Servicio diario - 05 de octubre de 2018


 

4a sesión del Sínodo de la "alegría", el "realismo" y la "escucha"
Rosa Die Alcolea

Padre sinodal de Panamá: El reto es "dar continuidad" a la motivación de los jóvenes tras la JMJ
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa alerta del riesgo de vivir el cristianismo "como un hábito social"
Rosa Die Alcolea

ENTREVISTA SÍNODO 2018: Arzobispo australiano Fisher: "Nunca hubiera adivinado que ese era el primer problema en su mente"
Deborah Castellano Lubov

Venezuela: Mons. Víctor Hugo Basabe, nombrado Administrador Apostólico de Barquisimeto
Rosa Die Alcolea

¿Qué entendemos por sedación paliativa?
Redacción

Santa María Francisca de las Cinco Llagas, 6 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

05/10/2018-16:45
Rosa Die Alcolea

4' sesión del Sínodo de la "alegría", el "realismo" y la "escucha"

(ZENIT — 5 oct. 2018).- Tras la 4a Congregación General del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, se ha destacado a nivel general el aspecto de "escucha" y "empatía" que los Padres sinodales y el Papa, en representación de la Iglesia, muestran a los jóvenes, así como el tono "realista", franco y directo de las intervenciones.

Este viernes, 5 de octubre de 2018, se ha celebrado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el briefing informativo sobre la 4a sesión de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo, en el que han participado Mons. Manuel Ochogavía Barahona, Padre Sinodal elegido por la Conferencia Episcopal de Panamá, Obispo de Colón-Kuna Yala; Mons. Anthony Colin Fisher, Padre sinodal elegido por Conferencia Episcopal de Australia, Arzobispo de Sydney; y la joven oyente Tahiry Malala Marion Sophie Rakotoroalahy, Presidenta Nacional de los Estudiantes Católicos en Madagascar.

 

Falta de pertenencia

Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede, ha destacado en primer lugar, que esta cuarta sesión del Sínodo se ha hablado en distintas intervenciones del problema de la falta de pertenencia que sienten los jóvenes. "Es un problema que caracteriza a las sociedades de hoy. Estos jóvenes han tenido situaciones de guerra, droga, pobreza... La Iglesia se dirige a estos jóvenes como una Madre, como una casa", y ha añadido que este aspecto "no puede considerarse como un problema, estos jóvenes no son problemas, son protagonistas".

"Para la Iglesia la escucha no es un tema teológico, los jóvenes deben ser escuchados con el corazón del pastor. No se puede abordar esto con espíritu clerical o paternalista", ha subrayado Ruffini.

El Prefecto de Comunicación ha indicado que "se ha hablado de lo atractivo que resulta el lujo, que nos priva de vivir en lo sencillo, en lo importante" y ha puesto un ejemplo que se ha dado en las intervenciones: "Hay jóvenes de Oriente que han ido a Occidente a estudiar o buscando un trabajo mejor y al final se han encontrado con que no podían vivir allí su verdadera vocación".
Asimismo, se ha abordado la "importancia de la liturgia", que debe tener un "papel más importante" hoy en la Iglesia para los jóvenes, ha enumerado el Prefecto.

 

Música y deporte

Algo muy importante para los jóvenes —ha señalado Ruffini— es "la música y el deporte". Los jóvenes han dicho que se ven muy involucrados en estos dos ámbitos y la Iglesia "tiene que aprender a hablar en estos 2 lenguajes".

También se han debatido en el Aula del Sínodo temas nuevos como la ecología o la era digital, y se ha afirmado que la Iglesia "debe acompañar a los jóvenes" en estos temas con un enfoque misericordioso.

Los "temas administrativos" son vistos por los jóvenes que participan en el Sínodo como una amenaza que "les aleja" de la vida ordinaria, de sus hijos, de sus hermanos... El trabajo excesivo... el ritmo de vida les alejan de sus familias. Esto puede ser un peligro para caer en las drogas o en el alcohol.

"Los jóvenes necesitan la oración, necesitan redescubrir la oración mística, silenciosa. La Iglesia debe rezar por los jóvenes, ponerse a la escucha de los jóvenes" ha informado Paolo Ruffini.

 

Castidad prematrimonial

Un punto importante de debate hoy ha sido la "sexualidad y castidad prematrimonial y abstinencia prematrimonial: Tema que tiene relación con el tema de la madurez, esto puede ser motivo de fracaso en lo sucesivo para una pareja", ha explicado Ruffini. "Se ha hablado de las relaciones entre los jóvenes y se dijo que este tema merece una reflexión profunda".

