Servicio diario - 07 de septiembre de 2018


 

Entrevista al Papa en ' Sole 24 Ore': "Detrás de cada actividad hay una persona"
Rosa Die Alcolea

Francisco: "La escuela no sustituye a los padres sino que los complementa"
Redacción

50 años de Ilumanae Vitae': Nuevo libro 'Regulación de la fertilidad humana'
Redacción

Angola: Cartas credenciales del embajador Paulino Domingos Baptista
Rosa Die Alcolea

Santo Tomás de Villanueva, 8 de septiembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

07/09/2018-17:45
Rosa Die Alcolea

Entrevista al Papa en `Sole 24 Ore': "Detrás de cada actividad hay una persona"

(ZENIT — 7 sept. 2018).- "Detrás de cada actividad hay una persona humana", ha destacado el Papa Francisco en la entrevista concedida al periódico nacional financiero Sole 24 Ore, en la que ha hablado de trabajo, dinero, Europa y migración, y ha subrayado la dignidad que confiere el trabajo.

"La centralidad actual de la actividad financiera en comparación con la economía real no es aleatoria: detrás de esto está la elección de alguien que piensa, erróneamente, que el dinero se hace con dinero. El dinero, dinero real, se hace con trabajo. Y el trabajo le da la dignidad al hombre, no el dinero", ha explicado el Pontífice al director del diario Guido Gentili.

Una economía sana, dice Francisco,"nunca se desconecta del significado de lo que se produce y la acción económica siempre es también un hecho ético".

Francisco refuerza con nuevas y precisas instrucciones el mensaje global de su ministerio económico y social, uno de los rasgos distintivos de su pontificado, en la primera entrevista concedida a un periódico económico.

La entrevista, publicada hoy viernes 7 de septiembre por el diario Sole 24 Ore, está firmada por Guido Gentili, director de Sole 24 Ore, Radio 24 y RadiocorPlus.

 

Desempleo

"El desempleo que afecta a varios países europeos es la consecuencia de un sistema económico que ya no es capaz de crear trabajo, porque ha puesto un ídolo en el centro, que se llama dinero", dice además el Papa Bergoglio — que a menudo cita la doctrina social de Pablo VI — respondiendo a la pregna del director Gentili.

Para la opinión del Papa, por lo tanto, se debe luchar para poner en el centro a las familias, a las personas. Su idea de esperanza es clara: La distribución y la participación en la riqueza producida, la inclusión de la empresa en un territorio, la responsabilidad social, el bienestar corporativo, la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la conciliación del tiempo de trabajo y la vida, el respeto por el medio ambiente, el reconocimiento de la importancia del hombre en relación con la máquina y el reconocimiento del salario correcto, la capacidad de innovación son elementos importantes que mantienen viva la dimensión comunitaria de una empresa".

El Pontífice resume esta visión, en la entrevista al Sole 24 Ore, con una indicación puntual. "Creo que es importante trabajar juntos para construir el bien común y un nuevo humanismo del trabajo, promover un trabajo que respete la dignidad de la persona, que no solo mira las necesidades de ganancias o producción pero promueve una vida digna sabiendo que el bien de las personas y el bien de la compañía van de la mano".

En este contexto, ¿cuáles son los límites correctos de beneficio?: "Mantener juntas las acciones y responsabilidades, la justicia y el beneficio, la producción de riqueza y su redistribución, operación y respeto por el medio ambiente se convierten en elementos que con el tiempo garantizan la vida de la empresa. Desde este punto de vista, el significado de la empresa se amplía y nos hace comprender que la única búsqueda de beneficios ya no garantiza la vida de la empresa".

El Papa evoca el encuentro organizado en 2016 con Confindustria durante el Jubileo con empresarios y familias, en el Aula Pablo VI: "Recuerdo muchas caras detrás de las cuales había pasión y proyectos, esfuerzo y genio" dice Francisco. "Necesitamos coraje e ingeniosa creatividad".

 

Trabajo

El trabajo, por lo tanto, como punto central de la vida: "La persona que se mantiene a sí misma y a su familia a través de su trabajo desarrolla su dignidad; el trabajo crea dignidad, las subvenciones, cuando no están vinculados al objetivo preciso de devolver el trabajo y el empleo, se vuelven adictivos y contribuyen a la desincorporación".

