Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

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Nº 593

15 de jul. 2018

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO: PSEUDOTERAPIAS Y PSEUDOCIENCIAS

 

1. Se estrecha el cerco a las pseudociencias en España por parte del Estado y los médicos.

2. España: cada vez menos colegios de médicos aceptan las pseudoterapias.

3. Pseudoterapias: ni tontos ni chalados.

4. Ratifican la absolución a un curandero español por la muerte de un joven enfermo de leucemia.

5. Los médicos de Alicante evitan que se promocione el falso medicamento MMS.

6. El Colegio de Médicos de Sevilla investiga al médico chaman que dirige una secta.

7. La homeopatía es mentira: éstos son los motivos.

8. Una curandera española, detenida por ofrecer la curación de lesiones medulares.

9. El mercadillo emocional de los falsos psicólogos.

10. Flores de Bach: una creativa pseudoterapia sin más efecto que el placebo.

 

 

1. Se estrecha el cerco a las pseudociencias en España por parte del Estado y los médicos.

FUENTE: Diario Médico

 

 

Al final del mes de julio acabará el plazo dado a las compañías para que aclaren a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) si los alrededor de 14.000 productos homeopáticos que se estima que hay en venta y que desde 1994 están en un limbo legal en España cumplen o no con los requisitos de seguridad y calidad exigidos a los medicamentos convencionales y si alegan tener eficacia para una indicación terapéutica o no. Lo cuenta Laura G. Ibañes en Diario Médico.

La AEMPS se dará otros tres meses más para tomar una decisión pero, básicamente, si no demuestran la seguridad y calidad, tendrán que dejar de venderse. Si alegan seguridad y calidad pero no reivindican tener eficacia para una indicación se podrán vender pero con el aviso de que no son eficaces para ninguna indicación, y si reivindican eficacia tendrán que demostrarla tal y como lo hacen los medicamentos.

Ésta es al menos la filosofía que se desprende del polémico decreto publicado en abril de este año por el entonces Gobierno del Partido Popular, que reguló la homeopatía tras dos intentos fallidos, en 2008 y el de 2013, so pena de multa por incumplimiento de la Directiva Europea 2001/83/CE si no lo hacía, y entre críticas de las sociedades científicas y de varios consejeros autonómicos, incluida la entonces consejera valenciana y actual ministra Carmen Montón.

La nueva ministra, en contra

Las sociedades científicas y la propia Montón se oponían a permitir que la homeopatía pueda considerarse un medicamento por la confusión que esto puede generar en la población. Ya como ministra, Montón se ha reafirmado en su crítica. Según ha dicho con rotundidad en una de sus primeras entrevistas como ministra en televisión, dando la razón al ministro de Ciencia, Pedro Duque, que se había expresado en la misma línea: “La homeopatía no cura, no tiene detrás ninguna evidencia ni eficacia terapéutica ni nada que justifique que ningún médico la prescriba. Tiene a la UE que la protege y en el largo plazo habrá que cambiar muchas cosas pero mientras tanto en el corto plazo hay que informar a los ciudadanos que esto produce un perjuicio para su salud si sustituye una terapia que realmente tiene evidencia científica. La Administración tiene la obligación de informar de que la homeopatía no cura”.

Su visión es la misma que están defendiendo las sociedades científicas y la Comisión Deontológica de la Organización Médica Colegial, pero no la de todos los médicos, ni siquiera la de todos los colegios de médicos, en una polémica que confunde al paciente y que trasciende con creces la homeopatía, ante el importante avance que han tenido las terapias alternativas, complementarias o pseudociencias que están presentes incluso entre instituciones profesionales, universidades y organismos y hospitales públicos.

Homeopatía en farmacia

Las sociedades científicas han intentado cerrar filas sobre la cuestión, con un acuerdo entre la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y la Federación de Asociaciones Científico Médicas (FACME) para combatir las pseudociencias. El presidente de COSCE, Nazario Martín, se niega incluso a llamarlas pseudociencias “porque no tienen ciencia tras ellas, ni siquiera con el pseudo, dejémoslo en ¿pseudocosas? Y esas pseudocosas no pueden estar mezcladas en la farmacia con los medicamentos ni pueden dar ponencias en una facultad de ciencias”.

Con la misma dureza se expresaba Fernando Carballo, presidente de Facme. “Se trata simplemente de no mentir y de no mezclar. Todo aquello no validado por un método científico no es ciencia y todo aquello que no es ciencia no puede ser Medicina: no es que haya dos tipos de medicina, la medicina tradicional no existe, lo que hacemos es la Medicina y el resto, simplemente, no es Medicina”. Y por eso, “no pueden atribuirse indicaciones que no tienen y, por supuesto, no pueden adoptar posturas negativistas que intentan sustituir la Medicina por fórmulas mágicas u oraciones: hacer eso es un delito, es tan sangrante como llevar a alguien de la mano a un precipicio y decirle que salte”.

Pseudoterapias en centros médicos

Si el consenso científico es tal ¿por qué entonces casi un 20 por ciento de usuarios de pseudoterapias dice haberla recibido en clínicas de la mano de médicos y enfermeros? ¿Por qué en tal caso todavía algunos colegios de médicos como el de Valencia o el de Valladolid acogen secciones de terapias no convencionales o pseudoterapias? Para Carballo la explicación no cabe por una posición tibia de los profesionales al respecto, porque “la posición oficial de la OMC [Organización Médica Colegial] no ha sido tibia en ningún sentido: ha hecho un Observatorio de las pseudoterapias que está siendo muy beligerante” contra ellas.

Jerónimo Fernández Torrente, director de ese Observatorio de pseudociencias de la OMC que prevé publicar un informe al respecto en los próximos meses, explica “estamos viendo que estas propuestas se acercan a la ciudadanía con la mejor de las intenciones e incluso por parte de voluntariado (que a veces tiene un interés económico posterior y usa el voluntariado como reclamo), escudándose en ocasiones en la inocuidad del producto y su efecto placebo para entonar el consabido “¿qué mal puede hacer?”. Pero efectivamente hay un daño social desde el momento en el que se da carta de validez oficial a propuestas no validadas, desinformando a la población y, con ello, poniéndoles en riesgo de caer en estafas, engaños o incluso en pérdidas de oportunidad terapéutica”.

En su opinión, sería deseable que pudiera hacerse un listado que ayudara al paciente a identificar qué es una terapia eficaz y científicamente validada y qué es una pseudoterapia milagro “aunque lo veo complicado, porque incluso una terapia validada para un ámbito puede usarse como falso remedio para otro. El carácter de pseudociencia no viene dado por el tema en sí, sino por las afirmaciones en base a las cuáles se construye su estudio”.

Por eso, cree que “en general, es más práctico trabajar a la inversa: recomendar al ciudadano que consulte con los profesionales y las entidades científicas y profesionales reconocidas legalmente cualquier duda relativa a la validez de dichas propuestas y, quizá, difundir la falta de fundamentos (o exageración de los mismos, según el caso) de las propuestas pseudoterapéuticas más comunes o más peligrosas”.

En ese sentido, Fernández Torrente afirma que “para los médicos, resulta sorprendente que en campos como el de la lucha contra el cáncer, donde más avanza la Medicina, sea en los que las pseudociencias, los productos milagro, las falsas terapias (algunas denominadas medicamentos), el intrusismo y hasta las sectas (también en la esfera sanitaria) ejercen su principal actuación”.

Cuestión legal y ética

Más que cambiar la ley, que es “bastante completa en este terreno”, opina que “lo que necesitamos es que se controle su aplicación y que se conciencie también en el terreno judicial de la especial vulnerabilidad en la que está un paciente, que va a ser mucho más propenso (por muy mayor de edad que sea, muchos estudios que tenga y muy cabal que parezca) a prestar oídos a los cantos de sirena que le ofrezcan una seguridad psicológica en un tiempo de alta inestabilidad”.

Y también habría que “divulgar más a pacientes y profesionales la existencia y discursos de este tipo de prácticas, ya que si ni siquiera son conscientes de ellas, tienen mucho más complicado saber que han sido o están siendo víctimas de las mismas. Para poder denunciarlas, primero hay que saber detectarlas. Y con la ley en la mano, hay muchas herramientas disponibles para exigir responsabilidades a quienes promueven las pseudoterapias”.

No en vano, según Fernández Torrente, “el marco legal ya existente, el decreto de publicidad, la deontología profesional y la responsabilidad corporativa de las instituciones ya exige” no respaldar las pseudoterapias. “Las pseudoterapias ofrecidas por sanitarios y no sanitarios constituyen una oferta terapéutica sin el respaldo científico necesario para avalar su validez ni utilidad. Ningún sanitario debería ofrecer pseudoterapias en su práctica clínica”.

