Servicio diario - 21 de mayo de 2018


 

Conferencia Episcopal Italiana: Francisco exhorta a los obispos a la pobreza
Rosa Die Alcolea

"La Iglesia es femenina: Es Esposa y Madre" predica el Papa en Santa Marta
Rosa Die Alcolea

'Virgen María, Madre de la Iglesia': La Iglesia celebra la fiesta por primera vez
Rosa Die Alcolea

Congregación para las Causas de los Santos: El Papa autoriza 12 decretos
Redacción

Francisco anuncia consistorio para crear a 14 nuevos cardenales
Rosa Die Alcolea

Canonización: Pablo VI y Óscar Romero serán santos el 14 de octubre
Rosa Die Alcolea

Beata María Doménica Brun Barbantini, 22 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

 

21/05/2018-19:00
Rosa Die Alcolea

Conferencia Episcopal Italiana: Francisco exhorta a los obispos a la pobreza

(ZENIT — 21 mayo 2018).- El Papa Francisco ha inaugurado los trabajos de la 71° Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, que se llevan a cabo en el Vaticano del 21 al 24 de mayo, un encuentro que el Obispo de Roma quiere que sea de "diálogo y reflexión".

Coincidiendo con la primera fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, el Santo Padre Francisco abrió las jornadas, con un discurso improvisado —señala el medio informativo del Vaticano 'Vatican News'— y compartió con los prelados italianos tres preocupaciones.

 

Vocaciones

En primer lugar, Francisco expresó que la "hemorragia" de vocaciones, dijo, es el "fruto envenenado de la cultura de lo provisional, del relativismo y del culto del dinero", en relación a la falta de vocaciones en la Europa.
En este sentido, el Santo Padre matizó que es "la paternidad" la que entra en juego allí, y que sumado al bajo índice de natalidad en Europa, "a los escándalos y a los testimonios tibios", la escasez de vocaciones llevan al continente a la aridez vocacional.

Para sanear esta cuestión, el Papa propuso cosas prácticas: en primer lugar, un compartir "fidei doman", entre las diócesis italianas, lo que reforzaría en el clero y en los fieles el "sensus ecclesiae" y el "sensus fidei", dado que en Piemonte, por ejemplo, hay una gran aridez, y en cambio en Apulia hay "abundancia de vocaciones", indica Vatican News' en español.

 

Pobreza evangélica

La segunda preocupación que indicó Francisco a los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana es la "pobreza evangélica y la transparencia": "La pobreza es madre y muro de la vida apostólica. Madre porque la hace nacer y muro porque la protege. Sin pobreza —añadió— no hay celo apostólico, vida de servicio a los demás".

"Tenemos el deber de gestionar con reglas claras y comunes" añadió, asegurando que es algo "de lo que rendiremos cuenta al 'Dueño de la Viña'. "Conozco uno de ustedes que nunca invita a cenar a nadie con el dinero de la diócesis, sino que paga de su propio bolsillo", dijo, señalado que estos son "pequeños gestos, pero importantes", y reconociendo que "en la CEI se hizo mucho en el camino de la pobreza y la trasparencia", manifestó que "aún se debe hacer más en algunas cosas".

 

Reagrupamiento de las diócesis

Por último, acerca de la reducción y agrupamiento de las diócesis, el Pontífice reconoció que se trata de algo "no fácil, y menos en este tiempo". Se trata de una exigencia pastoral examinada más veces, dice Francisco, y recuerda que ya Pablo VI había estudiado el excesivo número de diócesis, pronunciándose, el 19 junio del 1966, sobre la necesidad de "retocar los límites de algunas diócesis" y, más que nada, de proceder a su fusión para "crear circunscripciones con territorios, habitantes, clero y obras suficientes para una organización diocesana verdaderamente funcional".

 

 

21/05/2018-18:00
Rosa Die Alcolea

"La Iglesia es femenina: Es Esposa y Madre" predica el Papa en Santa Marta

(ZENIT — 21 mayo 2018).- "La primera virtud de una mamá es la ternura" recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en la primera memoria de la Bienaventurada 'Virgen María, Madre de la Iglesia'.

En su reflexión, el Santo Padre ha afirmado que "la Iglesia es femenina", "es madre" y cuando falta este rasgo que la identifica se convierte "en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol" —indica 'Vatican News'—.

