Servicio diario - 08 de mayo de 2018
"El amor se ve en las obras, no en las palabras" — Homilía del Papa
Francisco
Rosa Die Alcolea
"No tenemos que acercarnos al diablo, ni hablar con él", advierte el
Papa
Rosa Die Alcolea
Estatuto del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida
Redacción
Antonio Rivero: "La Ascensión del Señor nos anima a desear el cielo"
Antonio Rivero
Beata Teresa de Jesús (Carolina Gerhardinger), 9 de mayo
Isabel Orellana Vilches
08/05/2018-15:50
Rosa Die Alcolea
"El amor se ve en las obras, no en las palabras" —
Homilía del Papa Francisco
(ZENIT — 8 mayo 2018).- "El amor siempre es trabajo para los demás.
Porque el amor se ve en las obras, no en las palabras", es uno de los
mensajes que Francisco dejó a los fieles de la parroquia romana del
Santísimo Sacramento en Tor de Schiavi.
En la tarde del pasado domingo, 6 de mayo de 2018, VI Domingo de
Pascua, el Papa Francisco visitó esta iglesia, donde inauguró la 'Casa
de la Alegría' para las personas con discapacidad, construida en la
buhardilla del edificio.
A su llegada, alrededor de las 15:30 horas, fue recibido por el
arzobispo Angelo De Donatis, vicario general de la diócesis de Roma,
el cardenal titular José Gregorio Rosa Chávez, el cardenal arzobispo
de Manila y Presidente de Caritas Internationalis Luis Antonio Tagle,
vinculado al nacimiento de la "Casa de la alegría", el párroco, padre
Maurizio Mirilli, el vice- párroco, padre Vasile Alexandru Muresan y
algunos colaboradores de la parroquia.
En el oratorio, el Papa encontró a la comunidad parroquial,
respondió a cuatro preguntas formuladas por un padre, un joven, un
adolescente y un niño. Más tarde, en el salón parroquial, encontró a
los ancianos y a los enfermos.
Luego subió a los locales de la "Casa de la Alegría". En los
espacios utilizados como centro de día, el Papa Francisco encontró a
los responsables de Caritas, de los proyectos "Vecindarios solidarios
" y "Barrios solidarios" y del servicio nocturno para las personas sin
domicilio fijo. El Santo Padre habló posteriormente con los
discapacitados en el centro de día y con sus familias. Luego visitó la
nueva casa familiar y, después de haber bendecido los locales, conoció
a los siete niños que vivirán allí junto con dos religiosos y una
laica. Por último bajó a los locales parroquiales donde confesó a
algunos penitentes.
A las 17:30 horas celebró la Santa Misa, durante la cual administró
el sacramento de la Confirmación a una niña de la parroquia con una
enfermedad mitocondrial y a su madre. Al final, después del saludo a
los fieles reunidos en la plaza que habían seguido la celebración en
una pantalla gigante especialmente preparada para la ocasión, regresó
al Vaticano.
Sigue la homilía improvisada por el Santo Padre durante la
celebración eucarística en la cual administró el sacramento de la
Confirmación y las palabras pronunciadas por el Papa durante los
diversos encuentros en la parroquia.
Sigue el texto íntegro de la homilía que ofreció el Papa Francisco en
la parroquia romana del Santísimo Sacramento, en Tor de Schiavi.
Homilía del Santo Padre
Jesús, antes de ir al Huerto de los Olivos y empezar su Pasión —
sufrió mucho Jesús, en el Huerto de los Olivos- tuvo esta larga
conversación a la mesa con los discípulos. Y él aconseja algo fuerte,
da un consejo muy fuerte: "Permaneced en mi amor". Este es el consejo
que Jesús da a los suyos antes de sufrir y morir. Y también es el
consejo que nos da a nosotros, a cada uno de nosotros. Jesús nos dice:
"Permaneced en mi amor. No os vayáis fuera de mi amor". Y cada uno
puede preguntarse en su corazón — dentro de su corazón-: "¿Yo
permanezco en el amor del Señor?. ¿O salgo buscando otras cosas, otros
entretenimientos, otros modos de vida?".
Pero "permanecer en el amor" es hacer lo que Jesús hizo por
nosotros. Él dio la vida. Él fue nuestro siervo: vino para servirnos.