Con todo, en su opinión, “el daño de base [de las pseudoterapias], sigue siendo la desinformación ciudadana en materia de salud. Esta desinformación, al igual que ocurre con el acceso a las drogas duras, puede llegar o agravarse mediante la iniciación con las pseudoterapias que parecen más inocuas (pongamos la homeopatía o el reiki como ejemplo).

Cuando la sociedad las entiende como funcionales, acabamos viendo casos de fallecimientos por infecciones que se han intentado tratar con homeopatía, o gente que ha retrasado el tratamiento contra un cáncer por “probar primero con reiki y, si no funciona, ponerse ya en manos de médicos”, perdiendo de esta forma un tiempo precioso que puede suponer en algunos casos la diferencia entre la vida o la muerte, o la mera agravación del cuadro. Además, por supuesto, de ser la puerta de entrada comentada a propuestas más sofisticadas y peligrosas: la creencia en energías o la exageración del papel de la psicosomática y las emociones deja abonado el terreno para adentrarse en ámbitos incluso sectarios de otras pseudoterapias más terroríficas como la Nueva Medicina Germánica o la Bioneuroemoción”, concluye. 

Reforzar la información

El problema de desinformación se refiere también Tomás Castillo, presidente de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). En su opinión, “los pacientes deben participar en la toma de decisiones sobre el tratamiento de forma conjunta con su médico. Pero para poder tomar decisiones, es fundamental que tengan conocimiento y suficiente información sobre la diferencia entre un tratamiento que cuenta con el aval científico y uno que no cuenta con este aval. También es necesario que los pacientes tengan la confianza suficiente con su médico para comunicarle si están siguiendo este tipo de prácticas, pues el profesional debe constatar que éstas no están interfiriendo con el tratamiento principal, y que tampoco lo están sustituyendo”.

El representante de los pacientes sí ve, con todo, margen para mejorar la legislación: “Habría que cambiar la normativa para lograr una información más rigurosa. Estas terapias podrían afectar al paciente porque, aunque sean inocuas, en situaciones de abandono del tratamiento, podrían tener consecuencias perjudiciales para su salud, por no mencionar los costes que esto generaría para el paciente y para el sistema. Hay que perseguir la presentación de productos milagro vengan de donde vengan”.

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2. España: cada vez menos colegios de médicos aceptan las pseudoterapias.

FUENTE: Diario Médico

 

 

Hace apenas tres años casi la mitad de los colegios de médicos de España contaban con algún tipo de sección dedicado a terapias alternativas que aglutinaban intereses, formación y acreditación en muchos casos de médicos acupuntores, homeópatas, naturistas y otro tipo de terapias no convencionales. La firme oposición de la Organización Médica Colegial (OMC) y de las sociedades científicas en contra de cualquier práctica médica sin evidencia ha ido acabando con estas secciones, que se han eliminado en numerosos colegios que las tenían y que incluso han ido publicando posicionamientos expresos en contra de las pseudoterapias en general o de la homeopatía, en concreto.

Actualmente, tan sólo colegios como el de Valencia dicen contar con una sección dedicada a medicina integrativa y Valladolid con una de terapias médicas no convencionales. En el caso de Sevilla hay una sección de acupuntura y terapias del dolor pero se ha hecho un pronunciamiento en contra de la homeopatía. Y en el caso de los colegios catalanes como el de Barcelona o el de Lérida, está previsto que “de forma inminente antes de verano” haya un replanteamiento completo de la cuestión”. Informa de ello el Diario Médico, en un artículo de Laura G. Ibañes.

Los pseudoterapeutas reaccionan

Autonomías como Madrid han puesto también cerco desde hace ya casi un año a estas prácticas, con la prohibición, por ejemplo, del reiki en los hospitales públicos. León Siboni, presidente de la Asociación de Médicos Acupuntores, explica la otra cara de la moneda de esta desinstitucionalización de las terapias no convencionales. Explica que está a la espera de una inminente sentencia por la demanda que presentó contra el Colegio de Médicos de Madrid por la decisión colegial de disolver las secciones “que según el colegio carecían de evidencia científica”, entre ellas la que daba cobijo a los médicos acupuntores. Dice que “los médicos acupuntores podemos ejercer legalmente nuestra actividad digan los que digan la OMC o el colegio de médicos”.

En su opinión no tiene sentido el cambio de posición. Explica cómo él mismo realizó un máster de tres años para formarse en acupuntura en la Universidad Complutense y cómo fue codirector del Máster de Acupuntura que realizaba el propio Colegio de Médicos de Madrid desde 2003 a 2011. Cómo hasta 2012 la Comunidad de Madrid acreditaba la formación en acupuntura y cómo la acreditación que concedía el colegio valía incluso para Europa”.

Siboni insiste en que además “la acupuntura se sigue haciendo en hospitales públicos de Madrid, se provee al servicio de materiales y se incluye entre las prestaciones”, por lo que no entiende la exclusión y la toma de posiciones de las comisiones deontológicas del colegio. Ni, sobre todo, el tratamiento dado en concreto a la acupuntura.

Qué es y qué no es una pseudoterapia

Terapias complementarias, alternativas, naturales, medicina integrativa, tradicional... Parte del problema reside en la propia definición y ausencia de un listado. El ministerio elaboró en 2011 un informe que identificó 139 técnicas que englobó bajo el término de terapias naturales advirtiendo de que sólo unas pocas influían en la salud y el resto estaban orientadas al bienestar. Las aglutinó en sistemas integrales (homeopatía, acupuntura, etc.), prácticas biológicas (fitoterapia), prácticas basadas en el cuerpo (osteopatía, quiropraxia), técnicas de la mente (yoga, hipnoterapia, musicoterapia) y técnicas sobre la base de la energía (reiki, etc.).

En aquel momento, Sanidad afirmó que “la ausencia de demostración de su eficacia no debe ser considerada siempre como sinónimo de ineficacia” en tanto muchos pacientes refieren mejoría en sus síntomas aunque “no se dispone de estudios que permitan determinar si es debido al tratamiento o a un efecto placebo”.

El Observatorio de pseudociencias de la OMC ha desgranado el listado ministerial y desmontado los argumentos, advirtiendo del peligro o carencia de eficacia de cada una de ellas y recordando que “una terapia que se ha mostrado eficaz en un área, puede ser considerada pseudoterapia en otra. Por ejemplo, la terapia hiperbárica, con ámbito de aplicación legítimo en descompresiones, es una pseudoterapia en tratamiento del autismo”.

Respaldo europeo a la homeopatía en farmacias

La regulación de la homeopatía ha sido la punta de lanza de la proactividad de colegios y sociedades en la lucha contra las pseudoterapias. COSME y FACME pedían hace tan sólo unos días “no confundir al paciente” denominando medicamento a la homeopatía y vendiéndolo en las farmacias.

Desde la Asamblea Nacional de Homeopatía se responde a los movimientos que reclaman sacar los productos homeopáticos de las farmacias afirmando que “la orden ministerial [publicada en abril para regular los productos homeopáticos tras décadas en un limbo legal] supone una buena oportunidad para armonizar la situación legal con el resto de Europa, donde la homeopatía está más integrada [...] Dicho esto, conviene aclarar que la orden no cambia ni modifica la consideración de los medicamentos homeopáticos como medicamentos. Los medicamentos homeopáticos son medicamentos porque así lo refrenda en Europa la Directiva 2001/83/CE y en España el RD Legislativo 1/2015. Precisamente porque son medicamentos cuentan con el aval de su venta exclusiva en farmacias”.

A esa misma directiva europea se aferra el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos para explicar que “los farmacéuticos somos profesionales sanitarios y apoyamos la evidencia científica, por supuesto, la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos. No puede ser de otra manera. El medicamento tiene que estar en la farmacia. Así lo establece la legislación y los farmacéuticos actuamos en cumplimiento de la regulación vigente. Por eso teniendo en cuenta este reconocimiento [legal en la directiva] de la homeopatía como medicamento corresponde a los farmacéuticos su dispensación al igual que el resto de medicamentos, sin distinción, teniendo en cuenta además que en España hay alrededor de 20.000 médicos que prescriben homeopatía”.

Jerónimo Fernández Torrente, director del Observatorio de Pseudociencias de la Organización Médica Colegial, responde a la legalidad vigente afirmando que “la denominación de los productos homeopáticos como medicamentos se arrastra desde Europa por asuntos meramente de interés económico para algunos lobbies potentes del sector. Pero la ciencia es clara al respecto: no funciona más allá del placebo. Y por tanto cualquier profesional médico se debe a su código deontológico, el cual es muy explícito en sus artículos 26.1 y 26.2 , que indican que no se debe proponer al paciente ningún tratamiento ilusorio o inspirado en la charlatanería. El médico debe emplear preferentemente procedimientos y prescribir fármacos cuya eficacia se haya demostrado científicamente. Esperemos que la norma europea que les ampara se cambie en los próximos años, pero los profesionales sanitarios debemos ir ya más allá. La homeopatía debería estar fuera del circuito sanitario, en tanto que causa confusión social al revestirla de una validez con la que no cuenta”, concluye.

