Servicio diario - 10 de octubre de 2018


 

Audiencia general: "Toda violencia y daño contra la vida provienen del miedo"
Rosa Die Alcolea

Documento final del Sínodo: Composición de la Comisión
Rosa Die Alcolea

Card. Aguiar: "La Iglesia, ante este cambio de época, necesita replantearse su forma de actuar"
Rosa Die Alcolea

Audiencia general, 10 de octubre de 2018 — Catequesis completa
Redacción

Audiencia general: El Papa llama a "acoger y proteger la propia vida y la de los demás"
Rosa Die Alcolea

Peregrinos de Cracovia: "Desde el cielo, Juan Pablo II, acompaña vuestro camino"
Redacción

Mons. Felipe Arizmendi: Opción por los jóvenes, desde Medellín
Felipe Arizmendi Esquivel

San Juan XXIII, 11 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

10/10/2018-09:53
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: "Toda violencia y daño contra la vida provienen del miedo"

(ZENIT – 10 oct. 2018).- En la catequesis de hoy, 10 de octubre, en la audiencia general, el Santo Padre ha reflexionado sobre el 5º mandamiento, y ha indicado que “toda violencia y daño contra la vida provienen del miedo. Acoger al otro desafía nuestro individualismo”.

Francisco ha llegado a las 9:30 horas a la plaza de San Pedro bajo un sol radiante de otoño, y ha recorrido la plaza en el papa móvil, como suele hacer, para saludar a todos los peregrinos allí presentes, procedentes de diversos países de todo el mundo.

Siguiendo el ciclo de catequesis sobre los mandamientos de la Iglesia, el Papa ha dedicado la catequesis al quinto mandamiento “No matar” (Del Libro de la Sabiduría, 11, 24-26).

 

La medida de la vida es el amor

El sentido positivo del mandamiento «no matarás» es que Dios es «amante de la vida». Que la única medida de la vida es el amor, el amor con el que ama Dios, ha anunciado el Santo Padre, en su resumen en español de la catequesis de hoy.

La formulación del quinto mandamiento se yergue como una “muralla defensiva del valor de la vida”, ha indicado el Papa. “Todo el mal del mundo, desde las guerras a la cultura del descarte, se podría resumir como un desprecio a la vida”.

Esta mentalidad –ha señalado– llega a consentir incluso la supresión de la vida humana en el seno materno en nombre de otros presuntos derechos. “¿Cómo puede ser terapéutico, civil, o simplemente humano, un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?”, ha planteado el Santo Padre.

 

Crecer en el amor

En este contexto, Francisco ha puesto un ejemplo muy común: la llegada de un niño enfermo. Esta situación puede ser dramática –ha explicado– por eso los padres deben ser acompañados y sostenidos para superar sus compresibles miedos. Un niño enfermo, como cualquier persona necesitada y vulnerable, “más que un problema es un don de Dios, que nos puede sacar de nuestro egoísmo y hacernos crecer en el amor”. 

Los ídolos de este mundo: dinero, poder y éxito, son “parámetros equivocados para valorar la vida”, advierte Francisco. “El amor de Cristo sobre la cruz nos muestra cuánto nos ama Dios, nos dice que cada vida vale la sangre del mismo Cristo”.

Después de haber resumido su catequesis en varios idiomas, el Santo Padre ha dirigido expresiones particulares de saludo a los grupos de fieles presentes. La audiencia general ha concluido con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.

 

 

 

10/10/2018-18:01
Rosa Die Alcolea

Documento final del Sínodo: Composición de la Comisión

(ZENIT — 10 oct. 2018).- La Comisión para la redacción del documento final del Sínodo está compuesta por 12 miembros: 4 ex officio (por virtud del oficio o cargo), de la organización del Sínodo, 5 padres sinodales para representar cada continente y 3 miembros nombrados por el Papa Francisco.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha dado a conocer esta mañana, miércoles, 10 de octubre de 2018, esta lista de nombres.

El documento final que redactarán estos 12 miembros, será entregado al Papa Francisco para la redacción de la exhortación apostólica "post-sinodal".

Asimismo, cada padre sinodal —ha anunciado Ruffini— que dirige un círculo menor, grabará un mensaje en que se dirigirán directamente a los jóvenes, que serán difundidos a través de los medios de comunicación del Vaticano.

