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Rumania: “incendio destruye el Palacio Episcopal greco-católico de Oradea”

 

Un devastador incendio destruyó este sábado 25 de agosto, el Palacio Episcopal de la Iglesia greco-católica en la ciudad de Oradea, Rumania. Mons. Virgil Bercea, Obispo greco-católico de esta ciudad rumana, expresa su dolor en la entrevista concedida a Vatican News.

 

 

28 agosto 2018, 14:19 | Renato Martinez – Ciudad del Vaticano


 

 

“Es una desgracia, un desastre”, con estas palabras, aun conmocionadas, Mons. Virgil Bercea, Obispo greco-católico de Oradea, comenta ante los micrófonos de nuestra colega Bárbara Castelli, el incendio que el pasado 25 de agosto destruyó el Palacio Episcopal de la Iglesia greco-católica de Oradea, en Rumanía.

Las llamas estallaron alrededor de las 10 de la noche, por razones que aún se desconocen. La pronta intervención de los bomberos no pudo evitar que el incendio destruyera este histórico edificio, que desde hace algún tiempo estado siendo renovado. “El techo se ha derrumbado, afirma el Prelado, y también el ático del primer piso”, señalando que ya se ha constituido una comisión de expertos para indagar sobre lo ocurrido y planificar la reconstrucción.

 

Incalculables daños a un símbolo de ciudad

El edificio barroco, construido en la segunda mitad del 700 por la emperatriz María Teresa de Austria, tiene un gran valor simbólico para la comunidad greco-católica de todo el país. En 1948, con la abolición de la Iglesia greco-católica por el régimen comunista, fue confiscada y transformada en la Escuela de Artes y luego en la Biblioteca de la región de Bihor, antes de ser devuelta en 2005. “El Palacio Episcopal era un símbolo de la ciudad, añade el Obispo rumano, conmoviéndose al narrar que este hecho involucraba a todo el pueblo de Oradea: “Es un drama, pero un drama de nuestra Iglesia, un drama de nuestra ciudad. Veo que todas las personas lo sienten como su propio drama”.

 

Solidaridad y ecumenismo

Ante tan desafortunada situación, que echa abajo tantos esfuerzos, sobre todo económicos, para reestructurar el Palacio Episcopal, Mons. Virgil Bercea habla no sólo de la solidaridad recibida con prontitud por el Ayuntamiento, sino también de la mano extendida por los demás representantes religiosos. “Los católicos, los ortodoxos, los protestantes, los romano-católicos, precisa el Obispo de Oradea, me han ayudado de manera fantástica; asimismo, Mons. Bercea señala que, el Patriarca Ortodoxo también lo ha llamado”.

R.– “Es una desgracia, un desastre. Esto sucedió el sábado por la noche. Mi secretario me llamó diciendo: ¡El Episcopado se está quemando! Salí al balcón y me quedé asombrado. En dos horas se ha quemado todo lo que hemos hecho en cinco o seis años. La causa: hay una comisión del Estado. No se puede entrar dentro por el momento. No lo sabemos. En el interior se trabajaba porque la restauración estaba en marcha... Gracias a Dios, no había muebles, ni libros ni otros documentos. El techo se derrumbó, al igual que el ático del primer piso. ¿Qué ha pasado: una mano incendiaria? No lo sabemos”.

 

¿Cuáles son los pasos a seguir ahora, especialmente a la luz del daño que ha sufrido?

R.– “Esperamos que en estos días, mañana o pasado mañana, nos permitan entrar, porque hay vigas de hierro muy pesadas que han caído al suelo de la planta baja. Gracias a Dios que el Ayuntamiento y no sólo el Ayuntamiento, sino toda la gente de Oradea, todos los católicos, ortodoxos, protestantes, católicos romanos, porque aquí está el Obispo latino, me han ayudado de una manera fantástica, todos. El Patriarca Ortodoxo también me llamó. Todo debe ser liberado. Hay una comisión de ingenieros, constructores y arquitectos y hay una máxima disponibilidad de la Municipalidad para ayudarnos a reconstruir esto, ya está al centro de la ciudad, en la plaza principal. Es un patrimonio histórico y sólo las empresas que tienen permisos para trabajar en monumentos pueden hacerlo. Es muy difícil”.

 

Es una tragedia que, sin embargo, ha tenido una respuesta de gran solidaridad y también una respuesta ecuménica.

R.- “El Palacio Episcopal era un símbolo de la ciudad, toda la gente de Oradea siente que es suyo. Por supuesto, es nuestro, de los greco-católicos, pero es de la ciudad de Oradea y veo que todo el mundo se siente así. Es un drama, pero un drama de nuestra Iglesia, un drama de nuestra ciudad. Veo que todas las personas sienten que es su propio drama”.