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3. Pseudoterapias: ni tontos ni chalados.

FUENTE: Diario Médico

 

 

Junto con los artículos reproducidos más arriba, el Diario Médico ha publicado uno de opinión a cargo de Emilio Molina, vicepresidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP). El autor defiende esta tribuna de opinión que la peligrosidad de los falsos remedios no sólo radica en el tratamiento en sí, sino en la creencia de que ese tratamiento es efectivo y explica que tras estas pseudociencias hay un lucrativo negocio. Lo reproducimos a continuación.

Pseudoterapias. Mi opinión sobre ellas, hasta hace unos años, era: “Estas cosas son de cuatro tontos que hacen caso a cuatro chalados, casi se merecen lo que les pase”. Por aquella época llegó el aciago final de Steve Jobs, de quien dudo que nadie diría que era tonto, inculto, o que no tenía el acceso a la mejor información y tratamientos posible. Sin embargo, Jobs intentó curarse un cáncer de páncreas modificando su dieta. Bastante más cerca, convencieron a una amiga (en absoluto tonta) de que “todo lo malo que te ocurre es una señal que te envía el Universo para que tomes conciencia de un conflicto emocional no resuelto”.

Tirando del hilo, resultó que tampoco eran cuatro chalados; el tipo que la había convencido de esto factura millones de euros al año, cuenta con cursos de posgrado universitario, ha salido en RTVE, se han dado charlas y cursos de formación en ese movimiento en colegios profesionales (de Medicina, de enfermería, de fisioterapia y de psicología)... Mi ingenuidad y cinismo cayeron a la par.

Este individuo es solo uno de los muchos que pululan por el panorama sanitario español sin que nadie les tosa, tomando a su cargo la salud mental y física de terceros y aconsejándoles todo tipo de insensateces (y, de paso, a menudo desaconsejándoles todo tipo de sensateces, como confiar en la Medicina).

Hay varios listados parciales de pseudoterapias, pero nadie ha hecho nunca una lista completa, ni probablemente se hará nunca, por el hecho de que cada día surgen nuevos delirios más o menos originales (por lo general, refritos) para “restaurar la salud”, “mejorar el bienestar”, “sanarte”, “devolverte el equilibrio vital”, “desintoxicarte” y otros muchos eslóganes por el estilo.

Un negocio de mil millones de euros

Algunas estimaciones del volumen de negocio que generan en España hablan del orden de los mil millones de euros. Y muchas de estas propuestas vienen de la mano de profesionales sanitarios. Por supuesto, las hay aparentemente más inocuas y otras manifiestamente más peligrosas, aunque por todas ellas hay constancia de víctimas graves o incluso mortales. No es pertinente atender solo a la letal Nueva Medicina Germánica o a una lejía vendida como cura del autismo; aunque se tratara del más simple de los placebos, la peligrosidad de los falsos remedios no solo radica en el tratamiento en sí, sino en la creencia de que ese tratamiento es efectivo, distorsionando de esta forma la información que el individuo o la sociedad en su conjunto tienen sobre cómo funciona la realidad, desde la biología hasta la física más fundamental.

En pleno siglo XXI encontramos médicos que proporcionan poco menos que “gominolas remojadas con agua bendita” a sus pacientes, con vocalías en colegios y todo, sin que sus comités de deontología estén tomando cartas en el asunto. Vemos el absurdo de que colegios de enfermería como el de Barcelona sean los que se acreditan en Flores de Bach, cuando deberían ser el bastión contra este otro burdo engaño primo hermano de la homeopatía. En la fisioterapia se enquistó la osteopatía, y el psicoanálisis en la psicología, por mencionar alguna china “tradicional” en el zapato de cada casa.

Pero son una miríada más las que pueblan no solo los colegios, sino los hospitales, los Ayuntamientos (desde sus centros cívicos, sus bibliotecas o incluso organizando macroeventos aparentemente sobre salud, o ecología, o descaradamente sobre terapias alternativas), las universidades (y en especial en las carreras en las que se forman a los futuros profesionales de la salud), los medios de comunicación masiva (ojalá el caso de Cárdenas fuera anecdótico) y no hablemos de la jungla de las redes sociales e internet en general.

No quiero acabar sin mencionar qué se puede hacer, porque, en realidad, está todo por hacer. El primer paso es difundir socialmente la alerta, sobre todo a los responsables de ejercer filtros críticos sobre contenidos cuya difusión causa la perniciosa oficialización social de los mismos. Esto va desde los hospitales que permiten la entrada del reiki hasta las universidades donde ven a Hamer en sus aulas, pasando por los medios de comunicación que no se molestan en ejercer su labor de contraste contra fuentes fiables o ayuntamientos y bibliotecas que “solo ceden sus aulas” una y otra vez a charlatanes peligrosos.

Es imprescindible la concienciación a sanitarios, colegios profesionales, docentes, investigadores y sociedades científicas para que dejen de promocionar o ignorar estos fraudes y se conviertan en la primera línea de batalla contra ellos. A los sanitarios, además de recordarles su deontología, cabría reforzar su formación sobre el método científico, pero también formarles sobre mala ciencia y sobre pseudoterapias, y aún sobre los sesgos cognitivos y falacias argumentales que pueden llevarles a ellos o a cualquier paciente a creer ciertas propuestas.

Coordinadas con los colegios, las consejerías y el ministerio deberían, por un lado, llevar a cabo campañas de información ciudadana (un reciente ejemplo magnífico son las del Colegio de Fisioterapeutas de Castilla y León), pero por otro desempolvar la ley y sacar de la circulación a quien pretenda ejercer actos supuestamente sanitarios sin la capacitación oportuna o con ella. Con aplicar la Ley de Publicidad de Productos Sanitarios a quienes abiertamente difunden a toda España (y a parte del extranjero) sus remedios anticáncer, otro gallo nos cantaría.

Tampoco estaría de más exigir a las plataformas de redes sociales mejores herramientas de reporte de contenidos indebidos. Sorprende que sea más fácil cancelar una cuenta a quien muestre un pezón que a quien proponga un remedio letal contra el cáncer.

Por último, a nivel judicial deberían dejar de entonar el “es mayor de edad y ha elegido en libertad, la justicia no protege al incauto” para profundizar un poco más en el entorno en el que la víctima ha recibido su formación y creencias en salud, recordándoles también que ante una situación de alta vulnerabilidad como un diagnóstico de enfermedad grave somos proclives a creer a quien en esos momentos nos dice lo que más necesitamos escuchar: que tenemos control absoluto sobre nuestra salud y simplemente tratándose con X (por un módico precio), la podremos recuperar. Ni son cuatro tontos, ni son cuatro chalados. Todos podemos caer ante este cártel del sufrimiento ajeno mientras nadie haga nada.

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4. Ratifican la absolución a un curandero español por la muerte de un joven enfermo de leucemia.

FUENTE: EP

 

 

La Audiencia Provincial de Valencia ha ratificado la sentencia que absolvió a un naturópata de los delitos de homicidio por imprudencia e intrusismo de los que le acusaba el padre de un joven de 21 años que dejó el tratamiento hospitalario al que estaba siendo sometido tras diagnosticarle una leucemia y que no lo retomó hasta que sufrió una grave recaída. El chico murió en julio de 2013, siete meses después de detectarle la patología.

La sentencia fue recurrida por el padre del fallecido y ahora la Audiencia Provincial de Valencia, en una sentencia del 19 de junio, la ha confirmado sin que quepa recurso sobre su decisión. En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press el pasado 27 de junio, se detalla que “el recurso no trata de revisar la corrección jurídica de un juicio de inferencia, sino de modificar una valoración probatoria del juez obtenida del análisis conjunto de la prueba practicada, analizada hasta el detalle, por lo que el recurso debe ser necesariamente desestimado”.

El hombre absuelto, con consulta en Valencia, es miembro de la Asociación de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales y ofrecía sus servicios en este ámbito de la Medicina Natural y Ortomolecular, aplicando técnicas catalogadas como medicinas complementarias, alternativas o no convencionales.

Al fallecido le diagnosticaron en enero de 2013 una leucemia linfoblástica cuando tenía 21 años, y fue tratado en el Arnau de Vilanova donde le prescribieron tres fases de quimioterapia, la última con trasplante. Sin embargo, desde el principio se mostró “reacio” a este tratamiento ya que, desde pequeño, ya había vivido la desconfianza de su madre –posteriormente fallecida– a la medicina.

El juez consideró probado que el acusado no se anunciaba ante sus posibles clientes como médico titulado ni se hacía pasar por tal, ni desarrollara actos de la profesión médica, ni que cualquiera de los productos que le recomendó al joven fueron medicamentos en los términos previstos en la ley. Asimismo, tampoco le realizó pruebas diagnósticas ni le prescribió analíticas o radiológicas.

