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Sentencia “Manada”: los tres magistrados son los únicos en el mundo que apoyan su veredicto

 

Ninguna institución pública o privada española ha aceptado el fallo del tribunal de Pamplona sobre los “abusos” a una joven madrileña que fue a los Sanfermines

 

 

02/05/2018 | por Salvador Aragonés


 

 

Ninguna institución pública o privada española ha aceptado el fallo del tribunal de Pamplona sobre los “abusos” (que no “agresión”) a una joven madrileña que fue a los Sanfermines. Esto es muy sintomático. Nadie, en el mundo mundial, apoya esa sentencia. Y una de dos, o la sentencia no interpreta bien el Código Penal  o el Código Penal está desfasado de la realidad civil española. A mí me parece que es ambas cosas.

No voy a entrar en el análisis de la sentencia del “Caso Manada”. Otros con mayores conocimientos que yo lo harán. Baste ver la escasa sensibilidad de los jueces al sentenciar un caso que había levantado ampollas en toda España y parte del extranjero.

Menos mal que un tribunal no es la última instancia judicial. Esta sentencia se le puede recurrir. La Fiscalía de Pamplona ya ha dicho que lo hará porque consideró desde el principio que se trató de una “agresión” y no de un “abuso”. Ahora le tocará el turno al Tribunal Superior de Justicia de Navarra y en último término al Tribunal Supremo que es quien establece doctrina, jurisprudencia. El sistema es garantista.

No puedo ocultar, sin embargo, que un juicio tan mediático como el de Pamplona, el Tribunal ha actuado con estultez y no ha sabido estar a la altura de lo que se exige a los tribunales de justicia españoles. ¿Por qué lo digo? Porque ellos, sus señorías, se han sorprendido de la magnitud de la protesta de lo que sentenciaron. No estaban en la realidad, y diría que ni tan solo en la jurisprudencia, pero eso que lo digan los expertos.

El tribunal de Pamplona ha puesto a un país en pie. Ha llenado las plazas de protesta. Y ha fomentado una justicia dictada por tribunales populares. Las sentencias tienen que atenerse al derecho, y si no, que se cambien las leyes. Ahora ya todo el mundo dice que hay que cambiar el Código Penal para este tipo de delitos. ¡Bienvenido sea! Pero que se haga rápido porque hay sentencias de este tipo que esperan una respuesta concorde no con el derecho, sino con la justicia.

Iríamos por cumbres borrascosas si en España empezaran a menudear los tribunales populares, los juicios paralelos, las sentencias amañadas o dictadas de antemano, o dictadas en la plaza pública. No sería un Estado de Derecho: sería la selva.

Estaría bien que, tras analizar concienzudamente el caso, el Consejo General del Poder Judicial dijera la suya. Porque no ha sido una sentencia normal, sino un escándalo público. No se puede lavar las manos.