Servicio diario - 03 de junio de 2018


 

Chile: El Papa celebró la misa con sacerdotes víctimas de abusos
Redacción

Eucaristía, una puerta "entre la ciudad de Dios y la ciudad del hombre"
Raquel Anillo

Nicaragua: El Papa llama a respetar la libertad y la vida del ciudadano
Redacción

San Francisco Caracciolo, 4 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

03/06/2018-16:41
Redacción

Chile: El Papa celebró la misa con sacerdotes víctimas de abusos

(Zenit — 3 junio 2018)., El Papa Francisco celebró la misa en Santa Marta con los sacerdotes chilenos víctimas de abusos de poder, de abusos de conciencia y de abusos sexuales, este 2 de junio de 2018 según comunicó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

La finalidad de estos encuentros convocados por el Papa del 1 al 3 de junio, precisó la nota es "para profundizar en la realidad vivida por una parte de algunos fieles y del clero chileno. Con la ayuda de estos cinco sacerdotes, el Papa busca remediar la ruptura interna de la comunidad. Así se podrá comenzar a reconstruir una relación sana entre los fieles y sus pastores, una vez que todos tomen conciencia de sus heridas".

En una carta de hace unos días, el Papa Francisco llamaba a la Iglesia chilena a un cambio radical para luchar contra la "cultura del abuso". "El grito de las víctimas ha llegado al cielo". Escribía entristecido: "no hemos sabido escuchar y actuar a tiempo". "Nunca mas", insistía en este mensaje condenando las "atrocidades" cometidas.

Esta carta y este nuevo encuentro intervienen en el marco del trabajo de verdad emprendido con la investigación del enviado especial del Papa, Mons. Charles J. Scicluna, presidente del Colegio de Apelación Especial en el caso de abusos sexuales en los menores por parte del clero-en el seno de la Congregación para la Doctrina de la Fe- en el caso de Mons. Juan de la Cruz Barros Madrid, obispo de Osorno, acusado por los laicos de su diócesis de haber estado al corriente de los abusos sexuales cometidos por su antiguo mentor, el P. Fernando Karadima.

En un primer momento, en su reciente viaje a Chile y a Perú (16-21 enero), el Papa había defendido a Mons. Barros. Reconociendo, al final de la investigación" de graves errores en la evaluación y la percepción de la situación, en particular debido a la falta de información veraz y equilibrada", el Papa pidió perdón, recibió a tres víctimas de abusos el 25 de abril, y convocó a los obispos. Estos últimos han participado en tres jornadas de reflexión en el Vaticano, al final de las cuales han remitido al Papa su dimisión, para significar su voluntad de remediar al sistema que ha permitido la ocultación de los abusos.

Mons. Charles Scicluna y Mons. Jordi Bertomeu tienen previsto visitar Chile de nuevo en estos días, en misión a la diócesis de Osorno.

 

 

03/06/2018-17:00
Raquel Anillo

Eucaristía, una puerta "entre la ciudad de Dios y la ciudad del hombre"

(ZENIT — 3 junio 2018).- La presencia de Jesús vivo en la eucaristía es como una puerta, una puerta abierta entre el templo y el camino, entre la ciudad de Dios y la ciudad del hombre", ha subrayado el Papa Francisco en el Ángelus de este 3 de junio, fiesta del Santísimo Sacramento.

"Cada vez que celebramos la Eucaristía, a través de este Sacramento a la vez sobrio y solemne, hacemos la experiencia de la Nueva Alianza, que realiza en plenitud la comunión entre Dios y nosotros", ha añadido ante las 15.000 personas reunidas en la Plaza de San Pedro: "incluso pequeños y pobres, colaboramos a la edificación de la historia según el proyecto de Dios".

La Eucaristía, "nos enseña a ser más acogedores y disponibles hacia aquellos que están en búsqueda de comprensión, de ayuda, de ánimo, y que están marginados y solos".

Esta es nuestra traducción de las palabras del Papa Francisco para introducir la oración mariana.

AK

 

Palabras del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy en muchos países, como Italia, celebramos la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, o, según la expresión latina, del Corpus Domini. El Evangelio nos recuerda las palabras de Jesús, pronunciadas en la Última Cena con sus discípulos: "Tomad, este es mi cuerpo ...Esta es mi sangre, la sangre de la Alianza, derramada por la multitud". (Mc 14,22-24). En virtud de este testamento de amor, la comunidad cristiana se reúne todos los domingos, y todos los días, alrededor de la Eucaristía, sacramento del Sacrificio redentor de Cristo. Y atraídos por su presencia real, los cristianos le adoran y le contemplan a través del humilde signo del pan convertido en su Cuerpo.