"Permanecer en el amor" significa servir a los demás, estar al
servicio de los demás. ¿Qué es el amor? ¿Queremos pensar qué es el
amor? "Ah, sí, vi un telefilm sobre el amor, era bonito... y esa
pareja de novios... al final, terminó mal, ¡qué pena!". No es así. El
amor es otra cosa. El amor es hacerse cargo de los demás. El amor no
es tocar violines, todo romántico... El amor es trabajo. Las que entre
vosotras son madres, pensad en cuando los niños eran pequeños: ¿cómo
amabais a vuestros niños? Con el trabajo. Cuidándolos. Ellos
lloraban...había que darle de mamar, cambiarlos, esto, lo otro... El
amor siempre es trabajo para los demás. Porque el amor se ve en las
obras, no en las palabras. Recordáis esa canción: "Palabras, palabras,
palabras". Muchas veces son solo palabras. En cambio el amor es
concreto. Cada uno tiene que pensar: Mi amor por mi familia, en el
barrio, en el trabajo: ¿Es servicio hacia los demás? ¿Me preocupo de
los demás?
Estuve arriba — le llaman la "Casa de la Alegría"- pero se puede
llamar la "Casa del Amor", porque esta parroquia cuida a muchos que
necesitan que se les cuide, que se vele por ellos. Y esto es amor.
Amor es trabajo, trabajo por los demás. El amor está en las obras, no
en las palabras. "Yo te amo". "¿Y qué haces por mí si me amas?". Cada
uno de los enfermos del barrio se pregunta: "¿Qué haces por mí?". En
nuestra familia, si tú amas a tus hijos, que sean pequeños o grandes,
a los padres, a los ancianos: ¿Qué haces por ellos?. Para ver como es
el amor, hay que decir siempre: ¿Qué hago? ."Pero padre, dónde
aprendemos esto?" .Donde Jesús. Y en la segunda lectura hay una frase
que nos puede abrir los ojos: "En esto se manifestó el amor de Dios en
nosotros: Dios ha mandado en el mundo a su Hijo". En eso está el amor.
No hemos sido nosotros los primeros que amaron a Dios; sino fue Él que
nos amó el primero.
El Señor siempre nos ama el primero. Nos espera con el amor.
También nosotros podemos preguntarnos: ¿Yo espero con el amor a los
demás?. Y después hacer la lista de las preguntas. Por ejemplo: ¿El
chismorreo es amor?. El que chismorrea...No, no es amor. Hablar mal de
la gente no es amor. "Oh, yo amo a Dios. Hago cinco novenas cada mes.
Hago esto, y esto..." .Sí pero... ¿cómo es tu lengua?. ¿Cómo va tu
lengua?. Esta es precisamente la piedra de toque para ver el amor. ¿Yo
amo a los demás? .Pregúntate: ¿cómo está mi lengua?. Te dirá si es
amor verdadero. Dios nos amó el primero. Nos espera siempre con el
amor. ¿Yo soy el primero en amar o espero que me den algo para amar?
.Como los perritos que esperan su regalo, el trozo para comer y
después festejan al amo. El amor es gratuito, el primero. Pero el
termómetro para conocer la temperatura de mi amor es la lengua. No lo
olvidéis.
Cuando estéis a punto de hacer el examen de conciencia, antes de la
confesión o en casa, preguntaos: ¿He hecho lo que Jesús me dijo:
"Permaneced en mi amor"? Y, ¿cómo puedo saberlo? Por cómo está mi
lengua. Si he hablado mal de los demás, no he amado. Si esta parroquia
consiguiese no hablar mal de los demás, ¡habría que canonizarla! Y,
por lo menos, como he dicho otras veces: Esforzaos en no chismorrear.
"Pero, padre, denos un remedio para no chismorrear". Es fácil. Está al
alcance de todos. Cuando tengas ganas de hablar mal de los demás,
¡muérdete la lengua! Se hinchará, pero es cierto que ya no
chismorrearás.
Pidamos al Señor que "permanezcamos en el amor" y que entendamos
que el amor es servicio. Es hacerse cargo de los demás. Y la gracia de
entender que el termómetro de cómo está el amor es la lengua.
Todos acompañaremos a Maia que recibirá la confirmación.
