Servicio diario - 15 de abril de 2018


 

Papa Francisco: "Cristo ha resucitado"
Raquel Anillo

Siria: Nueva llamada del Papa "para que prevalezcan la justicia y la paz"
Raquel Anillo

Madagascar: el Papa Francisco saluda la beatificación del mártir Lucien Botovasoa
Anita Bourdin

Francisco en la parroquia: "Pidamos la gracia para creer que Jesús ha resucitado"
Anita Bourdin

Santa Bernadette Soubirous, 16 de abril
Isabel Orellana Vilches


 

 

15/04/2018-17:45
Raquel Anillo

Papa Francisco: "Cristo ha resucitado"

(ZENIT — 15 abril 2018).- "El cuerpo no es un obstáculo o una prisión del alma": el Papa Francisco recuerda la concepción cristiana del cuerpo al meditar en la aparición de Cristo relatada por el Evangelio de este domingo (Lc 24, 35-48).

"El cuerpo es creado por Dios y el hombre no está completo hasta que sea una unión de cuerpo y alma", explicó el Papa antes de la oración mariana de Regina Caeli, este 15 de abril de 2018, en la Plaza de San Pedro.

"Jesús, que venció la muerte y resucitó en cuerpo y alma, nos hace comprender que debemos tener una idea positiva de nuestro cuerpo", insistió el Papa.

Deploraba los ataques contra los cuerpos de las víctimas de la "esclavitud" moderna como ataques al cuerpo de Cristo.

Pero es toda la historia humana atravesada por la resurrección de Cristo y el Papa ha invitado a "resaltar la novedad de la vida que él siembra en la historia,para guiarla hacia los cielos nuevos y una tierra nueva".

Esta es nuestra traducción rápida, de trabajo, de la meditación del Papa Francisco.

AB

 

Palabras del Papa antes del Regina Caeli

Queridos hermanos y hermanas. ¡Buenos días!.

En el centro de este tercer domingo de Pascua está la experiencia que tuvieron los discípulos del Resucitado. Lo evidencia especialmente el evangelio y nos lleva una vez más al Cenáculo donde Jesús se manifiesta a los apóstoles dirigiéndoles este saludo: "Paz a vosotros" (Lc 24, 36). Se trata de la paz interior y de la paz que se establece en las relaciones entre las personas. El episodio relatado por el evangelista Lucas insiste mucho en el realismo de la Resurrección, Jesús no es un fantasma. De hecho, no se trata de una aparición del alma de Jesús sino de su presencia real con el cuerpo resucitado.

Jesús se da cuenta que sus apóstoles están turbados al verlo, están desconcertados porque la realidad de la Resurrección es para ellos inconcebible. Creen que ven un fantasma; pero Jesús resucitado no es un fantasma, es un hombre con cuerpo y alma y por esto les dice: "Mirad mis manos y mis pies: -les enseña las llagas -soy realmente yo" ."Tocadme y miradme; un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo" (y 39). Y porque esto no parece bastar para vencer la incredulidad de los discípulos, el Evangelio dice también algo interesante: era tanta la alegría que tenían dentro que no lo podían creer: "¡No, no es posible!, 'No puede sed¡Tanta alegría no es posible!".
Entonces Jesús, para convencerles, les dice ¿Tenéis aquí algo para comer? (y 41). Le ofrecieron pescado asado; Jesús lo toma y se lo come delante de ellos, para
convencerlos.

La insistencia de Jesús sobre la realidad de la Resurrección ilumina la perspectiva cristiana sobre el cuerpo: el cuerpo no es un obstáculo o una prisión del alma, el cuerpo está creado por Dios y el hombre no es completo si no está en unión de cuerpo y alma. Jesús que ha vencido la muerte y ha resucitado en cuerpo y alma nos hace entender que debemos tener una idea positiva de nuestro cuerpo. Puede transformarse en ocasión o instrumento de pecado, pero el pecado no es provocado por el cuerpo sino por nuestra debilidad moral. El cuerpo es un don maravilloso de Dios destinado, en unión con el alma, a expresar en plenitud la imagen y semejanza con Él. Por lo tanto estamos llamados a tener un gran respeto y cuidado de nuestro cuerpo y del de los demás.

