Servicio diario - 03 de abril de 2018


 

Tweet del Papa: Cristo resucitado "dé paz a nuestros días"
Rosa Die Alcolea

'Regina Coeli': La fraternidad es el fruto de la Pascua de Cristo
Rosa Die Alcolea

EEUU: El Papa acepta la renuncia del obispo auxiliar de Los Ángeles
Rosa Die Alcolea

'Acompañando la fe de los jóvenes de hoy': Jornada en la Universidad Antonianum
Rosa Die Alcolea

P. Antonio Rivero: "La Resurrección de Cristo es un desafío a nuestra fe"
Antonio Rivero

San Isidoro de Sevilla, 4 de abril
Isabel Orellana Vilches


 

 

03/04/2018-17:37
Rosa Die Alcolea

Tweet del Papa: Cristo resucitado "dé paz a nuestros días"

(ZENIT – 3 abril 2018).- “Cristo, que ha vencido las tinieblas del pecado y de la muerte, dé paz a nuestros días” es el nuevo tweet del Papa Francisco.

Este 3 de abril, Martes de la Octava de Pascua, el Santo Padre recuerda en su cuenta oficial de Twitter, @Pontifex, que el “Pastor Resucitado no se cansa de buscarnos a nosotros, sus hermanos perdidos en los desiertos del mundo”, señala ‘Vatican News’.

Para escribir el mensaje en Twitter, El Papa se ha inspirado en su Mensaje Urbi et Orbi de la Pascua del año pasado, pronunciado el 16 de abril de 2017, día en que los cristianos de todas las confesiones celebraban juntos la Pascua, indica ‘Vatican News’ en español.

A pesar de la difícil situación que atravesaba el mundo, resonaba a una sola voz en toda la tierra el anuncio más hermoso: «Era verdad, ha resucitado el Señor». Él, que ha vencido las tinieblas del pecado y de la muerte –afirmaba el Pontífice– dé paz a nuestros días.

«Ha resucitado el Buen Pastor que dio la vida por sus ovejas y se dignó morir por su grey. Aleluya», dijo el Papa el domingo de Resurrección del año pasado: “El Pastor Resucitado va a buscar a quien está perdido en los laberintos de la soledad y de la marginación”, precisó.

A igual que ahora, en abril de 2017 el mundo estaba atravesando momentos complejos y dramáticos. Por ello, el Papa pedía que “el Señor Resucitado guíe los pasos de quien busca la justicia y la paz; y done a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas”.

 

Paz en Oriente Medio, Tierra Santa, Irak y Yemen

En sus oraciones, el Pontífice pedía por “la amada y martirizada Siria, víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte”, señala ‘Vatican News’.

Por la paz en todo el Oriente Medio, especialmente en Tierra Santa, como también en Irak y Yemen. Por los pueblos de Sudán del Sur, de Somalia y de la República Democrática del Congo, que padecen conflictos sin fin, agravados por la terrible carestía que está castigando algunas regiones de África.

Asimismo, el Papa pedía por los pueblos de América Latina, para conseguir el bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia. Que el Buen Pastor –agregaba el Papa– ayude a Ucrania, todavía afligida por un sangriento conflicto, para que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias.

 

 

03/04/2018-16:55
Rosa Die Alcolea

`Regina Coeli': La fraternidad es el fruto de la Pascua de Cristo

(ZENIT — 3 abril 2018).- "Sin un intercambio fraterno, no se puede crear una auténtica comunidad eclesial o civil: existe sólo un grupo de individuos motivados por sus propios intereses", dijo el Papa Francisco.

El Santo Padre reflexionó sobre la fraternidad antes del rezo del Regina Coeli el Lunes de Pascua, 2 de abril de 2018, conocido como el "Lunes del Ángel", señala 'Vatican News' en español.

La fraternidad —describió Francisco— es el "fruto de la Pascua de Cristo que, mediante su muerte y resurrección, derrotó al pecado que separaba al hombre de Dios, al hombre de sí mismo, al hombre de sus hermanos" asegurando que "el pecado siempre separa, siempre hace enemistades".