[Rito de la confirmación]
© Librería Editorial Vaticano
08/05/2018-19:17
Rosa Die Alcolea
"No tenemos que acercarnos al diablo, ni hablar con
él", advierte el Papa
(ZENIT — 8 mayo 2018).- "No tenemos que acercarnos al diablo, ni
hablar con él", ha advertido esta mañana el Papa Francisco. El diablo
es "un derrotado", pero peligroso, "porque seduce y, como un perro
rabioso y encadenado, muerde si le haces una caricia".
Son palabras que ha pronunciado el Santo Padre. en la homilía de la
Misa celebrada en la capilla de Santa Marta, este martes, 8 de mayo de
2018.
Francisco, partiendo del Evangelio según San Juan (16,5-11), ha
reflexionado sobre la figura del diablo, y ha recordado —como dice el
pasaje evangélico de hoy— que "no está muerto, sino que ya fue
condenado", como dice el pasaje evangélico de hoy.
En este sentido, el Papa ha recordado que es fundamental no
acercarse a él: "Si yo sé que si me acerco espiritualmente a aquel
pensamiento, si me acerco a ese deseo, si yo voy por ese lugar, o por
ese otro, me estoy acercando al perro furioso y encadenado; pero por
favor, no lo hagas. 'Tengo una herida grande...'. — `¿Quién te la
hizo?' — 'El perro' — 'Pero ¿estaba encadenado?' — 'Y, sí, yo fui a
acariciarlo' — 'Pero te la fuiste a buscar'. Es así: jamás acercarse
porque está encadenado. Dejémoslo allí, encadenado".
Debemos estar atentos a no dialogar con el diablo como hizo Eva, ha
dicho el Obispo de Roma: "Se creyó la gran teóloga y cayó". Jesús no
lo hace: en el desierto, responde con la Palabra de Dios. Expulsa a
los demonios, algunas veces les pregunta el nombre, pero no mantiene
un diálogo con ellos. De ahí que el Papa haya exhortado firmemente:
"Con el diablo no se dialoga, porque él nos vence, es más inteligente
que nosotros".
Asimismo, el Pontífice ha aclarado que el diablo "sabe qué palabras
decirnos", y "a nosotros nos gusta ser seducidos". Por ello, Francisco
ha advertido a los fieles de que él tiene la "capacidad de seducir".
Por esta razón —ha continuado el Papa— es tan difícil comprender
que es un derrotado, porque se presenta con gran poder, te promete
tantas cosas, te trae regalos lindos, bien envueltos. "Oh, ¡Qué
hermoso!"; pero tú no sabes qué cosa hay dentro. "Pero, el papel de
regalo es lindo...". Nos seduce con el paquete sin dejarnos ver qué
cosa hay dentro. Sabe presentar sus propuestas a nuestra vanidad, a
nuestra curiosidad".
08/05/2018-19:42
Redacción
Estatuto del Dicasterio para los laicos, la familia y
la vida
(ZENIT – 8 mayo 2018).- La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a
conocer los
Estatutos del
Dicasterio del Vaticano dedicado a Laicos, Familia y Vida.
Este es un importante paso hacia la reforma de la Curia Romana
querida por el Papa Francisco –informa ‘Vatican News’ en español–.
El Dicasterio se creó hace dos años, concretamente el 1 de
septiembre de 2016, con unos Estatutos aprobados ad experimentum.
Finalmente hoy se han hecho públicos oficialmente y entrarán en
vigor el próximo 13 de mayo de 2018.
Art. 1
El Dicasterio es competente en aquellas materias que son de
pertinencia de la Sede Apostólica en la promoción de la vida y del
apostolado de los fieles laicos, en la pastoral de los jóvenes, de
la familia y de su misión, de acuerdo con el plan de Dios y en la
protección y el apoyo de la vida humana. A estos efectos, de acuerdo
con los principios de colegialidad, sinodalidad y subsidiariedad,
el Dicasterio mantiene relaciones con las Conferencias Episcopales,
las Iglesias locales y otros organismos eclesiales, promoviendo el
intercambio entre ellos y ofreciendo su colaboración para que se
promuevan los valores y las iniciativas relacionadas con dichas
materias.
Art. 2
El Dicasterio está presidido por el Prefecto, asistido por un
Secretario, que podría ser un laico, y al menos dos Subsecretarios
laicos, y está dotado con un número adecuado de funcionarios,
clérigos y laicos, elegidos, en la medida de lo posible, de las
diferentes regiones del mundo, según las normas vigentes en la Curia
romana.
