Opinión

 

El Cristo de la sopa

 

 

15/06/2018 | por Rafael Gutiérrez Amaro


 

 

Martínez Montañés, genial imaginero nacido en Alcalá la Real, Jaén, realizó el Cristo de los Desamparados de la Iglesia del Santo Ángel de Sevilla.

Dicha iglesia pertenece a los Padres Carmelitas y junto a ella está el convento.

Pues bien los Padres Carmelitas encargaron a Martínez Montañés la realización del Cristo. El año pasado se celebró el 400 aniversario de la talla de este Cristo.

El convento, fue fundado por San Juan de la Cruz en 1587.  El templo se edificó a principios del siglo XVII, entre los años 1603 y 1608, bajo los planos del genial arquitecto Alonso de Vandelvira.

Pues bien, cuándo Martínez Montañés terminaba cada jornada de tallar el Cristo, al salir, todos los días veía como los Padres Carmelitas daban un plato de sopa, la misma que ellos comían, a cada uno de los menesterosos que a la iglesia o convento se acercaban. Aquello removía el corazón cristiano y caritativo de Montañés.

Llegó el momento de terminar la obra y los padres de la comunidad dijeron al artista cuál era el precio. Martínez Montañez sin dudarlo les dijo la sopa de los pobres, queriéndoles decir que no les iba a cobrar nada para que ese dinero lo dedicaran a tan magnífica obra caritativa.

Los Padres Carmelitas quedaron sorprendidos ante la generosidad del ilustre imaginero y desde entonces este Cristo de los Desamparados, un Cristo clavado en la cruz, se le denomina el Cristo de la sopa.

¿Cuántos Martínez Montañés necesitamos hoy?

¿Cuántos artistas necesitamos que secunden la generosidad y el espíritu cristiano de este personaje jienense singular denominado el Dios de la manera por la impresionante belleza y perfección de sus obras escultóricas?