¡Toda ofensa, herida o violencia al cuerpo de nuestro prójimo es un ultraje a Dios creador!, Mi pensamiento va en particular a los niños, a las mujeres, a los ancianos maltratados en el cuerpo. En la carne de estas personas encontramos el cuerpo de Cristo. Cristo herido, burlado, calumniado, humillado, flagelado, crucificado. Jesús nos ha enseñado el amor, un amor que en la Resurrección se ha demostrado más poderoso que el pecado y la muerte y quiere rescatar a todos aquellos que experimentan en el propio cuerpo las esclavitudes de nuestros tiempos.

En un mundo donde prevalece muchas veces la arrogancia contra los más débiles y el materialismo que sofoca el espíritu, el Evangelio de hoy nos llama a ser personas capaces de mirar en profundidad, llenas de estupor y de alegría grande por haber encontrado al Señor resucitado. Nos llama a ser personas que saben recoger y valorizar la novedad de vida que él siembra en la historia para orientarla hacia los cielos nuevos y la tierra nueva. ¡Que nos sostenga en este camino la Virgen María a cuya intercesión materna nos encomendamos con confianza!

 

 

15/04/2018-15:01
Raquel Anillo

Siria: Nueva llamada del Papa "para que prevalezcan la justicia y la paz"

(ZENIT — 15 abril 2018).- Estoy profundamente preocupado por la situación del mundo actual", dijo el Papa tras rezar el Regina Coeli del mediodía de este domingo, 15 de abril en la plaza de San Pedro, a la que asistieron unas 30.000 personas, según la Gendarmería del Vaticano.

Una situación, dice el Papa, en italiano, "en la que, a pesar de los instrumentos a disposición de la comunidad internacional, es difícil acordar una acción conjunta por la paz en Siria y en otras regiones del mundo".

 

Palabras del Papa Francisco después del Regina Coeli

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy en Vohipeno (Madagascar) es proclamado beato el mártir Luciano Botovasoa, padre de familia y testigo coherente de Cristo hasta el don heroico de la vida. Arrestado y asesinado por haber manifestado su voluntad de permanecer fiel al Señor y a la Iglesia, representa para todos nosotros un ejemplo de caridad y de fortaleza en la fe.

Estoy profundamente preocupado por la actual situación mundial en la cual, a pesar de las herramientas a disposición de la comunidad internacional, es difícil ponerse de acuerdo sobre una acción común por la paz en Siria y en otras regiones del mundo. Mientras rezo incesantemente por la paz e invito a todas las personas de buena voluntad a continuar haciendo lo mismo, hago nuevamente un llamamiento a todos los responsables políticos, para que prevalezcan la justicia y la paz.

He recibido con dolor la noticia del asesinato de los tres hombres secuestrados a finales de marzo en la frontera entre Ecuador y Colombia. Rezo por ellos y por sus familias, y estoy cercano al querido pueblo ecuatoreño, animándole a seguir adelante unido y pacífico, con la ayuda del Señor y de su Santísima Madre.

Encomiendo a vuestras oraciones a las personas, como Vincent Lambed, en Francia, el pequeño Alfie Evans, Inglaterra, y otros en diversos países, que viven, a veces desde hace largo tiempo, en un estado de enfermedad grave, con asistencia médica para las necesidades básicas. Son situaciones delicadas, muy dolorosas y complejas. Recemos para que cada enfermo sea siempre respetado en su dignidad y curado de manera adecuada a su estado, con el acuerdo de sus familiares, de los médicos y de los otros profesionales de la salud, con gran respeto por la vida.

Saludo con afecto a todos vosotros, peregrinos de Italia y de tantas partes del mundo: a las familias, grupos parroquiales, escuelas, asociaciones. En particular, saludo a los fieles de California; así como los de Arluno, Pontelongo, Scandicci, Génova-Pegli y Vibo Valentia; a los niños de la Escuela "Figlie di Gesú" de Módena y al grupo "Amici di Paolo VI" de Pescara.

Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

 

 

15/04/2018-18:14
Anita Bourdin

Madagascar: el Papa Francisco saluda la beatificación del mártir Lucien Botovasoa

(ZENIT — 15 abril 2018).- El Papa Francisco saluda la beatificación en Madagascar, en Vohipeno, del mártir Lucien Botovasoa, "padre de familia, testigo coerente de Cristo hasta el don heroico de su vida".

Después de la oración de Regina Caeli, en la Plaza de San Pedro, este domingo, 15 de abril de 2018, el Papa señaló que Ramose Lucien Botovasoa fue "arrestado y asesinado por demostrar su voluntad de permanecer fiel al Señor y a la Iglesia, que representa para todos nosotros un ejemplo de caridad y fortaleza en la fe ".

La beatificación fue presidida por el Cardenal Angelo Amato SDB, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y representante del Papa Francisco.

Lucien Botovasoa (1908-1947), laico y padre de familia, terciario franciscano, asesinado en el odio de la fe en Vohipeno (Madagascar). Los testigos que conocieron a Lucien Botovasoa a menudo hablan de su don de "reconciliación", hasta llamarle "Maestro de la Reconciliación".

Lucien Botovasoa nació en 1908. Bautizado en 1922, es el mayor de nueve hijos. Un brillante alumno, es enviado a formarse con los jesuitas de Fianarantsoa; regresó como maestro de parroquia en 1928. Se casó en 1930 con Suzanne Soazana. Tendrán ocho hijos.

Excelente pedagogo, deportista y músico, también es un modelo de vida cristiana, dedicado a todos, preocupado por sus alumnos.

Desde 1940, anima la fraternidad de los Terciarios Franciscanos. "Toma la ropa el 8 de diciembre de 1944?, dijo en una entrevista en el 2012 a Zenit al Obispo Ramaroson. A partir de ese día se convierte en una pobreza y una piedad extraordinaria, ... renunció a su ropa bonita y ahora solo lleva sandalias, camisa y pantalón caqui. Ayuna los miércoles y viernes, se levanta cada noche a media noche para orar de rodillas, y luego va a la iglesia a las 4:00 h para orar ante el Santísimo Sacramento hasta la hora de la misa. Se convierte en franciscano en el alma, se preocupa por los pájaros heridos, no soporta que a sus aves les corten la cola; su rosario colgando de su cinturón, reza incesantemente, hace giras de evangelización en los pueblos de los alrededores el sábado o el domingo. "

Después de la Segunda Guerra Mundial, la lucha por la independencia comenzó en Madagascar. Los cuñados de Lucien están involucrados, pero él mismo teme que "eso" termine "en sangre". Por lo tanto, está en la lista negra de los separatistas como enemigos del pueblo. "Durante meses", dice el obispo Benjamín Ramaroson, "predice su muerte a su esposa, a sus parientes y amigos y prepara a su familia para aferrarse a la fe".

En marzo de 1947, estalló el levantamiento en Manakara (a 40 km del pueblo de Lucien). Varios colonos y funcionarios malgaches son asesinados, en toda la región las iglesias son quemadas.

El 16 de marzo, el Rey Tsimihono, que reina sobre la ciudad donde vive Lucien, decide matarlo a él y a otros seis. Advertido, Lucien se niega a huir.

Murió decapitado en el matadero de la aldea. Antes de morir repite: "Dios mío, perdona a mis hermanos ... Que mi sangre derramada en el suelo sea para la salvación de mi país. "

© Traducción ZENIT, Raquel Anillo

 

 

15/04/2018-21:01
Anita Bourdin

Francisco en la parroquia: "Pidamos la gracia para creer que Jesús ha resucitado"

(ZENIT – 15 abril 2018).- “Pidamos la gracia para creer que Jesús ha resucitado. ¡Que Él está vivo! ¡Es nuestra verdadera juventud!”, dice el Papa Francisco en una parroquia de su diócesis.

El Papa Francisco visitó la parroquia de San Paolo della Croce en el distrito Corviale de Roma, un barrio conocido como la “gran serpiente”, un gigante de cemento que le da un aspecto inhóspito.