Así, la primera vez que se anunció "Ha resucitado", fue hecho por los ángeles, señalan los propios evangelistas. "Era necesario un ser superior para comunicar una realidad tan impactante" —explicó el Santo Padre— "que tal vez ningún hombre se atrevería a pronunciarla".

Por ello, —matizó el Pontífice— hay un significado en esta presencia angelical: "cómo a anunciar la Encarnación de la Palabra había sido un ángel, Gabriel, también para anunciar por primera vez la Resurrección no fue suficiente una palabra humana".

 

La novedad del diálogo

"La pascua de Cristo ha hecho estallar en el mundo la novedad del diálogo" —señaló el Papa—, novedad que se ha convertido en una responsabilidad para los cristianos y por la que estamos llamados "a cuidar el bien común y a nuestros hermanos, especialmente a los más débiles y marginados" porque sólo la fraternidad —advirtió— "puede garantizar una paz duradera, vencer la pobreza, extinguir las tensiones y las guerras y erradicar la corrupción y la criminalidad".

En este sentido, el Obispo de Roma pidió a la Virgen María que "la fraternidad y la comunión que experimentamos en estos días pascuales puedan convertirse en nuestro estilo de vida y en el alma de nuestras relaciones".

Asimismo, Francisco invocó "el don de la paz" para todo el mundo, especialmente para las poblaciones que más sufren los conflictos actuales y renovó su llamamiento "para que los secuestrados o injustamente privados de libertad sean liberados y regresen a sus hogares".

 

 

03/04/2018-18:15
Rosa Die Alcolea

EEUU: El Papa acepta la renuncia del obispo auxiliar de Los Ángeles

(ZENIT — 3 abril 2018).- El Papa Francisco ha aceptado la renuncia del obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Los Ángeles, Estados Unidos, presentada por Mons. Thomas J. Curry, a sus 75 años.

Información publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el 3 de abril de 2018, a través de un comunicado.

 

Mons. Thomas J. Curry

El obispo nació el 17 de enero de 1943 en Irlanda. Asistió al Seminario `All Hallows' en Dublín y se graduó en Historia en la 'University College' en Dublín, en 1963.

Al año siguiente, obtuvo la maestría en Historia en Loyola Marymount, Los Ángeles, y pasó a recibir el doctorado en Historia de Claremont Graduate School en 1983, informa la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

Fue ordenado al sacerdocio el 18 de junio de 1967, en el Seminario `All Hallows' en Dublin, Irlanda, para la Archidiócesis de Los Ángeles.

Tras la ordenación, desarrolló las tareas de párroco adjunto en St. Bernadine, Woodland Hills, CA, 1967-1970; profesor, St. Pius X High School, Downey, CA, 1970-1975; estudios de posgrado, Claremont Graduate School, Claremont, CA, 1975-1978; maestra, St. Paul High School, Santa Fe Springs, CA, 1978-1979; director, Oficina de Educación Continua para el Clero, Los Ángeles, 1976-1985; vicario para el clero, Arquidiócesis de Los Ángeles, 1985-1990; director, Secretaría de Servicios Ministeriales de la Iglesia, Los Ángeles, 1991-1994. Durante este tiempo, se le otorgó el honor papal de los títulos de Capellán de Su Santidad, 1984, y Prelado de Honor, 1988.

El 8 de febrero de 1994 fue nombrado Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Los Ángeles por el Papa Juan Pablo II, y fue ordenado al episcopado el 19 de marzo de 1994 para la Región Pastoral de Santa Bárbara, señala la Conferencia Episcopal.

Mons. Curry fue presidente del Comité de Educación Católica en la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

 

Los Ángeles

La Archidiócesis de Los Ángeles está compuesta por 8.636 millas cuadradas en el estado de California y tiene una población total de 11.519.517 ,de los cuales 4.031.831 o el 35 por ciento son católicos. El arzobispo José H. Gómez es el actual arzobispo de Los Ángeles.