La figura del padre es una figura que "está desapareciendo" y la figura de la madre "también peligra", ha observado Ruffini. "Se habló del rol de la figura del padre. Se ha dicho que ahora es la figura del padre el que transmite la fe, más que la de la madre".

 

Tradición oral

La necesidad de las homilías, como referencia para los jóvenes, también se ha tratado esta mañana en el Sínodo de los Obispos. En lo q se refiere a la escucha, los padres de África subrayaron la cultura de la tradición oral, dijeron que "se está perdiendo, la importancia de la conversación, hablar con los jóvenes, escuchar a los jóvenes y que los jóvenes escuchen también a las personas mayores, para que no se pierda esa memoria".

 

Padre sinodal de Panamá

Mons. Manuel Ochogavía está participando por primera vez en el Sínodo de los Obispos, y valora muy positivamente el Instrumentum laboris del Sínodo, con el que —dice— "hemos comenzado con muy buen pie" la Asamblea, pues en el documento "vemos reflejada la vida y la historia de estos jóvenes, un maravilloso punto de partida", ha indicado agradeciendo al Papa y a los organizadores su dedicación para la preparación del "instrumento".

 

Sínodo de la alegría

Este es el "Sínodo de la alegría" ha destacado el padre sinodal de Panamá. Se percibe un "ambiente de apertura, de diálogo, de alegría", ha descrito. Una alegría "que nos abre a la esperanza, al diálogo y sobre todo, a la escucha", ha señalado.

"Para mí fue importante aportar algo desde Panamá y Latinoamérica", ha revelado el obispo. "Desde hace muchas décadas, hacemos un itinerario formativo de la Pastoral juvenil, en red, que trabaja en equipo, que se comunica, y ha dado buenos resultados de trabajo".

 

Preparación para la JMJ

"Para nosotros es importante este Sínodo, ya que estamos preparándonos para la JMJ —ha reconocido Mons. Ochogavía— que va a determinar mucho como será después con los jóvenes en Panamá".

El obispo de Colón ha declarado que espera recoger muchos frutos de encuentros como este, que enseñará "muchas tareas de cómo podemos acompañar y ayudar a los jóvenes".

El obispo de Panamá cree que hay "generar nuevos diálogos y nuevas formas de encuentro" con los jóvenes. Es un "opción preferencial para los jóvenes": para que se de esa ocasión de conversión, y de empatía, de compasión, hay que sentir con los jóvenes, comprenderlos, ha dicho.

Es un proceso de acompañamiento que permita "reconocer la realidad con los jóvenes". Y ha concluido advirtiendo que no podemos dejar a los jóvenes en manos de cualquiera, "no podemos permitir que se les siga manipulando, hay que buscar que ellos crezcan libres".

 

Mons. Anthony Colin Fisher

Al Arzobispo de Sidney le dijeron una vez que para tratar a los jóvenes, una buena fórmula puede empezar diciendo: "Hola, ¿qué tal?". Meses después, Mons. Anthony Colin Fisher fue elegido como responsable para organizar la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, eso fue una "oportunidad muy grande" para nuestra Iglesia, ha asegurado.

El Arzobispo se ha presentado así para describir su aportación a este Sínodo: "Yo traigo a este Sínodo mi experiencia en la JMJ, también hay que tener en cuenta la grave crisis que tuvimos en la Iglesia de Australia, de abusos sexuales. "Hemos vivido ese periodo de sufrimiento y ahora de purificación", ha expresado.

En la Iglesia australiana, ha relatado Mons. Anthony Colin, siguen tratando de descubrir una "identidad" para integrar a todos en la Iglesia: "es un tema muy delicado, los jóvenes han sido privados de su juventud, también ahora vemos como crecen estos jóvenes en familias donde el padre o la madre están ausentes, etc".

"Yo creo que la gran riqueza de la Iglesia que está en el mundo entero, es que todos los jóvenes, sean quienes sean, pueden encontrar su casa en la Iglesia", ha afirmado.

 

Realismo en las intervenciones

Otros dos puntos que el Arzobispo de Sydney ha valorado: El realismo y el cariño que se respiran en el Sínodo de los Obispos.

"Todos pueden hablar de una manera muy franca, muy clara. Todos los jóvenes pueden estar orgullosos, yo quiero que todos los jóvenes vean todo esto. Les hemos escuchado, y debemos de ser realistas, reconocer nuestros fracasos (tema de la sexualidad, por ejemplo), los motivos por los que los jóvenes se sintieron apartados".