El Santo Padre fue recibido a las 16 horas por su vicario de Roma, Monseñor Angelo Donatis, Monseñor Paolo Selvadagi, obispo auxiliar del sector Oeste, P. Roberto Cassano, sacerdote de la parroquia, P. Gabriele Petreni, vicario, y por sus colaboradores parroquiales.

San Paolo de la Croce fue construido el 1 de julio de 1977, Juan Pablo II fue allí en una visita el 1 de marzo de 1992. La Iglesia fue inaugurada el 16 de abril de 1983. El edificio se debe a Ennio Canino, maestro de la arquitectura sagrada del siglo XX, amigo y consejero de Pablo VI.

La parroquia sirve a la “Serpentone”, una barra construida en los años 70 en la parte superior de una colina de 60 hectáreas, con 700.000 m3 de casas y casi 90.000 m3 no residencial. Una comunidad contemplativa se ha establecido allí, verdadero oasis de paz y oración, indica la persona a cargo de esta Fraternidad de la Encarnación, el P. Gabriele Petreni.

En la parroquia, el Papa Francisco se encontró por primeramente con los niños del catecismo, luego con los ancianos, los enfermos y los pobres.

Con los jóvenes, el Papa en particular respondió a un niño pequeño cuyo padre murió, que no era creyente pero bautizó a sus cuatro hijos. Manuel se preguntó si su padre estaba en el cielo, rompiendo a llorar. El Papa saludó la memoria de este “padre” que, dijo, era un buen padre, como dicen sus hijos. Y luego preguntó repetidamente a la multitud: “¿Crees que Dios puede dejarlo lejos?” ¡No! “Responde la multitud. “Esa es la respuesta, Manuel, ¡gracias! Y el Papa lo alentó: “¡Habla con tu papá!”

El Papa volvió a hablar con el niño, todavía conmovido, al final del encuentro. Lo besó y lo bendijo.

Luego, el Papa tuvo una reunión con una delegación de pobres, 100 familias, y ancianos.

Hablando con los mayores, dijo: “Los jóvenes corren pero son los viejos los que conocen el camino… incluidas las privaciones”.

“Todo el mundo tiene su dolor, su herida: que no le quita la alegría”. Jesús vino a pagar nuestras heridas con sus heridas “, instó el Papa.

Luego, también los alentó a “hacer el bien”: “Todos podemos hacer el bien a los demás. El párroco dijo que vosotros sois el tesoro de la parroquia, entonces: ¡Avanti! Oremos a la Virgen María para que proteja este tesoro. Ave María…”.

“Y orad por mí, por favor… a favor, no en contra, ¿no?” –concluyó el Papa con una sonrisa–.

Luego se tomó el tiempo para celebrar el sacramento de la Reconciliación: muchos feligreses se confesaron con él.

Finalmente, el Papa presidió la Misa alrededor de las 17:20 horas, acompañado por el Obispo De Donatis, el Obispo Selvadagi, y representantes de la Prefectura XXX y algunos sacerdotes amigos de la parroquia.

En su homilía improvisada, el Papa instó a buscar la fe en la resurrección de Jesús, “Los discípulos sabían que Jesús había resucitado, María Magdalena lo había dicho, Pedro lo había visto y los peregrinos de Emaús lo habían contado … ¡Lo sabían! Pero esta verdad no había entrado en su corazón … ”

El Papa enfatizó el realismo del encuentro de los discípulos con el Resucitado: “Jesús les dijo:” ¡No me toquéis! ¡Un fantasma no tiene cuerpo! Pero ¿por qué no creyeron?”

El Papa responde, como en el Regina Caeli: “Dudaron” por su alegría, “fue inmenso”.

Luego, el Papa instó a la parroquia a pedir el don de la fe en la Resurrección de Cristo: “Pidamos la gracia para creer que Jesús resucitó”. ¡Que Él está vivo! ¡Es nuestra verdadera juventud! ¡Es la victoria! Cristo está vivo. Cuando comulgas, ¿estás seguro de que Jesús está vivo?”.