En cambio, cuando "es una Iglesia masculina", se convierte, tristemente, "en una Iglesia de solterones", "incapaces de amor, incapaces de fecundidad", ha advertido el Pontífice.

El pasado 3 de marzo, la Santa Sede publicó el Decreto "Ecclesia Mater' de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en que el que se institucionalizó la fiesta de la Virgen María, Madre de la Iglesia.

"Lo importante es que la Iglesia sea mujer —ha predicado el Papa— que tenga esta actitud de esposa y de madre. Cuando olvidamos esto, es una Iglesia masculina, sin esta dimensión, y tristemente se convierte en una Iglesia de solterones, que viven en este aislamiento, incapaces de amor, incapaces de fecundidad. Sin la mujer la Iglesia no va adelante, porque ella es mujer. Y esta actitud de mujer le viene de María, porque Jesús así lo ha querido".

 

Camino de la ternura

En este sentido, Francisco ha explicado que la Iglesia es "femenina", porque es 'iglesia, `esposa': es femenina. Y es madre, da a la luz. Esposa y madre. Y los Padres van más allá y dicen: 'También tu alma es esposa de Cristo y madre'. Y en esta actitud que viene de María, que es Madre de la Iglesia; de esta actitud podemos comprender esta dimensión femenina de la Iglesia que cuando falta, hace que la Iglesia pierda su verdadera identidad y se convierta en una asociación de beneficencia o en un equipo de fútbol, o en cualquier cosa, pero no en la Iglesia".

"Una Iglesia que es madre va por el camino de la ternura. Conoce el lenguaje de tanta sabiduría de las caricias, del silencio, de la mirada que sabe de compasión, que sabe de silencio —ha matizado el pontífice— Y, asimismo, un alma, una persona que vive esta pertenencia a la Iglesia, sabiendo que también es madre debe ir por el mismo camino: una persona dócil, tierna, sonriente y llena de amor".

 

 

21/05/2018-16:15
Rosa Die Alcolea

`Virgen María, Madre de la Iglesia': La Iglesia celebra la fiesta por primera vez

(ZENIT — 21 mayo 2018).- Hoy se celebra en la Iglesia por primera vez la fiesta litúrgica de la 'Virgen María, María de la Iglesia', instituida por el Papa Francisco este mismo año, el 11 de febrero de 2018, memoria de la bienaventurada Virgen María de Lourdes.

El Santo Padre considera que "la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana", se indica en el Decreto.

La Congregación Pontificia para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos promulgó el Decreto sobre la celebración de la Bienaventurada 'Virgen María, Madre de la Iglesia' en el Calendario Romano General, escrito el 11 de febrero de 2018, y publicado el 3 de marzo.

Esta celebración —dicta el Decreto— nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.

Asimismo, se indica en el documento que dicha memoria deberá aparecer en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas.

A continuación, ofrecemos el Decreto por el que se promulgó la memoria obligatoria de `Virgen María, Madre de la Iglesia'

***

 

Decreto
sobre la celebración de la bienaventurada Virgen María,
Madre de la Iglesia,
en el Calendario Romano General

La gozosa veneración otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía olvidar la figura de aquella Mujer (cf. Gál 4,4), la Virgen María, que es Madre de Cristo y, a la vez, Madre de la Iglesia.

Esto estaba ya de alguna manera presente en el sentir eclesial a partir de las palabras premonitorias de san Agustín y de san León Magno. El primero dice que María es madre de los miembros de Cristo, porque ha cooperado con su caridad a la regeneración de los fieles en la Iglesia; el otro, al decir que el nacimiento de la Cabeza es también el nacimiento del Cuerpo, indica que María es, al mismo tiempo, madre de Cristo, Hijo de Dios, y madre de los miembros de su cuerpo místico, es decir, la Iglesia. Estas consideraciones derivan de la maternidad divina de María y de su íntima unión a la obra del Redentor, culminada en la hora de la cruz.

En efecto, la Madre, que estaba junto a la cruz (cf. Jn 19, 25), aceptó el testamento de amor de su Hijo y acogió a todos los hombres, personificados en el discípulo amado, como hijos para regenerar a la vida divina, convirtiéndose en amorosa nodriza de la Iglesia que Cristo ha engendrado en la cruz, entregando el Espíritu. A su vez, en el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos como herederos de su amor hacia la Madre, confiándosela para que la recibieran con afecto filial.