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Miembros de la Comisión para la redacción del documento final

 

Cuatro miembros del Sínodo

  • Supervisor general: Cardenal Sérgio da Rocha, Arzobispo de Brasília, Presidente de la Conferencia Episcopal (Brasil).
  • Secretario especial: P. Giacomo Costa, Director de la Revista "Actualizaciones sociales", Presidente de la Fundación Cultural San Fedele, Vicepresidente de la Fundación Carlo Maria Martini (Italia)
  • Secretario especial: Rey. Rossano Salsa, salesiano, Profesor de Pastoral Juvenil en la Pontificia Universidad Salesiana y Director de la Revista Notas de Pastoral Juvenil (Italia)
  • Secretario general: Cardenal Lorenzo Baldisseri.

 

Elegidos por continentes

  • África: Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Integral Humano (Ciudad del Vaticano).
  • América: Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de México (México).
  • Asia: Cardenal Oswald Gracias, Arzobispo de Bombay, Presidente de la Conferencia Episcopal (India).
  • Europa: Mons. Bruno Forte, Arzobispo de Chieti-Vasto (Italia).
  • Oceanía: Mons. Peter Andrew Comensoli, Arzobispo de Melbourne (Australia).

 

Nombrados por el Papa

  • Beatitud Rey. Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kyiv-Haly? (Ucraina), Jefe del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana.
  • P. Alexandre Awi Mello, Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (Ciudad del Vaticano).
  • Rey. Eduardo Gonzalo Redondo, Responsable de la Pastoral Vocacional (Cuba).

 

 

10/10/2018-20:15
Rosa Die Alcolea

Card. Aguiar: "La Iglesia, ante este cambio de época, necesita replantearse su forma de actuar"

(ZENIT — 10 oct. 2018).- El Cardenal Carlos Aguiar, Arzobispo primado de México, ha sido elegido como miembro para la redacción del documento final del Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, en representación del continente americano.

El prelado —padre sinodal por nombramiento pontificio— ha intervenido este mediodía, del miércoles, 10 de octubre de 2018, en el briefing informativo sobre el Sínodo, celebrado en la Oficina de Prensa de la Sala Sede.

Junto a Mons. Carlos Aguiar, también han ofrecido sus impresiones sobre el Sínodo Mons. Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y miembro por nominación pontificia, y la auditora Briana Regina Santiago, de los Estados Unidos de América.

Hace unos días, Zenit ofreció el testimonio de la joven de Texas, primera en intervenir en esta XV Asamblea Ordinaria General del Sínodo de los Obispos.

 

Cambio de época

El Cardenal Aguiar ha ofrecido su visión del contexto social e histórico que se celebra este Sínodo. Para ello, ha citado al filósofo español Ortega y Gasset, quien decía que "toda generación juvenil tiene de ordinario el gran esfuerzo para adaptarse a la cultura en la que le toca vivir".

"Para eso sirve mucho que exista una cultura estable —ha señalado el Arzobispo de México— donde el consenso de valores se explicita en una conducta social. De manera que si tú te portas mal o no te adecuas a una conducta social, todos intervienen (vecinos, familia, escuela) para decirte 'andas mal', corrígete, lee esto, aquello... En cambio hoy estamos viviendo un cambio de época. Es decir, ya no hay ese consenso de valores y ya no hay una conducta social aceptada por todos, sino contrapuesta, fracturada".

A quienes más afecta esta "conducta social fraturada" es a los adolescentes y jóvenes, señala el Card. Carlos Aguiar, porque "son los que tienen la gran confusión de saber que cosas les van a ayudar y que cosas les van a dañar".

"Por eso es que tenemos esta situación de camino para ayudar a quienes más se ven afectados por este cambio de época que los grandes especialistas han dicho que se ha venido a dar a partir de 1992 con el desarrollo de las tecnologías de comunicación", ha comentado.

 

Replantear la forma de actuar

"La Iglesia, como toda institución, ante un cambio de época como el que vivimos, necesita replantearse su forma de actuar", ha aclarado el Cardenal Carlos Aguiar.

Tal como indicó el Papa en el año 2015, al cumplir 50 años el Sínodo, que el Concilio Vaticano II "ya había señalado el camino, esa colegialidad", ha citado Mons. Aguiar.