Hizo hincapié en que el pecado “envejece”, pero que el Cristo resucitado “rejuvenece”, que el perdón, el sacramento de la reconciliación, “rejuvenece”.

“Pidamos”, insistió el Papa, “la gracia de tocar a Jesús resucitado, en el encuentro con los enfermos, los prisioneros, los más necesitados, los niños, los ancianos: cuando queremos hacer algo bien” es Jesús quien nos empuja allí”.

La parroquia ofreció tres regalos al Papa Francisco: un plato grande decorado con flores, una tabla hecha de pedazos de madera de los patios del barrio rodeados por la esperanza representada por el azul del cielo, y una escultura que representa un rostro sufriente rodeado por las manos del Buen Pastor. El Papa ofreció a la parroquia un cáliz, en recuerdo de su visita.

El párroco tomó la palabra para agradecer al Papa y explicó que en esta parroquia difícil entendía lo que significaban las “periferias” existenciales, y una “Iglesia en vías de extinción” y qué significaba “Dulzura” y “Humildad”, y las otras Bienaventuranzas, frente a las dificultades.

También dio las gracias al Papa por su exhortación apostólica Gaudete et Exsultate citando las palabras del Papa: “Dios no tiene miedo … Jesús va delante de nosotros … Jesús ya está aquí. Santo Padre, te gustan las periferias, las periferias te quieren”.

El Papa saludó a los enfermos después de la bendición final y el Regina Caeli, y luego regresó al Vaticano.

Los feligreses dieron la bienvenida a la visita del Papa. Y también porque… el municipio había cerrado los baches del camino tomado por la procesión papal. ¡El Papa debe regresar, dijeron los feligreses!

© Traducción ZENIT, Raquel Anillo

 

 

15/04/2018-06:15
Isabel Orellana Vilches

Santa Bernadette Soubirous, 16 de abril

«Humildad y sencillez a los pies de María fueron rasgos de esta pequeña agraciada por la aparición de la Virgen que se presentó ante ella como la Inmaculada Concepción. Acogió con edificante paciencia todos sus sufrimientos»

Nació el 7 de enero de 1844 en Lourdes. Era la primogénita de nueve hermanos; algunos murieron en los primeros años de vida. Con una complexión débil y, por tanto, propensa a las enfermedades, las precarias condiciones en las que vivían en el húmedo sótano de un molino —su padre era molinero— en medio de una extrema pobreza rayana en la miseria no eran las más aptas para alguien tan frágil como ella. Era asmática y contrajo el cólera cuando tenía 10 años. Colaboraba en el cuidado de sus hermanos y trabajaba como pastora por cuenta ajena. Su madre le inculcó el amor a Dios y a María, y solía rezar el rosario todos los días con gran devoción. Hasta los 16 años fue
analfabeta porque no tuvo los medios para haber podido estudiar; suplía las carencias con su esfuerzo. El maestro reconocía: «Le cuesta retener de memoria el catecismo, porque no sabe leer; pero pone mucho empeño: es muy atenta y piadosa».

Como las gracias sobrenaturales no están sujetas a parámetros humanos, a sus 14 años la Virgen se había fijado en ella para infundir a la Humanidad la esperanza de la vida eterna mediante la oración y la conversión. Quizá menos mermada intelectual y emocionalmente de lo que la gente pensaba, iba creciendo humana y espiritualmente, forjando la talla espiritual que conmovería a todos por su alegría, bondad e inocencia evangélica. Ese año memorable de 1858 la Madre del cielo señaló a la santa que es en la oración donde radica la auténtica felicidad: «No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero sí en el otro». Bernadette conoció el dolor físico tempranamente. Con el ánimo de ofrecerlo humilde y generosamente como rescate de los pecadores, respondiendo a la invitación de María suplicaba su ayuda: «No, no busco alivio, sino solo la fuerza y la paciencia».Con ella esperaba domar los sufrimientos que le provocaron el asma y luego la tuberculosis.

