Editorial

 

El feminismo de género contra la Justicia: los ejemplos de María Salmerón y Juana Rivas

 

 

30/07/2018 | por Josep Miró i Ardèvol


 

 

Las manifestaciones, concentraciones y declaraciones antes de la sentencia contra La Manada constituyeron la declaración del feminismo de género, de que la Justicia, como la verdad, es suya. Con esta perspectiva, la sentencia, que puede gustar o no, pero son muchos años de cárcel, desencadenó una verdadera “caza al juez”, nunca vista. Fueron señalados, vilipendiados, ante el silencio del Consejo del Poder Judicial, la intromisión del ministro de Justicia Catalá y la convocatoria de manifestaciones. La idea de que a la Justicia se la ha de mantener fuera del rugido político, en España está pasando a la historia de la mano del feminismo de género. El hecho de que exista el recurso, y de que España sea un país más garantista que otros de su entorno, no parece importar mucho.

Ahora, con la sentencia sobre Juana Rivas ha sucedido algo parecido, incluso aumentado porque la intromisión política es mayor. De hecho, el gobierno ya ha abierto la puerta al indulto “hasta que la decisión judicial no sea firme no se puede pedir el indulto” ha declarado la vicepresidenta Carmen Calvo, mientras que la portavoz de Igualdad del PSOE dice que “el indulto es obligado”, la consejera de Igualdad y Políticas Sociales de Andalucía “Juana Rivas y sus hijos han sido victimas de este proceso”. Mucho más escandaloso ha sido el caso de Ada Colau, que tuiteó entre otras cosas “acabemos con la #JusticiaPatriarcal”

El caso de María Salmerón es paradigmático de la situación y del dominio político del gender. Salmerón desobedeció sistemáticamente las condenas de la Justicia para que atendiera su obligación de cumplir con el régimen de visitas del padre. No es de extrañar, dado que el gobierno del PP la indultó reiteradamente, en el 2012 y el 2016, pero finalmente este año la Sala del Contencioso- Administrativo del Tribunal Supremo, lo anuló y condenó al gobierno español a pagar las costas.

De todos estos hechos se manifiestan cuatro evidencias:

  1. La perspectiva de género y su feminismo es la ideología política hegemónica en España.
  2. Las penas contra los hombres declarados culpables en litigios con las mujeres siempre han de ser con la figura y el tipo máximo para satisfacer la reivindicación de esta ideología.
  3. La mujer nunca es culpable en un litigio contra un hombre y en el peor de los casos siempre debe ser absuelta.
  4. Existe una guerra abierta, punitiva contra la figura del hombre y del padre, que encarna el “patriarcado”. Siempre es culpable, sus faltas nunca prescriben, nunca tienen razón, siempre son malvados, el sistema funciona a su favor.