Tribunas

El aviso del IRPF

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

En la sede de la Conferencia Episcopal se han presentado esta semana los datos del IRPF de la campaña de la renta 2017, datos IRPF 2016 en lo que respecta a la asignación de los contribuyentes a la Iglesia Católica.

Y lo ha hecho, como suele ser habitual, el Vicesecretario de Asuntos Económicos, Fernando Giménez Barriocanal, que no necesita presentación por estos lares.

Quizá haya que destacar que Fernando Giménez es un hombre de absoluta confianza del cardenal Ricardo Blázquez. Y, si cabe, como veremos a continuación, más necesario que nunca para la Iglesia en España.

¿Por qué si cabe más necesario?

Una primera aproximación de urgencia, cuando se acaban de presentar los datos, indica que, con respecto del año anterior, el ingreso que va a percibir la Iglesia aumenta en cantidad total de euros. Pero disminuye de forma considerable el número de declaraciones –declarantes- que apuestan por la Iglesia católica. Descienden las declaraciones que marcan la casilla de la Iglesia Católica en 234.768.

Que haya más dinero es una buena noticia, pero agridulce en esta ocasión. Se supone que el dinero no lo es todo, y la segunda parte de la proposición, en este caso, es valiosa por lo que apunta.

Hay dos tipos de explicaciones –factores- que se han ofrecido para un fenómeno que empieza a preocupar a los obispos. Primera, las de carácter técnico. Han sido más los declarantes de rentas altas que apuestan por la Iglesia Católica. Y, sin embargo, han sido menos los de rentas bajas que señalan a la Iglesia. También hay que tener en cuenta el nuevo sistema telemático, y el hecho de las declaraciones conjuntas. Habría, incluso, que desglosar los datos por comunidades autónomas y por provincias, por edad, y cruzar otras variables.

Pero la clave más compleja está en los factores extrínsecos. Por ejemplo, la relación de la imagen de la Iglesia, sus actuaciones en los últimos años, de esos años, con la decisión de marcar o no la casilla de la Iglesia Católica. Los obispos, y sus curias adyacentes, cuando leen estos datos piensan de forma automática en una especie de plebiscito sobre su imagen y actuación en las diócesis. Si así fuera, habría mucho que comentar con estos datos.

Partimos, además, de la base de que estamos en el pontificado del Papa Francisco, que ha cambiado la percepción social de la Iglesia de forma muy favorable. Y que esta imagen positiva se ve reflejada especialmente en los medios de comunicación y, por tanto, en su público.

También que la insistencia en identificar la acción prioritaria de la Iglesia con lo social debiera invitar a apoyar ese esfuerzo con recursos. ¿Han dejado de funcionar las campañas publicitarias?

Variables iniciales de una cuestión compleja que los equipos de trabajo del Vicesecretario de la Conferencia están analizando con el rigor que les caracteriza.

¿Qué está ocurriendo para que haya menos españoles que ponen su X en una casilla tan sintomática como la de la Iglesia?

La sensación general es de estado de alerta en el episcopado. La idea general es que hay que esperar a los datos de las siguientes campañas. Si se confirmara la tendencia, sería preocupante. Y habría que hacer algo, antes pensado y bien pensado.

 

José Francisco Serrano Oceja