Pero también tenemos muchas fortalezas, ha añadido: Nosotros comunicamos, transmitimos el Evangelio y es "una aventura para estos jóvenes descubrir el Evangelio, por eso los problemas no deben quitarnos entusiasmo".

 

Cariño de los participantes

En cuanto al "cariño", Mons. Colin ha explicado que se nota el "cariño de los jóvenes con nosotros". Lo ha contado con un ejemplo: "Cada vez que un joven toma la palabra y se dirige a nosotros, se nota el cariño, aunque lo que digan sea difícil, pero lo dicen con sinceridad, se nota el cariño".

"Esperanza de los jóvenes y para los jóvenes, no solo se habla de los desafíos y de los retos, también se habla de caminos enriquecedores, de la música, del deporte.... Por ejemplo, los medios, herramientas, que nos permitan acercarnos a ellos. Nos tenemos que acostumbrar a sus lenguajes y a sus herramientas", ha asegurado el Padre sinodal de Australia.

 

El ejemplo del Papa

"Dios se hizo joven y así nos renueva, nos acerca a ese mundo" ha recordado el Arzobispo de Australia.

El Arzobispo de Sydney ha terminado valorando la actitud del Papa Francisco: "He observado a nuestro Santo Padre, tiene una cierta edad. Al principio vino a darnos la bienvenida, permanece con nosotros, no puede dormirse, está muy atento a todo y apunta muchas cosas, y esto es para mí un ejemplo porque ya tiene una edad".

 

Joven de Madagascar

La joven Sophie Rakotoroalahy, de Madagascar, ha destacado la "importancia del diálogo". "Ahora estamos un poco desanimados... desalentados, los jóvenes a veces se dirigen a las sectas. Y las sectas en Madagascar son cada vez más comunes, es un problema", ha expresado.

Necesitamos jóvenes involucrados en esta vida pastoral, esperamos que los jóvenes puedan ser escuchados por los mayores, y los mayores también por los jóvenes.

Asimismo, ha observado la necesidad de un contexto para que los jóvenes puedan ser amados: "nosotros necesitamos ser acompañados para construir un futuro mejor, y para construir juntos una nueva generación, y esto es lo que esperamos de este Sínodo, el Sínodo es el punto de partida, no el final, ni mucho menos"

La oyente de Madagascar ha agradecido al Papa por escucharles y por dedicarles este "precioso tiempo".

 

Papel de las mujer

El Padre sinodal de Panamá, Manuel Ochogavía, ha respondido a una pregunta de los periodistas en la rueda de prensa, sobre el papel de la mujer en la Iglesia, en los espacios públicos y ámbitos internacionales.

El Obispo de Colón-Kuna Yala ha señalado que el Sínodo nos está abriendo caminos, no todo se va a solucionar en el Sínodo. El Sínodo nos está marcando una hoja de rutas. Es un tema que no lo podemos dejar de lado".

Este es un punto que está en el Instrumentum Laboris marcado como un punto para hablar, ha confesado. "Creo que ahí hay mucho que hacer... en cuanto a la paridad, a la igualdad de salarios... Hay sociedades donde la mujer no tiene acceso a la educación ni al trabajo. Es verdad que depende del país o zona geográfrica, hay diferentes maneras de entenderlo, porque depende mucho del contexto cultural. En la Iglesia esto pasa igual", ha asegurado.

 

 

05/10/2018-15:19
Rosa Die Alcolea

Padre sinodal de Panamá: El reto es "dar continuidad" a la motivación de los jóvenes tras la JMJ

(ZENIT — 5 oct. 2018).- "La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un evento puntual. Lo que nos va a dar el trabajo posterior es lo que realmente va a exigir un gran esfuerzo para todos nosotros, desde luego en Panamá y para América Latina desde luego".

Son declaraciones exclusivas a ZENIT de Mons. Manuel Ochogavía Barahona, padre participante en el Sínodo de los Obispos sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional y obispo de Colón-Kuna Yala, en Panamá.

El obispo panameño ha participado este mediodía en el briefing informativo ofrecido en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, sobre la 4a Congregación General de la XV Asamblea Ordinaria del Sínodo, celebrada en la mañana del viernes, 5 de octubre de 2018.

"Muchos jóvenes se han integrado en la Iglesia papa preparar la JMJ" —ha respondido el Padre sinodal a ZENIT—. "Yo creo que la JMJ va a generar primero, la gran motivación de los jóvenes. Muchos jóvenes que hasta ahora no estaban integrados o no estaban participando, lo están haciendo ya en Panamá".

