Opinión

 

¿Tratarte como eres, o como quieres ser?

 

“Llegará a ser lo que puede y debe ser” (Goethe), y no “lo que tú quieres que sea o lo que él quiere ser”

 

 

02/05/2018 | por Jordi-Maria d'Arquer


 

 

Dice Goethe: “Trata a un hombre como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser”. Cierto. Lo saben todos los que tratan con delincuentes. Pero no cabe institucionalizar la ideología del deseo en pleno siglo XVIII, que también existía, probablemente desde la manzana de Eva. Es hoy día que ha adquirido carácter hegemónico hasta llegar a convertirse en fenómeno de masas. Es por este motivo que debemos ir al tanto con las frases absolutistas, que suenan muy bien pero crujen. Y si no, que le digan a Cristina Cifuentes si tratándola como Reina Máster llegará a tocar un libro. O preguntemos a los amigos del grupo criminal “La Manada” si quieren que tras su violación en grupo a una pobre chica los tratemos como los Santos de los Sanfermines, a ver si es cierto que llegan a serlo un día. Son criminales, y se los tiene que tratar como criminales; es por justicia y por mera razón, puesto que de lo contrario se crecerán en su delincuencia. Por tanto, la sentencia de Goethe necesita de un contexto que la matice. Puesto que también es cierto que a una persona se la tiene que tratar como lo que es y no como ella se imagine que es en su cerebro. Seguramente a Goethe no se le escapó este detalle. No sé dónde lo dijo, si por escrito u oralmente, pero pienso que lo que quería decir es lo que dice: “llegará a ser lo que puede y debe ser”, y no “lo que tú quieres que sea o lo que él quiere ser”, que es muy distinto. Si el trato que damos a un delincuente es opresivo, será mal sobre mal, y ya sabemos que normalmente y salvo en contadísimas ocasiones, del mal solo surge el mal. A toda persona se la tiene que tratar con la dignidad que reclama toda persona. Todo ser humano es bueno en lo hondo de su corazón, aunque a veces la hondura sea abismal, y ahí debemos llegar para reconstruirlo. Para alimentar bien con bien y construir la casa sobre roca; puesto que sabemos que construyendo sobre arena la casa estará condenada al desastre. Soplaremos mucho el globo, se hinchará mucho, sí, pero acabará reventando cuando la presión sea superior a lo que puede aguantar. Habremos engañado a esa persona doblemente alimentando su mentira, revolcándose aún más en su vómito, con lo cual alargamos su agonía, pero no creamos la virtud que ella se imagina, de manera que no llegará a lo que debe hasta que se acepte como es. Lucha, sí, desde ahí; tú puedes llegar a romper el caparazón y crecer, pero otra cosa es que llegues a ser Goethe. Llegarás a ser tú, que es lo que dice Goethe. Y quién sabe si serás más que Goethe…