Editorial

 

Las propuestas del PP de Pablo Casado, un juicio cristiano

 

 

23/07/2018 | por ForumLibertas


 

 

La dinámica futura del PP sin duda estará encauzada por las propuestas que su nuevo presidente, Pablo Casado, ha formulado, y que incorporan aspectos de gran interés desde una perspectiva cristiana.

Una e importante y de ejercicio inmediato es su clara y racional oposición al peligro de la eutanasia. Merece el apoyo incondicional en este punto, y constituye una exigencia sobre C’s, que con su voto determinará o no su seguidismo hacia el manual del PSOE, que siempre echa mano a cuestiones de grave índole moral cuando tiene dificultades para gobernar, como si lo moral fuera una cuestión de tercer orden, un criterio que desafortunadamente parecen compartir determinados cristianos, que consideran secundarias estas cuestiones ante el talante dialogante del nuevo gobierno. Pero, no solo de talante vive el hombre. Y una petición dirigida al nuevo presidente del PP: que no utilice la eutanasia como un ariete partidista, sino que ponga su gran maquina política a funcionar para trasmitir a la sociedad el sí a la vida y a los cuidados paliativos y el no a la eutanasia. En definitiva, que comunique a los ciudadanos las buenas razones de la afirmación y de la oposición. No pensar los argumentos en términos de partido sino de ciudadanía, algo que a la larga incluso le aportará un mejor resultado político.

La segunda cuestión que hay que celebrar como mal menor es la voluntad de retornar a una ley del aborto basada en supuestos, porque en la condición actual significa volver a situar en el plano público el debate eludido de quien es el que ha de nacer, el nasciturus, que para la legislación y la cultura abortista actual simplemente no existe, lo cual obviamente es una irracionalidad criminal. Y plantearse su naturaleza y derechos significa también recuperar un concepto básico: la continuidad de la vida humana en su evolución natural, desde la concepción hasta su muerte, que pasa por estadios distintos, cierto, pero ninguno de ellos niega la unidad de su naturaleza humana y, por consiguiente, es portadora de una dignidad inalienable. También en este caso deseamos formular una propuesta al PP: hace 8 años que su recurso contra el aborto duerme en el Tribunal Constitucional, un plazo impresentable desde el punto de vista de la justicia. Y dado que el TC no respira, corresponde a los diputados del PP que presentaron el recurso de inconstitucionalidad laborar para que tal sentencia se produzca. Peor que ahora no estaremos, y podemos mejorar.

Damos por descontado que la defensa de la vida y la familia se traducirá en una propuesta legislativa sobre ella y la maternidad, su protección e incentivación. Este sería un buen signo de renovación del partido.

No podemos compartir la idea, al menos tal y como ha sido expuesta, de “reducir impuestos”. La desigualdad creciente y la pobreza cronificada exigen una mayor precisión en los términos. Por ejemplo, reducir el impuesto de trasmisiones o suprimirlo para la vivienda familiar puede ser justo. Generalizarlo a todo patrimonio prescindiendo de su cuantía es favorecer la desigualdad, porque es una evidencia que los muy altos ingresos que se transforman en patrimonio, a su vez genera rentabilidades superiores al crecimiento de los ingresos medios, y el agregado de ambos multiplica la diferencia de renta, a la vez que liquida toda idea de igualdad de oportunidades. Es necesaria una reforma fiscal, pero integral porque el sistema actual ha quedado convertido en un cajón de sastre. Esta revisión ha de estar dirigida a procurar una mayor eficiencia económica, y puede representar en ciertos aspectos una reducción de impuestos, pero en otros ha de significar un claro aumento para reducir las grandes desigualdades que son injustificables en sí mismas, la pobreza, y asegurar el futuro estado del bienestar, más cuando el techo de gasto continúa siendo claramente inferior al del inició de la crisis, y es necesario reducir la deuda pública. Y un último añadido económico que permite comprender como el logro de una mayor cohesión social no daña al crecimiento. Es directo y claro: el aumento de ingresos de los niveles más bajos de renta se traduce automáticamente en una mayor demanda, cosa que no se produce en la misma medida en las franjas top de ingresos.

Finalmente, una llamada a la reflexión sobre Cataluña. El Estado ha defendido mal su unidad, eso es cierto; seguramente necesita algunas leyes pensadas para otro tipo de ilegalidad, que no es la tipificada ahora como rebelión, pero sería un error grave pensar que el conflicto de Cataluña se resuelve solo con medidas penales porque sean de nueva planta. Esa vía es la que ha contribuido a que el PP pierda el gobierno. Y es que, pensar en Cataluña no es solo pensar en cómo parar su independencia, sino, en primer término, en cómo dar respuesta a la mayoría de la población que quiere y espera un cambio en la forma en que el gobierno del Estado aborda la cuestión catalana. Porque, como decía con acierto premonitoria Cambó, un conflicto en Cataluña siempre deviene en una crisis de política española, incluso una crisis de régimen. La política nunca funciona bien a base de “trágalas”, aunque este camino siempre complazca a una parte de las propias filas, porque tener sentido del Estado es gobernar para el bien común. Y esto significa mantener la unidad y a la vez conseguir incluir a la gran mayoría de la población catalana en esa unidad, solo con la mitad no vale.