Las apariciones de María, en total 18, se iniciaron el 11 de febrero de ese año en la gruta conocida como Massabielle. Bernadette se hallaba en el entorno buscando leña, acompañada de una hermana y de otra niña, cuando la Virgen se hizo presente. En esa ocasión compartió los rezos con Ella silenciosamente. Fue en la tercera aparición cuando oyó la voz de la «Señora»; así la denominó. El 24 de febrero María insistió en la necesidad de la oración y de la penitencia. En otra ocasión le instó a beber agua en la reseca superficie en la que introdujo sus manos hasta que comenzó a manar el líquido. Igualmente tuvo que ingerir alguna hierba del entorno, todo ello a petición de la Virgen y siempre después de haber rezado el rosario juntas. Algunos testigos que presenciaron estos gestos no ocultaban su escepticismo. El 2 de marzo María rogó que erigieran allí una capilla en su honor y el 25 de ese mes, en la decimosexta aparición, le reveló: «Yo soy la Inmaculada Concepción».

Bernadette había dado cuenta de los hechos al párroco, padre Dominique Peyramale, una persona que guardaba distancia con esta clase de manifestaciones. Cuando la noticia se extendió a otros niveles, la adolescente constató que ni las autoridades civiles ni las eclesiásticas aceptaban su narración. Aquello atrajo multitud de contrariedades a su vida. Por una parte, se ponía en tela de juicio la veracidad de su testimonio. Y, por otra, se sentía acosada por la curiosidad de la gente que, a toda costa, quería obtener de ella remedios para sanar sus enfermedades. Reclamaban esta gracia de forma inoportuna y con procedimientos dudosos —muchas veces le ofrecieron dinero—acrecentando la asfixia que le provocaba el asma.

Aunque comparecer ante la gente que la hostigaba de ese modo le producía íntima angustia y temor, transmitía una serenidad y delicadeza admirables. Heroica fue su paciencia en la entrevista que en 1860 mantuvo con un sacerdote que la trató sin miramiento alguno. Fue escalando los peldaños de la vida eterna a fuerza de purificaciones. Nunca se envaneció de haber sido la dilecta criatura a la que se dirigió la Virgen. Y no estuvo presente en actos multitudinarios como el de la colocación de la primera piedra del santuario que iba a erigirse. Una vez le mostraron la imagen de la Inmaculada, esculpida en mármol de Carrara, para que diese su juicio; trataron de plasmar en ella los rasgos que Bernadette dio. Era un imposible. Al verla, dijo: «Sí, ésta es hermosa... pero no es Ella».

En julio de 1860 se retiró en el instituto de las Hermanas de la Caridad de Nevers. Hubiera ingresado antes, pero su mala salud lo impidió. Fue novicia durante cuatro años a los que siguieron otros dos en calidad de enferma en el hospicio, y en 1864 decidió integrarse plenamente en la comunidad religiosa. Inició el noviciado en 1866; ese año murió su madre. Y la lesión que ella padecía se agravó. Parecía abocada a la muerte, pero en octubre de 1867 se recuperó y pudo efectuar la profesión. Los años de vida conventual tuvieron el sello de la amarga acritud. En lugar de paz y sosiego halló indiferencia, muchos sufrimientos. Actuó como enfermera en el convento hasta que la grave dolencia la recluyó en su lecho.

Discreta, modesta, sencilla, pasó por este mundo alumbrada por la inmensidad de María. Su deceso se produjo el 16 de abril de 1879. Sus últimas palabras fueron: «Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!». Y después de unos momentos de silencio, exclamó emocionada: «Ruega Señora por esta pobre pecadora». Apretando el crucifijo sobre su pecho entregó su alma a Dios. Tenía 35 años.Muchos recordarían las palabras que tantas veces había pronunciado: «María es tan bella que quienes la ven querrían morir para volver a verla». Iba a contemplarla, desde luego, y esta vez ya para siempre. Pío XI la beatificó el 14 de junio de 1925, y la canonizó el 8 de diciembre de 1933. Su cuerpo permanece incorrupto. Su festividad se conmemora en Francia el 18 de febrero; en el resto del mundo su fecha se celebra el 16 de abril.