Y las empresas "pueden hacer una gran contribución para que el trabajo conserve su dignidad reconociendo que el hombre es el recurso más importante de todas las empresas, que trabaja para construir el bien común, prestando atención a los pobres".

 

Migración

En la entrevista, realizada por el director Gentili, Francisco no omite el gran desafío ante la migración: "Los pobres que se mueven son aterradores para las personas que viven en el bienestar, y también agrega que los propios migrantes deben ser "respetuosos con la cultura y las leyes del país que los acoge, de modo que hagan un camino de integración y superen todos los temores y preocupaciones".

 

Europa

Finalmente, el Pontífice ha hablado del papel de Europa. ¿Qué se puede hacer, comenzando con las migraciones?: El Santo Padre responde así al director Gentili: "Europa necesita esperanza y un futuro. La apertura, impulsada por el viento de la esperanza a los nuevos desafíos planteados por la migración, puede ayudar a construir un mundo en el que no solo estamos hablando de números o instituciones sino de personas".

Y "para estas personas que huyen de la pobreza y el hambre", el Papa declara: "Muchos empresarios y muchas instituciones europeas que no carecen de genio y valentía, podrán emprender programas de inversión, en sus países, en el entrenamiento, desde la escuela hasta desarrollo de sistemas culturales reales y sobre todo en el trabajo ".

 

 

07/09/2018-17:54
Redacción

Francisco: "La escuela no sustituye a los padres sino que los complementa"

(ZENIT – 7 sept. 2018).- A las 12:10 horas, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los miembros de la Associazione Italiana Genitori (AGE) (Asociación italiana de padres) con motivo del cincuenta aniversario de su fundación.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes durante la audiencia:

***

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Me complace dar la bienvenida a todos vosotros, representantes de la AGE, la Asociación de Padres Italianos, que este año celebra su 50 aniversario. ¡Un buen resultado! Es una oportunidad preciosa para confirmar las motivaciones de vuestro compromiso con la familia y la educación: un compromiso conforme con los principios de la ética cristiana, para que la familia sea un sujeto cada vez más reconocido y protagonista en la vida social.

Muchas de vuestras energías están dedicadas a apoyar y sostener a los padres en su tarea educativa, especialmente en referencia a la escuela, que ha sido siempre la aliada principal de la familia en la educación de los hijos. Lo que hacéis en este campo es realmente meritorio. En efecto, cuando hoy se  habla de una alianza educativa entre la escuela y la familia, se hace sobre todo para denunciar su decadencia: el pacto educativo está en decadencia. La familia ya no aprecia, como hace tiempo, el trabajo de los maestros – a menudo pagados mal-  y éstos sienten como una intromisión molesta la presencia de los padres en  las escuelas, terminando por dejarlos  al margen o por considerarlos adversarios.

Para cambiar esta situación, es necesario que alguien dé dar el primer paso, superando el miedo del otro y tendiendo la mano con generosidad. Por eso, os invito a cultivar y alimentar siempre la confianza en la escuela y los profesores: sin ellos corréis el riesgo de quedaros solos en vuestra actividad educativa y de ser cada vez menos capaces de enfrentar los nuevos desafíos educativos que provienen de la cultura contemporánea, de la sociedad, de los medios de comunicación, de las nuevas tecnologías. Los maestros  están comprometidos, día tras día, como vosotros en el servicio educativo de vuestros hijos. Si es justo quejarse de los posibles límites de su acción, es nuestro deber estimarlos como los aliados más preciados en la empresa educativa que  juntos realizáis. Me permito contaros una anécdota. Tenía diez años, y le dije algo feo a la maestra. La maestra llamó a mi madre. Al día siguiente vino  mi madre, y la maestra fue a recibirla; hablaron, y después mi madre me llamó y delante de la maestra me regañó y me dijo. “Pide perdón a la maestra”. Yo lo hice. “Besa a la maestra”, me dijo mi madre. Y lo hice, y luego volví a la clase, contento, y se acabó la historia. Pero no, no se había acabado…El segundo capítulo fue cuando volví a casa…Esto se llama “colaboración” en la educación de un hijo: entre la familia y los profesores.