María, solícita guía de la Iglesia naciente, inició la propia misión materna ya en el cenáculo, orando con los Apóstoles en espera de la venida del Espíritu Santo (cf. Hch 1,14). Con este sentimiento, la piedad cristiana ha honrado a María, en el curso de los siglos, con los títulos, de alguna manera equivalentes, de Madre de los discípulos, de los fieles, de los creyentes, de todos los que renacen en Cristo y también «Madre de la Iglesia», como aparece en textos de algunos autores espirituales e incluso en el magisterio de Benedicto XIV y León XIII.

De todo esto resulta claro en qué se fundamentó el beato Pablo VI, el 21 de noviembre de 1964, como conclusión de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, para declarar va la bienaventurada Virgen María «Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa», y estableció que «de ahora en adelante la Madre de Dios sea honrada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título».

Por lo tanto, la Sede Apostólica, especialmente después de haber propuesto una misa votiva en honor de la bienaventurada María, Madre de la Iglesia, con ocasión del Año Santo de la Redención (1975), incluida posteriormente en el Misal Romano, concedió también la facultad de añadir la invocación de este título en las Letanías Lauretanas (1980) y publicó otros formularios en el compendio de las misas de la bienaventurada Virgen María (1986); y concedió añadir esta celebración en el calendario particular de algunas naciones, diócesis y familias religiosas que lo pedían.

El Sumo Pontífice Francisco, considerando atentamente que la promoción de esta devoción puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana, ha establecido que la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, sea inscrita en el Calendario Romano el lunes después de Pentecostés y sea celebrada cada año.

Esta celebración nos ayudará a recordar que el crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz, en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente, Madre del Redentor y de los redimidos.

Por tanto, tal memoria deberá aparecer en todos los Calendarios y Libros litúrgicos para la celebración de la Misa y de la Liturgia de las Horas: los respectivos textos litúrgicos se adjuntan a este decreto y sus traducciones, aprobadas por las Conferencias Episcopales, serán publicadas después de ser confirmadas por este Dicasterio.

Donde la celebración de la bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, ya se celebra en un día diverso con un grado litúrgico más elevado, según el derecho particular aprobado, puede seguir celebrándose en el futuro del mismo modo.

Sin que obste nada en contrario.

En la sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 11 de febrero de 2018, memoria de la bienaventurada Virgen María de Lourdes.

 

Robert Card. Sarah
Prefecto

© Librería Editorial Vaticano

 

 

21/05/2018-16:34
Redacción

Congregación para las Causas de los Santos: El Papa autoriza 12 decretos

(ZENIT — 21 mayo 2018).- El 19 de mayo, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia Reverendísima el cardenal Angelo Amato, salesiano, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó a dicha Congregación a promulgar los Decretos relativos a:

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios August Józef Hlond, de la Sociedad Salesiana de Don Bosco, arzobispo de Gniezno y Varsovia, primado de Polonia, cardenal de la Santa Iglesia Romana, fundador de la Sociedad de Cristo para los Emigrantes. Nacido el 5 de julio de 1881 en Brz?czkowice (Polonia) y fallecido en Varsovia (Polonia) el 22 de octubre de 1948.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Miguel Ángel Builes, obispo de Santa Rosa de Osos, Fundador de varias congregaciones religiosas. Nacido en Antioquia (Colombia) el 9 de septiembre de 1888 y fallecido el 29 de septiembre de 1971 en Medellín (Colombia).

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Enrico Mauri, sacerdote diocesano, fundador de los Oblatos de Cristo Rey; Nacido en Bosisio Parini (Italia) el 26 de octubre de 1883 y fallecido en Sestri Levante (Italia) el 10 de mayo de 1967.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Jean-Baptiste Berthier, sacerdote profeso del Instituto de los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette, fundador de la Congregación de los Misioneros de la Sagrada Familia. Nacido en Chátonnay (Francia) el 24 de febrero de 1840 y fallecido en Grave (Países Bajos) el 16 de octubre de 1908.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Wilhem Eberschweiler, sacerdote profeso de la Compañía de Jesús; Nacido el 5 de diciembre de 1837 en Püttlingen (Alemania) y fallecido el 23 de diciembre de 1921 en Exaten (Holanda).