Cada vez que celebramos la Eucaristía, a través de este Sacramento a la vez sobrio y solemne, hacemos la experiencia de la Nueva Alianza, que realiza en plenitud la comunión entre Dios y nosotros. Y en cuanto que participantes de esta Alianza, incluso pequeños y pobres, colaboramos a la edificación de la historia según el proyecto de Dios? Por eso , toda celebración eucarística, en tanto que constituye un acto de culto público a Dios, envía a la vida y a los acontecimientos concretos de nuestra existencia Alimentando nos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, somos asimilados a Él, recibimos en nosotros su amor, no para guardarlo celosamente, sino para compartirlo con los otros. Es la lógica eucarística. En ella contemplamos a Jesús, pan partido y dado, sangre derramada para nuestra salvación. Es una presencia que, como un fuego, quema, en nosotros las actitudes egoístas, que nos purifica de la tendencia a dar solamente cuando hemos recibido, y que enciende el deseo de hacernos nosotros también, en unión con Jesús, pan partido y sangre derramada para los hermanos.

Por eso la fiesta del Corpus Domini es un misterio de atracción a Cristo y de transformación en Él. Y es esta escuela de amor concreto, paciente y sacrificado, como Jesús en la cruz. Nos enseña a ser más acogedores y disponibles hacía a aquellos que están en busca de comprensión, de ayuda, de ánimo y que están marginados y solos. La presencia de Jesús vivo en la Eucaristía es como una puerta, una puerta abierta entre el templo y el camino, entre la fe y la historia, entre la ciudad de Dios y la ciudad del hombre.

Las procesiones del Santísimo Sacramento, que hoy se desarrolla en diferentes países y ciudades, son expresiones de la piedad eucarística popular.

Yo también esta tarde, Ostia-como lo hizo el bienaventurado Pablo VI hace 50 años-celebraré la Misa, que será seguida por la procesión con el Santísimo Sacramento. Invito a todo el mundo a participar, incluso espiritualmente, por radio y televisión. Que la Virgen María nos acompañe en este día.

 

 

03/06/2018-19:52
Redacción

Nicaragua: El Papa llama a respetar la libertad y la vida del ciudadano

(ZENIT — 3 junio 2018).- El Papa Francisco llamó a los líderes de Nicaragua a respetar la libertad y la vida de los ciudadanos, durante el Ángelus del 3 de junio de 2018.

En la Plaza de San Pedro, después de la oración mariana, el Papa expresó su "dolor" por la "violencia grave" perpetrada por "grupos armados para reprimir las protestas sociales", que nuevamente causó quince víctimas estos últimos días. Desde mediados de abril, las manifestaciones contra el presidente Daniel Ortega han matado a mas de 100 personas.

"Rezo por las víctimas y sus familias", agregó. "La Iglesia siempre está a favor del diálogo", dijo el Papa, "pero requiere un compromiso activo para respetar la libertad y, sobre todo, la vida. Rezo para que cese toda violencia y para que se garanticen las condiciones para la reanudación del diálogo lo antes posible.posible".

 

 

03/06/2018-06:39
Isabel Orellana Vilches

San Francisco Caracciolo, 4 de junio

«El predicador del amor de Dios que se calificaba como pecador. Contrajo la lepra a los 20 años y prometió consagrarse si sanaba. Cuando recobró la salud, cumplió su palabra. Es cofundador de la Congregación de Clérigos regulares»

La rúbrica de sus cartas era: «Francisco, el pecador», un gesto que revela su humildad y sentimiento de indigencia. La vida le puso contra las cuerdas en el alborear de una juventud que traía consigo esa multitud de sueños que pueblan una mente desnuda de compromisos, y donde lo insospechado, en particular lo que causa sufrimiento, se presupone lejos de uno mismo. Determinadas vivencias instintivamente se atribuyen a personas que tienen cierta edad, una frontera que en esos años se antoja remota. Caracciolo supo responder a Dios; aprovechó su dolorosa experiencia para unirse a Él.

Nació en Villa Santa María, Italia, el 13 de octubre de 1563. Era el segundo de los cinco hijos de un prócer y creyente matrimonio. Le pusieron el nombre de Ascanio. Recibió una esmerada educación, como procedía a su alcurnia, que junto a su inteligencia dio buenos frutos. Fue alumno aventajado en letras y retórica; compuso discursos y dominó la lengua latina a los 9 años. Luego se convirtió en un joven atractivo y desenvuelto, con notable ingenio, al que le agradaban las fiestas y los deportes. No obstante, tenía gran devoción a la Eucaristía y a la Virgen; diariamente rezaba el rosario y ayunaba los sábados. Pero estos signos de piedad no estaban vinculados a una vocación que ni siquiera se planteaba. Eran prácticas frecuentes que realizaban otros muchos jóvenes coetáneos.