Técnicas “naturales”

De igual modo, considera probado que en su consulta tenía a disposición de los clientes un cartel informativo en el que dejaba “bien claro” que se trataba de profesionales parasanitarios que aplicaban técnicas naturales que no sustituyen ni excluyen la atención médica o farmacológica.

Así se consideran como hechos probados que ofrecía sus servicios en el ámbito de la Medicina Natural y Ortomolecular, pero que no se anuncia como médico titulado; que no realizó actos propios de la profesión médica, ni prescribió tratamiento médico alguno; que aconsejó una dieta y complementos alimenticios para fortalecer el organismo frente a la enfermedad y los efectos secundarios del tratamiento, aconsejando al enfermo que no lo dejara y que, en todo caso, se advirtiera a los médicos del Hospital de la dieta recomendada por si pudieran existir contraindicaciones. La Audiencia Provincial de Valencia subraya en la sentencia que fue el propio enfermo, mayor de edad, reacio al tratamiento con quimioterapia desde el principio, quien lo interrumpió por decisión propia.

En la sentencia ahora ratificada por la audiencia, el magistrado también alude a la repercusión mediática de este caso y cree que esa exposición por parte de la acusación particular, que ha constituido la Asociación Para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, tratan de convertir este proceso en una “suerte de causa general contra las terapias naturales” sin que “deba incurrirse en el error de confundir el comprensible profundo dolor de un padre por la muerte de su hijo o lo que legalmente son fines propios de una asociación con los fines que son propios al proceso penal en un Estado de Derecho y las garantías que le son exigibles al mismo”.

El presidente de COFENAT, Roberto San Antonio-Abad, ha subrayado la importancia de esta sentencia, “dada la difusión que desde la acusación se le ha dado en diversos foros, para menoscabo de las Terapias Naturales y sus especialistas” y ha subrayado que “no hay intrusismo ni mala praxis” al tiempo que reclama a la ministra de Sanidad, Carmen Montón, así como a otros integrantes de la clase política “que reconozcan la verdad: las Terapias Naturales no mataron a Mario”.

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5. Los médicos de Alicante evitan que se promocione el falso medicamento MMS.

FUENTE: El País

 

 

La presión ejercida por el Colegio Oficial de Médicos de Alicante (COMA) ha logrado frenar el acto que había convocado para el pasado 6 de julio en un hotel de esa ciudad española el investigador alemán Andreas Ludwig Kalcker a fin de promocionar un falso medicamento al que atribuye propiedades curativas contra todo tipo de enfermedades, según fuentes de la entidad colegial. Lo cuenta Manrique C. Sánchez en el diario El País.

El producto se denomina MMS (siglas de Solución Mineral Milagrosa) y, según admite en su página web este gurú de las terapias alternativas, “no es otra cosa que dióxido de cloro, uno de los desinfectantes más utilizados durante más de 100 años en la historia humana sin crear resistencias”. Él sostiene sin embargo que esa sustancia ha permitido “recuperar a más de 235 niños con autismo”.

Los médicos alicantinos alertaron de la peligrosidad de la ingesta de esa sustancia y de los propios postulados de Kalcker a mediados de junio. El colegio profesional emitió un comunicado donde su presidenta, María Isabel Moya, denunciaba que el MMS “no es más que lejía industrial diluida al 28 % y mezclada con ácido cítrico”. Se trata, afirmaba, de una sustancia prohibida en España para el consumo humano y su supuesto poder curativo no es más que un “mensaje fraudulento”.

Ese mensaje se acompaña de una crítica demoledora hacia la medicina convencional y la industria farmacéutica que Kalcker (licenciado en Economía y doctor en Biofísica en la Salud Alternativa, según su propio currículum) no esconde en su página web. “El dióxido de cloro no es milagroso, simplemente es una química maravillosa aportando oxígeno al sistema. Si no se conoce más, es porque el interés de la industria está enfocado en producir dinero realizando productos sintomáticos que se venden de por vida en vez de productos curativos que dan menos dinero”, escribe.

El COMA ha mantenido una intensa campaña para tratar de boicotear el evento que ha dado finalmente sus frutos. Lo denunció ante la Consejería de Sanidad valenciana e incluso acudió a un juzgado, aunque su titular denegó la prohibición del acto de forma preventiva para no vulnerar el derecho a la libertad de expresión del conferenciante.

Ha sido finalmente el propio hotel, ubicado en la playa de San Juan, el que ha cancelado el acto. “Somos prudentes al compartir esta información. Al fin y al cabo Andreas Kalcker, a la desesperada, podría hacerlo de forma clandestina”, tuiteaba el colegio profesional, al tiempo que agradecía al Ayuntamiento de Alicante y a la Consejería de Sanidad el apoyo a su iniciativa y pedía seguir “ojo avizor” ante los “bulos” médicos.

El COMA insiste en que el MMS no cuenta con autorización de la Agencia Española del Medicamento para ser comercializado como tal, pese a que se presenta “dotado de propiedades terapéuticas y preventivas de enfermedades de todo tipo: infecciosas, tumorales, degenerativas”. Su venta solo es legal para uso industrial.

No en vano, su consumo puede producir “efectos adversos” como dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones o fallos renales, enumera la institución colegial, que se siente en la obligación de “alertar a la población ante la charla que se iba a celebrar este viernes por un pseudocientífico”. “Hemos emprendido en las dos últimas semanas una valiente campaña en redes sociales por la que hemos sido aplaudidos y ayudados por toda la comunidad científica nacional y con la que nos hemos ganado el respeto por no tener miedo en denunciar estos atropellos contra la salud pública”, añade el colegio de médicos.

A Kalcker le persigue desde hace tiempo la polémica. Ya fue detenido por la Guardia Civil en octubre de 2012 junto a un matrimonio holandés por un supuesto delito contra la salud pública, mientras impartía en Ibiza otra de sus charlas para promocionar y vender el MMS. En enero de este mismo año, otro colegio de médicos, el de Barcelona (COMB), pidió la prohibición del congreso en el que iba a participar junto con otros conferenciantes bajo el título Un mundo sin cáncer. Lo que tu médico no te está contando.

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6. El Colegio de Médicos de Sevilla investiga al médico chaman que dirige una secta.

FUENTE: El Confidencial

 

 

El Colegio de Médicos de Sevilla ha abierto un expediente informativo con carácter reservado al médico Ángel Lara García-Saavedra después de que El Confidencial pusiera en conocimiento de la institución los hechos denunciados por algunos de sus ex pacientes y las actas de sus terapias. Así informa de ello Isabel Morillo en el mismo medio digital español.

En una comunicación oficial, la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos informa del inicio de “un procedimiento de información previa reservada” previo al posible expediente disciplinario. Se le ha dado traslado al doctor sevillano para que presente sus alegaciones y está previsto que la comisión se reúna en julio. Días antes, El Confidencial pudo conocer presiones y coacciones del médico a algunos de sus ex pacientes para que no declaren en su contra. Nadie se ha atrevido a denunciar, lo que permite que su expediente profesional esté impoluto hasta ahora y el doctor Lara pueda seguir pasando consulta sin ningún problema.

El médico Ángel Lara, colegiado en Sevilla de forma oficial bajo el epígrafe de medicina general y homeopatía, está en el punto de mira después de que algunos de sus pacientes destaparan que habían sido víctimas de “castigos, humillaciones y abusos”. Practicaba terapias de dudoso carácter médico. El doctor pedía dinero a sus víctimas para abandonar un grupo chamánico bajo amenazas y cobrando en algunos casos hasta 6.000 euros para permitir que los pacientes dejaran de asistir a sus reuniones.

“No te equivoques, abandonar el trabajo del grupo cuesta 6.000 euros”. “Son 8.000 euros por ser tú. En realidad debería ser el doble, así que déjate de gitaneo y págame lo que todos los que estamos en el tema sabemos que me debes”. “Hola. Tu libertad vale 8.000 euros”. Son extractos de mensajes escritos, que el médico Ángel Lara envía a sus pacientes cuando le comunican que quieren dejar el grupo chamánico.

El médico tiene dos consultas abiertas. Una, en Sevilla capital. Otra, en un terreno de su propiedad en Chiclana de la Frontera (Cádiz), que reserva además para los ejercicios más especiales de su “grupo de brujos blancos”, formado en 2012 coincidiendo con los que algunos de sus pacientes señalan como el inicio de “un proceso de radicalización” que se intensificó en 2013. Hace cuatro años creó una Asociación en Defensa de la Salud Universal. Él lo define como “un grupo de estudio y de investigación de prácticas saludables basadas en la medicina homeopática y en la medicina chamánica”.