Vuestra presencia responsable y disponible, signo de amor no solo para vuestros hijos sino también para ese bien de todos que es la escuela, contribuirá  a superar muchas divisiones y malentendidos en este ámbito, y hará que  se reconozca el rol principal de las familias en la educación e instrucción de los niños y de los jóvenes. De hecho, si vosotros, los padres necesitáis a los maestros, la escuela os necesita también a vosotros  y no puede lograr sus objetivos sin establecer un diálogo constructivo con los que tienen la responsabilidad principal del crecimiento de sus alumnos. Como señala la Exhortación Amoris laetitia: “La escuela no sustituye a los padres sino que los complementa. Este es un principio básico: «Cualquier otro colaborador en el proceso educativo debe actuar en nombre de los padres, con su consenso y, en cierta medida, incluso por encargo suyo» “(n. ° 84).

Vuestra experiencia asociativa ciertamente os ha enseñado a confiar en la ayuda mutua. Recordemos el sabio proverbio africano: “Para educar a un niño hace falta una aldea”. Por lo tanto, en la educación escolar, nunca debe faltar la colaboración entre los diversos componentes de la comunidad educativa. Sin comunicación frecuente y sin confianza mutua, la comunidad no se construye y sin una comunidad no es posible educar.

Contribuir a eliminar la soledad educativa de las familias es también tarea de la Iglesia, que os invito a que sintáis siempre a vuestro lado en la misión de educar a vuestros hijos y de  hacer que toda la sociedad sea un lugar a medida de la familia, para que cada persona sea acogida, acompañada, orientada  hacia los valores verdaderos y capacitada para  dar lo mejor de sí para el crecimiento común. Tenéis pues, una doble fortaleza: la que proviene de ser  asociación, es decir, personas que se unen no contra alguien sino para el bien de todos, y la fortaleza que recibís de vuestro vínculo con la comunidad cristiana, donde encontráis inspiración, confianza, apoyo.

Queridos padres, los hijos son el don más preciado que habéis recibido. Custodiadlo con tenacidad  y generosidad, dejándoles  la libertad necesaria para crecer y madurar como personas que a su vez algún día podrán abrirse al don de la vida. La atención con la cual, como asociación, veláis por los peligros que amenazan la vida de los más pequeños,  no os impida mirar con confianza al mundo, sabiendo elegir e indicar a vuestros hijos las mejores ocasiones para el crecimiento humano, civil y cristiano. Enseñad a vuestros hijos el discernimiento ético: esto es bueno, esto no es tan bueno, y esto es malo. Que sepan distinguir. Pero esto se aprende en casa y se aprende en la escuela: conjuntamente, las dos.

Os doy las gracias por este encuentro y os bendigo calurosamente a vosotros, a vuestras familias y a toda la asociación. Os aseguro mi recuerdo en la oración. Y vosotros también, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

07/09/2018-15:31
Redacción

50 años de 'Humanae Vitae': Nuevo libro `Regulación de la fertilidad humana'

(ZENIT – 7 sept. 2018).- En el marco del 50º aniversario de la Encíclica Humanae vitae, escrita por el Papa beato Pablo VI –al que Francisco canonizará el próximo 14 de octubre– se ha publicado el libro Regulación de la fertilidad humana. A la luz de la Carta Encíclica Humanae vitae, coordinado por Justo Aznar, Director del Instituto Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y prologado por el Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia.

En el libro, publicado por el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, se reflexiona sobre dicha Encíclica desde el punto de vista moral, biomédico y sociológico.

Contiene capítulos elaborados por Juan Antonio Reig Pla, Obispo de la Diócesis de Alcalá de Henares, Alfonso Fernández Benito, Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Santa María de Toledo, Julio Tudela, Director del Master de Bioética de la UCV y Enrique Burguete, Profesor de Antropología filosófica y teológica de la UCV.

En la fiesta del apóstol Santiago de hace 50 años, el 25 de julio de 1968, sexto año del pontificado de Pablo VI, en plena revolución del mayo del 68, fue publicada la Carta Encíclica Humanae vitae.

El libro que ahora ve la luz, prologado por el Cardenal Antonio Cañizares y coordinado por Justo Aznar, propone, con ocasión del quincuagésimo aniversario de su aparición, una relectura del documento desde un análisis riguroso del entorno histórico, científico, sociológico, teológico y pastoral que lo acompañan desde su nacimiento hasta nuestros días.

