consumir. Y la tierra es tratada dentro de esta lógica. Los bosques, ríos y quebradas son usados, utilizados hasta el último recurso y luego dejados baldíos e inservibles.

Los falsos dioses, los ídolos de la avaricia, del dinero, del poder, lo corrompen todo.

Corrompen la persona y las instituciones; también destruyen el bosque. Los animo a que se sigan organizando en movimientos y comunidades de todo tipo para ayudar a superar estas situaciones, y también a que, desde la fe, se organicen como comunidades eclesiales de vida en torno a Jesús.

Amen esta tierra, siéntanla suya. Huélanla, escúchenla, maravíllense de ella. Enamórense de esta tierra, comprométanse y cuídenla, defiéndanla. No la usen como un simple objeto descartable, sino como un verdadero tesoro para disfrutar, hacer crecer y transmitirlo a sus hijos.

Algunos de ustedes, jóvenes que nos acompañan, proceden de las comunidades nativas. Con tristeza ven la destrucción de los bosques. Sus abuelos les enseñaron a descubrirlos, en ellos encontraban su alimento y la medicina que los sanaba. Hoy son devastados por el vértigo de un progreso mal entendido. Los ríos que acogieron sus juegos y les regalaron comida hoy están enlodados, contaminados, muertos. Jóvenes, no se conformen con lo que está pasando. No renuncien al legado de sus abuelos, no renuncien a su vida ni a sus sueños" (19-I-2018).

 

ACTUAR

Cuidemos nuestra hermana madre tierra, porque de ello depende la vida buena para todos.

 

 

21/03/2018-18:01
Isabel Orellana Vilches

San Nicolás Owen, 22 de marzo

«Este campeón de la fe, carpintero y albañil de profesión, fue un jesuíta obediente y valeroso. Utilizó su creatividad e ingenio para salvar de la muerte a muchos hermanos. Fue cruelmente torturado en la Torre de Londres»

Nació en Oxford, Inglaterra, a mediados del siglo XVI. Su padre, que era carpintero, tuvo un papel predominante en su educación religiosa y en la de sus hermanos. Les infundió fortaleza en la defensa de la fe en un periodo histórico agitado, difícil y peligroso para los creyentes, tras la Reforma impulsada por Enrique VIII. Muchos de ellos fueron mártires. Entre otros, santo Tomás Moro y los Cartujos, hechos dramáticos que Nicolás conoció de cerca. No se trataba de una persona ajena a la Iglesia. Desde muy joven estaba vinculado a los jesuitas. Además, su hermano mayor, que era impresor, editaba y distribuía libros católicos desafiando al peligro que constantemente acechaba a su vida. Se enfrentaba al riesgo de perderla con heroica determinación por amor a Cristo. Otros dos hermanos fueron ordenados sacerdotes. Cuando pudo, Nicolás les ayudó económicamente.

Era un hombre valeroso y audaz. Un carpintero y albañil sumamente hábil, cualidad heredada de su padre, que iba a serle de gran utilidad desde el punto de vista apostólico. En 1580 entró en contacto con los jesuitas Roberto Persons y san Edmundo Campion. Persons, que era el superior y acababa de cruzar el canal de la Mancha, aceptó a Nicolás en un momento en el que no sabía si podía admitirlo dadas las circunstancias que atravesaban. Le encomendó que guardase el hecho en secreto, y éste cumplió la petición a rajatabla. Ni siquiera los que eran jesuitas entonces y los que se incorporaron después pudieron imaginar la existencia de tan afortunado vínculo. Fue compañero y discípulo de Campion, detrás del que cabalgaba amparado en un disfraz, como hacía él, y así aprendió a orar mientras le seguía en su caballo, yendo a evangelizar.