Rasgos de una secta

El homeópata mantuvo una relación con sus pacientes mediante consultas personales e individuales por las que cobraba 180 euros. Después eran 300 euros al mes y finalmente, sin previo aviso, exigía el pago, por pertenecer al grupo de brujos, de hasta 900 euros que debían abonarse o llevar un paciente al mes para estar exento. Pedía el pago en billetes de 100, todo en 'negro', y encargaba a uno de sus pacientes que recogiera el dinero a las puertas de su consulta un día concreto del mes.

Según el análisis de Miguel Perlado, experto en la materia y psicólogo que ha tratado a algunos de sus ex pacientes, sus grupos reunían todos los ingredientes característicos, junto al discurso de un supuesto terapeuta autoproclamado, “de un funcionamiento tipo secta”. El Confidencial tuvo acceso a las actas de algunos de esos encuentros, así como a las instrucciones que daba por correo electrónico a sus “escogidos”.

Los ejercicios se intensificaban y se hacían más exigentes conforme avanzaba el trabajo del grupo hasta que, según coinciden varios de sus pacientes, llegaba un momento en el que “perdías el control sobre tu voluntad y todos los aspectos de tu vida”. “Lo que estamos haciendo aquí es medicina de altísimo nivel”, asegura Lara, según las transcripciones de una de estas reuniones.

El médico reclama a sus pacientes que hagan “un círculo de la verdad” y revelen a los miembros del grupo “su verdad más profunda”. Hormiga atómica, árbol del paraíso, indígena de fuego o diana cazadora son algunos de los apodos que pone a los miembros de esta especie de secta, 28 personas en ese momento. Impone pasar media hora cada día en el espejo diciendo “soy esto y quiero esto” mientras se graban o caminan 10.000 pasos todos los días, no de cualquier manera sino como “hombre, mujer, caballo, león, niño, gran árbol, lechuga, piedra preciosa, anciano o muerto”.

Deben dormir en el suelo, directamente, sin almohada o “cazar el aire fresco en la punta de la nariz” diez minutos cada día. “Cazamos el pensamiento y lo colocamos en una pantalla grande. Por ejemplo: Deseo ser millonario”, indica como ejemplo. Sus alusiones al dinero son constantes.

Algunos ex pacientes denuncian “humillaciones, vejaciones y abusos psicológicos”. Animaba a los miembros del grupo a “tratarse sin compasión”. Les obliga, por ejemplo, a arrodillarse ante uno de los miembros, subir hasta una sexta planta dos veces a la pata coja, propicia lo mismo las caricias que el castigo físico, las bofetadas entre unos y otros y reclama agresividad. Su terapia, explica el doctor Lara, trata de “espabilar” al ser humano. Debían beber orina o retozar desnudos en su propiedad en Chiclana.

El doctor Lara además no utilizaba la homeopatía y sus prácticas como alternativas o terapias complementarias. Una de las características de sus tratamientos es que impide a sus pacientes acudir a la medicina tradicional, de la que él reniega de forma explícita. Este periódico ha conocido casos de enfermos de cáncer que han sido instados a dejar la quimioterapia y seguir exclusivamente sus terapias. Hay familias que estos momentos estudian acudir a la vía penal tras el fallecimiento de sus familiares en manos de este médico.

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7. La homeopatía es mentira: éstos son los motivos.

FUENTE: El Mundo

 

 

Convulsiones, dificultad para respirar, letargo, somnolencia excesiva, debilidad muscular, enrojecimiento de la piel, estreñimiento, dificultad para orinar. Estos son algunos de los síntomas que presentaban más de 400 bebés en Estados Unidos cuyos padres les habían administrado pastillas homeopáticas con la intención de hacerles más llevadero el proceso de dentición. Por desgracia, el caso no sólo se saldó con molestias innecesarias para unos cuantos centenares de niños: 10 de ellos perdieron la vida por haber consumido pastillas homeopáticas de belladona. Lo cuenta Daniel J. Ollero en El Mundo.

Afortunadamente, se trata de un caso aislado porque la homeopatía no hace nada, literalmente. No existe ni una sola investigación rigurosa que ilustre sus beneficios pero sí que existen siete estudios Cochrane, los más exigentes del mundo, que arrojan una única conclusión unánime y tajante: la homeopatía es inútil para tratar dolencias y enfermedades. Tan extremadamente inútil que existen numerosos casos sólidamente documentados en los que sus protagonistas fallecieron por dar la espalda a la medicina tradicional para tratarse exclusivamente con homeopatía y otras pseudoterapias.

Casos como el de la australiana Penelope Dingle, que decidió no tratarse médicamente de un cáncer de colon para el que tenía una alta tasa de supervivencia y, en su lugar, optó por tratar su enfermedad con dieta y homeopatía que acabaron con su muerte. Casos como el de Francesco Bonifazi, un niño de siete años que padecía una otitis y que fue tratado sólo con remedios homeopáticos, lo que acabó derivando en una encefalitis que le causó la muerte. Casos como el de Gloria, un bebé de menos de un año que falleció porque sus padres decidieron obviar los tratamientos prescritos para el eccema de la pequeña y en su lugar optaron por tratamientos homepáticos.

Cualquiera puede ser un homeópata

“La homeopatía es una pseudoterapia que no es tolerable usar ni siquiera de forma combinada con la medicina porque pone al mismo nivel algo que es científico con algo que no lo es y supone abrir la puerta a la magia, a un área de engaño de algo que no es real”, afirma Vicente Baos, médico de familia y miembro del Observatorio contra las pseudoterapias de la Organización Médica Colegial (OMC).

Esta pseudociencia no es ni siquiera una técnica médica. “No forma parte de los estudios médicos oficiales. Los homeópatas no están evaluados ni acreditados y un homeópata puede médico, farmacéutico o tu vecino”, advierte Baos. “El peligro fundamental de la homeopatía es la perdida de oportunidad y tiempo en el caso de que la persona necesite el tratamiento. Se ven casos en urgencias donde el tratamiento médico real se está sustituyendo por la homeopatía y hace que su estado se agrave mucho incluso con consecuencias fatales”, advierte el abogado experto en homeopatía y miembro del Círculo Escéptico Fernando Frías.

Aunque no hay pruebas científicas que demuestren para qué sirve la homeopatía, desde el Ministerio de Sanidad se los ha denominado oficialmente “medicamentos”. Un nombre que no responde a su condición real y que ha provocado que incluso la propia ministra anterior, Dolors Monserrat, haya señalado públicamente la ineficiencia de estos remedios al afirmar que “no hay evidencia terapéutica sobre los mismos”.

El dilema ético de llamar a la homeopatía “medicamento”

“La homeopatía es la parte acientífica de la ciencia por costumbres sociales y presiones económicas”, afirma Baos. “Un medicamento necesita estar aprobado en base a eficacia y seguridad para opciones concretas y no han demostrado eficacia. Es una muy llamativa contradicción entre lo que las leyes recogen para la homeopatía y lo que es un medicamento”, señala. Por otro lado, Frías explica el peligroso componente moral de esta decisión política. “Si algo no funciona como medicamento, no es ético venderlo como un medicamento”.

Sin embargo, las directivas europeas y el miedo del Estado a enfrentarse a una multa han terminado por hacer que el Ministerio de su brazo a torcer. “La industria de la homeopatía denunció a España por atentar contra la libre competencia y ante las amenazas de sanción han querido llevar a cabo la legalización de estos productos”, indica. Según Frías, la legalización de los productos homeopáticos como medicamentos se hará en condiciones muy favorables para esta industria. “Se les van a aplicar tasas más bajas de las que realmente correspondería”, avisa.

El letrado explica que entre tasas anuales de producto, tasas de autorización, tasas de renovación y otros tributos y multas por haber estado vendiendo productos no autorizados suponen “una amnistía fiscal encubierta para la homeopatía”. Actualmente es imposible saber cuántos productos homeopáticos hay en el mercado español. El Ministerio abre ahora un plazo de tres meses para que los fabricantes de estos productos se apunten en la lista ministerial. Según explica Frías, se trata de un procedimiento para las empresas que tienen productos en el mercado desde 1994 pero el abogado denuncia que el Ministerio “no exige ningún trámite para demostrarlo y que de facto se puede apuntar cualquiera”.

La homeopatía, sin autorización y registro

Después de estos tres meses, Frías explica que el Ministerio se encargará de hacer las evaluaciones de los productos homeopáticos que, hoy por hoy, “no tienen ni autorización, ni registro como establece la ley” y hasta que se cumplan todos los plazos, “se les va a seguir permitiendo la venta”. El problema de la homeopatía es que no existe una definición a nivel legal sobre lo que son estos productos. Un vacío jurídico que se traduce en una suerte de ley de la selva.

