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El Papa: Debemos quitar del diccionario la palabra "proselitismo"

 

Para caminar en la vía del ecumenismo, quitar la palabra "proselitismo" fue el punto de acuerdo al que llegaron los líderes del CMI junto al Papa Francisco, revelado por él mismo en el curso de la rueda de prensa en el avión de regreso desde Ginebra.

 

 

21 junio 2018, 23:30 | Alessandro de Carolis - Ciudad del Vaticano


 

 

“Debemos quitar del diccionario la palabra proselitismo”, si hay una cosa, no puede haber la otra. Francisco cierra la conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Ginebra revelando la “bella palabra” sobre la que los líderes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se encontraron de acuerdo, conversando durante el almuerzo con el líder de la Iglesia Católica.  Además, el proselitismo es, por así decirlo, en el lado oscuro de lo que para el Papa representa la luz en la relación entre las confesiones cristianas, o en otras palabras, del diálogo.

De una jornada que no esconde que para él fue “pesada”, en el sentido del cansancio, el Papa Francisco abre la rueda de prensa con unos sesenta periodistas en el vuelo, insistiendo más veces en el valor del “encuentro”. Con todos, admite, tuvo un “encuentro humano” más allá de los formalismos. Desde el presidente de la Confederación Suiza alos líderes de las iglesias cristianas, con los cuales dice que se habló, no sin preocupación, de los “jóvenes”. Esto, refiere, fue “el argumento que nos llevó más tiempo” y, agrega, el pre-sínodo de marzo -con los miles de jóvenes de todas las religiones e también no creyentes- “ha suscitado un interés especial”.

Luego, Francisco pasa el micrófono a los periodistas que quieren sondearlo sobre temas de actualidad. Temas ya debatidos, sobre las cuales el Papa regresa para ofrecer nuevas aclaraciones. Como en el caso de los obispos alemanes y su confrontación acerca de la admisión a la Eucaristía en los matrimonios donde hay un cónyuge católico y uno protestante. El Papa resume los pasos realizados repitiendo que, evaluadas las distintas posiciones, una profundización de la cuestión apareció como la mejor solución, como de hecho escrito por el Prefecto de la Doctrina de la Fe, el próximo cardenal Ladaria, en una carta, dice Francisco, escrita “con mi permiso”. El Papa elogia el documento con el que los obispos de Alemania comenzaron su confrontación. En la sustancia, observa, es necesario evaluar bien la responsabilidad de gestionar las situaciones de matrimonio inter confesional- hoy prerrogativa de cada obispo – respecto al alcance más “universal” que tendría una decisión tomada a nivel de Conferencia Episcopal. En resumen, dice, respondiendo al periodista, no se trató de “detener”, sino de elegir el recorrido mejor.

No falta la habitual pregunta sobre la inmigración, a partir de una crónica candente sobre el tema a ambos lados del Atlántico. Para mí, reafirma el Papa reafirma, con aquellos que huyen “del hambre y la guerra”, se deben adoptar los criterios condensados ​​en cuatro verbos: “acoger, acompañar, acomodar, integrar”.  Francisco se dice horrorizado de las noticias que provienen de aquellas que llama “las cárceles de los traficantes” - crueldades inenarrables que se cobran víctimas especialmente entre las mujeres y los niños, que no se igualan a aquellas durante la Segunda Guerra Mundial. Pero insiste en el hecho de que los gobiernos deben “ponerse de acuerdo” principalmente para gestionar la emergencia en el corto plazo y luego planificar las políticas a mediano plazo para resolver el fenómeno de la migración en su raíz. La idea del Papa es bien conocida: crear instrucción y trabajo en los países con mayores dificultades, ya sean africanos o latinoamericanos, para poner fin al problema del “tráfico de migrantes”. “El problema de las guerras es difícil de resolver” y también lo es “el de la persecución de los cristianos” y, sin embargo, sostiene Francisco, “el problema del hambre puede resolverse”, siempre que la comunidad internacional actúe en conjunto.