 

 

03/04/2018-13:39
Rosa Die Alcolea

`Acompañando la fe de los jóvenes de hoy': Jornada en la Universidad Antonianum

(ZENIT — 16 marzo 2018).- El próximo jueves, 19 de abril de 2018, se celebrará la jornada de estudio 'Acompañando la fe de los jóvenes de hoy', organizada por el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Universidad Pontificia Antonianum.

Es una iniciativa para jóvenes y personas que los forman y acompañan, en el contexto del próximo Sínodo de los Obispos sobre "La jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional" que se celebrará en el Vaticano del 3 al 28 de octubre de 2018.

La jornada tendrá lugar en el Auditorio Antonianum de la Universidad, comenzará a las 9 horas con el saludo de Albert Schmucki, Vicepresidente del Instituto Franciscano de Espiritualidad, seguido de las intervenciones de Mary Melone, Hermana Franciscana Angelina y Rectora de la Universidad Antonianum, y Luca Bianchi, Franciscano y Presidente del Instituto Franciscano de Espiritualidad.

En el encuentro, Paola Bignardi ofrecerá una ponencia titulada 'Dios a mi manera": los jóvenes frente a la fe', y Nico Dal Molin hablará sobre 'El acompañamiento de los jóvenes: del espíritu de miedo al espíritu de amor'.

Por la tarde, Loredana Locci, Massimo Pampaloni y Alessandro Partini animarán la mesa redonda 'Experiencias de acompañamiento espiritual y el mundo de los jóvenes'.

 

 

03/04/2018-18:39
Antonio Rivero

P. Antonio Rivero: "La Resurrección de Cristo es un desafío a nuestra fe"

 

DOMINGO 2° DE PASCUA

Ciclo B

Textos: Hech 4, 32-35; 1 Jn 5, 1-6; Jn 20, 19-31

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Ver y tocar para creer.

Síntesis del mensaje: Tenemos que agradecer a Tomás ese querer ver y tocar para creer. Encontrarse con un resucitado no es de todos los días como para creerlo sin más. Y menos Tomás, el realista, que no se fiaba de su sombra, para quien un resucitado sería un fantasma de los corrientes.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Tomás me cae muy bien, es de los míos: independiente, realista, desconfiado, segurón, escéptico... Lo que se dice, un hombre de hoy: científico (que pruebas son razones y no buenas afirmaciones), materialista (¡a vivir de los sentidos, que son cuatro días! O como decía mi padre, que en paz descanse, cuando el médico le quiso recetar una dieta espartana: "Para tres días que vivimos, como lo que me da la real gana, y ya"), pesimista (que el mundo va de cráneo y lo peor es siempre lo más seguro). Este Tomás es un tipo tan de hoy. Quiere meter los dedos en las heridas de las manos y del costado. Quiere pisar firme en su vida. No quiere ser ingenuo, ni tontaina, ni bobalicón, ni hablar por boca de ganso, como decimos en español. Quiere seguridades...¿y quién no? Tomás realmente era el portavoz de todos nosotros y de los demás apóstoles, que pensaban y esperaban, creían y dudaban, por igual. Todos pasaron y pasamos nuestras gripes de fe, ninguno cree a pies juntillas que Jesús era Dios. En cuanto le vieron en la cruz decidieron: "Esto ha sido una equivocación; todos a casa, al lago, las redes y las barcas".

En segundo lugar, ese Tomás, sí dio el salto a la fe. Tomás también creyó. Creyó, pero dolorosamente. Por su carácter segurón se había construido un fortín y allí dentro vivía, sin puerta ni ventanas a la esperanza, la ilusión, la sorpresa, el futuro...no fueran a colársele la desilusión, el fracaso, el sufrimiento. Tenía miedo a creer. Sí creía, pero altaneramente. Tomás creía y les ponía difícil la fe a los demás apóstoles y a nosotros. Nuestra fe no puede ser bobalicona e ingenua, irracional y simplona. ¿Cómo nos propone Tomás a Cristo? Nos lo propone como un Señor vivo ... "con heridas". Sin saberlo, el descreído Tomás (perfecto símbolo de todos nosotros) nos ha mostrado un itinerario de fe que se sale de lo imaginado. A Jesús no lo reconocemos mediante argumentos impecables. Ni siquiera a través de milagros llamativos. A Jesús lo reconocemos ... por sus heridas. Sólo cuando metemos la mano en ellas reconocemos que está vivo, que no es un cuento.