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pietro Uccelli, sacerdote profeso de la Pía Sociedad de San Francisco Javier para las Misiones Extranjeras (Misioneros Javerianos). Nacido en Barco di Bibbiano (Italia) el 10 de marzo de 1874 y fallecido en Vincenza (Italia) el 29 de octubre de 1954.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Pio Dellepiane, sacerdote profeso de la Orden de los Mínimos. Nacido en Génova (Italia) el 4 de enero de 1904 y fallecido en Roma el 12 de diciembre de 1976.

— Las virtudes heroicas del Siervo de Dios Norbert McAuliffe (nacido: Johni), hermano profeso del Instituto de los Hermanos del Sagrado Corazón. Nacido en Nueva York (Estados Unidos de América) el 30 de septiembre de 1886 y fallecido en Alokolum (Uganda) el 3 de julio de 1959.

— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Francisca de las Llagas de Jesús (en el siglo Coloma Antonia Martí i Valls), religiosa profesa de la Segunda Orden de San Francisco del Monasterio de la Divina Providencia de Badalona. Nacida en Badalona (España) el 26 de junio de 1860 y fallecida allí el 4 de junio de 1899.

— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Leonor di Santa María (nacida: Isora Maria Ocampo), religiosa profesa de la Orden de Santo Domingo. Nacida el 14 de agosto de 1841 en Cerro Famatina (Argentina) y fallecida en Córdoba (Argentina) el 28 de diciembre de 1900.

— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Ángela María del Corazón de Jesús (en el siglo: Maria Cácila Autsch), de la Congregación de las Hermanas de la Santísima Trinidad. Nacida el 26 de marzo de 1900 en Róllecken (Alemania) y fallecida en el campo de concentración de Birkenau en Auschwitz (Polonia) el 23 de diciembre de 1944.

— Las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Maria Edvige Zivelonghi, hermana profesa a de la Congregación de las Hijas de Jesús. Nacida en Gorgusello di Breonio (Italia) el 26 de abril de 1919 y fallecida el 18 de marzo de 1949 en Sant'Ambrogio di Valpolicella (Italia).

© Librería Editorial Vaticano

 

 

21/05/2018-11:44
Rosa Die Alcolea

Francisco anuncia consistorio para crear a 14 nuevos cardenales

(ZENIT – 21 mayo 2018).- El Papa Francisco anunció ayer, domingo 20 de mayo, los nombres de 14 nuevos cardenales que se crearán en un consistorio el 29 de junio de 2018.

El Pontífice lo hizo público cuando habló a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro para el rezo del Regina Coeli, a mediodía.

Los futuros cardenales provienen de todo el mundo, incluidos Iraq, Pakistán, Portugal, Perú, Madagascar, Italia, Polonia, México y Japón.

Como dijo el Santo Padre, la proveniencia expresa la universalidad de la Iglesia que continua a anunciar el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra. Los nuevos cardenales son además el vínculo inseparable entre la sede de Pedro y las Iglesias particulares difundidas en el mundo, reporta ‘Vatican News’ en español.

 

3 latinoamericanos y 2 españoles

Entre los que serán creados cardenales está Mons. Pedro Barreto, Arzobispo Metropolitano de Huancayo, Perú, y vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica, REPAM; Mons. Toribio Ticona Porco, Prelado emérito de Corocoro, en Bolivia; Mons Sergio Obeso Rivera, Arzobispo Emérito de Xalapa, México.

Asimismo, hay dos españoles: Mons. Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; y el padre Aquilino Bocos Merino, ex Superior general de los claretianos.

 

Servicio a la Iglesia

Los demás cardenales serán su Beatitud Louis Raphaël I Sako, Patriarca de Babilonia de los Caldeos; Mons. Angelo De Donatis, Vicario General de Roma. Mons. Giovanni Angelo Becciu, sustituto para los asuntos Generales de la Secretería de Estado y delegado especial ante La Soberana Orden de Malta; Mons. Konrad Krajewski, Limosnero apostólico; Mons. Joseph Coutts, arzobispo de Karachi, Pakistán; Mons. António dos Santos Marto, obispo de Leira, Fátima; Mons. Desiré Tsarahazana, arzobispo de Toamasina, Madagascar; Mons. Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L’Aquila, Italia; Mons. Thomas Aquinas Manyo, arzobispo de Osaka, Japón.

Además de ellos también un arzobispo, un obispo y un religioso que como dijo el Papa se han reconocido por su servicio a la Iglesia –señala ‘Vatican News’– y es allí donde el Pontífice mencionó a Mons. Ticona Porco, Prelado emérito de Corocoro y a Mons. Sergio Obeso Rivera, de México. Y por último al religioso ex Superior General de los claretianos.