Su oportunidad, audacia y espíritu profético, junto a la controversia que lo rodeó desde su gestación y publicación hasta nuestros días, justifican esta mirada desde lo retrospectivo hacia lo futuro sobre el tema de la regulación de la natalidad y la paternidad responsable, sus consecuencias antropológicas y sociológicas, de modo que su inagotable riqueza proporcione nueva savia para la vida esponsal, familiar, social y eclesial.

Frente a la aceptación de la contracepción, la promoción del sexo sin procreación que la contracepción y esterilización prometían, y las nuevas posibilidades de la procreación sin sexo, que patentizan el fenómeno de la separación entre sexualidad y procreación, el beato Pablo VI es profeta también de toda la “Teología del cuerpo” que después desarrollaría San Juan Pablo II. Su mirada sobre el cuerpo humano y su referencia al Creador son las bases antropológicas que alcanzarían todo su esplendor en el magisterio de San Juan Pablo II y Benedicto XVI.

 

 

 

07/09/2018-15:01
Rosa Die Alcolea

Angola: Cartas credenciales del embajador Paulino Domingos Baptista

(ZENIT — 7 sept. 2018).- El embajador de Angola ante la Santa Sede ha presentado esta mañana, 7 de septiembre de 2018, a las 10:30 horas, sus cartas credenciales al Papa Francisco, en el Vaticano, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Paulino Domingos Baptista, de 67 años, está casado y padre de cuatro hijos. Habla portugués, español e inglés.

El embajador de Angola ante la Santa Sede nació el 8 de julio de 1951 en Luanda. Uherské Hraditt?.

Se graduó en Economía (Universidad Agostinho Neto, 1988), y ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: Delegado del Ministerio del Interior en las provincias de Cunene, Huila y Luanda (1976-1990), director nacional de Turismo (1990),viceministro, Secretario de Estado y ministro ad interim de Turismo (1991-2016), ministro de Turismo (2016-2017).

 

 

07/09/2018-13:58
Isabel Orellana Vilches

Santo Tomás de Villanueva, 8 de septiembre

«A este agustino, dechado de caridad, se le confieren títulos como: el obispo de los pobres, el san Bernardo español, el arzobispo limosnero y modelo de los obispos. Fue uno de los grandes predicadores españoles»

Hoy, festividad de la Natividad de la Virgen María, se celebra también la vida de este santo que nació en 1486 en Fuenllana, Ciudad Real, España, zona geográfica mundialmente archiconocida porque Cervantes situó en ella a su Quijote. Aunque Tomás creció en Villanueva de los Infantes, localidad natal de sus padres, de ahí el sobrenombre que le acompaña. Fue el mayor de seis hermanos; uno de ellos también se abrazó al carisma agustino. Su formación cristiana y piedad con los pobres lo aprendió de su madre. Y tanto calaron sus enseñanzas en él, que lo mismo se
desprendía de las prendas que vestía para dárselas a los menesterosos y volver a casa sin ellas —sabía que recibiría la aprobación materna— como de su merienda. Lo enviaron a estudiar a Alcalá de Henares con 15 años. Cursó filosofía en el colegio franciscano de San Diego, y en el de San Ildefonso. Cuando se integró en la Orden de los agustinos de Salamanca en 1516, estaba matriculado en teología, y desde 1512 había ejercido la docencia en filosofía en la universidad de Alcalá. Entre otros alumnos tuvo a los insignes Domingo de Soto y Hernando de Encinas.

En Alcalá había dejado la impronta de su sabiduría y virtud. Era ferviente seguidor de las tesis del Aquinate (también de san Agustín y de san Bernardo), y ya le precedía el prestigio que siempre le acompañaría. La universidad salmantina esperaba tenerle al frente de su cátedra de filosofía, aunque al llegar a la capital del Tormes el santo perseguía otra gloria que obtuvo como agustino. Fue ordenado sacerdote en 1518, a la edad de 33 años. Después sería sucesivamente prior conventual, visitador general, y prior provincial de Andalucía y Castilla. Era un gran apóstol y en 1533, estando al frente de Castilla, envió a fundar a México a los primeros agustinos. Fue profesor de la universidad y un gran predicador; hizo llegar a todos el evangelio con sencillez y profundidad, alejado de retóricas. La base la tenía en la Escritura; no hallaba fundamento mejor. Y así lo advertía: «quien no conoce a fondo las Escrituras no debe asumir el oficio depredicar». Son muy conocidos sus sermones que ponen de relieve su devoción por María.