Finalmente, a este Tomas y a todos los que somos como él, Jesús nos dice: "Déjate de ti, que eres sólo hombre, y atiéndeme, que soy Dios. Déjate de experimentos y pruebas, que la fe, siendo racional, no es racionalista ni de laboratorio. Déjate de echarle tanta cabeza y échale más corazón, que por ahí va la fe: en esto de la fe, como en lo otro del amor, 'el corazón tiene sus razones, que la razón no conoce...Es el corazón el que siente a Dios, y no la razón. Y eso es precisamente la fe: Dios sensible al corazón, no a la razón' (Pascal)". ¡Dichoso el que así se fía del corazón y así se fía de Dios! ¡Dichoso el que, con verle, se fía de Dios, que nunca dejó a nadie en la estacada. Tú, que dudas, ven al que no duda: que dudas de Dios, ven a Dios que no duda del hombre!

Para reflexionar: "Señor mío y Dios mío". Después de ese profundo acto de fe, Tomás se fue a propagar el evangelio, hasta morir martirizado por proclamar su fe en Jesucristo resucitado. Preciosas dudas de Tomás que obtuvieron de Jesús aquella bella noticia: " Dichosos serán los que crean sin ver". Caminemos de la mano de Tomás, metamos nuestros dedos en las muchas heridas que el Crucificado sigue teniendo hoy, en nuestros hermanos pobres y necesitados, como ama decir el papa Francisco: "Tocarla carne de Cristo en el pobre". ¿De qué heridas estamos huyendo? ¿Por qué caminos falsos estamos buscando al Resucitado? Y, curados del escepticismo por la fuerza del sufrimiento, tal vez podamos rendirnos al misterio del Señor que se niega a revelarse en una ecuación matemática, pero que se siente muy a gusto escondido en las células agresivas de un cáncer terminal y en los repliegues de una depresión.

Para rezar: Señor, creo, pero aumenta mi fe. Señor, quiero meter mis dedos en tu costado, en los sacramentos y en mis hermanos más necesitados.

 

 

03/04/2018-06:29
Isabel Orellana Vilches

San Isidoro de Sevilla, 4 de abril

«Gloria de la Iglesia católica, uno de sus grandes santos y doctores que plasmó su vasto saber en la gran obra Etimologías. Cuatro de sus hermanos, tres de los cuales fueron obispos como él, son santos. Es el patrón de Internet»

En su casa se respiraban aires de santidad. Tres de sus hermanos fueron obispos canonizados: Leandro, Fulgencio e Isidoro. Y también su hermana Florentina fue religiosa y santa. Isidoro probablemente nació en Cartagena, España, el año 560. Como perdió a sus padres siendo niño, su hermano Leandro asumió las funciones de educador y tutor suyo. Y a fe que consiguió que el pequeño recibiese tan esmerada educación que el acervo espiritual y cultural que se ocupó de proporcionarle le convertiría en uno de los grandes y santos doctores de la Iglesia. Y eso, que según la tradición, a Leandro costó entrarle en vereda, porque Isidoro no era un alumno ejemplar; faltaba o se escapaba de la escuela alguna vez. Lo que da idea de que cuando se cree en una persona, aunque sea díscola, y se mantiene un pulso inalterable en su educación, los frutos no se hacen esperar. Además, sobre Isidoro ya pendía claramente la voluntad divina que iba a encaminar sus pasos en la buena dirección para que se cumplieran en él sus designios. Y aunque se escabullía huyendo de su responsabilidad, un día cambiaron radicalmente las tornas. Sucedió todo de forma sencilla ante una circunstancia que nada tiene de particular, pero que fue de sumo provecho para él. Mientras vagabundeaba se acercó a un pozo para sacar agua y observó que el roce de las cuerdas había provocado hendiduras en la rígida piedra. Así comprendió el valor de la constancia y de la voluntad del hombre que quiebran cualquier contratiempo que se presente en la vida por complejo que parezca. Esta simple constatación de carácter pedagógico le llevó por nuevos derroteros. Con espíritu renovado se afanó en el estudio desde ese instante hasta el fin de sus días.

