IGLESIA | Nicaragua

 

La Compañía de Jesús pide al gobierno de Nicaragua que cese la violencia

 

A través de su Superior General P. Arturo Sosa, los jesuitas expresan su preocupación ante la oleada de violencia política que azota al pueblo nicaragüense.

 

 

09 junio 2018, 13:55 | Ciudad del Vaticano


 

 

En diversos lugares del continente americano y en Europa, la Compañía de Jesús a través de su Superior General, Padre Arturo Sosa, así como de los provinciales de varios países, y de equipos de colaboradores de diversas obras sociales y educativas; han manifestado su preocupación por la oleada de violencia y represión con que ha sido enfrentada la crisis política en Nicaragua por parte del gobierno de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo.

 

El papel mediador de la Iglesia ha sido obstaculizado

La tarea de mediación de la Iglesia católica ha sido obstaculizada por la dura represión gubernamental; y los obispos han afirmado que el cese de la violencia contra el pueblo que protesta es condición para volver a sentarse en la mesa de diálogos.

Algunos de ellos, especialmente el auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez ha sido objeto de amenazas, y de una campaña de desprestigio y mentiras que afecta a toda la Iglesia.

Al respecto, el P. José Alberto Idiáquez, S.J., rector de la Universidad Centro Americana (cuyo campus ha sido ya varias veces foco de violencia y terror) ha sido también punto de serias amenazas contra su vida. Y así muchos otros líderes populares y manifestantes pacíficos.

Después de varias semanas de protestas y manifestaciones populares han muerto más de 128 personas, en su mayoría jóvenes, en manos de las fuerzas para-militares y para-policiales amparadas por el gobierno, aliadas con grupos “atornillados” en los poderes del estado.

 

Solidaridad con el pueblo de Nicaragua

Como una manera de demostrar la solidaridad y el deseo de apoyar las luchas del pueblo nicaragüense por transparencia en la gestión política, justicia y condena de los violadores de los derechos humanos y responsables de acciones de violencia contra la democratización del país; los jesuitas en diversas instancias manifestaron sus pedidos ante embajadores y cónsules a lo largo de los días pasados.

En Buenos Aires, Caracas, Lima, Bogotá, La Paz, San Salvador, Roma, Madrid, Guayaquil, Santo Domingo y otras capitales de América latina y Europa fueron realizadas acciones simbólicas para pedirle a las autoridades nicaragüenses "que den la orden inmediata de parar las acciones represivas contra sus propios compatriotas, y se sienten con sinceridad y realismo político a la mesa de negociación, comprometiéndose -con verdad y justicia- a las reformas que requiere el país".

Tal y como informa la propia congregación religiosa, "en algunos lugares embajadas y consulados abrieron sus puertas y recibieron políticamente las demandas expresadas; sin embargo, en otros, como Caracas, Lima y Santo Domingo, los manifestantes no fueron recibidos por las autoridades; pero igualmente el mensaje fue entregado".

 

La fundamentalidad del respeto y el diálogo sincero

Asimismo, los manifestantes piden a las autoridades de Nicaragua, por medio de sus misivas,  el cese inmediato de la represión contra la población; al mismo tiempo se hace un llamado especial a utilizar el diálogo como la vía de concertación para la salida democrática y justa de la problemática actual; se exige el respeto a la integridad física del Padre José Alberto Idiáquez SJ, Rector de la Universidad Centroamericana de Nicaragua y demás actores amenazados.

Por otra parte, se solicita garantías para que los organismos de derechos humanos puedan seguir realizando sus labores de defensa y protección de los derechos ciudadanos; se pide que se permita y promueva la presencia de organismos internacionales de mediación política, para buscar mecanismos que ayuden a superar esta crisis.

Por último, la congregación invita a todos a participar en esta campaña y a manifestarse, ante embajadas o consulados de la República de Nicaragua, exigiendo el cese de la represión contra el pueblo que legítima y pacíficamente reclama sus derechos, así como solicita el respeto absoluto de todos los derechos humanos, la democratización de la vida política nicaragüense, y justicia para las víctimas de todos los atropellos de la represión del gobierno actual.