Papa Francisco | Día Mundial del Agua

 

Día Mundial del Agua, el Papa: “Defender el agua es defender la vida”

 

En el Día Mundial del Agua, el Papa Francisco escribe en su cuenta oficial de Twitter, @Pontifex: “Defender la tierra, defender el agua, es defender la vida”.

 

 

22 marzo 2018, 12:33 | Renato Martinez - Ciudad del Vaticano


 

 

“Defender la tierra, defender el agua, es defender la vida”, lo escribe el Papa Francisco en un tweet con ocasión del Día Mundial del Agua, que se celebra anualmente el 22 de marzo, como una oportunidad de aprender más y defender este recurso hídrico.

La institución de este Día se remonta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 en la que se propuso declarar una fecha dedicada a este asunto. Es así que la Asamblea General de la ONU decidió designar el 22 de marzo de 1993 como el primer Día Mundial del Agua.

 

Derecho humano al agua

En el marco de esta celebración, resuenan las palabras que pronunció el Papa Francisco en su discurso a los participantes en el Seminario “Derecho humano al agua”, organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias, el 24 de febrero de 2017.

“Como leemos en el libro del Génesis, el agua está en el comienzo de todas las cosas – afirmaba el Pontífice – es «criatura útil, casta y humilde», fuente de la vida y de la fecundidad. Por eso, la cuestión que ustedes tratan no es marginal, sino fundamental y muy urgente. Fundamental, porque donde hay agua hay vida, y entonces puede surgir y avanzar la sociedad. Y es urgente porque nuestra casa común necesita protección y, además, asumir que no toda agua es vida: sólo el agua segura y de calidad,  siguiendo con la figura de san Francisco: el agua «que sirve con humildad», el agua «casta», no contaminada”.

Refiriéndose al derecho humano al acceso al agua, el Obispo de Roma subrayó que este derecho debe ser tutelado por la legislación de cada país, pero al mismo tiempo, es también un deber con el agua.

“Toda persona tiene derecho al acceso al agua potable y segura; este es un derecho humano básico, y una de las cuestiones nodales en el mundo actual – precisaba el Santo Padre – es doloroso cuando en la legislación de un país o de un grupo de países no se considera al agua como un derecho humano. Más doloroso aun cuando se quita lo que estaba escrito y se niega este derecho humano. Es un problema que afecta a todos y hace que nuestra casa común sufra tanta miseria y clame por soluciones efectivas, realmente capaces de superar los egoísmos que impiden la realización de este derecho vital para todos los seres humanos”.

“El derecho al agua es determinante para la sobrevivencia de las personas y decide el futuro de la humanidad – puntualizaba el Obispo de Roma – por ello, es prioritario también educar a las próximas generaciones sobre la gravedad de esta realidad. La formación de la conciencia es una tarea ardua; precisa convicción y entrega. Y yo me pregunto si en medio de esta «tercera guerra mundial a pedacitos» que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua”.

Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco invitó a fomentar una cultura del cuidado de la naturaleza, una cultura del encuentro en favor de la casa común.

El respeto del agua es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Si acatamos este derecho como fundamental, estaremos poniendo las bases para proteger los demás derechos. Pero si nos saltamos este derecho básico, ¿cómo vamos a ser capaces de velar y luchar por los demás? En este compromiso de dar al agua el puesto que le corresponde, hace falta una cultura del cuidado y además fomentar una cultura del encuentro, en la que se unan en una causa común todas las fuerzas necesarias de científicos y empresarios, gobernantes y políticos”.

“Es preciso unir todas nuestras voces en una misma causa – alentaba el Papa Francisco – así ya no serán voces individuales o aisladas, sino el grito del hermano que clama a través nuestro, es el grito de la tierra que pide el respeto y el compartir responsablemente de un bien, que es de todos. En esta cultura del encuentro, es imprescindible la acción de cada Estado como garante del acceso universal al agua segura y de calidad”.