Art. 3
§ 1. El Dicasterio tiene sus propios miembros, entre los cuales
fieles laicos, hombres y mujeres, solteros y casados, comprometidos
en diferentes campos de actividad y procedentes de diversas partes
del mundo, reflejando así el carácter universal de la Iglesia.
§ 2. Tiene sus propios consultores.
§ 3. El Dicasterio sigue en todo las normas establecidas para la
Curia Romana.
Art. 4
Promueve y organiza conferencias internacionales y otras
iniciativas sea relativas al apostolado de los laicos, a los
jóvenes, a la institución matrimonial y a la realidad de la familia
y de la vida en el ámbito eclesial, sea inherentes a la condición
social y humana del laicado, de los jóvenes, de la institución
familiar y de la vida humana en el ámbito de la sociedad.
Art. 5
Al Dicasterio corresponde animar y fomentar la promoción de la
vocación y de la misión de los fieles laicos en la Iglesia y en el
mundo, como individuos, casados o no, y también como miembros
pertenecientes a asociaciones, movimientos, comunidades. También
promueve estudios para contribuir a la profundización doctrinal de
los temas y cuestiones relacionadas con los fieles laicos.
Art. 6
§ 1. Favorece en los fieles laicos la conciencia de la
corresponsabilidad, en virtud del Bautismo, para la vida y la misión
de la Iglesia, de acuerdo con los diferentes carismas recibidos para
la edificación común, con una atención particular a la misión
peculiar de los fieles laicos de animar y perfeccionar el orden de
las realidades temporales (ver LG, 31).
§ 2. En el espíritu de la Constitución pastoral Gaudium et
Spes, que invita a hacer propias “las alegrías y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de hoy”,
promueve todas las iniciativas que atañen a la acción
evangelizadora de los fieles laicos en los diversos sectores de las
realidades temporales, teniendo en cuenta la competencia que, en
estas mismas materias, tienen otros organismos de la Curia Romana.
§ 3. También promueve la participación de los fieles laicos en la
instrucción catequética, en la vida litúrgica y sacramental, en la
actividad misionera, en las obras de misericordia, de caridad y de
promoción humana y social. Asimismo, apoya y alienta su presencia
activa y responsable en la vida parroquial y diocesana, y en los
órganos consultivos de gobierno presentes en la Iglesia a nivel
universal y particular.
§ 4. Evalúa las iniciativas de las Conferencias Episcopales que
piden a la Santa Sede, según las necesidades de las Iglesias
particulares, la institución de nuevos ministerios y oficios
eclesiásticos.
Art. 7
§ 1. Dentro del ámbito de su competencia, el Dicasterio acompaña
la vida y el desarrollo de las agregaciones de los fieles y los
movimientos laicos; erige, además, los que tienen carácter
internacional y aprueba o reconoce los estatutos, sin perjuicio de
la competencia de la Secretaría de Estado; también se ocupa de los
posibles recursos administrativos relativos a las materias que
competen al Dicasterio.
§ 2. Por cuanto respecta a las Terceras Órdenes seculares y a
las asociaciones de vida consagrada, se ocupa solamente de lo que
se refiere a su actividad apostólica.
Art. 8
Expresa la solicitud particular de la Iglesia por los jóvenes,
promoviendo su protagonismo en medio de los desafíos del mundo
actual. Apoya las iniciativas del Santo Padre en el ámbito de la
pastoral juvenil y está al servicio de las Conferencias episcopales,
de los movimientos y asociaciones juveniles internacionales,
promoviendo su colaboración y organizando encuentros a nivel
internacional. Una tarea clave de su actividad es la preparación de
las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Art. 9
El Dicasterio trabaja para profundizar la reflexión sobre la
relación entre el hombre y la mujer en su respectiva especificidad,
reciprocidad, complementariedad e igual dignidad. Valorizando el
“genio” femenino, contribuye a la reflexión eclesial sobre la
identidad y la misión de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad,
promoviendo su participación.
Art. 10
§ 1. A la luz del magisterio papal, promueve la atención pastoral
de las familias, protege su dignidad y su bien basados en el
sacramento del matrimonio, favorece sus derechos y responsabilidades
en la Iglesia y en la sociedad civil, para que la institución
familiar pueda cumplir cada vez mejor sus funciones tanto en el
ámbito eclesial como social.