 

 

 

21/05/2018-13:49
Rosa Die Alcolea

Canonización: Pablo VI y Óscar Romero serán santos el 14 de octubre

(ZENIT — 21 mayo 2018).- El Papa Francisco decretó el pasado sábado, 10 de mayo de 2018, que los beatos Pablo VI y Óscar Arnulfo Romero, juntos a otros 4 beatos, sean inscritos en el Libro de los Santos el domingo 14 de octubre de 2018.

El Santo Padre presidió el consistorio público ordinario para la canonización de los 6 beatos el sábado, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, durante la celebración de la Hora Tercia.

Además del Sumo Pontífice Pablo VI (Giovanni Battista Montini) y Mons. el mártir salvadoreño Mons. Romero Galdámez, Arzobispo de San Salvador, serán elevados a los altares el sacerdote diocesano Francesco Spinelli; el fundador del Instituto de las Adoratrices del Santísimo Sacramento Vincenzo Romano; Maria Kahtarina Kasper, Virgen, Fundadora del Instituto de las Pobres Siervas de Jesucristo y la Fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús (nacida: Nazaria Ignacia March Mesa).

 

`Optatio'

Asimismo, en el consistorio se aprobó la Optatio de seis cardenales del Orden de los Diáconos al Orden de los Presbíteros.

— a petición del cardenal. Leonardo Sandri, la Diaconía de Ss. Biagio e Carlo al Catinari ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.

— a petición del cardenal. Giovanni Lajolo, la Diaconía de S. Maria Liberatrice a Monte Testaccio ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.

— a petición del cardenal Paul Josef Cordes, la Diaconía de S. Lorenzo in Piscibus ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.

— a petición del cardenal Angelo Comastri, la Diaconía de S. Salvatore in Lauro ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.

— a petición del cardenal Stanislaw Rylko, la Diaconía de Sacro Cuore di Cristo Re ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.

— a petición del cardenal Raffaele Farina, la Diaconía de S. Giovanni della Pigna ha sido elevada pro hac vice a Título presbiteral.

 

 

21/05/2018-19:14
Isabel Orellana Vilches

Beata María Doménica Brun Barbantini, 22 de mayo

«Acrisolada en el sufrimiento, perdió padre, hermanos, esposo e hijo a temprana edad, esta fundadora vertió su ternura en los pobres, enfermos y moribundos en los que vio el rostro de Cristo».

«Las cruces no nos faltaran nunca en esta vida, pero tampoco nos faltara la Divina asistencia»advirtió en un momento dadoMaría Doménica Brun Barbantini. Su existencia había sido forjada en el sufrimiento, pero en medio del mismo no dio la espalda a Dios, no se dirigió a Él con reproches. Asida a su gracia se dedicó a prodigar ternura a quienes estaban sumidos en el dolor. «La vida, dijo, nos ha sido dada para conquistar el cielo».

Había nacido en Lucca, Italia el 17 de enero de 1789. Su educación fue fraguada fundamentalmente por su madre, ya que su padre, guardia suizo, falleció siendo ella adolescente. Un hecho que le marcó profundamente al punto de mantener a resguardo en su corazón el poderoso alcance que él debió tener en su vida; no se han hallado atisbos externos de esta memoria paternal. Esta pérdida familiar era el primer aldabonazo cuajado de sufrimiento que resonaba en su puerta. Pero no sería el único porque el dolor no le dio respiro. En brevísimo espacio de tiempo perdió a tres de sus hermanos retornando cierta tormenta en su frágil corazón que apenas podía recuperar su sereno latido ahogado en tantas lágrimas.

Le aguardaba una gran misión y ya hubo signos que apuntaban a una singular gracia sobre la muchacha. Un día en la iglesia de los Milagros en el momento de la consagración a través del cáliz pudo ver la sangre de Cristo, hecho que solo conoció su confesor y que a ella la condujo por nuevos senderos de virtud. Inteligente, abierta y responsable fue creciendo humana y espiritualmente dejando atrás sombríos pensamientos que asolaron su mente con las sucesivas pérdidas de los seres que amaba.

