Tribunas

La postverdad de la información religiosa hoy

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

Los obispos españoles acaban de hacer público su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, por cierto, la única Jornada pedida en el Concilio Vaticano II.

Lo han dedicado a los jóvenes y la comunicación, a la puerta del Sínodo de los obispos, con un texto que es, en gran medida, glosa del documento conclusivo del encuentro pre-sinodal de hace unos días en Roma.

Habría que destacar, quizá, de entre los variados aspectos de la propuesta de los obispo de la Comisión de Medios, que preside el siempre activo monseñor Ginés Beltrán, la utilización del concepto de verdad y del de virtud. Un concepto, el de virtud, ahora de moda en determinadas escuelas filosóficas, de tradición post-aristotélica, y que viene a completar las carencias del concepto valor, que tanto ha proliferado en algunas formas de educación cristiana.

La celebración de esta Jornada, con un tema tan específico, no parece que dé pie a plantear algunas otras tareas urgentes en la comunicación en España y en la comunicación de la Iglesia. Bueno, urgentes o importantes, que esta relación parece que no está clara.

Quizá haya que no dejar pasar la oportunidad histórica de plantear, en algún momento, o en algún lugar, la cuestión de la fake news religiosas, es decir, las noticias falsas o distorsionadas sobre contenido informativo referido a la religión, a la Iglesia, a los obispos.

Mucho se habla de la postverdad. Quizá también haya que hablar de una postverdad del periodismo religioso –concepto éste último discutido y discutible-.

Ignacio Ayestarán escribía no hace mucho en el diario digital “Diagonal” sobre la necesidad de reflexionar sobre la postverdad, en general. Decía:

“Este fenómeno no es nuevo, por mucho que quieran presentarlo así. Quien desee enterarse de cómo triunfan estos personajes gracias a un sistema que maneja el miedo, los prejuicios y las pasiones tiene a su disposición desde el Cármides y el Gorgias de Platón y las investigaciones sobre la propaganda de Theodor W. Adorno hasta trabajos más recientes como “De quoi Sarkozy est-il le nom?” (¿Qué representa el nombre de Sarkozy?), de Alain Badiou o Asshole: A Theory of Donald Trump (Trump. Un ensayo sobre la imbecilidad), de Aaron James”.

¿Existe una postverdad en el periodismo religioso en España hoy? ¿Existe una información, que no lo es, o que lo es en pos de una intencionalidad de servicio a tal o cual persona o personas, poderes, intereses…?

Tema, sin lugar a dudas, para el debate con motivo de esta jornada.

 

José Francisco Serrano Oceja