Esto —revela el obispo panameño— ha generado para nosotros también un "trabajo de poder dar continuidad después de la JMJ": espacios, tiempos, actividades, programas, itinerarios de atención que realmente para nosotros es un trabajo increíble lo que se nos ha venido encima.

"Para nosotros —ha reconocido Mons. Ochogavía— en Panamá es importante este Sínodo, estamos preparándonos para la JMJ, que va a determinar mucho como será después con los jóvenes en Panamá".

Por ello, el obispo de Colón ha confesado que esperan recoger muchos frutos de encuentros como este, que enseñará "muchas tareas de cómo podemos acompañar y ayudar a los jóvenes".

El obispo de Panamá cree que hay "generar nuevos diálogos y nuevas formas de encuentro" con los jóvenes. Es un "opción preferencial para los jóvenes": para que se de esa ocasión de conversión, y de empatía, de compasión, hay que sentir con los jóvenes, comprenderlos, ha dicho.

Es un proceso de acompañamiento que permita "reconocer la realidad con los jóvenes". Y ha concluido advirtiendo que no podemos dejar a los jóvenes en manos de cualquiera, "no podemos permitir que se les siga manipulando, hay que buscar que ellos crezcan libres".

 

 

05/10/2018-17:17
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa alerta del riesgo de vivir el cristianismo "como un hábito social"

(ZENIT — 5 oct. 2018).- El Papa Francisco ha comentado esta mañana, en la Misa matutina de Santa Marta, que corremos el riesgo de vivir el cristianismo "como un hábito social", formalmente, con "la hipocresía de los justos", que "temen dejarse amar".

En la Misa celebrada en la Capilla de Santa Marta, este viernes, 5 de octubre de 2018, el Pontífice ha meditado a partir del Evangelio de San Lucas y el reproche de Jesús a la gente de Betsaida, Corazín y Cafarnaúm, que no han creído en Él, no obstante los milagros, e invitó a todos en su homilía a hacer un examen de conciencia, señala Vatican News' en español.

Una vez terminada la Misa dejamos a Jesús en la Iglesia —ha advertido el Santo Padre—"no vuelve con nosotros a casa", en la vida cotidiana. Ay de nosotros, si expulsamos a Jesús de nuestro corazón: "Somos cristianos, pero vivimos como paganos", ha precavido.

El Papa ha advertido que nos puede pasar con frecuencia: "Yo que he recibido tanto del Señor, he nacido en una sociedad cristiana, he conocido a Jesucristo, he conocido la salvación, he sido educado en la fe. Y con mucha facilidad me olvido de Jesús".

Después, en cambio —ha añadido— "oímos noticias de otra gente que apenas escucha el anuncio de Jesús, se convierte y lo sigue". Pero nosotros estamos "habituados".

 

Jesús te habla a ti

Este hábito nos hace mal —ha explicado el Santo Padre— porque reducimos el Evangelio a un hecho social, sociológico, y no a una relación personal con Jesús. "Jesús me habla a mí, te habla a ti, habla a cada uno de nosotros. La predicación de Jesús es para cada uno de nosotros".

"¿Cómo es que aquellos paganos que, apenas escuchan la predicación de Jesús, van con él, y yo que he nacido aquí, en una sociedad cristiana, me acostumbro, y el cristianismo es como si fuera un hábito social, un vestido que me pongo y que después dejo? —ha planteado el Papa.

El Pontífice ha invitado a vivir el cristianismo "realmente": "Jesús llora, sobre cada uno de nosotros, cuando vivimos el cristianismo formalmente, y no realmente".

 

"Echar a Jesús de nuestro corazón"

Francisco ha exhortado a hacer una reflexión interior: "Hoy puede ser para nosotros una jornada de examen de conciencia, con este estribillo: 'Ay de ti, ay de ti', porque te he dado tanto, me he dado a mí mismo, te he elegido para ser cristiano, ser cristiana, y tú prefieres una vida a medias, una vida superficial: un poco sí de cristianismo y agua bendita, y nada más. En realidad, cuando se vive esta hipocresía cristiana, lo que nosotros hacemos es echar a Jesús de nuestro corazón. Hacemos de cuenta que lo tenemos, pero lo hemos expulsado. 'Somos cristianos, orgullosos de ser cristianos', pero vivimos como paganos".

 

 

05/10/2018-18:51
Deborah Castellano Lubov

ENTREVISTA SÍNODO 2018: Arzobispo australiano Fisher: "Nunca hubiera adivinado que ese era el primer problema en su mente"

Nunca hubiera imaginado que esto era lo primero en su mente...

