Cáritas | Cooperación internacional • 04 Septiembre 2018

 

El drama de los refugiados de Sudán del Sur: la historia de Scovia

 

Scovia Monday vive en un campo de refugiados en Uganda tras huir de los horrores de la guerra.

 

 

 


 

 

Scovia Monday tiene 15 años y vive en un campo de refugiados en Uganda. Llegó con su hermana Aya, de 4 años, tras huir de los horrores de la guerra en Sudán del Sur. Allí, el 63 por ciento de los refugiados son menores. “Mi padre murió durante un ataque a nuestro pueblo y mi madre se fugó con otro hombre. Nosotras teníamos que defendernos solas, y ya no teníamos otra familia a la que recurrir ni dinero suficiente para sobrevivir”, cuenta Scovia.

Decidió llevar a su hermana a un lugar seguro en Uganda, y con ella, inició un viaje a pie que duró varios días. A su llegada al campo de refugiados, donde cientos de miles de sudaneses del sur también habían encontrado refugio, recibieron ayuda de Cáritas y de otras organizaciones. “Conseguimos comida, agua y abrigo, y con la ayuda de nuestros amigos, pudimos construir una cabaña”, añade.

Ahora Scovia tiene la responsabilidad de una persona adulta, cuida de su hermana como si fuera su propia madre y se ocupa de la casa. Pero también trata de seguir estudiando y de hacer algo que la llena de verdadera alegría: jugar al fútbol. Ella entrena diariamente para poder unirse algún día a uno de los equipos que juegan en el torneo de fútbol que se ha creado en el campo. La adolescente confía en que muy pronto será seleccionada para uno de los equipos más grandes. Pero a pesar de su amor por el fútbol, lo que realmente quiere es convertirse en religiosa. “De esa manera, si alguna vez regreso a mi país de origen, podré apoyar a la gente en los momentos difíciles”.

 

Más de 4,5 millones de desplazados por la guerra

Desde que en 2011 la República de Sudán del Sur se convirtiese en el Estado más joven del mundo –tras proclamar su independencia de la República del Sudán–, la inestabilidad política y la violencia han sido una constante. Ya lo era cuando el país estaba unido, dado que la región sufre conflictos armados desde hace varias generaciones debido a las tensiones étnicas y de control sobre los recursos, especialmente los petrolíferos.

La independencia no cambió la situación; solo la empeoró. A finales de 2014, la esperanza de progreso y de un futuro en paz se esfumó cuando comenzaron los enfrentamientos entre los partidarios del presidente Salva Kiir Mayardit y los rebeldes liderados por el ex primer ministro Riek Machar.

Los combates, que no han hecho sino recrudecerse, han empujado a escapar de sus hogares a 4,5 millones de personas, casi la mitad de la población nacional. De ellos, 2,1 millones son desplazados internos que vagan sin alimentos ni refugio dentro de las fronteras de Sudán del Sur. A estas personas se suman los 2,4 millones de refugiados que han huido hacia los países vecinos –Uganda, entre otros–, según el último informe del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

De hecho, el informe refleja que el mayor aumento en el número de refugiados en el mundo –que acaba de registrar un nuevo y dramático récord de 25,4 millones de personas– se ha dado en Sudán del Sur, que el año pasado duplicó el número de personas obligadas a dejar su país.

Y es que a la guerra civil que sufre Sudán del Sur desde hace cuatro años se ha sumado una persistente sequía que está llevando a la población a una situación económica y social en la que no tiene garantizada ni su seguridad ni el acceso a los alimentos básicos.

Si quieres conocer más sobre esta emergencia y el trabajo de Cáritas en Sudán del Sur y en los países vecinos que acogen a sus refugiados, puedes leer el reportaje completo en la Revista Cáritas.

 

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