Profundamente enamorada, en 1811 contrajo matrimonio con Salvatore Barbantini, un compatriota que regentaba un comercio de telas, y que sin ser de clase acomodada podía darle la estabilidad razonable que requería formar una familia. Pero falleció súbitamente cuando llevaban seis meses casados. El fruto de este amor latía en las entrañas de María Doménica cuando se vio de nuevo en brazos del sufrimiento. No podía imaginar que su pequeño Lorenzino, un niño encantador, inteligente y alegre, consuelo y regalo del cielo en su humana desdicha, moriría también a los ocho años víctima de una enfermedad.

De esa fragilidad humana que experimenta tanta impotencia frente al sufrimiento: «no sé cómo no llegué a perder la cabeza», iluminada por la gracia, brotó un manantial de piedad. Doctorada en el dolor, que espiritualmente acogió engarzándolo en su profunda fe y entrañas de misericordia, iría aliviando heridas del cuerpo y del alma de tantos desconsolados como ya había ido hallando a su paso en vida de su hijo. Los desvalidos, pobres, enfermos, moribundos fueron receptores de su ternura. Se desvivía por ellos sin importarle el estrago de las inclemencias meteorológicas en su cuerpo, los riesgos de las calles desiertas y peligrosas por las que transitó para asistirles, el hedor de las casas y de las llagas de los enfermos, ni las murmuraciones y críticas que fue recibiendo su labor en algunos sectores. Cristo estaba en todos aquellos que reclamaban sus atenciones. Se privaba de todo, hasta de su descanso, y para no sucumbir al sueño se aplicaba tabaco en los ojos. Tropezones y caídas posiblemente originadas por el jabón que alguien puso en el enlosado podían ser también estrategias del diablo para disuadirla de su empeño apostólico. No se arredró y comenzaron a suceder ciertos prodigios, manojos de «florecillas» fruto de su fe e inocencia evangélicas, milagros con los que Dios ponía de manifiesto su deferencia con esta amadísima y dilecta hija suya.

Con un grupo de mujeres a las que formó, en 1819 surgió la "Pía Unión de las Hermanas de la Caridad", que puso bajo el amparo de Nuestra Señora de los Dolores, y que fue aprobada por el arzobispo Sardi. Monseñor Del Prete, confesor de la fundadora, fue el artífice de las reglas. Él conocía a dos mujeres que querían vivir en comunidad, y dedicarse a la oración y al apostolado, por lo cual habló de ellas a María Dominica. Fue el germen de las Oblatas de San Francisco de Sales.

Las virtudes de María Doménica, mujer de empuje y ardor apostólico, hicieron que el arzobispo le confiara la misión de poner en marcha el monasterio de la Visitación dirigido a la educación de la juventud. Ella acogió la petición generosamente, pero en realidad se sentía llamada a erigir una fundación dirigida a los enfermos. Y en 1829 comienzan las primeras hermanas enfermeras oblatas ejerciendo la caridad según sus reglas: «visitar, ayudar y servir al Dios hecho hombre en agonía al morir en la cruz o en los moribundos, enfermos y pobres»,«con un corazón empapado en el amor de Cristo», con pureza de intención, prontas siempre a dar su vida, si fuese preciso, ya que Cristo entregó la suya en la cruz por todos. En 1841 el arzobispo de Lucca aprobó las reglas y la Congregación de las Siervas de los enfermos. Como hizo la Virgen, a la que tuvo siempre inmensa devoción, y a quien bajo la advocación de los Dolores consideró inspiradora de su obra, habrían de vivir todas la compasión hacia los enfermos.

María Doménica tuvo un encuentro con san Camilo de Lelis. El padre Antonio Scalabrini vio similitudes entre lo dos carismas y el 23 de marzo de 1852 se firmó el documento papal por el que se otorgaba a las hijas de María Doménica el nombre de siervas de los enfermos sellando la comunión espiritual con los padres Camilianos. En 1855 atendieron a los afectados por el cólera portando la cruz roja de los Camilos.

Después de atravesar otros momentos dolorosos, como el malentendido creado entre ella y el arzobispo Arrigoni, difícil situación que acogió con visible espíritu evangélico, fue transitando hacia el final de su vida sin perder nunca su fe. En 1866 enfermó gravemente y sanó por la intercesión de san Camilo. Intensificando su oración, sacaba fuerzas en medio de su debilidad y pudo dejar resuelto el futuro de sus hijas como deseaba. Finalmente, enferma de un mal que no fue diagnosticado, entregó su vida a Dios el 22 de mayo de 1868. Juan Pablo II la beatificó el 17 de mayo de 1995.