En una entrevista con Zenit, concedida hoy, 5 de octubre de 2018, en el Vaticano, durante los primeros días del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, el arzobispo Anthony Colin Fisher, de Sydney, dijo esto al reflexionar sobre los temas "a lo que él está dando una voz" para los jóvenes de su país, y el problema principal en particular.

Cuando se le preguntó qué es lo que más le importa a su joven rebaño, el arzobispo australiano, que había organizado la 23a Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, expresó cómo intentaron descubrir esto.

"Lo que hicimos en Australia para llegar al corazón de lo que piensan los jóvenes era tener encuestas en línea, foros en nuestro festival juvenil, sesiones de audición diocesana, teníamos muchas maneras diferentes de involucrar a diferentes grupos de jóvenes".

Los investigadores sociales, dijo, reunieron a todos los obispos de manera objetiva y les devolvieron lo que los jóvenes decían.

 

Significado, identidad, felicidad

"Fue bastante interesante. Por ejemplo, "continuó," el mayor problema que surgieron fueron los problemas de salud mental ", que muchos jóvenes sufren de depresión, ansiedad, baja autoestima, problemas con los trastornos de la alimentación y otros problemas relacionados".

"Nunca hubiera imaginado que este era el primer problema en su mente", dijo, y enfatizó: "Se preocupan mucho por los problemas de salud mental".

"Otra área que les importa mucho", dijo, "fue en relación con los problemas de identidad, su identidad étnica".

"Tenemos muchos grupos de inmigrantes y migrantes en Australia", dijo, y señaló: "ellos y la próxima generación están tratando de resolver el problema, ¿qué soy yo? ¿Soy de Australia? ¿Soy italiano? ¿Soy africano? ¿Soy indio? ¿Qué soy yo?"

 

Relaciones significativas

También están tratando de entender —dijo— no solo su identidad étnica, sino también su identidad sexual e identidad espiritual. "Estos problemas —señaló— de cómo decido quién soy y qué me importa, son muy importantes para los jóvenes en Australia.

La tercera área que les importa mucho —declaró el arzobispo Fisher— tiene que ver con los "problemas de relación".

"Están preocupados por estar solos. ¿Cómo encuentran a la persona adecuada para ser su pareja de por vida, con suerte a través del matrimonio y una familia, especialmente cuando han visto tantas relaciones deshacerse, y tal vez incluso su familia no ha ido tan bien...".

"Me imagina que era algo latente, pero no esperaba que fuera necesariamente tan prominente, y con esta ansiedad: ¿Encontraré a la persona adecuada? ¿Seré feliz? ¿Tendré un grupo de apoyo de personas a mi alrededor que me quieran?"

 

Preguntas más existenciales

Estas —señaló— son las preguntas que resuenan en la mente de nuestros jóvenes, admitiendo: "Pensé que serían más elementos, como averiguar cuál será mi trabajo, dónde voy a vivir".

"Estos también son grandes problemas —indicó—, pero sus preguntas son un poco más existenciales, en su mente, más profundas, sobre la felicidad y el significado, en el corazón de sus vidas.

Respecto a sus preocupaciones de salud mental, el arzobispo compartió: "Cuando informamos de esto a los obispos de todos los países del Pacífico, los obispos de Nueva Zelanda dijeron: 'Es cierto. Eso es exactamente lo que piensan nuestros jóvenes también' ".

"Mientras que los de los pequeños países insulares son como:" ¿Qué? ¿Quién tiene tiempo para estar deprimido? Solo nos preocupa cómo vamos a alimentarnos... si su isla podría hundirse bajo el agua ... "Así que —observó— es muy diferente un país de otro".

 

Un verdadero sentido que la Iglesia puede aportar

Cuando se les preguntó cómo creen que la Iglesia debería ayudarlos a lidiar con estos problemas de salud mental, dijo: "Creo que querían que entendiéramos que esto les preocupa. Pero creo que hay un sentido real, a partir de los comentarios de nuestros jóvenes, de que podemos ayudar".

"A menudo, en el corazón de estos temas hay preguntas sobre la espiritualidad, sobre dónde encuentro sentido en la vida, dónde encuentro la esperanza. Estoy tan ansioso todo el tiempo, y no sé si hay un Dios, alguien que me quiera, alguien a quien pueda acudir en busca de ayuda".

"Creo que nos pedían que hiciéramos más para ayudar cuando los jóvenes están deprimidos o ansiosos, o tienen problemas de autoestima".

Por supuesto —dijo— este no es un trabajo que sea solo para la Iglesia dependiendo de la naturaleza, las circunstancias, ya que los profesionales médicos, psicólogos,

expertos, etc, pueden ser necesarios, "pero hay un componente espiritual y podemos ayudar a realizarse al otro también".

 

Abusos sexuales

Al preguntar si los abusos estaban también entre esas preocupaciones principales, el arzobispo observó que no lo estaban, ciertamente no en el mismo grado.

"Solo en la medida en que dirían, por ejemplo, `No sé en quién confiar', a quién acudir, cuando los presionó: `¿Por qué no a la Iglesia?' Entonces ellos pueden decir:" Bueno, yo me han contado todas estas cosas. No estoy seguro de poder confiar en la Iglesia'.

"Entonces, fue una especie de problema indirecto", destacó el arzobispo dominico, diciendo: "Estaba en el fondo de estos temas, aunque no en primer plano".

"Creo que el problema del abuso, que se hizo a los jóvenes, fue durante los años 60, 70, 80, en gran medida los casos que conocemos. Así que ahora tienen mi edad esas víctimas. Eso fue exactamente cuando yo era una persona joven. Por lo tanto, es bastante distante para nuestros jóvenes, a pesar de que ha afectado nuestra confianza".

Ayer, el arzobispo Fisher, durante su intervención en el Sínodo, se disculpó por los fracasos de la Iglesia. Hoy, dijo, cree que es necesario pedir perdón, por esta vergüenza.

 

Aquí pueden leer su intervención de ayer en el Sínodo (en inglés): Intervención del Arzobispo Fisher

 

 

05/10/2018-14:36
Rosa Die Alcolea

Venezuela: Mons. Víctor Hugo Basabe, nombrado Administrador Apostólico de Barquisimeto

(ZENIT — 5 oct. 2018).- El Papa Francisco ha nombrado Administrador Apostólico "sede plena" de la archidiócesis de Barquisimeto (Venezuela) a Mons. Víctor Hugo Basabe, obispo de San Felipe (Venezuela).

Este sacerdote nació en Bobures, Estado de Zulia, en Venezuela, el 17 de diciembre de 1961.

Hasta la fecha, Mons. Basabe ha sido el tercer Obispo de la Diócesis de San Felipe (Venezuela).

Víctor Hugo Basabe es abogado por la Universidad del Zulia, y estudió Filosofía en el Seminario "Juan Pablo II", en la Arquidiócesis de Barquisimeto, de 1993 a 1995.

Cursó el bachillerato en Teología, en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, en Roma, del año 95 al 98. Se licenció en Derecho Canónico, en Roma, en 2000.

Recibió el diaconado de parte de Mons. Roberto Lückert en la capilla del Colegio Mater Ecclesiae en Roma, el 29 de junio de 1999. Ordenado sacerdote por Mons. William Delgado, en el Santuario de San Benito, en Caja Seca, el 19 de agosto de 2000.

El reverendo ha sido Vicario Parroquial Catedral de El Vigía, Canciller de la Curia Diocesana de El Vigía, miembro del Consejo Presbiteral, miembro del Consejo de Consultores, y moderador de la Curia Diocesana.

Asimismo, el prelado venezolano ha sido párroco de la parroquia "Nuestra Señora del Carmen" El Vigía- San Carlos, ha tenido experiencia en el Monasterio Trapense "Nuestra Señora de los Andes", Mérida, ha sido también párroco de San Pedro Apóstol. El Vigía- San Carlos, y párroco de "Santa Bárbara" El Vigía- San Carlos.

En la Conferencia Episcopal Venezolana ha sido Subsecretario de la Conferencia Episcopal Venezolana y Secretario general.

Habla español, italiano, portugués y tiene conocimientos de francés e inglés.

 

 

05/10/2018-11:18
Redacción

¿Qué entendemos por sedación paliativa?

(ZENIT — 5 oct. 2018).- A nivel médico y de enfermería, la sedación paliativa y la eutanasia no son comparables en ninguno de sus aspectos. Habitualmente es el médico quien prescribe el tipo de medicación utilizada para la sedación, la dosis y el ritmo de la perfusión, y la enfermera quien la va a preparar y administrar al paciente. Son tres los actores que intervienen: el médico, la enfermera y el paciente. Y casi de modo habitual el familiar.

Se realiza una eutanasia cuando algo se hace o se deja de hacer con la intención directa de producir o acelerar la muerte del enfermo, se encuentre en fase terminal o no. En la eutanasia, la muerte del paciente ha de ser el objetivo buscado. Esta puede producirse por acción (administración de sustancias, etc.) o por omisión (no asistir médicamente o retirar los medios necesarios que mantienen con vida al enfermo). En cambio, la sedación paliativa no tiene como intención la muerte del paciente, sino el alivio de un síntoma refractario, que es aquel síntoma que no puede ser adecuadamente controlado a pesar de los intensos esfuerzos para hallar un tratamiento tolerable en un plazo de tiempo razonable, sin que comprometa la conciencia del paciente. La intención es terapéutica. Por consiguiente, ante una situación clínica objetivamente conflictiva, no es lo mismo acelerar y provocar directamente la muerte del enfermo con la finalidad de terminar con sus sufrimientos y posibles dolores físicos, que llevar a cabo un tratamiento cuyo objetivo es el alivio de los síntomas que le provocan sufrimientos sin intención de provocar la muerte (sedación paliativa), aunque pudiera ocurrir que se acelerase la muerte natural, debido al tipo de fármacos administrados. Esta acción no es una eutanasia directa, ni indirecta, pues no hay intención de provocar la muerte, sino que la muerte no buscada del paciente acontece en el curso de la aplicación de un correcto tratamiento.

Algunas personas equiparan la sedación paliativa con la eutanasia. Parece ser que esta confusión obedece a la relación errónea que se establece de causa-efecto. El enfermo fallecerá por la evolución de su enfermedad. no a causa de la sedación. La sedación paliativa es una práctica clínica que, realizada correctamente, no sólo es lícita, sino acorde con la dignidad humana. Si no se explica bien, es normal que algún familiar pueda pensar que, al aplicar al enfermo una sedación paliativa, se le ha practicado una eutanasia. El equipo sanitario y especialmente el médico y la enfermera tienen la obligación de aclarar conceptos tanto al paciente (si está consciente) como a la familia, lo cual previene posibles remordimientos posteriores de los familiares, si han sido éstos los que han tenido que dar su consentimiento y podría ayudar a prevenir además la idea de que hay una eutanasia "light", encubierta o "razonable", o que se está cometiendo un acto ilegal por parte del médico. Antes de sedar, se le debe informar al paciente para que otorgue su consentimiento, y en caso de que no pueda hacerlo, se le comunicará al familiar. De cualquier modo, hay que dejar constancia de que se ha informado mediante un registro de consentimiento informado o por escrito en la Historia Clínica del paciente de manera clara y explícita.

Mª Dolores Espejo
Enfermera de UCP
Profesora de Bioética

 

 

05/10/2018-18:54
Isabel Orellana Vilches

Santa María Francisca de las Cinco Llagas, 6 de octubre

«Franciscana estigmatizada. Mística muy venerada en Nápoles y especialmente querida por las mujeres que padecen esterilidad y desean concebir un hijo, ya que al respecto se le atribuyen incontables milagros»

Anna María Gallo nació en Nápoles, Italia, el 25 de marzo de 1715. Sus padres eran comerciantes y residían en el conocido barrio español, entonces feudo de pillos, gentes de mal vivir. Gracias a Bárbara, su madre, Anna vio dulcificada parte de su vida, ya que tuvo que presenciar (y fue también receptora) de los malos tratos de su padre. Éste era tan iracundo que, antes de su nacimiento, su madre presa de angustia, acudió a san Francisco Jerónimo y a san Juan José de la Cruz quienes le vaticinaron que tendría una hija santa. Y esta virtuosa y abnegada mujer enseñó a la niña a vivir en la presencia de Dios. Su ejemplo hizo que en el barrio fuese conocida como la «santita». En el taller de hilados su padre le impuso un horario de trabajo inusual para su edad. Dedicaba varias horas al día a la oración, la lectura, la meditación y las penitencias que fueron ordinarias en su itinerario espiritual. Todo ello sin menoscabo de su tarea en la que rendía el doble que las trabajadoras que vivían centradas en la labor. Y eso llamaba la atención de sus compañeras.

Desconocían que privadamente había consagrado su vida a Dios. Por eso cuando a los 16 años, su padre se empeñó en desposarla con un pretendiente de buena posición que admiraba su virtud y belleza, pese a que las penitencias se reflejaban en su pálido rostro, se negó rotundamente. Él la golpeó sin piedad y la recluyó vetándole todo alimento, excepto pan y agua. Fue su oportunidad para intensificar la mortificación, la oración y la penitencia, hasta que Bárbara consiguió aplacar a su marido con la mediación del padre Teófilo, franciscano de la Orden menor, y terminó con el encierro de la santa en 1731. Entonces tomó el hábito como terciaria franciscana de san Pedro de Alcántara, y el nombre de María Francisca de las Cinco Llagas con el que fue encumbrada a los altares; lo eligió por su devoción a la Pasión de Cristo, a la Virgen María y al Poverello.

Fue dirigida por los Hermanos Menores del convento de Santa Lucía al Monte, si bien seguía viviendo en el domicilio paterno. Allí prosiguió el régimen de vida austero con ayunos y disciplinas que se infligía con severidad, incluyendo flagelaciones y cilicios, entre otros. La circunstancia de continuar al abrigo de su familia llevó consigo determinados contratiempos. Con la cercanía hubo hechos evidentes de carácter sobrenatural que no pudo mantener ocultos, y los suyos unieron sus críticas mordaces a las de otras personas ajenas al hogar. Porque Anna fue bendecida con favores místicos (éxtasis, apariciones, arrobamientos...), y dones extraordinarios. Su padre intentó obtener provecho de ellos y le trasladó lo que un negociante le había propuesto: nada menos que hiciera uso de estas gracias para obtener un buen dinero, dedicada a una especie de quiromancia. La joven protestó: no era una adivina. Pero su padre replicó que, al ser una santa, conseguiría el favor de Dios para adivinar el futuro. Al recibir su negativa, volcó su ira en ella azotándola con el látigo. Por este hecho, un juez, que fue advertido por el obispo, le amenazó con una multa si volvía a castigar a su hija de ese modo. Nunca más lo hizo.

A la muerte de su madre, la santa se trasladó al domicilio del sacerdote Giovanni Pessiri, al que sirvió los treinta y ocho años restantes de su vida. Allí vivió junto a otra franciscana. Las tentaciones y ataques que le infligía el demonio eran frecuentes; hasta fue inducida al suicidio. Del crucifijo brotó un día la solución para ahuyentarlo: «Cuando te asalten los ataques de los enemigos del alma, haz la señal de la cruz, y además de invocar los nombres de las tres divinas Personas de la Santísima Trinidad, debes decir varias veces: 'Jesús, José y María'». Así lo venció. Fue frecuentemente acompañada del arcángel san Rafael y ocasionalmente del arcángel san Miguel.

En medio de sus numerosos éxtasis, que la dejaban sin sentido, en la Navidad de 1741 vivió la experiencia del «desposorio místico»; quedó ciega durante 24 horas. Los fenómenos místicos que la acompañaron en tres ocasiones, se manifestaban en el instante de recibir la comunión, momentos en los que la Sagrada Forma, bien en manos del consagrante o hallándose en el copón, se posaba en sus labios sin que mano humana la depositara en ellos. Pero lo más significativo fue la aparición en su cuerpo de las cinco llagas de la Pasión del divino Redentor. Además, sufría dolores similares a los que Cristo padeció en todo el proceso comenzando por el Huerto de los Olivos, la flagelación, coronación de espinas, portar la cruz a cuestas camino del calvario, la crucifixión y el estado de agonía del Viernes Santo. Todo ello lo entregó en oblación por la conversión de los pecadores y por las almas del purgatorio. A lo largo de su vida padeció incomprensiones, ofensas y murmuraciones de diverso calado, sufrimientos que asumió con paciencia, silencio y oración.

En ese proceso de discernimiento seguido por las autoridades eclesiásticas para dilucidar cuánto de verdad había en sus visiones y cuánto de superchería, el cardenal arzobispo Spinelli determinó que fuese dirigida por el sacerdote Ignacio Mostillo, que durante siete años la sometió a severas pruebas, asegurándose de la autenticidad de las mismas. En una ocasión confió a su director espiritual: «He sufrido en mi vida todo lo que una persona humana puede sufrir. Pero todo ha sido por amor a Dios».Recibió también el don de profecía; vaticinó a san Francisco Javier María Bianchi, a quien conocía, que subiría a los altares. Murió el 6 de octubre de 1791. Gregorio XVI la beatificó el 12 de noviembre de 1843. Pío IX la canonizó el 29 de junio de 1867. La silla en la que se sentó en Nápoles durante los últimos 7 años de su vida, es codiciada por las mujeres con esterilidad diagnosticada, que toman asiento en ella al saber que se cuentan por miles las que después de haberlo hecho hallándose en sus condiciones concibieron un hijo.