Según advierte Frías, “un producto homeopático a nivel legal es básicamente lo que dicen los homeópatas porque no hay una definición sólida” y cualquiera puede ser un homeópata sin tener que estudiar una carrera, obtener un certificado de aptitud profesional o cualquier otro requisito.

Entonces, ¿compraría usted un medicamento aunque no cure? Esta es la pregunta que deberían plantearse los millones de españoles que adquieren productos homeopáticos. Una cantidad que, según a quién se le pregunte, oscila entre un 8 % de la población (3,6 millones de personas) según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y un tercio de los españoles, 15 millones, según los datos que maneja esta industria.

Sin embargo, bien por desconocimiento, superstición o tradición, varios millones de españoles consumen productos homeopáticos para tratar problemas leves como la gripe, graves como el cáncer o de carácter psiquiátrico como el déficit de atención y la hiperactividad. En realidad, hay productos homeopáticos para, supuestamente, tratar cualquier dolencia hasta trascender los límites de lo absurdo.

Homeopatía hecha con el Muro de Berlín

Existen incluso remedios homeopáticos fabricados a partir del Muro de Berlín que, según afirman los homeópatas, sirve para tratar la depresión, la narcolepsia, el insomnio y hasta las posesiones demoniacas. En realidad, los productos homeopáticos son pequeñas bolitas (normalmente de sacarosa y lactosa) que se encuentran rociados por una disolución acompañada de una fórmula que incluye las letras CH y un número. Puede ser CH10, CH30, etc.

Una disolución CH1 significa que un mililitro de la sustancia original (extracto de belladona, muro de Berlín, etc) se ha mezclado con 99 mililitros de hago. Una disolución CH2 supondría tomar un mililitro de la disolución anterior y mezclarlo con 99 mililitros de agua. De modo que, en el caso de las disoluciones CH30, las más habituales en homeopatía, este proceso debería repetirse durante 30 veces.

Para entender cuánta cantidad de sustancia original existe en una disolución CH30, el libro Bad Science recurre a una metáfora: “Imagina una esfera de agua con un diámetro de 150 millones de kilómetros (es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol). La luz tarda ocho minutos en recorrer esa distancia. Imagina una esfera de agua de ese tamaño con una molécula de una sustancia disuelta en ella: eso es una dilución 30 CH”.

“Cuando se ha logrado esa disolución las bolitas se pulverizan con agua con una proporción que normalmente es de una gota por cada tres bolitas y dejan que se sequen”, afirma Frías. Entonces, ¿cuánto hay de la sustancia original que se publicita en las etiquetas de los productos homeopáticos en cada bolita? Pues realmente, nada. Es imposible encontrar cualquier traza de la sustancia original, salvo que la disolución se haya realizado mal y, dependiendo de la tintura madre que se haya empleado (muro de Berlín, belladona, etc.) su consumo puede resultar inocuo o letal, como sucedió a los 10 niños en Estados Unidos.

Un millón de dólares para quién demuestre su utilidad

Pese a la imposibilidad de encontrar rastro de cualquier cosa que no sea agua, alcohol, lactosa, sacarosa y otros elementos inocuos para el organismo, los homeópatas aluden a “la memoria del agua”, un principio que puede resumirse en que el agua recuerda las sustancias con las que se ha encontrado en contacto y mantiene sus propiedades para explicar los supuestos efectos curativos de sus bolitas. “En España están exentos de controles de farmacovigilancia y exámenes periódicos.

Sólo están sometidos a unos controles: los de productos sin indicación terapéutica aprobada en los que los fabricantes tienen que demostrar simplemente que el compuesto está lo suficientemente diluido”, cuenta Frías. Además, Baos explica que “no cumplen con los criterios científicos de medicamento ni parten de una terapia científica evaluada”. Es por eso que ningún estudio científico, incluidos los 7 estudios Cochrane que desmontan sus efectos, ha conseguido demostrar que la “memoria del agua” exista.

De hecho, la James Randi Foundation ofrece desde hace años un premio de un millón de dólares para quien demuestre la existencia de esta teoría en la que radican los supuestos efectos curativos de la homeopatía. “En el fondo la homeopatía es como una creencia religiosa a la que sus partidarios defienden con la dedicación que un religioso que defiende sus creencias”, explica Frías.

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8. Una curandera española, detenida por ofrecer la curación de lesiones medulares.

FUENTE: El Español

 

 

Para Alejandra, 43 años, todo comenzó con un accidente que su marido Nacho, también de 43, sufrió haciendo snowboard. Sucedió en el año 2000. No había demasiada esperanza: se iba a pasar el resto de su vida en una silla de ruedas, con nula movilidad de la cintura para abajo. Años después, ambos estaban en el hospital de parapléjicos de Toledo cuando, en una de aquellas interminables jornadas de tratamiento y de cuidados intensivos, alguien les dijo que una famosa doctora daría allí una conferencia, y que les podía interesar. Lo cuenta Brais Cedeira en un reportaje publicado por El Español.

Decían que aquella mujer estaba haciendo volver andar a las ratas, que obraba milagro tras milagro, que estaba logrando muchos avances en el ámbito de las lesiones medulares. Que lograba que la gente se levantase de su silla y volviese a la vida normal después de quedarse parapléjico, como si nada hubiera ocurrido. “Mi marido se quedó impresionado y pensó después en buscar información de ella”. Esa doctora era Almudena Ramón Cueto.

Descubrieron su web a finales de 2015. No vieron nada raro y pidieron una consulta. Aquello pintaba bien. El primer desembolso fue de 180 euros, el pago previo para poder asistir a la consulta de aquella doctora cuyos métodos parecían más propios de la taumaturgia que de la medicina. –“Allí tuvimos una consulta con la doctora. Nos lo explicó de una manera que cualquiera sale ilusionado de allí. Mi marido salió esperanzadísimo… Contaba que la médula era como la electricidad de una casa, que imaginásemos que un camión la golpea y se carga los cables, y hay elementos que dejan de funcionar, la tele, la nevera... ¿Qué haces? ¿Tiras la nevera y la tele o llamas a un electricista para que lo arregle? Decía que ella era ese electricista”.

Alejandra y su marido son algunas de las centenares de víctimas de la doctora Ramón, ex investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), reputada científica en lesiones medulares y, desde hace algo más de una semana, detenida por estafar más de un millón de euros tratando de curar lesiones de médula utilizando pura homeopatía en lugar de medicamentos, dando falsas esperanzas a los enfermos.

La doctora Ramón fue detenida en Valencia junto a su marido en el marco de la operación “Summas” de la Guardia Civil. Ellos dos, más un tercer investigado, están acusados de estafa agravada y de delitos contra la salud pública contra, al menos, más de cien personas. Entre ellas hay cuatro menores, según ha podido confirmar El Español.

Su gran momento llegó cuando, en el año 2000, devolvió la movilidad a ratas a las que les había seccionado la médula espinal. Lo logró implantando células, llamadas glía envolvente, situando en el bulbo olfatorio un grupo de neuronas de la zona de la masa cerebral conocida como cerebro anterior. No estamos, por tanto, ante una científica cualquiera. Gozaba de cierto prestigio.

Para Alejandra y para Nacho todo pintaba, de primeras, bien, demasiado bien. Hasta que se enteró de la detención de esta mujer hace apenas una semana. Entonces empezó a indagar, se puso en contacto con la Guardia Civil para contarles el caso de su marido. Mientras tanto, cuenta a El Español que fue dando con otras personas también víctimas de la presunta farsante a través de las redes sociales. Ahora conforman un pequeño grupo de todo el mundo (presuntamente, llegó a estafar a pacientes incluso de México y Argentina) que se van comunicando a través de Facebook. Entretanto, Alejandra habla con este diario para contar su caso por primera vez y el de otros afectados con los que ha entrado en contacto a raíz de que se conociera la noticia. Son las víctimas de la doctora Ramón Cueto.

En la consulta de la doctora Ramón

“Nos dijo que, a través de empalmes, iba a unir lo que estaba mal”. Para saber si Nacho era apto para ese tratamiento, la doctora Almudena Ramón les dijo que tendrían que irse a la clínica unos ocho meses al año. La clínica estaba en Elche, con lo que a ellos les suponía un gasto de unos 700 euros cada viaje. Después de ese análisis previo, al paciente supuestamente se le realizaría la operación principal.

“Pero para saber si era apto para ese tratamiento, que no nos explicó en qué consistía, solo nos dijo que tendríamos que irnos a Elche unos 8 meses, que es lo que duraba, y después de eso, cuando ya no se llegaba a más es cuando venía el transplante de células glía olfativas, transplante que nunca ha realizado en humanos”, explica Alejandra. Ellos no lo supieron entonces, pero cuando la Guardia Civil se puso a indagar en los falsos métodos de la investigadora se halló con una falsa terapia. En conversación con El Español, agentes que han estado al pie de la investigación relatan cómo el supuesto método milagroso consistía en cuatro fases que empezaban con un pago de 4.000 euros.

