Tribunas

San Pablo en el cine: el Apóstol de Cristo

 

Jesús Ortiz


 

 

Se ha estrenado la película «Pablo. El Apóstol de Cristo». El actor James Faulker caracteriza muy bien e interpreta a san Pablo y con éxito, pues la vida de Pablo de Tarso es la gran aventura de un líder carismático, como se dice ahora. Jesucristo ya resucitado le fichó para ser el Apóstol de los gentiles, es decir, de quienes no pertenecen al Pueblo hebreo a diferencia de él, fariseo, hijo de fariseos y educado en la Toráh a los pies del rabino Gamaliel. Su fe cambio un imperio.

La película se centra en los últimos tiempos de Pablo encarcelado en Roma en el año 67, en la prisión Mamertina en espera de ser ejecutado por orden de Nerón. Allí vuelve a recordar los padecimientos en la difusión del Evangelio de Jesús por Asia menor, Macedonia y Acaya; después en Roma prisionero en dos ocasiones, y es posible que llegara a Hispania, según el deseo expresado en la Carta a los romanos. El director de esta película, Andrew Hyatt, sabe incluir algunas enseñanzas del apóstol en esos diálogos que mantiene con Lucas, con palabras de enorme fuerza, tomadas en su mayoría de las epístolas paulinas.

En la segunda Carta a los corintios hace un breve relato de esas aventuras difíciles: «De los judíos he recibido cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasé una noche y un día en alta mar. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa. Y aparte todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién tropieza sin que yo no me encienda?»

Algunos han dicho que Pablo y la primera Iglesia apenas contaba con las mujeres, pues tenían una pobre visión de ellas, aunque esto no coincide con la realidad. A veces se han apoyado en algunos textos de sus cartas, acerca del uso del velo y otras afirmaciones situadas en el contexto histórico y las costumbres sociales de la época.  Sin embargo, quien se toma el trabajo de leer a Pablo completo no puede por menos de apreciar se respeto por las mujeres, buenas colaboradoras en las tareas de evangelización, como Lidia, la primera persona que pide ser bautizada por Pablo en Filipos a las puertas de Europa, con toda su familia; y del marido ni se menciona el nombre.  Febe es otra mujer importante que está al servicio de la iglesia de Céncreas y se le confía la Carta a los romanos para su difusión; Prisca es la mujer de Áquila, un matrimonio que colabora estrechamente con Pablo; Junia y Andrónico son parientes suyos; Trifena y Trifosa trabajan en el Señor; todos estos y otros son mencionados al final de la Carta a los romanos.

Además, a los cristianos de Colosas les escribe exhortaciones específicas para cada grupo de personas: «Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo. Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos humanos, no por servilismo o respetos humanos, sino con sencillez y temor del Señor. Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor, y no a los hombres: sabiendo que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor. Al injusto le pagarán sus injusticias, pues no hay acepción de personas» (Col 3,18-25).

Otro personaje fundamental en este film es la figura del evangelista Lucas, interpretado por Jim Caviezel (La Pasión de Cristo), que acompañó a Pablo en algunos viajes, como se lee en los Hechos de los apóstoles. Según la crítica DeCine21, los diversos elementos del film funcionan bien, «como el apoyo mutuo que se dan Pablo y Lucas, bien mostrado también en sus diferencias de opinión, o las desavenencias entre los cristianos, algunos de los cuales son partidarios de tomar las armas contra el tirano. Es estupenda por otra parte la solución que se da al famoso “aguijón en la carne” de San Pablo, que vendría a ser el dolor provocado por la vivísima conciencia de sus crímenes». Y añade que «de todas formas, el film atrapa especialmente por la potente figura del apóstol, mostrado aquí como una persona que vivía en el cielo y que tenía a su vez los pies bien asentados en la tierra, con un carácter fuerte y una fe inconmovible, pero profundamente humano y necesitado del cariño de los suyos».

 

Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico