Papa Francisco | REGINA COELI

 

El Papa: permanecer unidos en Cristo como los sarmientos a la vid

 

Uno de los frutos más maduros que brota de la comunión con Cristo es el compromiso de caridad hacia el prójimo

 

 

29 abril 2018, 11:49 | Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano


 

 

“Permanecer en Cristo como los sarmientos a la vid”: el Papa Francisco en el quinto domingo de Pascua, antes de la oración del  Regina Coeli, meditó, como de costumbre sobre el Evangelio del día (Jn 15, 1-8).

 

El sarmiento necesita la vid

En esta ocasión, el Papa observó cómo la palabra de Dios - así como el domingo anterior- en este Tiempo Pascual “sigue indicándonos el camino y las condiciones para ser una comunidad del Señor Resucitado”. El sarmiento no puede dar fruto de por sí sólo, sino que necesita de la linfa de la vid:

“La Palabra de Dios, también en este quinto domingo de Pascua, sigue indicándonos el camino y las condiciones para ser una comunidad del Señor Resucitado. El domingo pasado se resaltaba la relación entre el creyente y Jesús Buen Pastor. Hoy el Evangelio nos propone el momento en que Jesús se presenta como la verdadera vid y nos invita a permanecer unidos a Él para dar mucho fruto (Jn 15, 1-8). La vid es una planta que forma una cosa sola con los sarmientos; y los sarmientos son fecundos solamente en cuanto están unidos a la vid. Esta relación es el secreto de la vida cristiana y el evangelista Juan la expresa con el verbo 'permanecer', que en el pasaje de hoy se repite siete veces”. "Permanecer en mí, dice el Señor; permanecer en el Señor".

 

Permanecer en el Señor

Ese permanecer en Cristo es lo que nos permite “beber” la vida, la linfa, que nos permite a su vez, llevar en la sociedad una forma distinta de vivir y de darnos a los demás, explicó Francisco:

“Se trata de permanecer en el Señor para encontrar el valor de salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades, de nuestros espacios restringidos y protegidos, para adentrarnos en el mar abierto de las necesidades de los demás y dar amplio respiro a nuestro testimonio cristiano en el mundo. Este coraje de salir de sí mismos y de adentrarse en las necesidades de los demás, nace de la fe en el Señor Resucitado y de la certeza de que su Espíritu acompaña nuestra historia. Uno de los frutos más maduros que brota de la comunión con Cristo es, de hecho, el compromiso de caridad hacia el prójimo, amando a los hermanos con abnegación de sí, hasta las últimas consecuencias, como Jesús nos amó”.

“El dinamismo de la caridad del creyente -continuó el Papa- no es fruto de estrategias, no nace de solicitudes externas, de instancias sociales o ideológicas, sino del encuentro con Jesús y del permanecer en Jesús. Él es para nosotros la vida de la que absorbemos la linfa, es decir, la “vida” para llevar en la sociedad una forma diferente de vivir y de brindarse, lo que pone en el primer lugar a los últimos”.

 

Todos estamos llamados a ser Santos

Tal como hicieron los Santos, quienes “vivieron en plenitud la vida cristiana y el testimonio de caridad”, también nosotros hemos de ser "íntimos con el Señor":

“Cuando se es íntimos con el Señor, como son íntimos y unidos entre sí la vid y los sarmientos, se es capaces de dar frutos de vida nueva, de misericordia, de justicia y de paz, que derivan de la Resurrección del Señor. Es lo que hicieron los Santos, aquellos que vivieron en plenitud la vida cristiana y el testimonio de la caridad, porque eran verdaderos sarmientos de la vid del Señor. Pero para ser santos “no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos” [...]Todos nosotros, todos, estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra." (Gaudete Exsultate, 14).

Una vez más el Obispo de Roma recordó que todos estamos llamados a ser santos "con la riqueza que recibimos del Señor Resucitado": "Cada actividad - concluyó– el trabajo, el descanso, la vida familiar y social, el ejercicio de las responsabilidades políticas, culturales y económicas; cada actividad, pequeña o grande, si se vive en unión con Jesús y con actitud de amor y de servicio, es una ocasión para vivir en plenitud el Bautismo y la santidad evangélica”.