Luego, la doctora Almudena Ramón pedía más y más a los afectados. La Guardia Civil detectó que solicitaban abonos de 50.000 euros. Esta parte iba destinada a recuperar la función de lesionados medulares mediante el supuesto trasplante de células obtenidas del propio paciente. “Nos iba a salir por un ojo de la cara. Pero Almudena nos habló de tres pacientes que estaba tratando, que habían empezado a mover las extremidades, un niño que había empezado a comer solo y a quitarle el respirador. Todo eran ilusiones y esperanzas”, explica Alejandra. En sí, el tratamiento sí que lo estaba realizando la doctora.

Sin embargo, nunca había hecho lo que venía después. Vendía el transplante de las células como su toque maestro, su gran avance. Pero aquello no era más que una ilusión. Y por eso ahora ha sido detenida por promover terapias sin base científica alguna. Poco a poco, con el paso de los meses, siguió sacándoles el dinero a Nacho y a Alejandra. El tratamiento nunca llegó.

La mujer que sólo hizo andar a las ratas

Hubo un tiempo en el que Almudena Ramón (54 años) hacía andar a las ratas. Observar su carrera le deja a uno con la sensación de estar siguiendo una estela meteórica. De una joven licenciada en Medicina de la Universidad de Valladolid a una de las científicas aparentemente más punteras de todo el país. La ahora detenida por encabezar la presunta trama de estafas a pacientes con lesiones medulares ganó amplia fama por sus descubrimientos en la materia. Veamos su currículum, al que ha tenido acceso este periódico:

Almudena se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid en el año 1987. Seis años después, 1993, ya era Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid. En el año 2000 consiguió plaza de funcionaria de Carrera del Cuerpo de Científicos Titulares de Organismos Públicos de Investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Por el camino, se sacó el Máster en Medicina Naturista, Homeopatía y Acupuntura del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia. También en el 2000 se convirtió en consultora Honorífica del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. En 2017, Almudena fue candidata a los Premios Princesa de Asturias, en la categoría de Investigación Científica y Técnica.

Es importante saber también que esta mujer era miembro del consejo asesor de la revista Discovery Dsalud desde enero del año 2017. Se trata de una revista en la que se promueven toda clase de métodos sin validez científica. Además de ello, dan pábulo a toda clase de bulos sobre el cáncer que ya han sido denunciados ante la Organización Médica Colegial. Uno de ellos fue un anuncio sobre el cáncer de hace unos años en el que se decía lo siguiente: “Millones de personas mueren cada año a causa del cáncer porque ¡la quimioterapia y la radioterapia no funcionan!”. Se trata de una práctica muy habitual en esta publicación.

Su momento culmen como científica le llegó en el año 2000. Fue entonces cuando logró su mayor hazaña, algo que muchos de sus colegas vieron como una proeza. Devolvió la movilidad a ratas a las que había seccionado su médula espinal. Aquel avance fue visto, para muchas personas cuyas vidas dependen de una silla de ruedas, como una luz al final del túnel, un halo de esperanza. La mujer les proponía a pacientes como a Alejandra y Nacho regenerar la médula reimplantando las células en el punto exacto de la médula dañada. El objetivo: recuperar la conexión nerviosa. Acaparó titulares, la invitaron a multitud de conferencias. Fue aclamada por todos. Pero allí por donde pasaba, quedaba un rastro sombrío que muchos de sus colegas no dejaron de advertir.

Además, Almudena se marchó del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia en el año 2007 por un presunto delito de apropiación indebida, falsedad y propiedad intelectual. Tenía que ver con sus inicios en la investigación en primates usando la misma técnica que había ensayado en ratas. 20 años después de sus experimentos con los roedores, el elixir que prometía como una curación salvadora sigue siendo una quimera. No ha conseguido avanzar en sus investigaciones. No ha conseguido probar en pacientes reales su tratamiento. Lo único que ha conseguido, según los investigadores de la Guardia Civil, ha sido lucrarse utilizando homeopatía con sus clientes, haciéndoles creer que era la cura de todos sus males.

“Ahora o nunca”

Según detallan los afectados, la mujer tenía su clínica en el Hospital privado IMED, en Elche.

- Ella debía de tener allí un despacho alquilado. Allí es donde hacían, al principio, las pruebas de diagnóstico. Luego se terminaron yendo a Valencia.

- ¿Qué les dijo cuando llegaron por primera vez a su consulta?

- La impresión al entrar fue muy buena. La secretaria que tenía en aquel entonces nos dijo que teníamos mucha suerte porque nos iba a atender directamente la doctora. Decía que normalmente no era así. Todo lo contaban como si fuera una cosa fantástica. Ella era muy simpática, muy cercana. Mi marido es muy deportista, así que bromeaba diciendo “tenemos aquí un deportista de élite con nosotros”. Le decía que, aunque llevara tanto tiempo en silla de ruedas, si se cuidaba mucho tendría posibilidades. Salimos de allí muy contentos. Aquella prueba costó unos 6.000 euros.

Siempre por correo electrónico, a Alejandra y a Nacho les mandaron el presupuesto, la forma de pago, a qué hoteles podían ir. Todo parecían facilidades. Luego empezaron a suceder cosas raras. Tardaban muchísimo en contestar a los correos. Cuando quisieron retomar las pruebas, después de pagar la primera parte, Almudena y los responsables de la clínica tardaron meses en contestar.

Luego les escribió uno de sus lugartenientes en la clínica. Les dijeron que no se preocupasen. Les mandaron ir a Valencia, a la nueve clínica. “Le metieron primero en un examen con una psicóloga. Le tuvieron tres horas de entrevista. Le hicieron todo tipo de preguntas, salió medio desquiciado. Le interrogaron preguntándole que si no funcionaba el tratamiento como se lo tomaría, le preguntaron por su vida personal, por su relación con la familia, con sus amigos, conmigo…”, dice Alejandra.

Al día siguiente, le hicieron más pruebas, más análisis de sangre, de orina, “pruebas cognitivas”. Fueron dos días seguidos de mañana y de tarde. Luego venía una de las pruebas importantes, una resonancia con una máquina, dijeron, muy avanzada. “Una de las pruebas más importantes era una resonancia en Quirón, creo que era de las que ahora tienen potencia de 3 teslas. Nos dijo que de esas hay muy pocas en España. Cuando íbamos a hacer la prueba, nos dijeron que no, que se había estropeado por una tormenta y que iban a venir desde Alemania a arreglarla”.

El último día de las pruebas, Almudena se reunió con Nacho. Le dijo que había visto cosas positivas. Tanto él como Alejandra quedaron llenos de esperanza. Volvieron a casa. Pasaron 15 días, un mes, dos meses. Llamaron al secretario de Almudena, le escribieron un correo, seguía sin contestar. Pasó otro mes, nada de nada.

- Mi marido se indignó de tal manera que les enviamos un email pidiendo explicaciones, recriminándoles que solo habían buscado nuestro dinero, que a un paciente así no se le trataba, que nos habían cobrado y se habían desentendido de nosotros. Entonces sí que contestó. Nos dijo que cogiéramos el vuelo y el hotel, nos lo pagaron y volvimos a la clínica. Al final le hicieron la resonancia. Almudena nos dijo que ya tenía parte de los resultados pero que hasta que no tuviera la resonancia para contrastar, no podría decirnos nada. Que todo eso lo mandaban a Barcelona a analizar, no sabemos a dónde. Nos dijo que en unos 6 meses nos mandarían un email encriptado con los resultados, y si era apto o no. Aquello me dio muy mala espina.

Esto sucedió en julio del año pasado. A día de hoy, Nacho sigue en silla de ruedas, sin el tratamiento prometido, sin saber si podrá curarse alguna vez como la doctora le prometió. “No nos han mandado nada. No sabemos si era apto para la operación o no”. Cuentan otros pacientes que no quieren revelar su identidad que Almudena decía que no contasen nada, que si lo hacían, se acababa el tratamiento. “Todas las ilusiones y esperanzas a la basura. Y ya sin dinero en el bolsillo”.

Desde la Guardia Civil explican a El Español que la mujer siempre contactaba a través de su página web. “Solía acudir a ella gente con bastante dinero. Hay quien ha perdido hasta 50.000 euros. Hay más de 200 víctimas. Hay cuatro menores. Gente de México, de Argentina. Mujeres que han tenido accidentes. Madres que llaman para curar a su hijo. Ella decía que podía curar a esa gente. Los productos que ella daba a los enfermos no hacían nada. Pero desde luego, tampoco curaban”.

Cuentan los agentes de la Guardia Civil que la doctora Almudena Ramón, su socio y la enfermera que han sido detenidos por la Guardia Civil utilizaban muchas veces una frase muy concreta para dirigirse a los pacientes. Hacían uso de ella cuando querían advertirles de que ellos eran los únicos que podían curarles. “Ahora o nunca”. Que no dieran un paso atrás, que siguieran pagando. Que no dudasen de ellos.