Hizo la milicia y orientó su formación al comercio y a la política. Pero no contaba con dos circunstancias que se le presentaron determinando el rumbo de su vida. El primer umbral fue la enfermedad. A los 20 años contrajo la lepra. Y además del drama de ver terriblemente impregnada su piel, sufrió el abandono de sus amigos que se alejaron por temor al contagio. Aislado en una habitación por elemental prudencia, tenía el consuelo de poder oír la misa a través de una ventana que daba a la capilla familiar. Cuando el ser humano yace vencido por la debilidad, contemplando su frágil condición que le hace ser tan vulnerable, la vida discurre ante sus ojos como en un segundo. ¿Qué hacer con los proyectos?, ¿qué sentido tienen tantas banalidades de la existencia? Incluso, aunque no lo fueran, ¿cómo sofocar el sentimiento de eternidad que brota de lo más hondo de uno mismo, ese afán que pugna por abrirse paso desde el recóndito lugar en el que yace? El santo tuvo ocasión de meditar en todo ello, de identificar sus hondas emociones.

Hallándose envuelto por la angustia de la soledad y el miedo a la muerte elevó sus ojos al cielo y prometió a Dios: «Si me curas de esta enfermedad, dedicaré mi vida al sacerdocio y al apostolado». Sanó de forma súbita, y se encaminó a Nápoles. Con la idea fija de ser sacerdote visitaba las iglesias menos frecuentadas en las que podía orar con mayor recogimiento. Fue ordenado en 1587 y al año siguiente se inscribió en la cofradía de los Bianchi, los Blancos, una congregación que prestaba asistencia a los presos, muchos de ellos condenados a galeras y otros que iban a ser ajusticiados.

Por esa época llegó a Nápoles un genovés, Juan Antonio Adorno, a quien san Luís Beltrán le profetizó en Valencia que sería fundador. Y este segundo hito para Ascanio fue la casualidad en forma de Providencia. Cuando el genovés se ordenó, se inscribió también en la cofradía de los Blancos entablando amistad con el abad de Santa María la Mayor, Fabricio Caracciolo, que era pariente de Ascanio. Compartiendo ambos similares ideales determinaron escribir a un tercer familiar de éste, que casualmente se llamaba también Ascanio. El emisario que llevaba la carta se la entregó a nuestro santo, quien viendo en la equivocación el dedo de Dios entendió que debía unirse a ellos. Los tres permanecieron cuarenta días en la abadía de los padres camaldulenses y redactaron los estatutos de la fundación de los «Clérigos menores».

Al profesar en 1589 Ascanio tomó el nombre de Francisco, en honor al Poverello. Añadieron un cuarto voto por el que renunciaban a admitir dignidades eclesiásticas. Pensando fundar España, Adorno y él se entrevistaron con Felipe II, que les negó su apoyo, hasta que en otro momento por intercesión del papa Clemente VIII, que aplacó al rey, Ascanio fundó en Valladolid y en Alcalá. Vuelto a Roma puso en marcha nuevas fundaciones, como luego hizo en Nápoles. En este entramado de acciones apostólicas sufrió persecución y fue objeto de murmuraciones, calumnias e incomprensiones fruto de la rivalidad y otras pasiones ajenas que se cebaron en su persona. Acogió de buen grado las contrariedades, cumpliendo la voluntad divina con perfecta humildad. Su espíritu de penitencia, los ayunos y extremas mortificaciones a las que se sometió convirtieron a muchos. Y Dios lo bendijo con éxtasis que en ocasiones le sobrevenían simplemente con mirar al Crucificado o tener pensamientos elevados sobre la Virgen. Estas experiencias llenaban sus ojos de lágrimas. Hablaba con tanta unción de la misericordia divina que la gente lo denominaba «el predicador del amor de Dios». Su fama de santidad le precedía. La gente solía postrarse ante él rogando su bendición.

A la muerte de Adorno, fue designado superior general de la Orden. Como tal mantuvo inalterable la trayectoria comunitaria que había signado su vida compartiendo con los demás las tareas domésticas, además de pedir limosna para socorrer a los desvalidos. Al final presentó su renuncia al gobierno para dedicarse a la oración, y eligió como morada el hueco de la escalera. Felipe Neri le propuso abrir una fundación en Agnone. Emprendió esta empresa gozoso porque en el itinerario se hallaba el santuario de la Virgen de Loreto donde se detuvo. Pudo orar esa noche, pero al día siguiente, 4 de junio de 1608, se le presentó un cuadro febril, y nada se pudo hacer más que administrarle los sacramentos. Le urgía tanto partir que sus últimas palabras fueron: «Vamos, vamos al cielo». Clemente XIV lo beatificó el 4 de junio de 1769. Pío VII lo canonizó el 24 de mayo de 1807.