§ 2. Discierne los signos de los tiempos para valorizar las
oportunidades a favor de la familia, para hacer frente con la
confianza y la sabiduría del Evangelio a los desafíos que la atañen
y aplicar en el hoy de la sociedad y de la historia el plan de
Dios sobre el matrimonio y la familia. En este sentido, promueve
conferencias y eventos internacionales, en particular el
Encuentro Mundial de las Familias.
§ 3. Sigue la actividad de los institutos, asociaciones,
movimientos y organizaciones católicas, nacionales e
internacionales, cuyo propósito es servir al bien de la familia.
Art. 11
§ 1. Se ocupa de la profundización de la doctrina sobre la
familia y de su divulgación a través de una catequesis adecuada;
favorece, en particular, los estudios sobre la espiritualidad del
matrimonio y la familia y su faceta formativa.
§ 2. Ofrece directrices para los programas de formación de los
novios que se preparan para el matrimonio y para los recién
casados. Expresa la solicitud pastoral de la Iglesia también en
relación con las situaciones llamadas “irregulares” (véase
AL, 296-306).
§ 3 También ofrece directrices para los programas pastorales que
sostienen a las familias en la educación de los jóvenes en la fe y
en la vida eclesial y civil, con una atención especial a los pobres
y marginados, así como al diálogo entre generaciones.
§ 4. Favorece la apertura de las familias a la adopción y a la
acogida de los niños y al cuidado de las personas mayores,
haciéndose presente en las instituciones civiles para que apoyen
dichas prácticas.
Art. 12
Tiene un vínculo directo con el “Pontificio Instituto Teológico
Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia”, sea
con la sede central como con los institutos afiliados, para promover
una línea común en los estudios sobre el matrimonio, la familia y la
vida.
Art. 13
§ 1. Sostiene y coordina iniciativas a favor de la procreación
responsable, así como para la protección de la vida humana desde la
concepción hasta su fin natural, teniendo en cuenta las necesidades
de la persona en las diversas fases evolutivas.
§ 2. Promueve y alienta a las organizaciones y asociaciones que
ayudan a la mujer y a la familia a recibir y apreciar el don de la
vida, especialmente en el caso de embarazos difíciles, y a prevenir
el aborto. También apoya programas e iniciativas destinados a ayudar
a las mujeres que hubieran abortado.
Art. 14
Sobre la base de la doctrina moral católica y del Magisterio de
la Iglesia estudia y promueve la formación sobre los principales
problemas de la biomedicina y del derecho relativos a la vida y
sobre las ideologías en fase de desarrollo que atañen a la vida
humana inherente y a la realidad del género humana.
Art. 15
La Pontificia Academia para la Vida está vinculada con este
Dicasterio, el cual, sobre los temas y cuestiones mencionados en el
art. 13 y 14 hace uso de su competencia.
El presente Estatuto está aprobado ad experimentum. Ordeno
que sea promulgado a través de la publicación en L’Osservatore
Romano y luego publicado también en Acta Apostolicae Sedis,
entrando en vigor el 13 de mayo de 2018.
En el Vaticano, 10 de abril 2018.
(Traducción no oficial)
08/05/2018-14:52
Antonio Rivero
Antonio Rivero: "La Ascensión del Señor nos anima a
desear el cielo"
SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Ciclo B
Textos: Hech 1, 1-11; Ef 1, 17-23; Marcos 16,
15-20
Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el
Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del
Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación
de sacerdotes diocesanos.
Idea principal: El misterio de la Ascensión del Señor al
cielo: quién asciende al cielo, por qué, para qué, cómo y a qué me
compromete.
Síntesis del mensaje: La Ascensión confirma lo que las
apariciones del resucitado demuestran: que Jesús es el único Señor y
Creador resucitado de entre los muertos, y que asciende para recibir
su Reino (san Ireneo). Cuarenta días después de la Resurrección -según
el libro de los Hechos de los Apóstoles-, Jesús asciende al Cielo, o
sea, retorna al Padre que lo había enviado al mundo. En muchos países
este misterio se celebra no el jueves, sino hoy, el domingo siguiente.
La Ascensión del Señor marca el cumplimiento de la salvación iniciada
con la Encarnación.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, ¿quién asciende al cielo? El mismo que vino
en carne mortal, Jesús. Vino a la tierra para excitar con su presencia
nuestro amor. Y después se ha ido para que lo busquemos con nostalgia,
como un imán necesita tomar distancia para poder atraer hacia sí.
Asciende Cristo que es Cabeza de la Iglesia y con Él asciende una
parte de nosotros, la humanidad que Él nos "robó". Asciende con el
mismo cuerpo que en su vida terrena, pero ahora glorioso. Nuestra
pobre naturaleza humana se eleva sobre los ángeles al cielo con Él, al
trono de Dios. También nosotros ascenderemos. Por eso este misterio
glorioso es motivo de un gran gozo interior, que nos hace más
llevadera la vida con sus dolores y sufrimientos. San León Magno
explica que con este misterio " se proclama no solamente la
inmortalidad del alma sino también la de la carne. Hoy de hecho no
solamente estamos confirmados como poseedores del paraíso, sino
también hemos penetrado en Cristo en las alturas de los cielos"(De
Ascensione Domini, Tractatus 73, 2.4). La Ascensión nos dice que en
Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios; así cada
vez que rezamos, la tierra se une con el Cielo. Y como el incienso
cuando se quema hace subir hacia lo alto su humo suave y perfumado,
así cuando elevamos al Señor nuestra fervorosa oración llena de
confianza a Cristo, esta atraviesa los cielos y alcanza el Trono de
Dios, y es por Él escuchada y satisfecha.
En segundo lugar, ¿por qué y para qué asciende? Porque ya
cumplió su misión en la tierra y ahora, comienza su misión de mediador
sentado a la diestra de su Padre Dios. Dios Padre lo entronizó como
Rey para que presida la historia desde el trono celestial. Sentado
está, como símbolo del guerrero que descansa después de su victoria.
No se fue para alejarse de nuestra pequeñez, sino para que pusiéramos
nuestra esperanza en llegar, como miembros suyos, a donde él, nuestra
cabeza y principio, nos ha precedido. La Ascensión no es anuncio de
una "ausencia", sino de una "presencia". Como dice el prefacio I de la
Ascensión: "No se ha ido para desentenderse de este mundo" Sigue
presente, con una presencia misteriosa e invisible, más real incluso
que la física o geográfica que tenía antes de su Pascua. Está presente
también con otro protagonista, también invisible, el Espíritu Santo, a
quien Jesús ha prometido enviar como "fuerza de lo alto" y cuya venida
sobre la Iglesia celebraremos de un modo especial el domingo que
viene.
En tercer lugar, ¿cómo asciende Jesús al cielo? Con su
humanidad glorificada y gloriosa y llevando las señales de la
victoria: sus llagas gloriosas. Por eso, la Ascensión del Señor es una
fiesta de triunfo, de victoria, de alegría. Asciende por su propio
poder, porque es Dios. No se va para desentenderse de nosotros, sino
para dar cuenta a su Padre de su misión cumplida. Como dijo el obispo
de Córdoba (España) monseñor Demetrio: "La ascensión de Jesús al cielo
inaugura una etapa de comunicación fluida entre el cielo y la tierra.
Desde entonces, el cielo no es algo lejano. Tenemos allí, junto al
Padre, a uno de nuestra propia carne, el enviado del Padre para
redimir a los hombres por su sangre en la Cruz. Y desde el cielo tira
de todos nosotros como hacia la patria que nos espera. Pensar en el
cielo no nos hace ajenos a la tierra, no nos distrae de los problemas
de este mundo, no nos hace extraños a la misión que se nos ha
encomendado. Pensar en el cielo es vivir en la realidad, hemos nacido
para el cielo. Por el contrario, prescindir de este aspecto de nuestra
existencia es como si nos aserraran la cabeza para caber en las
medidas de este mundo, es como achatar nuestra figura para quedar
reducidos a lo puramente mundano". Y Jesús asciende también con gran
alegría porque nos preparará un lugar para cada uno de nosotros en el
cielo, y en poco rato gozará también de la presencia de su Madre
Santísima, a quien premiará con la Asunción en cuerpo y alma.
Finalmente, ¿qué tarea nos deja a nosotros? Si por una parte
dejó tristes a los apóstoles y a nosotros, pues ya no lo veremos con
los ojos corporales, por otra, nos dejó una tarea bien concreta. La
tarea que nos encomendó fue: "Id por todo el mundo, anunciad el
evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El
que no crea se condenará" (evangelio). Por tanto, el misterio de la
Ascensión trae consigo el mandato de la evangelización, es decir, ir
por todo el mundo anunciando su evangelio de salvación. Por tanto,
aunque Cristo está sentado a la diestra del Padre, la Iglesia está en
pie, de misión, con el Evangelio y la Eucaristía en las manos. No
podemos quedarnos mirando el cielo, como aquellos varones galileos (l
a lectura). Este misterio de la evangelización va desde el misterio de
la Ascensión a la Parusía, es decir, hasta cuando vuelva de nuevo en
su gloria, en la segunda venida. ¿Que nuestra predicación provoque
expulsión de los demonios, el don de las nuevas lenguas, la
invulnerabilidad a peligros físicos? Jesús nos lo prometió en el
evangelio de hoy. Y yo lo creo. ¡Cuántos demonios salen gritando del
alma a quienes predicamos! ¡Cuántos nos entienden al ir a lugares
inhóspitos donde hablan otras lenguas! ¡De cuántos peligros nos salva
el Señor a quienes somos sus evangelizadores!
Para reflexionar: ¿Anhelo el cielo o la tierra? ¿Pienso más
en el cielo o en la tierra? ¿Lucho por llegar a ese cielo prometido
donde me está esperando Cristo? ¿Me interesa que todos lleguen a ese
cielo o me es indiferente que haya gente a quien no le interesa mirar
hacia arriba?
Para rezar: Señor, gracias por abrirnos las puertas del
cielo y haber entrado con tu humanidad. Espérame a la puerta cuando
también yo resucite. Que mis ojos miren siempre hacia el cielo, pero
con mis pies calzados y firmes en la tierra, para llevar tu mensaje de
salvación. Recemos con santa Teresa de Jesús:
La vida terrena
es continuo duelo:
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.
08/05/2018-19:29
Isabel Orellana Vilches
Beata Teresa de Jesús (Carolina Gerhardinger), 9 de
mayo
«Dios como centro de la vida y de la
educación, ese fue el signo de esta fundadora de las Pobres Hermanas
Escolásticas de Nuestra Señora, apóstol intrépido que soñó con
regocijarse eternamente en la gloria de Dios y de sus santos»
Carolina nació en Regensburg-Stadtamhof, Alemania, el 20 de junio
de 1797. Fue hija única. Su padre era capitán de barco. Ambos
progenitores le proporcionaron la formación precisa para hacer frente
a las adversas circunstancias sociales, políticas y religiosas
generadas por la Revolución francesa. Dosificaron sabiamente su tiempo
educándola en el hogar, sensibilizando su espíritu con la atención
constante a los pobres, y ensanchando su mente con travesías sobre el
Danubio rumbo a Viena. Durante un tiempo estudió con las canonesas de
Notre Dame, fundación de san Pedro Fourier, hasta que en 1809 el
gobierno clausuró esta institución y el centro académico regido por
ellas.
El padre George Michael Wittmann, párroco de la catedral y después
obispo de Regensburg, tuvo la visión de los grandes pastores.
Seleccionó a tres de las alumnas más brillantes y se propuso seguir
adelante con la tarea educativa. Una de ellas era Carolina. Wittmann
le infundió la idea de ser maestra y le ayudó a culminar la formación.
Tenía 12 años cuando comenzó a impartir clases. Desde un principio se
caracterizó por su gracia y carisma en la enseñanza. Era muy
competente humana y profesionalmente, una persona que no temía al
esfuerzo. Además, y eso era lo esencial, vivía amparada en la
penitencia y en la oración.
Durante más de veinte años hizo de la escuela de Stadtamhof,
dirigida a niños sin recursos, un modelo a imitar. Impulsó la
educación integral atendiendo a todas las necesidades de la persona.
Introdujo disciplinas versátiles de suma utilidad para la vida:
economía doméstica, idiomas, música, capacitación para los negocios,
gimnasia, arte dramático... En todo momento fue consciente del influjo
social que tienen las mujeres y madres, y del papel que ejercen si
reciben una adecuada formación cristiana. Y dedicó su vida a paliar
esta importante carencia que sufren los que viven en la pobreza,
colectivo con el que se ensaña la falta de escolarización. Hizo
posible que niñas y jóvenes pudieran optar a oportunidades, que de
otro modo les habrían sido vedadas, accediendo en igualdad de
condiciones a estratos sociales y políticos reservados a clases
pudientes.
En 1816 se vinculó a dos maestras compañeras de trabajo que
compartían sus ideales de estricta penitencia y oración. Fue una época
que le sirvió para afianzar su anhelo de consagrarse en la vida
religiosa. El prelado Wittmann vio en ello una señal del cielo para
poner en marcha una comunidad dirigida a la educación cristiana de
niñas y jóvenes. Con el restablecimiento de las libertades religiosas
en 1828 el panorama había cambiado y podía afrontarse abiertamente una
nueva fundación. De modo que indujo a Carolina a realizar esta
empresa, asesorándola, aunque murió en 1833 sin ver culminado este
sueño. Surgieron diversos contratiempos que hubieran hecho desistir a
muchas personas de este empeño, pero no a una beata como ella que
hacía de la oración y de su entrega la estela que le conduciría al
cielo.
En octubre de ese año de 1833 inició vida comunitaria en
Neunburgvorm Wald junto a dos jóvenes y estableció la primera escuela
de las Hermanas de Notre Dame. Dedicada a María, el fundamento estaba
en la Eucaristía y en el espíritu de pobreza. Contó con el apoyo del
monarca Luís I de Baviera. En medio de las vicisitudes un sacerdote
amigo de Wittmann, Franz Sebastian Job,lo secundó en la tarea de
auxiliar a la fundadora. No le faltó su asistencia en el ámbito
espiritual así como en el financiero hasta que se produjo su muerte en
1834.
Carolina profesó en noviembre de 1835 tomando el nombre de María
Teresa de Jesús, en memoria de la santa de Ávila por la que sentía
especial admiración. Y fundó la congregación de las Pobres Hermanas
Escolásticas de Nuestra Señora. Las expectativas de muchas jóvenes
hallaron respuesta en esta nueva institución vinculándose a la pequeña
comunidad. De dos en dos, como Cristo sugirió, recorrían lugares donde
el progreso no había hecho acto de presencia. Diversas localidades y
aldeas de difícil acceso vieron renacer su esperanza con el
florecimiento de jardines de infancia, escuelas, hogares para ancianos
y centros de atención.
La congregación se extendió prontamente por Europa y Norteamérica.
Carolina viajó a este país el año 1847 contribuyendo a la expansión de
su obra. Se trasladó de un lado a otro en difíciles condiciones,
recorriendo miles de kilómetros en carretas tiradas por bueyes para
visitar las escuelas que sus hermanas habían establecido allí para
educación de hijas de emigrantes alemanes. En este viaje, junto al
beato Juan Neumann, fundó un orfanato en Baltimore. Al regresar a su
país surgieron importantes problemas con el arzobispo de Munich-Freising,
Graf von Reisach, fundamentalmente por el borrador de la regla, origen
del litigio. Éste no compartía la idea de que existiera un gobierno
central en la congregación regida a través de una superiora general;
quería que dependiesen de él. En un momento dado, la beata estuvo
amenazada de excomunión. Y compareció ante el arzobispo musitando en
voz baja, mientras se hallaba arrodillada ante él, su deseo de
someterse a sus indicaciones en la medida en que no vulneraran la
voluntad de Dios y su conciencia. Siguió adelante, sin ver quebrarse
ni un ápice su confianza en la divina Providencia, con espíritu
perseverante, sosteniendo con su oración y entrega la misión recibida.
Dio muestra de ser una mujer de gran fortaleza y empuje.
En 1865 Pío IX autorizó los estatutos y la confirmó como superiora
general, oficio reservado hasta ese momento a los varones. Fue probada
también al final de sus días ya que las guerras desatadas en Europa y
América conllevaron el cierre de algunas de las misiones que abrió. El
9 de mayo de 1879 fallecía en Munich. Comenzó a cumplirse su anhelo
de: «adorar y amar eternamente; regocijarse eternamente en la gloria
de Dios y de sus santos», que había manifestado en vida. Juan Pablo II
la beatificó el 17 de noviembre de 1985.