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9. El mercadillo emocional de los falsos psicólogos.

FUENTE: El Periódico

 

 

La escritora española Lucía Etxebarria ha publicado en El Periódico un artículo de opinión que reproducimos a continuación.

Tomás se intentó suicidar después de una ruptura. Llevaba tiempo acudiendo a una psicóloga. Tras el suceso, la psicóloga pasó a visitarle a su casa y, después de una charla, le dijo a la familia que no veía ningún riesgo, que había sido una llamada de atención. Él volvió a hacer lo mismo a los seis meses.

Luis lleva 15 años, 15, visitando a una psicóloga cada semana, a 60 euros la sesión. Le expliqué que un psicólogo con ética no trata a un paciente durante 15 años a no ser que haya un problema muy serio, en cuyo caso debería haber un psiquiatra asesorando, una evaluación de neurólogo y una batería de tests. Le dije que él había desarrollado una dependencia de su psicóloga. Me contestó que yo no sabía de lo que estaba hablando. Respondí que uno de los signos más claros de que se padece una adicción es que el adicto niega que la padece.

Falsas terapias

Laura fue a visitar a una psicóloga por una crisis de pareja. La psicóloga le dijo que estaba enredada en una constelación familiar y que repetía los problemas de su tía. Cuando a Clara la ingresaron con una crisis de ansiedad la psicóloga clínica que la evaluó en el hospital determinó que Clara llevaba años sufriendo maltrato severo y que padecía síndrome de estrés postraumático.

Por último, yo. Fui a visitar a una psicóloga dos años tras la muerte de mi padre. Entré deprimida, salí más deprimida aún. En el camino dejé a mi pareja de entonces, algo de lo que me arrepiento profundamente. Desarrollé un problema con el alcohol del que ya he hablado en esta misma sección. Y me dejé dinero como para haberme podido comprar un coche.

Confusión de términos

¿Qué tienen en común las cuatro personas que nos trataron? Que ninguno era psicólogo. Nosotros creíamos que lo eran porque, como media España, confundíamos palabras. Pero un terapeuta no es un psicólogo. Un psicólogo es una persona que ha cursado una carrera difícil (lo sé porque la estoy estudiando, ¿de dónde creen que saco tanto dato para estos artículos?).

Los psicólogos de España llevan años avisando sobre las falsas terapias de lo que se ha dado en llamar el «mercadillo emocional». Individuos sin formación que están tratando a personas con problemas mentales o con problemas emocionales que pueden terminar convirtiéndose en algo más serio. Personas que ofrecen ayuda en distintos procesos, como duelos, enfermedades, problemas de pareja, de trabajo… Pero que no tienen la formación para entender e interpretar los problemas emocionales desde un punto de vista riguroso.

Desinterés de la administración

Cuando el Colegio de Psicólogos aprecia que alguien se anuncia como 'coach' o terapeuta asegurando que puede tratar estados depresivos o de ansiedad, y que no está colegiado como psicólogo/a, se le escribe una carta. Pero es imposible controlar a toda esta gente que, además, en muchos casos, no se anuncia. En numerosas ocasiones, es el colegio el que ha acudido a la administración de salud demostrando que se venden tratamientos psicológicos sin la titulación adecuada. Desafortunadamente, casi siempre la respuesta ha sido de insensibilidad absoluta: la administración no hace absolutamente nada.

Si usted acude a un terapeuta y, como a nosotros nos sucedió, cree que está acudiendo a un psicólogo, debe exigir siempre el carnet de colegiado. No sea que caiga usted en manos de una persona que ha hecho un cursillo de unas pocas semanas en 'coaching', terapia gestalt o constelaciones familiares y que está tan capacitada para tratar un problema emocional o un trastorno mental como yo para resolver ecuaciones de Fourier.

Código deontológico

No sólo estamos ante un problema profesional, sino que, sobre todo, es una amenaza contra la salud pública. El riesgo que va a correr usted es muy alto. Los ejemplos que he dado son reales y hablo de personas de mi entorno, a las que conozco muy bien (he cambiado nombres, como siempre). Si ya hablara de lo que me han contado y no he vivido de cerca, podría contar auténticos dramas.

Es obvio que habrá colegiados que hagan su trabajo de forma rigurosa y otros que no, pero si un profesional está colegiado ya es garantía de que ha tenido una formación y de que forma parte de un colectivo que tiene un código deontológico al que debe atenerse. Una vez usted sepa que esa persona está colegiada, ya depende de su instinto el que usted decida si se encuentra a gusto y si cree que entre ambos pueden recorrer un camino de interacción mutua, aprendizaje y soluciones. Pero no se juegue la salud. La salud mental no es ninguna broma y lo que está pasando es muy serio.

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10. Flores de Bach: una creativa pseudoterapia sin más efecto que el placebo.

FUENTE: Vitónica

 

 

En el mundo de las pseudoterapias, lo que falta de rigor científico sobra en inventiva y creatividad. Algunas de sus ideas son tan surrealistas que cuesta imaginar de dónde partió la idea. Las flores de Bach son un buen ejemplo, una especie de homeopatía hecha a partir de flores que promete curar y aliviar muchos problemas de salud y de ánimo sin que sus principios de acción estén muy claros y sin haberlos podido demostrar científicamente. Lo cuenta Rocío Pérez en Vitónica.

En qué consisten las flores de Bach

Se llama flores de Bach a un conjunto de remedios preparados a base de cocer o macerar flores maduras de distintas especies originales de la zona de Gales e Inglaterra y diluidos en vino o brandy, que actúan como conservantes. El producto resultante se embotella en frascos de vidrio opaco y se administra en gotas. No tiene principios farmacológicamente activos (más allá del alcohol) y por tanto no puede ser considerado un medicamento. Tampoco se ha explicado ni podido demostrar que tenga ningún efecto fisiológico más allá del placebo.

El nombre de estos productos no tiene nada que ver con el músico. Se llaman así por su creador, el homeópata Edward Bach que los creó para aliviar “desequilibrios psicoemocionales”, como el miedo, la ira o la confusión, y así reducir y prevenir enfermedades físicas y mentales. Bach empezó elaborando las 12 primeras esencias florales entre 1928 y 1932, y las llamó curadores. Luego añadió 7 más, que consideró auxiliares para aquellas situaciones en las que las 12 esencias principales no parecían tener efecto completo. Hacia 1935 utilizó un nuevo método para desarrollar 19 remedios más, hasta un total de 38.

Los siete grupos de remedios

Algunas de las indicaciones de estos remedios suenan más poéticas que científicas. Todos ellos se pueden clasificar en uno de estos siete grupos, e incluimos en cada uno algunas descripciones reales. Para tratar los temores: desde sentimientos y temores vagos y desconocidos hasta los que se preocupan por los demás en exceso y se olvidan a sí mismos. Para tratar la incertidumbre: para los pesimistas y los que se desalientan fácilmente hasta los que tienen grandes ambiciones y no sabe qué decisiones tomar para alcanzarlas.

Para tratar el desinterés en lo actual: para los somnolientos y adormilados que nunca están del todo despiertos, y para los que no pueden evitar que los pensamientos negativos entren en su mente. Para tratar manifestaciones de la soledad: para los que buscan constantemente la compañía de cualquiera y están tristes si tienen que pasar un rato solos, o para los que prefieren estar siempre solos. Para tratar la susceptibilidad a las opiniones de los demás: para los que son dóciles y sobreestiman sus fuerzas en su deseo de agradar a los demás, o los que se ven tentados de alejarse de sus objetivos por las influencias externas.

Para tratar la desesperación y el abatimiento: para los que se deprimen cuando ven que las tareas que han iniciado son demasiado difíciles, o para los que están angustiados por una mala noticia o acontecimiento. Para tratar a aquellos que sufren por los demás: para los que cuidan y corrigen constantemente a los demás o para los que intentan todo el rato convencer a los demás de sus ideas.

Falta absoluta de evidencias científicas

Existen varios motivos por los que las flores de Bach no pueden considerarse remedios médicos o farmacológicos. El primero, como ya hemos comentado, es que no contienen principios farmacológicos conocidos y por ello su supuesto mecanismo de acción no coincide con lo que la ciencia sabe sobre química y fisiología.

El segundo es que el método de formulación de estos remedios no siguió ningún procedimiento científico, sino que Bach se guió por su intuición y lo que sabía sobre homeopatía (que es a su vez otro método sin base científica ninguna).

El tercero es que diversos estudios han tratado de confirmar o desmentir su supuesta eficacia, siempre con resultados negativos: las flores de Bach no tienen eficacia en el tratamiento de dolencias físicas y psicológicas más allá del efecto placebo.

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