Cáritas | Acción social

 

El buen samaritano

 

Un centro de servicios gerontológicos para las personas mayores.

 

 

26/09/2018


 

 

Una visión rápida del proyecto:

  • Quién lo hace: Cáritas diocesana de Málaga.
  • En qué consiste: El buen samaritano es un centro de servicios gerontológicos para las personas mayores, con identidad cristiana y de carácter sociosanitario.
  • A quién va dirigido: personas mayores con gran dependencia (aquellas que necesitan de otras personas para realizar las tareas más básicas de la vida diaria) y sus familiares y cuidadores.
  • Qué persigue el proyecto: El centro tiene como objetivo el cuidado de las personas mayores para que puedan vivir con dignidad y la mayor felicidad posible en esta etapa de su vida.
  • Qué principales logros ha conseguido: El centro lleva funcionando desde 2001, con una ocupación del 100%, ha atendido a más de 200 personas y además ofrece formación a los profesionales dedicados al cuidado de las personas mayores.

El centro se creó en 1994, cuando las personas mayores que no tenían recursos económicos y que no se valían por sí mismos no tenían donde ir.

Actualmente atiende a personas mayores que necesitan a otros para realizar actividades básicas de la vida diaria (comer, asearse, bañarse, vestirse, moverse…). A pesar de sus limitaciones, los mayores tienen posibilidades de realizar muchas tareas y, sobre todo, tienen capacidad de sentir, de recibir y de dar cariño.

El buen samaritano ofrece tres tipos de servicios:

  • Residencia en la que viven 90 personas de manera estable.
  • Unidad de estancia diurna para 30 personas mayores que acuden de lunes a viernes y que duermen y pasan los fines de semana con sus familiares, en sus propias casas.
  • Unidad de respiro familiar, para que las familias puedan “respirar” un mes y confíen los cuidados de la persona mayor al centro. Tras ese mes, la familia vuelve a cuidarla en el hogar.

Además el centro está continuamente mejorando su atención y su modo de hacer de acuerdo a las necesidades de sus protagonistas: residentes, familiares y personas que en el futuro puedan necesitar alguno de sus servicios.

Entre ellos destacan: atención básica a necesidades de alimentación e higiene, atención médica, enfermería, fisioterapia, transporte adaptado a las personas con movilidad reducida, animación sociocultural, talleres de psicoestimulación y memoria y apoyo familiar.

 

Objetivos y valores:

  • Prevenir el desarraigo debido al ingreso en una institución no deseada.
  • Prevenir el incremento de la dependencia mediante rehabilitación.
  • Prevenir deterioro cognitivo a través de terapias de psicoestimulación y talleres de memoria.
  • Ofrecer apoyo social, emocional y de orientación a las familias que realizan el esfuerzo de mantener en su domicilio a las personas mayores necesitadas de cuidados continuos.
  • Mejorar o mantener el nivel de salud de las personas residentes mediante la valoración geriátrica integral y la evaluación sanitaria continua.
  • Recibir de los familiares pautas de actuación ante los cuidados de la persona mayor en el periodo de respiro, garantizando así la continuidad de cuidados, especialmente en los pequeños detalles (gustos de cocina, aficiones, ritmos de sueño).

 

Principales logros:

  • Es un centro “libre de sujeciones”. No se utiliza este tipo de medidas con las personas mayores, pues se ha demostrado que su uso es muy perjudicial para el bienestar de la persona, además de no respetar su dignidad.
  • Está acreditado con diferentes normas de calidad (ISO 9001, ISO 14001 y UNE 158.101).
  • Trabaja con un modelo de atención centrada en la persona, a través de unidades de convivencia.
  • Es un centro innovador en el trabajo con personas con alzheimer y otras demencias.

 

“Después de caerme y romperme la cadera estuve un año viviendo cuatro meses en casa de cada uno de mis hijos. Era un lío, cada uno con sus costumbres, sus horarios… Llegó el día en que ya no pude andar con el andador y necesitaba que me ayudasen para casi todo (lavarme, vestirme…). Mis hijos decidieron que estaría mejor en una residencia y yo, en parte, estuve de acuerdo. Poco a poco te acostumbras a los horarios, las actividades, los compañeros y todo lo demás. A mí me ayudó mucho contar con las personas que trabajan aquí. Para casi todo lo que hay que hacer durante el día estamos en sus manos.”

Carmen, Residente de El buen Samaritano.