IGLESIA | migrantes y refugiados

 

Informe Centro Astalli: La integración de los migrantes es el reto más urgente

 

Se ha presentado esta mañana en Roma el informe anual 2018 del Centro Astalli que refleja las condiciones actuales de los migrantes y refugiados

 

 

09 abril 2018, 19:24 | Ciudad del Vaticano


 

 

“El principal desafío en cuanto al tema de la migración en Occidente es aquel de fomentar el encuentro entre las diversas poblaciones y culturas, es decir, trasnformar las diferencias en fuente de enriquecimiento recíproco”, con estas palabras el cardenal secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, participante del coloquio con el que se presentó en Roma, la mañana del lunes 9 de abril, el informe anual 2018 del Centro Astalli que refleja de manera clara y concisa, la actual situación de los migrantes y refugiados que desde enero a diciembre del año pasado, han tenido contacto con alguno de los servicios que proporciona esta organización.

Nuestro colega Salvatore Tropea, ofrece una síntesis de los puntos más relevantes de este informe.

 

El urgente desafío de la Integración

Lo que emerge en el Informe 2018 del Centro Astalli, la oficina italiana del Servicio Jesuita a Refugiados, es un aumento en los problemas de acceso a la protección para aquellos que buscan asilo, así como la dificultad de alcanzar un sistema único y estandarizado de recepción en todo el territorio Italiano, a pesar de la evidente disminución en las llegadas registradas en la península itálica en 2017 (alrededor de 119 mil en comparación con los 181 mil del año anterior).

"Los Centros de Recepción Extraordinarios (CAS) – asegura el centro Astalli - siguen siendo la solución de asistencia más solicitada, mientras que en julio de 2017 la red SPRAR (Sistema de Protección para Solicitantes de Asilo y Refugiados) cubría poco menos del 15% de los aproximadamente 205 mil lugares disponibles.

Por ello, se ha tratado de racionalizar el sistema, pero la situación de muchos territorios no está en línea con los proyectos previstos y en particular -como denuncia el Informe- el paso transitivo entre la primera y la segunda fase de recepción, se lleva a cabo con mucha demora y se aplica lamentablemente, para un número limitado de personas , penalizando de esta manera, la calidad de los procesos de integración ".

 

Menos llegadas, pero más historias dramáticas

El documento presentado esta mañana también señala que no necesariamente "la disminución del número de personas que llegan a Europa en busca de protección es una buena noticia".

Esto se debe a que a menudo la falta de llegadas es consecuencia de la detención de migrantes en los centros de Libia.

De hecho, tal como testimonian los refugiados llegados al Centro SaMiFo, que asiste a víctimas de violencia intencionada y tortura, crece el número de personas traumatizadas durante la travesía en la que se embarcan tras abandonar sus hogares, y sobre todo, los sufrimientos que padecen en las cárceles libias, a menudo "en condiciones críticas", así como la frustración que sienten cuando, después de haber sido interceptados en el mar, “son devueltos al puerto de salida".

Además, el índice de mortalidad de las rutas se mantuvo casi sin cambios: "en 2016 y 2017, al menos dos de cada 100 migrantes no lograron llegar con vida a sus destinos ".

 

Acoger para reconstruir

Por otra parte, la nota positiva de las actividades del centro Astalli se demuestra en el crecimiento de las cifras de personas que abandonaron las comunidades de acogida y logran integrarse en la sociedad.

De hecho, el Informe destaca que "en 2017 aumentó el número de migrantes que recurrieron al servicio de acompañamiento y de autonomía, así como el índice de personas aceptadas en las comunidades de hospitalidad, que ha experimentado un incremento del 27%".

Este proyecto, diseñado para completar las vías de inclusión social, ha conseguido que un 50% más de personas (75 en números absolutos) hayan dejado la comunidad y "alcanzando el objetivo que se había fijado con ellos en el proyecto de semi-autonomía".

Una confirmación más de que, para los migrantes y los refugiados, un hogar y la posibilidad de un empleo "siguen siendo puntos de partida indispensables para la reconstrucción de la vida cotidiana en el nuevo país".