El primogénito de la familia Owen fue editor de la obra de Campion, que fue detenido y murió martirizado el 1 de diciembre de 1581. Pero en el infausto momento de ser apresado, Nicolás se hallaba ausente. Después le asistió, ayudó e hizo por él cuanto estuvo en su mano. Y, desde luego, lloró amargamente su muerte. Ante este imenso dolor, el consejo de actuar con prudencia que le dio su superior se congeló en sus labios. Testimonió a favor de Campion y de los martirizados junto a él. Por ello, fue detenido y torturado. No contento con los castigos que le aplicaron, añadió nuevos tormentos, gozoso de dar su vida por Cristo. No delató a nadie. No lograron arrancarle ni una palabra, y muy astutamente simuló ser una persona insignificante; un simplón. Poco después, recuperó la libertad ya que alguien había pagado un rescate.

Aunque en Inglaterra no habían quedado jesuitas, era un hombre avispado que poseía numerosos recursos y no tuvo problemas para su sostenimiento. Sus oficios le permitieron ganarse la vida. Por supuesto, continuaba manteneniendo enhiesta su fe. Es fácil imaginar su alegría cuando en medio de ese desierto impuesto por los enemigos, descubrió a otro jesuita, y también se comprende su sentimiento de pesar al tener que separarse de él obligado por la difícil situación que gravitaba sobre los paladines de la fe. Cuando llegaron nuevos religiosos en 1586 se unió a ellos y quedó bajo el amparo del superior padre Garnet.

Dieciocho años, los que le quedaban de vida, permaneció junto a sus hermanos siendo patente su fe, audacia, fortaleza y ardor apostólico. Había sido muy generoso con la comunidad, incluso antes de establecer con ella un compromiso vivencial. El padre Garnet lo había atestiguado por carta: «Nosotros tenemos como bienhechores a un buen número de laicos, todos muy bien conocidos. Uno de ellos es un carpintero. Quiera Dios que un día pueda ingresar en nuestra Compañía. Él tiene una extraordinaria habilidad y maestría, digna de toda confianza, para construir gratuitamente en todo el país escondites que permiten a los sacerdotes católicos estar seguros del furor protestante. Cualquier dinero que es forzado a recibir por sus trabajos, él lo da a sus dos hermanos presos, uno sacerdote y el otro un laico». Y no se equivocó. La labor que realizó Owen no tuvo precio. En perfecta comunión con Garnet, utilizó sus conocimientos y los dosificó con astucia sabiendo burlar a los infiltrados; así pudo seguir difundiendo el mensaje de Cristo. Su profesión le permitió desarrollar su creatividad e ingenio. Salvó a muchos que se ocultaron en los sorprendentes escondites secretos que proyectó y materializó.

El proceso que le condujo al fin se dilató en el tiempo permitiéndole corroborar la autenticidad de su fe, de la que dio pruebas fehacientes aún en circunstancias de extrema dureza. El 23 de abril de 1594 fue detenido por segunda vez, torturado y, después, liberado. Reinaba Jacobo I y sus esbirros le habían aplicado terribles tormentos, pero nunca pudieron arrancarle nombres ni lugares donde se refugiaban.

Supo que un sirviente les había delatado a él y a otros jesuitas. Al salir —alguien pagó una fianza— trató de rescatar a sus compañeros de Orden. Difícil y peligrosa empresa. El padre Gerard fue trasladado a la tenebrosa Torre de Londres siendo sometido a crueles suplicios. Nicolás organizó un plan para ponerlo a salvo. Más tarde, emitió los votos. Hasta ese momento su admisión había permanecido en secreto. Se convirtió en compañero inseparable del padre Gerard, y poco después sufrió un accidente con un caballo. Aunque fue operado, quedó cojo.

En 1605 Owen y otros jesuitas fueron apresados después de haber logrado burlar a sus perseguidores durante un tiempo en diversos refugios construidos por él. Lo recluyeron en Marshalsea y más adelante fue conducido a la Torre de Londres, donde estaba confinado el padre Garnet. Allí fue brutalmente torturado en 1606. Tal como había hecho en anteriores ocasiones, no confesó, ni traicionó a nadie. Y, por supuesto, no develó ningún escondite. El 22 de marzo de ese año la violencia de los tormentos tuvo un efecto devastador en su cuerpo ya martirizado y terminó con su vida. Fue canonizado el 25 de octubre de 1970 por Pablo VI, siendo aclamado como un campeón de la fe en Inglaterra.