Paulo III lo designó arzobispo de Valencia en 1544. Con anterioridad Carlos V, que le admiraba profundamente, le ofreció la sede de Granada. Le consideraba un «verdadero siervo mandado de Dios»;le nombró predicador de la corte y lo tuvo entre sus consejeros. Tomás se había negado en aquel momento, pero no pudo convencer a su superior para declinar la sede de Valencia, tras cuya propuesta se hallaba también el monarca. Así que llegó a ella a lomos de una mula, movido exclusivamente por la obediencia. Con las rentas que recibió a su pesar, y de las que se desprendió en cuanto pudo, logró que se reedificara el Hospital General y socorrió a los necesitados. Vestía pobremente, sintiéndose humilde fraile; únicamente le interesaba ser un buen pastor de almas y lo mostró en todo momento.

Su paso por Valencia fue el de un hombre santo. Encontró una diócesis en pésimas condiciones; al ser tan virtuoso sufría viendo el proceder del cuerpo sacerdotal que parecía ir muy por detrás de los fieles a todos los niveles. Así que la reestructuró por completo confiriéndole el espíritu evangélico que le faltaba. Luchó contra costumbres lamentables y situaciones de pobreza, marginación, absentismo e ignorancia, además de vicios diversos que existían en el clero. No se detuvo a pesar de que halló una fuerte oposición. Cuando unos canónigos le amenazaron con apelar al papa si seguía adelante con su idea de convocar un sínodo, porque ya supondrían que lo que emanaría de él podría atentar contra los penosos hábitos que habían adquirido, el santo respondió: «pues yo apelo al Dios del cielo».Su autoridad moral era incontestable; en consecuencia tuvieron que claudicar.

Se ha destacado del santo su intensa espiritualidad marcada por la oración continua, fidelidad, obediencia, la caridad con los enfermos, por los que se desvivía actuando como un ejemplar enfermero, y su amor al estudio. Poseía el espíritu del verdadero pastor, cercano, accesible, siempre disponible para todos: «siendo obispo, no soy mío, sinode mis ovejas».Era un hombre lúcido, silencioso, prudente y discreto al que jamás se le vio perder el tiempo. Detestaba las murmuraciones. Entregado a los actos de piedad, y lector de textos devotos, era muy austero. Una vez se desprendió del humilde jergón que le servía de lecho entregando a los pobres el dinero que le dieron. No obstante, aunque tenía un concepto elevado acerca de la caridad, era también práctico y clarividente. Involucraba a los necesitados procurando que tuvieran trabajo. Decía: «La limosna no solo es dar, sino sacar de la necesidad al que la padece y librarla de ella cuando fuere posible».

Era muy inteligente; sin embargo, no le acompañaba la memoria. Y era también distraído; luchó contra ambas deficiencias superándose.

Agraciado con experiencias místicas, no siempre pudo ocultarlas a los demás, como deseaba. Al terminar de oficiar la misa caía en éxtasis y los asistentes percibían su rostro nimbado por la luz. En una ocasión, predicando en Burgos, mientras levantaba el crucifijo exclamó: «¡Cristianos, miradle..!», sin poder añadir más por haberse sumido en un rapto. En otro momento, durante la toma de hábito de un novicio, se produjo uno de esos instantes singulares con los que era agraciado que le dejó fuera de sí durante un cuarto de hora. Después, con religiosa delicadeza, signo de su profunda vida mística, rogó que le disculparan: «Hermanos: os pido perdón. Tengo el corazón débil y me apena sentirme perdido en ocasiones como ésta. Trataré de reparar mi falta». A punto de entregar su alma a Dios tenía muy presente a sus pobres y en modo alguno deseaba que permaneciesen en las arcas la cantidad de dinero que había, así que instó a sus cercanos a que la repartiesen. Murió el 8 de septiembre de 1555. Paulo V lo beatificó el 7 de octubre de 1618. Alejandro VII lo canonizó el 1 de noviembre de 1658.