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Abusos. México dice: “Ni uno más”

 

Los obispos mexicanos han hecho público el Protocolo de Protección de Menores ante casos de abusos por parte de clérigos. Un delito en el que el popular término “tolerancia cero” ha de ser aplicado en su máxima expresión

 

 

01 agosto 2018, 12:01 | Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano


 

 

Es la Conferencia Episcopal Mexicana la que marca el paso esta vez para combatir el delito contra todos los “preciosos hijos de Dios”- palabras con las que Francisco se dirigió a las víctimas de abusos en setiembre de 2015- quienes “siempre deberían esperar nuestra protección, atención y amor”, haciendo públicas las Líneas Guía del Procedimiento a Seguir en Casos de Abuso Sexual de Menores por parte de Clérigos. Antes que ella lo hicieron las Conferencias de los Obispos Católicos de los Estados Unidos, Colombia, Argentina, Irlanda, Sudáfrica, Filipinas, Paraguay, entre otras.

 

El abuso sexual infantil es un crimen, reiteran los obispos

En un gesto de unión a la Iglesia Universal y conscientes de las gravísimas consecuencias del abuso sexual infantil en México y de la enorme responsabilidad de todas las instituciones, la CEM reafirmó que “el abuso sexual infantil es un crimen que debe sancionarse con toda la fuerza y rigor de las leyes tanto canónica como civil”, y realizó a tal fin el Protocolo de Protección de Menores contra los abusos por parte de clérigos.

 

“Ni uno más”

Tal como refirió a Vatican News el Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana y Obispo Auxiliar de Monterrey, Monseñor Alfonso Miranda Guardiola, se trató de “un acto de responsabilidad y de unión con la Iglesia Católica universal”. Un acto de “preocupación y ocupación” ante este tipo de delitos, añadió el Obispo, para que “no haya ni uno más”.

El Vicario General de Monterrey especificó que el Protocolo apunta a actuar con transparencia y con legalidad de modo de evitar totalmente este tipo de crimen, y para que, en el peor de los casos, es decir, en caso de que se consume el aberrante hecho, “se actúe con toda la competencia jurídica y eclesial”.

De este modo, basadas en las disposiciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe y en el Código de Derecho Canónico, fueron aprobadas y compartidas a los obispos durante su CII Asamblea Plenaria de noviembre de 2016, las Líneas Guía del Procedimiento a Seguir en Casos de Abuso Sexual de Menores por Parte de Clérigos.

En el año 2017 – siguió explicando Mons. Miranda- la Iglesia en México trabajó sobre el Protocolo según las leyes mexicanas, es decir, según la Constitución del país y las leyes de la Ciudad de México, y como resultado de ello, el Protocolo Jurídico fue aprobado y entregado a los obispos en noviembre de 2017.

Desde aquel momento, en las diferentes diócesis del país comenzaron a realizarse talleres formativos para la profundización sobre éste y otros protocolos de línea jurídica de actuación especial.

Mons. Miranda precisó que el Protocolo fue aplicado a nivel eclesial a partir de esas fechas, mientras que en este mes de junio, precisamente el día once, las Líneas Guía, es decir, un Extracto del Protocolo basado en la ley mexicana, y su respectiva nota de prensa fueron publicados en la página web oficial de la CEM.

 

La ley suprema de protección al menor y la cultura de prevención

La defensa y la primacía de la defensa del derecho del menor son los principios regentes del Protocolo. Se trata de un documento en el que el punto se hace en la cultura de la prevención. Y, ¿cómo se previene este tipo de delito?

Monseñor Miranda realiza dos distinciones: por una parte, que desde hace varios años, según las recomendaciones y exigencias del Vaticano, se han realizado en los seminarios diversas "enmiendas", especialmente en lo que respecta la recepción de los candidatos al sacerdocio.

Han habido mayores exigencias y estudios sicológicos para el ingreso de los candidatos al sacerdocio, y para el mantenimiento de este acompañamiento psicológico y espiritual en los seminarios, primero para la formación y luego para la ordenación sacerdotal.

En segundo lugar el Protocolo está dirigido especialmente a los casos de denuncias de feligreses al sacerdote o al obispo, de modo de proceder inmediatamente con el inicio de la investigación y de dar verosimilitud a la denuncia que se está realizando, para proceder ipso facto a informar a las autoridades y comenzar con los procesos, tanto canónico y legal, con el principio supremo de protección al menor.

 

Tolerancia cero y nunca más

La posición de la Iglesia es clara: el abuso sexual infantil es un crimen que debe sancionarse con toda la fuerza y rigor de las leyes, tanto canónica como civil. El Papa ha declarado la tolerancia cero irrevocablemente y a todos los niveles contra el abuso sexual de menores. 

Mons. Miranda precisa que los documentos presentados no se detienen en la prevención, sino que otorgan una respuesta: tanto el Protocolo de Actuación en caso de abusos de menores, como las Líneas Guía,  responden a la exigencia universal de la protección y defensa del menor, y a la actuación responsable sacerdotal, tal como establecido por el Papa Benedicto y el Papa Francisco, con “tolerancia cero” y “nunca más”.

“Entonces – remarcó Mons. Miranda-  la prevención comienza en el seminario y prosigue en cada parroquia con el acompañamiento en caso de los monaguillos, acólitos, en las catequesis", etcétera.  Son "medidas mínimas - dice - de actuación sacerdotal para que todo sea transparente".

“En caso de efectuarse el lamentable hecho del abuso-  añade el prelado- no ser omisos y actuar con responsabilidad y prontitud, custodiando al menor y actuando legalmente al respecto, con las investigaciones pertinentes y el decidir de las responsabilidades”.

 

La denuncia del delito

Interpelado, por último, acerca de si existe una posible corresponsabilidad sacerdotal parroquial destinada a "educar" a la gente a que se atreva a denunciar este tipo de delitos, Monseñor Miranda explica que en este momento la sensibilidad social, la cual “está en su máximo punto”, motivo por el cual en este momento de la vida social y eclesial “cualquier abuso o comportamiento inadecuado es inmediatamente reportado, y se actúa en consecuencia”.

 

“ Las palabras no pueden expresar plenamente mi dolor por el abuso que han sufrido. Ustedes son preciosos hijos de Dios, que siempre deberían esperar nuestra protección, nuestra atención y nuestro amor. Estoy profundamente dolido porque su inocencia fue violada por aquellos en quien confiaban. En algunos casos, la confianza fue traicionada por miembros de su propia familia, en otros casos por miembros de la Iglesia, sacerdotes que tienen una responsabilidad sagrada para el cuidado de las almas. En todas las circunstancias, la traición fue una terrible violación de la dignidad humana. Francisco, 27 setiembre de 2015 ”