Es el último de los padres latinos. Se formó con las lecturas de textos de Marcial, san Agustín, Cicerón y san Gregorio Magno, con el que mantuvo gran amistad. Su obra cumbre, las Etimologías, es una summa que se convirtió por derecho propio en texto ineludible para los estudiosos hasta mediados del siglo XVI; en ella se aprendía todo lo concerniente a la ciencia antigua. No era fácil que un proyecto tan ambicioso le permitiera compartir la riqueza de su formación, como deseó, y quizá podría haber logrado acotando los temas. Es una carencia que se aprecia en este trabajo que, pese a todo, trasluce el rigor y fidelidad a la genuina tradición católica. En todo caso, su enciclopédica formación (es autor de innumerables tratados en los que se compendian temas que abarcan todo el saber humano) no ensombrecía su humildad y sencillez. Fue reconocido por su caridad con los pobres, a los que nunca faltaron sus limosnas. A nivel espiritual experimentó una gran lucha interior que le llevaba a negarse a sí mismo. Fue la tónica existencial que marcó prácticamente todo su acontecer. Seguramente ayudó a su hermano Leandro en la diócesis de Sevilla, de la que era prelado. Cuando murió, le sucedió en el cargo.

Sin descuidar la labor intelectual —continuó escribiendo obras filosóficas, lingüísticas e históricas— desempeñó su misión pastoral de manera intensa y fecunda. Era perfectamente consciente del alcance que tienen tanto la vida contemplativa como la activa. Al respecto hizo notar: «El siervo de Dios, imitando a Cristo, debe dedicarse a la contemplación, sin negarse a la vida activa. Comportarse de otra manera no sería justo. De hecho, así como hay que amar a Dios con la contemplación, también hay que amar al prójimo con la acción. Es imposible, por tanto, vivir sin una ni otra forma de vida, ni es posible amar si no se hace la experiencia tanto de una como de otra». Mostró especial preocupación por la formación espiritual e intelectual de los sacerdotes. Por eso fundó un colegio eclesiástico instruyéndoles personalmente.

Presidió dos concilios, el segundo de Sevilla en 619, y el cuarto de Toledo en 633. Muchos de los decretos se debieron a él, en particular el que indicaba que se estableciese un seminario en todas las diócesis. Sus treinta y siete años de episcopado fueron dedicados en gran medida a seguir los pasos de su hermano, intentando convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo. También emuló a Leandro en lo concerniente a la disciplina eclesiástica en los sínodos. Su organización recayó sobre ambos.

Se conoce el alcance de su oratoria gracias a san Ildefonso, que fue discípulo suyo: «la facilidad de palabra era tan admirable en san Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas». Éstas superaron con creces a la mayoría de estudiosos y prolíficos autores de la historia. Escribió un diccionario de sinónimos, un tratado de astronomía y geografía, un resumen de la historia desde la creación, biografías de hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y del Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, varios tratados teológicos y eclesiásticos y la historia de los visigodos, de excepcional valor por ser la única fuente de información sobre los godos. También pertenece a su autoría una historia de los vándalos y de los suevos. Incluso completó el misal y breviario mozárabes que su hermano Leandro comenzó a adaptar de la antigua liturgia española.

Tuvo la magnífica visión de no dejar a España sepultada en la barbarie. Mientras el resto de Europa se desintegraba, la convirtió en un envidiado centro de cultura. Viéndose a punto de morir, pidió perdón por sus faltas, sentimiento que había hecho extensible a todos sus enemigos, y rogó que oraran por él. Dio todo lo que tenía a los pobres y el 4 de abril del año 636 entregó su alma a Dios. El concilio de Toledo lo denominó «gloria de la Iglesia católica». En 1063 sus restos fueron trasladados a León y allí reciben culto. Fue canonizado por Clemente VIII en 1598. El 25 de abril de 1722 Inocencio XIII lo proclamó doctor de la Iglesia. Añadir como anécdota que en 2001 fue elegido patrón de internet.