"Necesitamos poner en común la visión que tenemos como Iglesia en los distintos continentes donde está ella, para ver las distintas fenomenologías de lo que está sucediendo y poder encontrar las ayudas solidarias para salir de esos problemas".

"Este es el camino sinodal —ha indicado— este es un esfuerzo que estamos haciendo hoy al reunirnos aquí y a volver cada uno de nosotros a nuestras países y a nuestras diócesis, transmitiéndolo a los demás para que esa visión de conjunto pueda ayudaros a ayudar a quienes más lo necesitan, en particular, a adolescentes y jóvenes".

 

Mente, manos y corazón

"El ser humano tiene una capacidad muy grande. Tiene mente, corazón y brazos", ha ilustrado Mons. Aguiar, recordando las palabras del Papa Francisco. "Necesitamos ponerlas en juego (mente, corazón y brazos) en el campo educativo. Y necesitamos unos de otros, nadie puede salir solo".

Por ello, en el camino sinodal —ha explicado—la Iglesia quiere "darnos la mano", aunque estemos en las distintas partes, ayudados por las tecnologías de comunicación que tenemos.

"La Iglesia —ha continuado el Arzobispo primado de México— estamos descubriendo que lo que hacemos, sobre todo en el campo de ayuda al pobre, al necesitado, al migrante, al secuestrado, al forzado, a tipos de esclavitudes nuevas, por la droga, por las adicciones, etc" puede ayudar a los jóvenes a "despertar su conciencia para descubrir qué es lo que le ha dañado, qué es lo que daña nuestra sociedad, y poner entonces su mente, su corazón y sus manos para buscar el bien".

 

 

10/10/2018-11:17
Redacción

Audiencia general, 10 de octubre de 2018 —Catequesis completa

(ZENIT – 10 oct. 2018).- “¿Es justo ‘deshacerse’ de una vida humana para resolver un problema?” ha planteado Francisco en la audiencia general, dedicada al quinto mandamiento: “No matarás”.

La vida es agredida por “especulaciones sobre la creación y la cultura del descarte”, y por todos los “sistemas que someten la existencia humana a cálculos de oportunidad”, mientras que un escandaloso número de personas vive en un estado indigno del ser humano, ha advertido el Pontífice. “Esto es despreciar la vida, es decir, de alguna manera, matar”.

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar a las 9:20 horas en la Plaza de San Pedro donde el Santo Padre Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.

El Santo Padre, continuando el ciclo de catequesis sobre los mandamientos ha hablado hoy del quinto: “No matarás” (Pasaje bíblico, del Libro de la Sabiduría, 11, 24-26).

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo.

La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.

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Catequesis del Papa Francisco

La catequesis de hoy está dedicada a la Quinta Palabra: “No matarás”. El quinto mandamiento: “No matarás”. Estamos ya en la segunda parte del Decálogo, la que concierne a las relaciones con los demás; y este mandamiento, con su formulación concisa y categórica, se yergue como una muralla defensiva del valor básico en las relaciones humanas, Y ¿cuál es el valor básico en las relaciones humanas?: El  valor de la vida. [1]. Por eso, no matarás.

Se podría decir que todo el mal del mundo se resume aquí: en el desprecio por la vida. La vida es agredida por las guerras, por las organizaciones que explotan al hombre, -leemos en los periódicos o vemos en los telediarios tantas cosas- por especulaciones sobre la creación y la cultura del descarte, y por todos los sistemas que someten la existencia humana a cálculos de oportunidad, mientras que un escandaloso número de personas vive en un estado indigno del ser humano. Esto es despreciar la vida, es decir, de alguna manera, matar.

Un enfoque contradictorio permite también la supresión de la vida humana en el seno materno en nombre de la salvaguardia de otros derechos. Pero, ¿cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio? Yo os pregunto: ¿Es justo “deshacerse” de una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar a un sicario para resolver un problema? No se puede, no es justo “deshacerse” de  un ser humano, aunque sea pequeño para resolver un problema. Es como alquilar un sicario para resolver un problema.

¿De dónde viene todo esto? La violencia y el rechazo de la vida ¿de dónde nacen, en fondo? Del miedo. Acoger al otro, en efecto, es un desafío al individualismo. Pensemos, por ejemplo,  en cuando se descubre que una vida naciente es portadora de discapacidad, incluso grave. Los padres, en estos casos dramáticos, necesitan cercanía real, solidaridad verdadera, para enfrentar la realidad y superar los temores comprensibles. En cambio, a menudo reciben consejos apresurados para interrumpir el embarazo, o sea es una forma de hablar: “interrumpir el embarazo” significa “deshacerse de uno”, directamente.

Un niño enfermo es como todos los necesitados de la tierra, como un anciano que necesita ayuda, como tantos pobres que luchan por salir adelante: aquel, aquella que se presenta como un problema, es en realidad un don de Dios que puede sacarme del egocentrismo y hacerme crecer en el amor. La vida vulnerable nos muestra el camino de salida, el camino para salvarnos de una existencia replegada sobre sí misma y descubrir la alegría del amor. Y aquí quiero detenerme para dar las gracias, dar las gracias a tantos voluntarios, dar las gracias al fuerte voluntariado italiano que es el más fuerte que yo haya conocido. Gracias.

¿Y qué lleva al hombre a rechazar la vida? Son los ídolos de este mundo: el dinero –mejor deshacerse de éste porque costará- el poder, el éxito. Son parámetros equivocados para evaluar la vida. ¿Cuál es la única medida auténtica de la vida? ¡Es el amor, el amor con el que Dios ama! El amor con que Dios ama la vida: esta es la medida. El amor con que Dios ama cada vida humana.

De hecho, ¿cuál es el significado positivo de la Palabra “No matarás”? Que Dios es “un amante de la vida”, como acabamos de escuchar de la lectura de la Biblia.

El secreto de la vida nos es revelado por cómo la trató el Hijo de Dios, que se hizo hombre, hasta el punto de asumir, en la cruz, el rechazo, la debilidad, la pobreza y el dolor (cf. Jn 13, 1). En cada niño enfermo, en cada anciano débil, en cada migrante desesperado, en cada vida frágil y amenazada, Cristo nos está buscando (cf. Mt 25, 34-46), está buscando nuestro corazón para revelarnos el gozo del amor.

Vale la pena acoger cada vida porque cada hombre vale la sangre de Cristo mismo (cf. 1 Ped. 1: 18-19). ¡No se puede despreciar lo que Dios ha amado tanto!

Debemos decir a los hombres y a las mujeres del mundo: ¡No despreciéis la vida! La vida de los demás, pero también la vuestra, porque el mandamiento también es válido para ella: “No matarás”. Hay que decir a tantos jóvenes: ¡No despreciéis vuestra existencia! ¡Deja de rechazar la obra de Dios! ¡Tú eres una obra de Dios! ¡No te subestimes, no te desprecies con las dependencias que te arruinarán  y te llevarán a la muerte!

Que nadie mida la vida según los engaños de este mundo, sino que cada uno se acepte a sí mismo y los demás en nombre del Padre que nos ha creado. Él es “un amante de la vida”. Es hermoso esto, “Dios es amante de la vida” y  tanto nos quiere a todos que mandó a su Hijo por nosotros. “Porque tanto amó Dios al mundo -dice el Evangelio-  que dio a su Hijo único, para que quien crea en él no perezca sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16).

 

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[1] Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Istr. Donum vitae, 5: AAS 80 (1988), 76-77: “La vida humana es sagrada porque, desde su inicio, comporta la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. . Solo Dios es el Señor de la vida desde su comienzo hasta su término: nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar directamente a un ser humano inocente”.

 

 

 

10/10/2018-10:22
Rosa Die Alcolea

Audiencia general: El Papa llama a "acoger y proteger la propia vida y la de los demás"

(ZENIT — 10 oct. 2018).- "Los animo a que siguiendo el ejemplo de Jesús, que vino a dar su vida por nosotros, sepamos acoger y proteger la propia vida y la de los demás en el nombre de Dios Padre" ha dicho el Santo Padre a los peregrinos de lengua española, en la audiencia general.

En la catequesis de hoy, el Papa ha reflexionado sobre el mandamiento de la vida —el quinto— "No matar", y ha mostrado su preocupación por la práctica del aborto, muy extendida en la sociedad occiental: "Esta mentalidad llega a consentir incluso la supresión de la vida humana en el seno materno en nombre de otros presuntos derechos. "¿Cómo puede ser terapéutico, civil, o simplemente humano, un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?".

El Santo Padre ha presidido la audiencia general, esta mañana, 10 de octubre de 2018, en la plaza de San Pedro, y como de costumbre, tras el resumen de la catequesis en español, ha dirigido unas palabras a los visitantes de lengua hispana, especialmente a los grupos provenientes de España y América Latina.

Los peregrinos españoles y latinoamericanos han acogido las palabras del Pontífice con aplausos y gran entusiasmo.

 

 

10/10/2018-20:36
Redacción

Peregrinos de Cracovia: "Desde el cielo, Juan Pablo II, acompaña vuestro camino"

(ZENIT – 10 oct. 2018).- Con ocasión del 40º aniversario de la elección de Juan Pablo II a la Sede de Pedro, un grupo de fieles de la archidiócesis de Cracovia peregrinado al Vaticano, donde se han reunido en audiencia con el Papa Francisco.

La audiencia ha tenido lugar esta mañana, 10 de octubre de 2018, a las 8:30 horas, en el Aula Pablo VI, según ha informado la Oficina de Prensa de la Sede.

El Santo Padre los ha acogido dándole las gracias por haberlo recibido “con los brazos abiertos en el verano de 2016”, y ha saludado a todos “especialmente a los pobres, los enfermos y los numerosos jóvenes” que participan en la peregrinación, ha indicado.

Fiel a sus raíces polacas, San Juan Pablo II “trató de hacer que la Iglesia se erigiera como guardián de los derechos inalienables del hombre, de la familia y de los pueblos, para ser signo de paz, de justicia y de desarrollo integral para toda la familia humana”, ha expresado el Pontífice.

Al mismo tiempo –ha observado Francisco– subrayaba siempre la “prioridad de la gracia” y la “obediencia a la voluntad de Dios”, antes de cualquier cálculo humano.

RD

Publicamos el saludo que el Santo Padre ha dirigido a los presentes.

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Saludo del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas,

¡Bienvenidos! ¡Y gracias por vuestros afecto! Agradezco al arzobispo Marek sus amables palabras y saludo fraternalmente al cardenal Estanislao y a los obispos presentes.

Habéis venido como representantes de la santa Iglesia de Dios que está en Cracovia, que me recibió con los brazos abiertos en el verano de 2016. Habéis venido junto con vuestros pastores y con las personas consagradas para dar gracias a Dios por la vida y el pontificado de San Juan Pablo II, cerca del 40° aniversario de su elección a la Sede de Pedro. Os saludo cordialmente a todos, especialmente a los pobres, los enfermos y los numerosos jóvenes que participan en la peregrinación.

San Juan Pablo II ha enriquecido a la Iglesia universal con una gran cantidad de dones, que en gran parte heredó del tesoro de la fe y la santidad de vuestra tierra y de vuestra Iglesia. Trajo en su corazón y, por así decirlo, en la carne los testimonios de los santos de Cracovia: desde San Estanislao y Santa Eduvigis  reina, hasta San Alberto y Santa Faustina. De ellos aprendió la dedicación ilimitada a Dios y la gran sensibilidad para cada hombre; dedicación y sensibilidad manifestadas en su ministerio sacerdotal, episcopal y papal. Recibió de Dios el gran don de poder leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio,  y lo hizo fructificar a beneficio del camino de su pueblo, de vuestro  pueblo, que en los diversos eventos dolorosos nunca perdió la confianza en Dios ni la fidelidad a la propia cultura arraigada en el espíritu cristiano.

Fiel a estas raíces, trató de hacer que la Iglesia se erigiera como guardián de los derechos inalienables del hombre, de la familia y de los pueblos, para ser signo de paz, de justicia y de desarrollo integral para toda la familia humana. Al mismo tiempo, subrayaba siempre la prioridad de la gracia y la obediencia a la voluntad de Dios, antes de cualquier cálculo humano.

Esta rica herencia, que San Juan Pablo II nos ha dejado, es para nosotros, y especialmente para sus compatriotas, un desafío para ser fieles a Cristo y responder con alegre dedicación al llamado a la santidad, que el Señor dirige a cada uno y cada una de nosotros, en nuestra situación personal, familiar y social específica.

Queridos hermanos y hermanas, ¡San Juan Pablo II no deja de velar por la Iglesia en Cracovia, que tanto amaba! Desde el cielo acompaña vuestro camino: las familias, los jóvenes, los abuelos, los sacerdotes, las religiosas y todos los consagrados; los más desfavorecidos, los que sufren. Yo también me encomiendo con vosotros a su intercesión. Os agradezco vuestra visita y os bendigo a todos vosotros y a toda la comunidad diocesana de Cracovia. Por favor no  os olvidéis de rezar por mí.

Y antes de daros la bendición, os invito a rezar un Ave María a la Virgen.

(Bendición)

 

 

 

10/10/2018-16:54
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arizmendi: Opción por los jóvenes, desde Medellín

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

Se está llevando a cabo en Roma el Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. En los primeros días, los participantes pudieron, ante todos y en presencia del Papa, expresar su pensamiento sobre el tema en el aula sinodal, que está junto al aula Pablo VI, en la parte superior, cerca de la Casa Santa Marta, donde reside el Papa, junto a la Basílica de San Pedro. En un segundo momento, se trabajó en círculos menores, que son pequeños grupos por idiomas: inglés, francés, alemán, italiano y español. Cuando yo participé en un Sínodo semejante, en octubre de 1990, sobre la formación sacerdotal, había también un grupo en latín; ahora ya no. En esos grupos, se elaboran propuestas, que se concentran en una relación de todos los grupos. Esta se discute en plenario y de nuevo se vuelve a los grupos, hasta llegar a la redacción y votación final de las propuestas, que se entregan al Papa, para que elabore la acostumbrada Exhortación Postsinodal, que es el fruto autorizado del Sínodo.

En el Cuaderno de trabajo, que concentra todas las opiniones que se recibieron en las consultas previas, se resaltan puntos positivos y negativos de la juventud actual.

Transcribo algunos: "Los jóvenes son grandes buscadores de sentido y todo aquello que se pone en sintonía con su búsqueda para dar valor a sus vidas, llama su atención y motiva su compromiso. En este proceso también se evidenciaron sus temores y algunas dinámicas sociales y políticas que, con diferente intensidad en varias partes del mundo, obstaculizan su camino hacia un desarrollo pleno y armonioso, causando vulnerabilidad y escasa autoestima. Algunos ejemplos son: las fuertes desigualdades sociales y económicas que generan un clima de gran violencia y empujan a algunos jóvenes en los brazos de la mala vida y del narcotráfico; un sistema político dominado por la corrupción, que socava la confianza en las instituciones y hace legítimo el fatalismo y la falta de compromiso; situaciones de guerra y de pobreza extrema que empujan a emigrar en busca de un futuro mejor. La exclusión social y la ansiedad por rendimiento empujan a una parte del mundo juvenil en el circuito de las adicciones (drogas y alcohol en particular) y del aislamiento social. En muchos lugares, la pobreza, el desempleo y la marginación llevan a un aumento del número de jóvenes que viven en condiciones de precariedad, tanto material como social y política.

La aceleración de los procesos sociales y culturales aumenta la distancia entre las generaciones, incluso dentro de la Iglesia. La familia continúa representando un punto de referencia privilegiado en el proceso de desarrollo integral de la persona: en este punto están de acuerdo todas las voces que se expresaron. Sin embargo, existen diferencias significativas en la forma que se considera la familia.En muchas partes del mundo, el rol de los ancianos y la reverencia por los antepasados, son factores que contribuyen a la formación de la identidad. Sin embargo, esto no es universal, ya que el modelo tradicional de familia está en crisis en algunas partes. Los jóvenes también subrayan cómo las dificultades, las divisiones y las fragilidades de las familias son fuente de sufrimiento para muchos de ellos.

La figura materna es el punto de referencia privilegiado para los jóvenes, mientras parece necesaria una reflexión sobre la figura paterna, cuya ausencia o desavenencia en algunos contextos — en particular los occidentales — produce ambigüedad y vacíos. Se señala también el aumento de las familiasmonoparentales. La relación entre los jóvenes y sus familias de todas maneras no es obvia: Algunos dejan atrás sus tradiciones familiares esperando ser más originales de aquello que consideran como "estancado en el pasado" y "pasado de moda". Por otro lado, en algunas partes del mundo, los jóvenes buscan su propia identidad permaneciendo enraizados en sus tradiciones familiares y luchando por permanecer fieles a la forma en que fueron criados. El matrimonio y la familia permanecenpara muchos entre los deseos y proyectos que los jóvenes intentanrealizar"(Nos. 7-13).

 

PENSAR

Ya desde Medellín, en agosto de 1968, la Iglesia en América Latina ha puesto especial atención a la juventud y se le dedicó uno de sus 16 documentos. Entre otras cosas, se dice: "Es la juventud un símbolo de la Iglesia, llamada a una constante renovación de sí misma, o sea a un incesante rejuvenecimiento" (12). "La Iglesia, adoptando una actitud francamente acogedora hacia la juventud, habrá de discernir los aspectos positivos y negativos que presenta en la actualidad... Todo esto manifiesta la sincera voluntad de la Iglesia de adoptar una actitud de diálogo con la juventud" (13). "Desarrollar en todos los niveles, en los sectores urbano y rural, una auténtica pastoral de juventud. Ha de tender a la educación de la fe de los jóvenes a partir de su vida, de modo que les permita su plena participación en la comunidad eclesial, asumiendo consciente y cristianamente su compromiso temporal" (14). "Que se capacite a los jóvenes a través de una auténtica orientación vocacional (que tenga en cuenta los diferentes estados de vida), para asumir su responsabilidad social, como cristianos en el proceso de cambio latinoamericano" (16).

 

ACTUAR

Padres de familia, no sólo regañen a sus hijos y cuiden su desarrollo físico y académico, sino que también escúchenlos con amor, con paciencia, con cariño. Discutan con ellos lo necesario, pero no siempre en plan de pleito, para que su vida tenga criterios y valores que les orienten. No les tengan miedo y llámenles la atención cuando sea justo, aunque de momento los rechacen. Acuérdense de su propia adolescencia y juventud y denles la cercanía afectiva que quizá ustedes no recibieron. Y lo mismo en las parroquias, que los sacerdotes y las religiosas se acerquen a los jóvenes, los escuchen y los orienten, y no sólo los regañen. Llévenlos a Cristo, y El será su mejor tesoro.

 

 

10/10/2018-17:03
Isabel Orellana Vilches

San Juan XXIII, 11 de octubre

«La inesperada influencia eclesial y mundial de un hombre bueno que desde niño vivió con honda piedad. Fue un gran pacificador, artífice del Concilio Vaticano II y de memorables encíclicas como la Pacem in terris y Mater et Magistra»

Hoy se celebra la festividad de Nuestra Señora de Begoña, y entre otros santos y beatos, la vida de este pontífice.

Ángelo Giuseppe, internacionalmente conocido por su afabilidad como el «papa bueno», nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, Bérgamo, Italia. Era el cuarto de trece hermanos de una humilde familia de piadosos campesinos. Creció arropado por las hondas convicciones religiosas del clan Roncalli. Su tío y padrino Zaverio influyó notablemente en su formación espiritual. Ingresó en el seminario de Bérgamo en 1892.

En 1895 comenzó a redactar su extraordinario Diario del alma mientras realizaba ejercicios espirituales. No solo consignó en él buenos propósitos sino que, al ser fiel a ellos, arrebató para su vida un cúmulo de bendiciones. Incluyó pautas cotidianas de oración, reflexión, examen de conciencia, lectura de libros piadosos, rezo a María, de la que fue devoto, etc. Un programa minucioso que iba ampliando atendiendo al mes, al año, y en todo tiempo, caracterizado por la concisión en cuanto a las prácticas de las virtudes en las que juzgó debía progresar. Se encomendaba a sus santos preferidos, que eran junto a Bernardino, Luís Gonzaga, Estanislao de Kostka y Juan Berchmans, todos adalides de la pureza a la que aspiraba. Entonces advirtió que le conduciría al altar la «vida oculta, oración y trabajo. Orar y trabajar, trabajar orando».

El Diario muestra su extraordinaria sensibilidad plasmada en su amor a Cristo, a la Iglesia, a su familia y al género humano: «cualquier forma de desconfianza o de trato descortés con alguien —sobre todo, si se trata de débiles, pobres o inferiores—, cualquier dureza o irreflexión de juicio me procuran pena e íntimo sufrimiento». Revela la conciencia de su propia indigencia—gel Miserere por mis pecados debería ser mi plegaria más familiar»—, la humildad y generosidad de un alma nobilísima, dispuesta a conquistar la santidad: «el pensamiento de que estoy obligado, como mi tarea principal y única, a hacerme santo cueste lo que cueste, debe ser mi preocupación constante; pero preocupación serena y tranquila, no agobiante y tirana». En suma, el Diario revela la trayectoria vital y espiritual de este gran hombre de Dios. Es uno de esos textos que, por su enseñanza, merecen estar en la cabecera de cualquier persona.

Becado en 1901 por la diócesis de Bérgamo, prosiguió su formación en el Pontificio Seminario Romano. Mientras aguardaba el momento de su ordenación que se produjo en 1904, cumplió el servicio militar. En 1905 fue designado secretario del obispo de Bérgamo, Giacomo María Radini Tedeschi, misión que simultaneó como profesor en el seminario de diversas disciplinas y otras acciones pastorales y apostólicas. Comenzaba a ser reconocido como excelente predicador y reclamado por diversas instituciones católicas. Monseñor Radini murió en 1914, y al año siguiente el futuro pontífice tuvo que partir al frente actuando como sargento sanitario y capellán de los combatientes heridos en la batalla.

Culminada la Primera Guerra Mundial, creó la «Casa del estudiante» y desempeñó una gran labor entre los alumnos. Fue director espiritual del seminario en 1919, y a partir de entonces su carrera diplomática fue imparable. Presidió el consejo central de las Obras pontificias para la Propagación de la Fe, fue visitador apostólico y obispo de Bulgaria con sede en Areópoli, delegado apostólico en Turquía y Grecia, nuncio apostólico en París, y finalmente, cardenal y patriarca de Venecia en 1953. En estas relevantes misiones fueron evidentes su sencillez y apertura, así como su carácter respetuoso y dialogante. Era un observador excepcional y supo actuar con prudencia y tacto en todos los momentos delicados que se le presentaron. Ya entonces acogió a miembros de otras religiones. A su paso fue dejando copiosos frutos, apaciguando los ánimos entre el clero y el estamento diplomático. En la Segunda Guerra Mundial ayudó a muchos judíos proporcionándoles el «visado de tránsito». Siempre tuvo presente elfiatevangélico: «Basta la preocupación por el presente; no es necesario tener fantasía y ansiedad por la construcción del futuro».

Cuando en 1958, contando ya 77 años, fue elegido pontífice, nadie pudo imaginar —y menos él mismo— que su pontificado iba a suponer un hito de insondables proporciones en la Iglesia. «No puedo mirar demasiado lejos en el tiempo», decía. Sin embargo, en cinco años escasos fue artífice de una renovación sin precedentes. «Obediencia y paz», el lema que escogió cuando fue nombrado obispo de Bulgaria, seguía animando su vida que le urgía al amor. No se olvidó de los enfermos, especialmente de los niños, ni de los presos a los que confortó visitándoles, portando con su testimonio el evangelio de la mansedumbre, de la alegría evangélica y de la generosidad. Fue un intrépido apóstol, creativo, innovador... Con ese gesto de paz que le acompañó abría sus brazos a todos. Pero fue también un papa firme. No dudó en cercenar de raíz formas de vida de la curia que juzgó impropias de su condición, logró que se respetasen los derechos laborales de los empleados del Vaticano, designó cardenales a miembros de países lejanos del Oriente y de América, algo novedoso en la Iglesia, etc.

A los tres meses de pontificado convocó el Concilio Vaticano II, y poco después mantuvo un encuentro con el arzobispo de Canterbury. El Concilio se inició el 11 de octubre de 1962 y con él franqueó la puerta al ecumenismo. «Lo que más vale en la vida es Jesucristo bendito, su santa Iglesia, su Evangelio, la verdad y la bondad», dijo antes de morir. Había querido renovar la Iglesia con el fin de que pudiese afrontar su misión evangelizadora en la etapa moderna en la que estaba inserta con este luminoso criterio: fijarse «en lo que nos une y no en lo que nos separa».

Escribió ocho encíclicas, entre otras, la Pacem in terris y Mater et Magistra. En mayo de 1963 se conoció el funesto diagnóstico: cáncer de estómago. Murió el 3 de junio de ese año en medio de la consternación del mundo que le amaba profundamente. Juan Pablo II lo beatificó el 3 de septiembre de 2000. Y Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014.